MENTIRAS NEGRAS "Nick y Tu" (Adaptada)

MENTIRAS NEGRAS

¿Su amor será capaz de sobrevivir a la oscuridad?...

¿O los arrastrara hacia ella?

SINOPSIS

Según la mayoría de las personas, tuve la suerte de nacer con el coeficiente intelectual de un genio, cosa que ahora lo veo como una desgracia. Nacer con este don no te prepara para las cosas que debes enfrentar cuando tu inteligencia supera los límites conocidos, momento en el cual muchos a tu alrededor llegan a sentir temor de lo capaz que puedes ser y por otra parte el temor se convierte en unas ansias aberrantes de arrebatarte todo por lo cual has luchado. Lo cierto es que nada podría haberme preparado para lo que se avecinaba en mi vida, nadie podía haberme advertido que mi propia creación marcaria mi destino con dolor y sangre, cuando lo único que yo intentaba conseguir era la salvación de otros. Mentiras y más mentiras cubrirían con saña mi vida y el pasado regresaría a formar parte de mi futuro.
¿Sería lo bastante fuerte para soportar toda la tragedia que se avecinaba?...ya lo veríamos

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Hola Chicas mi nombre es Alexandra pero pueden llamarme Ale. Espero que les guste la sinopsis de la adaptacion de mi propia novela. ya subire el primer capitulo. comenten mucho! study

