Capitolo Settantacinque
—Sr. Jonas, ¿Cree que puede bajar el tono hasta después de la clase?—
dijo el Profesor Cheney, refiriéndose a mi risa mientras Nick enterraba su nariz en mi cuello. Aclaré mi garganta, sintiendo como mis mejillas se encendían envergüenza.
—No lo creo, Sr. Cheney. ¿Le ha echado un buen vistazo a mi chica?— dijo Nick, señalándome. La risa inundó el salón, y mi cara se incendió. El Profesor Cheney me miró con cara medio divertida y medio incomoda, y luego le sacudió la cabeza a Nick.
—Sólo haga lo mejor que pueda.— dijo Cheney.
La clase se volvió a reír, y yo me hundí en mi asiento. Nick recostó su brazo en la espalda de mi silla, y la clase continuó. Luego de que terminara la hora, Nick me acompañó a mi próxima clase.
—Perdóname si te avergüenzo. No lo puedo evitar.
—Inténtalo.
Joe caminó junto a nosotros, y cuando le devolví su asentimiento con una sonrisa educada, sus ojos brillaron.
—Hola, _____. Te veo adentro.— Caminó al salón, y Nick lo fulminó por unos tensos segundos.
—Oye— Jalé su brazo hasta que me miró—. Olvídate de él.
—Le ha estado diciendo a los chicos en la fraternidad que aún lo llamas.
—Eso no es verdad.— dije, inafectada.
—Yo lo sé, pero ellos no. Dice que sólo está esperando su turno. Le dijo a Brad que tú sólo estás esperando por el momento correcto para dejarme, y que lo llamas para decirle cuán infeliz eres. Me está empezando a molestar.
—Tiene una gran imaginación.— Miré a Joe, y cuando se encontró con mis ojos lo fulminé con la mirada.
—¿Te enojarías si te avergüenzo una vez más?
Me encogí de hombros, y Nick no perdió tiempo en meterme al salón. Se detuvo en mi mesa, poniendo mi bolso en el piso. Miró a Joe y luego me jaló hacia él, y me besó, profundo y determinado. Trabajó mis labios en su usual manera reservada sólo para el dormitorio, y no pude evitar tomar su camisa con ambos puños. Los murmullos y las risas se volvieron más fuertes luego de que era claro que Nick no se iba a apartar pronto.
—¡Creo que la dejó embarazada!— Alguien desde el final del salón gritó, riéndose. Me separé con los ojos cerrados, tratando de recuperar mi aliento. Cuando miré a Nick, él me devolvía la mirada con la misma fuerza retenida.
—Sólo intentaba probar un punto.— Murmuró.
—Buen punto.— Asentí. Nick sonrió, besó mi mejilla y luego miró a Joe quien estaba echando humo en su asiento.
—Te veo en el almuerzo.— Guiñó. Caí en mi silla y suspiré, tratando de disipar el hormigueo en medio de mis piernas. Soporté toda la clase de Cálculo, y cuando la hora terminó, vi a Joe apoyado en la pared junto a la puerta.
—Joe.— Asentí. Determinada en no darle la reacción que él quería.
—Sé que estás con él, no tiene que violarte en frente de toda una clase para mostrármelo. —Me detuve de inmediato y me preparé para atacar.
—Entonces, tal vez deberías dejar de decirle a tus hermanos de fraternidad que yo todavía te llamo. Lo vas a molestar demasiado, y no me voy a sentir mal cuando entierre su bota en tu trasero.— Arrugó la nariz.
—Escúchate. Te has estado juntando demasiado con Nick.
—No, está soy yo. Es solamente un lado de mí que no conocías.
—No fue como si me hubieras dado la oportunidad, ¿cierto?— Suspiré.
—No quiero pelear contigo, Joe. Simplemente no funcionó, ¿está bien?
—No, no está bien. ¿Crees que disfruté siendo el hazme reír de Eastern? Nick Jonas es el tipo que apreciamos sólo porque nos hace lucir bien. Él usa a las chicas, las bota, e incluso los mayores idiotas de Eastern parecen Príncipes Azules frente a Nick.
—¿Cuándo vas a abrir los ojos y vas a ver que él es diferente ahora?
—Él no te ama, _____. Solamente eres un brillante juguete nuevo. Aunque luego de la escena que hizo en el salón, asumo que ya no eres tan brillante.— Mi mano voló a su cara antes de darme cuenta que lo había hecho.
—Si hubieras esperado dos segundos, te hubiera ahorrado el esfuerzo, Pidge.— dijo Nick, empujándome detrás de él. Tomé su brazo.
—Nick, no.— Joe se veía un poco nervioso, mientras el perfecto contorno rojo de mi mano aparecía en su mejilla.
—Te lo advertí.— dijo Nick, empujando a Joe violentamente contrala pared. La mandíbula de Joe se tensó, y me fulminó con la mirada.
—Considera esto un cierre, Nick. Ahora puedo ver que ustedes dos están hechos el uno para el otro.
—Gracias.— dijo Nick, llevando su brazo a mis hombros. Joe se separó de la pared y caminó inmediatamente al otro lado del pasillo, hacia las escaleras, cerciorándose de que Nick no lo seguía con una rápida mirada.
—¿Estás bien?— Preguntó Nick.
—Me duele la mano.— Sonrió.
—Eso fue asombroso, Pidge. Estoy impresionado.
—Probablemente me va a demandar y terminaré pagando su carrera en Harvard. ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que nos íbamos a encontrar en la cafetería.— Un lado de su boca se levantó en una sonrisa maliciosa.
—No me podía concentrar en clases. Todavía estoy sintiendo ese beso.—Miré por el pasillo y luego a él.
—Ven conmigo.— Sus cejas se unieron sobre su sonrisa.
—¿Qué?
Caminé hacia atrás, arrastrándolo hasta que sentí la manilla del laboratorio de Física. La puerta se abrió, y con una mirada hacia atrás, vi que estaba solo y oscuro. Jalé su mano, riéndome por su expresión confusa, y luego tranqué la puerta, empujándolo contra ella. Lo besé y se rió.
—¿Qué estamos haciendo?
—No quiero que no seas capaz de concentrarte en clases.— dije, besándolo de nuevo. Me levantó y enredé mis piernas a su alrededor.
—No estoy seguro de qué hice sin ti todo este tiempo— dijo, sosteniéndome con una mano y desabotonándose el cinturón con la otra— .Pero nunca lo quiero averiguar. Eres todo lo que siempre he querido, Pigeon.
—Solo recuerda eso cuando tome todo tu dinero en el próximo juego de póker.— dije, quitándome la camisa.
FINE!
chicas termino...
bueno queria informales que pronto
subire Proibito... el libro del cual les hable
es hermoso... yo llore por semanas.. es triste pero
sobre todo romantico... espero les haya gustado
y no hay segundo libro de beautiful disaster
bueno bye y gracias