PRIMER CAPITULO

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El aire fresco llenaba mis pulmones y el sol acariciaba mi piel con su tibio resplandor mientras atravesaba el campus de la universidad de Harvard, nunca había encajado en ningún lugar, pero aquí era diferente; tenía amigos y no solo chicos que me miraban con desprecio por el simple hecho de ser más inteligente que ellos, aqui me sentía cómoda...me hacían sentir cómoda. Finalmente había dado con el lugar perfecto para mí, lleno de personas que compartían los mismos gustos científicos que yo, aunque mi nivel de sapiencia sobresaliera, nadie me veía como una amenaza o un bicho raro.
Era la estudiante más joven que había ingresado a Harvard, tan solo dieciséis años. Apenas este era mi segundo año estudiando Química molecular y mi tercer año de medicina, ya que cursaba ambas carreras simultaneamente, algo que no se ve con frecuencia en ningún lado. Mi excepcional inteligencia me había hecho merecedora de un sinfín de premiaciones por mis hábiles investigaciones y logros, entre ellos el que considero más importante de todos…crear una vacuna capaz de curar la diabetes.
Actualmente era una especie de héroe para el mundo y me gustaba la sensación, no por vanidad sino por sentir que con mi don podía hacer que otras personas fuesen felices…si, mi inteligencia era un don.
Seguí atravesando el campus a pasos suaves, rumbo al estacionamiento, vaya que iba a extrañar este lugar que se había convertido en mi casa cuando estaba lejos de la que realmente lo era, en la cual estaría dentro de unas pocas horas, en la cual vería a los seres que mas amaba en la vida, los que precisamente me la habían dado…mis padres.
Mi madre era doctora y mi padre un agente del FBI retirado hace más de cinco años. Sobran las palabras al decir que no somos la típica familia americana.
Al llegar al estacionamiento veo que mi amiga Sara acaba de bajar de su auto y se dirige hacia mí con una enorme sonrisa adornando su menudo rostro, luego baja la mirada hasta la maleta que llevo a rastras y deja de sonreír.
Sara mantenía fielmente su cabello castaño en una coleta alta, y sus ojos cubiertos por unos anteojos geek, eran verdes. Su rostro era felino e interesante, ella era bastante bonita a pesar de su aspecto sencillo y desaliñado. Odiaba ir de compras a diferencia de mí, Sara decía que con un par de vaqueros y una camiseta, bastaba. La había conocido desde la secundaria y habíamos decidido estudiar medicina juntas, en Harvard. Éramos inseparables, distintas como el sol y la luna, pero definitivamente la una para la otra.
--Pensé que te irías mañana, luego de la fiesta—me dice cuando se encuentra a pocos pasos de mi—no te puedes ir hoy eli—reclama como una niña pequeña.
--Sara, ya he estado suficiente tiempo lejos de casa. Necesito ver a mis padres.
Sara hace un mohín y se cruza de brazos.
--te ibas a ir sin despedirte de mí—suena un poco herida.
--te busque por toda la facultad y no te vi por ningún lado, lo siento—trato de reprimir una sonrisa pero es imposible.
Sara me fulmina con la mirada.
--¡no es divertido (Tu nombre)!—exclama y me golpea levemente en el brazo, pero luego ella también sonríe.
--de todas maneras iras a mi casa en unos días y no vi realmente importante el hecho de instalarte un GPS para poder localizarte y despedirme de ti. No seas tan intensa Sara—le pellizco la mejilla y ella aparta mi mano fungiendo indignación. Si, esa chica rara era mi mejor amiga.
Me ayudo a meter la maleta en mi auto y luego me abraza antes de subirme en el.
--Manten a Liam lejos de los ojos de las chicas por mi —le digo y ella sonríe mientras pone los ojos en blanco.
--No te prometo nada, ese novio tuyo es un caso perdido.
Asiento con la cabeza mientras me rio.
--Los estaré esperando—enciendo el auto—nos vemos al rato chica guapa—bromeo y ella se ríe tontamente mientras agita su mano haciendo un gesto de despedida y yo pongo en marcha mi Audi A13 fuera de Harvard.
Ya estaba cerca de llegar a casa, frondosos árboles abrazaban de ambos lados al camino solitario por donde conducía, kilómetros de bosque se extendían a mis costados, naturaleza salvaje que solo ofrecía serenidad y te abría sus brazos hacia la aventura. Recuerdos de mi infancia invadieron mi mente. Yo corriendo por el bosque, subiendo a los arboles y respirando aire fresco. La suave tierra acariciando mis pies desnudos mientras perseguía atontada a una pequeña ardilla. Tantos recuerdos que muero por revivir. Salgo de mi ensimismamiento cuando veo los cimientos de una gran edificación, finalmente había llegado.
Estacione mi auto y baje mi maleta, una joven morena y rechoncha me abrió la puerta principal y tomo mis cosas, mientras mi madre corría a abrazarme.
--¡mi bebe!—exclamo y yo solo puse los ojos en blanco, nunca iba a dejar de ser su niña pequeña.
Me soltó y me miro de arriba abajo
--siete meses sin verte y mira cómo has cambiado—dice con su voz cargada de emoción—no sabes cuanto te hemos echado de menos hija.
--yo también mama—mi voz sonó pastosa, y sentí unas repentinas ganas de llorar, supongo que la extrañaba más de lo que pensaba.
Mi madre me volvió a abrazar y al separarse de mi, limpio algunas lagrimas de sus mejillas.
Evite llorar, no tenia por que hacerlo.
--tu padre está en la biblioteca, ve a darle la sorpresa—sonríe pero seca una lagrima que se acaba de desbordar por su mejilla.
Asiento y camino hacia la biblioteca. Un hombre de apariencia dura y bastante grande, levanta la mirada de su libro y la enfoca en mí, me observa sin inmutarse.
--pensé que llegarías mañana—habla y su voz suena un tanto fría, algo totalmente normal para mi, viniendo de mi padre.
--hola papa, también me alera verte—digo con una nota de sarcasmo en mi voz que inmediatamente el capta.
El asiente lentamente ignorando lo que dije.
--¿Qué hay de la investigación?—pregunta
--seguí tu consejo y no intente nada en el laboratorio del campus.
El vuelve a asentir y aparta el libro que antes estaba leyendo.
--hiciste bien—vacila durante un instante—traje de Rusia la proteína que necesitas.
Llevo una mano hacia mi boca por la sorpresa. No me esperaba eso en absoluto.
--pero como…--mi voz delata mi sorpresa-- ¿Cómo?
Veo en el rostro arrugado de mi padre, lo que creo es el atisbo de una sonrisa. Algo dentro de mí se removió lleno de júbilo.
--mis contactos en el FBI aun sirven para algo—se jacto.
Siento ganas de abrazarlo pero me controlo.
--¿crees que esta vez funcione?—mi pregunta repleta de duda.
Mi padre sonríe de medio lado y luego suspira.
--se que lo harás funcionar.

[justify]

"SEGUNDO CAPITULO"

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Subí a mi habitación. Estos meses se sintieron como años lejos de aquí, pero todo seguía exactamente igual. Pase ausentemente mi mano sobre la superficie de caoba de mi peinadora, mi mano choco contra un pequeño y gastado álbum de fotos, lo tome y me senté sobre la cama para mirarlo.

Paso una a una las fotos de mi infancia. Una pequeña niña de cabello dorado y ojos grises sentada sobre un columpio mientras muestra una enorme sonrisa. La misma niña junto a su padre, jugando en el jardín con su ropa totalmente manchada de tierra. Al mirar la siguiente fotografía algo dentro de mí se aprieta, puede que una punzada de tristeza sea lo que haya sentido cuando mire al chico solo un poco más grande que la niñita que lo abrazaba con fuerza y miraba con picardía a la cámara mientras el chico miraba hacia ella. Estudié la siguiente fotografía; el mismo chico ahora mucho más crecido cargaba sobre sus hombros a la misma niña quien ahora luce como de diez años…ambos parecen muy felices.
Me siento extraña, melancólica tal vez es la palabra. Queda solo una fotografía mas en el álbum así que la miro y al hacerlo cierro el álbum de inmediato…esa fotografía, ese lugar, ese día...fue el ultimo que la chica inocente de cabello dorado había visto a su mejor amigo.
Desvío mi mirada hacia el espejo, mis ojos están cristalizados como si estuviese a punto de llorar y mi cabello rubio repentinamente me pareció demasiado brillante y largo, deje de mirarme antes de seguir encontrándome defectos, me di un baño y luego baje a cenar con mis padres.
Los tres estuvimos en la mesa comiendo en completo silencio durante lo que me pareció una eternidad. Elena, mi madre finalmente hablo.
--¿y cómo están tus amigos, cariño?—desvió la comida de su plato hacia mis ojos.
--muy bien, de hecho algunos vendrán el sábado—le digo y llevo un bocado de puré de papas a mi boca.
Mi madre sonríe.
--podríamos preparar una barbacoa frente al lago—dice revelando emoción.
Me muerdo el labio inferior, no hay razón para quitarle la idea, así que asiento.
Mi madre sonríe triunfal y luego se aclara la garganta.
--¿Joe vendrá?—pregunta mi madre con su voz disfrazada de inocencia.
--si—respondo enseguida rogando que no diga lo que se que dentro de un segundo dirá.
--¡al fin conoceré a tu novio, cariño!—lo dijo y sé que esta sonriendo.
En seguida mi padre se tensa y Siento ganas de fulminar a mi madre con la mirada, pero en lugar de eso le dedico una mirada envenenada a mi plato. Suspiro y la miro queriendo estrangularla por decir eso delante de mi padre, el nunca ha tolerado que el género masculino se relacione conmigo. Es el típico padre que cela a su niña pequeña hasta de su propia sobra…muy típico, pienso con amargura.
--novio—repite mi padre tratando de asimilar la palabra para sí mismo.
--si Gale, novio—espeta mi madre con diversión.
En ese momento le dedico una mueca a mi madre y ella solo sonríe. ¿Cómo puede ser tan cruel?
--no es exactamente mi novio—mi voz suena débil—solo estamos saliendo.
--¿no te quiere tomar en serio (Tu nombre)?—masculla mi padre notablemente enfadado.
Genial.
--no es eso…--aclaro mi garganta buscando algo que decirle—es que no queremos apresurar las cosas.
Mi padre sigue tenso. Que buen momento para hablar sobre el tema que mas odia mi padre…chicos.
--ya no tengo hambre—limpia su boca con su servilleta de tela y se retira dejándonos a mi madre y a mi solas.
Mi madre suspira y se lleva una mano a la frente.
--no sé que voy a hacer con tu padre—murmura.
--y yo no sé qué voy a hacer contigo.
--no fue mi intención, cariño—suena apenada.
Asiento y la miro durante un instante, luego le sonrío tratando de aliviar si culpa.
--esta bien mama, descuida—me pongo de pie—estoy cansada, iré a mi habitación.

Bueno chicas espero que les guste mi nove. Antes era Geni.Jonas4Ever!! pero perdi la cuenta Sad

ya saben, comenten mucho y subo el Tercer capitulo study

besos

Capitulo 3

Esa noche el chico de las fotografías visito mis sueños, hacia mucho que eso no ocurria y extrañamente se sintió bien tenerlo cerca de nuevo. Lo extrañaba pero él me había abandonado y no había nada que pudiera hacer para cambiar ese hecho. Un dolor silencioso se instalo en lo profundo de mi alma…recordarlo aun dolía demasiado.
Me levante temprano y Salí a caminar por el bosque. Un poco de ejercicio me haría bien, luego de haberme pasado tantos meses en laboratorios, salones de clases, convenciones, bibliotecas, computadoras y libros libro y más libros.
Aspire el aire frio del la mañana y mis pulmones se sintieron agradecidos, me hacía falta todo esto. El sol se asomaba tímido a través de las nubes que de a poco se dispersaban y le brindaban un mejor espacio para calentar el ambiente. El verano era reconfortante y un regalo maravilloso de la naturaleza. Seguí caminando, adentrándome cada vez más en el denso bosque que conocía como a la palma de mi mano. Llegue hasta el viejo árbol de manzanas que frecuentaba desde niña. Algunas veces cuando el árbol no daba frutos mi madre enviaba a una de las empleadas de la casa a colgar algunas en el árbol para que yo pudiera bajarlas y comerlas como siempre hacia. Sonreí mientras mordía una manzana perfectamente roja, esta no la había mandado a colgar mi madre.
Regrese a la casa y mi padre estaba parado frente la puerta.
--Llegó—dice y reprimo las ganas de saltar de emoción como una niña pequeña cuando recibe sus regalos en navidad.
--iré a darme un baño entonces—trato de sonar calmada pero por dentro no es así y sé que mi padre lo sabe. El siempre lo sabe todo.
--te estaré esperando abajo.
Se da media vuelta y entra a la casa.

CAPITULO 4

Luego de darme un baño y vestirme lo más rápido que fui capaz. Bajo las escaleras y camino a través de un largo pasillo. Me paro frente a una puerta y coloco mi mano sobre la manilla que instantáneamente reconoce mis huellas dactilares. Entro. No hay nada que haga sospechar que hay algo oculto. Hay una Bonita cama, muebles a juego y nada fuera de lo común que indique que no es una típica habitación de huéspedes. Esa es la intención. Camino hacia el closet y me paro frente a él, un escáner recorre mi cuerpo y como por arte de magia se abre la puerta, mostrando así en ascensor que se esconde adentro. Entro y presiono el único botón que lo hace bajar. En menos de un segundo he llegado y las puertas se abren y luego se cierran rápidamente tras de mí. Avanzo hasta donde se encuentra mi padre sosteniendo un gran refractario de metal.
--veo que estas emocionada—dice.
--lo estoy—esta vez me permito sonreír.
Mi padre comienza a abrir el contenedor y dentro de él se encuentra un tubo de ensayo también de metal.
Suelto un silbido y mi padre sonríe. Es aquí donde todo está bien con el…donde él también se siente bien conmigo.
--gracias por esto papá—le digo y el solo asiente sin dejar su leve sonrisa desaparecer.
Tomo el tubo de ensayo y lo coloco en un pequeño refrigerador para que mantenga estable la proteína que está adentro. Me coloco mi traje especial y unos guantes. Mi padre hace lo mismo que yo.
--¿me podrías traer los microorganismos que puse a germinar antes de irme?
El solo se retira y camina a través de inmenso espacio. Me entrega una bandeja.
Tomo uno de los envases con microorganismos y lo coloco en el microscopio.
Mi cuerpo se tensa luego de mirar.
--¿Qué pasa (Tu nombre)?—exige saber el.
Me rio como una demente, mi padre me mira desconcertado.
--¡reaccionan a los anticuerpos!—exclamo extasiada—no se destruyen a sí mismos.
La mandíbula de mi padre se abre de par en par y yo no puedo evitar reír.
--eso es…--comienza a decir pero coloca una mano sobre su boca--¡no lo puedo creer!
Yo tampoco podía creerlo.
--iré a buscar una de las ratas heridas—dice y desaparece en seguida, de mi vista.
Rápidamente busco una jeringa y me dirijo a el refrigerador donde tenía el suero que había dejado preparado la última vez y cuando mi padre coloca frente a mí a la rata herida en su jaula, la inyecto sin vacilación. El animal hace un sonido estrangulado y se retuerce inquieto mientras empujo el líquido naranja dentro de su cuerpo. Saco la jeringa y la rata queda inmóvil. No, no, no otra vez no. Contengo la respiración, siento como si mi corazón hubiese dejado de latir, mi padre esta inmóvil al igual que la rata, al igual que yo.
Todo parece volver a la vida cuando la rata da un paso hacia adelante. Siento como si no hubiese respirado por toda una vida.
--Esta…viva—mi padre mira en dirección al roedor, totalmente atónito.
¿De verdad funcionaria esta vez?... ¿de verdad?.
Llevo desarrollando este suero desde hace aproximadamente tres años, siempre fallando o desistiendo, pero siempre volviendo a retomarlo. Mi meta es lograr que el suero reconstruya los tejidos del cuerpo o zonas dañadas, de manera rápida. Muchas enfermedades que se piensa que jamás tendrán cura, podrían finalmente incluso ser curadas, de ser que esto realmente llegue a funcionar. El simple hecho me llena de excitación.
Es la primera vez que la rata no se muere al suministrarle el suero. Hace siete meses agregue un tipo diferente de organismos y anticuerpos y hoy al probarlos demuestra que tal vez son los correctos.
Mi padre se lleva a la rata a la sala de monitoreo para que toda la evolución del roedor sea grabada las veinticuatro horas del día a partir de hoy.
Con el pasar de las horas notamos que la rata, antes de recibir el suero tenia deficiencia motora en las patas traseras, poco a poco está empezando a circular sangre nueva en el área y el color negruzco que tenía anteriormente producto de la necrosis está desapareciendo casi parcialmente.
Ni mi padre ni yo decimos nada, cada uno se centra en lo que tiene que hacer.
Ya es tarde y subimos a almorzar. En nuestro humor se nota lo inquietos que estamos por regresar al laboratorio. Lo hacemos y continuamos registrando el progreso de la rata hasta que es muy tarde.
Me voy a dormir más por cansancio que por sueño. Estoy tan emocionada que podría bajar de nuevo al laboratorio y besar a la rata.
Al día siguiente bajamos nuevamente al laboratorio y los avances de la rata son abrumadores, ha recuperado el movimiento de las patas traseras totalmente. Mi padre hace un pequeño corte en el lomo del animal y a las pocas horas este ha desaparecido.
A la hora del almuerzo casi planteo la idea de casarme con esa rata, pero sé que la emoción me está haciendo pensar idioteces, así que es mi madre quien habla.
--ya casi todo está listo para la barbacoa de mañana—su típica sonrisa reluce en su rostro.
¡Oh!
La barbacoa en el lago, lo había olvidado.
--umm… si, ya les dije a todos—miento y me pongo a pensar en que debo subir a llamar a Sara para que le avise a los demás.
--¿has entrenado (Tu nombre)?—pregunta mi padre repentinamente.
Me pongo rígida, la verdad es que no.
--no—respondo y sé lo que viene a continuación.
--que imprudente—replica el.
Hago un mohín hacia mi plato.
--no entiendo porque…no soy del FBI—le espondo y luego me doy cuenta de mis palabras.
Mi padre aprieta sus labios en una línea recta.
--no me importa que no lo entiendas. Debes hacerlo—ordena con su voz fría como el hielo y me dedica una mirada reprobatoria.
Mi madre nos observa callada mientras nos retiramos. Caminamos hasta el gimnasio, instalado en la plata superior de nuestra casa. Tuve que entrenar.
Practique boxeo, algunas llaves mortales, salte un millón de veces la cuerda y corrí durante mucho tiempo en la caminadora a una velocidad desquiciada. Si así de exigente era mi padre. Siempre lo había sido y eso me había hecho fuerte, relativamente fuerte en comparación con otras chicas, yo sabía cómo defenderme, sabia como disparar un arma sin fallar a mi objetivo, como lanzar un cuchillo y clavarlo en el sitio que quisiera, como derribar a un atacante el doble de grande que yo, y muchísimas otras cosas que solo un veterano del FBI puede enseñarte. Cualquiera que me viera a simple vista diría que soy una chica delicada, pero la verdad era que podría resultar mortal si me viese atacada.
Deje que mi padre bajara solo al laboratorio mientras yo corría a llamar a Sara. Mi amiga prometió encargarse de avisarles a los demás.

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