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| Escandalos Publicos | |
| | Autor | Mensaje |
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Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Escandalos Publicos Octubre 24th 2012, 18:52 | |
| TITULO: Escandalos Publicos -FECHA DE CREACIÓN: 24 de octubre del 2012 -AUTOR(A): Adaptacion, cambiada ciertas partes por mi Zulen Gonzalez -TIPO DE NOVELA: Romantica-Hot -MENSAJE: será una novela linda, romantica, llena de emoción y hot por supuesto...
Argumento:Ningún hombre le había hecho lo que él… Stella Gibson había luchado con todas sus fuerzas para olvidar a Joseph Jonas, el arrogante y sexy italiano con el que, años atrás, había tenido un romance que había terminado bruscamente… pero seguía añorando sus caricias.¡Entonces volvió de pronto a su vida! Más rico, más sexy y aún más arrogante, Joe seguía teniendo el poder de excitarla. Pero los años también habían pasado para ella, ahora era más sabia… y tenía la certeza de que, si volvía a caer en sus redes, sería su perdición. Lo que no imaginaba era que Joe tenía un as en la manga; había descubierto algo sobre ella y estaba dispuesto a utilizarlo. Quería volver a tener a Stella en su cama y, por mucho que se avergonzara de ello, ella también lo deseaba... .
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 13:30, editado 2 veces | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 25th 2012, 08:28 | |
| Capítulo 1
Apoyado contra la ventana de la habitación del hotel, con las manos hundidas en los bolsillos de sus pantalones, Joe observaba fijamente la calle, el ruidoso tráfico avanzando lentamente, la gente saliendo apresuradamente del trabajo para disfrutar del fin de semana en la tranquilidad de su hogar. ¿Dónde estaría el hogar de ella? ¿Se habría casado? Su corazón latía con fuerza al hacerse aquellas preguntas. Sabía que era injusto, pero deseaba que no estuviera casada. Sin embargo, después de diez años,una mujer como ella, hermosa e inteligente, seguro que lo estaría. Algún hombre inteligente la habría cazado. A esas alturas tendría al menos un par de niños.El sonido del teléfono interrumpió sus pensamientos. Se dirigió hacia él consultando su reloj. Las cinco y media de la tarde.
Deseaba que fuera el detective de la agencia y no Claudia. No le apetecía hablar con Claudiaen ese momento.—Joseph Jonas —dijo tomando el auricular.—¿Señor Jonas?Era una voz de hombre... Joe respiró aliviado.—Soy Cliff Hanson, de Confidential Investigations.—Encantado de hablar con usted. ¿Qué ha descubierto? —preguntó Joe.—Creo que hemos localizado a la señorita que estaba buscando, Stella Gibson, Nos ha costado un poco, ha resultado ser un nombre muycorriente. Afortunadamente, sólo hay una Stella Gibson viviendo en Sidney que concuerde con la descripción que nos facilitó.—¿Entonces no está casada? —pregunto Joe tratando de contener la emoción.—No. Sigue soltera y no tiene hijos. Y usted tenía razón. Es abogada. Trabaja para Stedley & Parkinson. Es un bufete de abogados norteamericano que tiene una sede aquí en Sidney, en el Distrito de losNegocios.—Lo sé —dijo Joe atónito.Acababa de estar en aquellas oficinas firmando un contrato esa misma tarde. Era posible que se hubiera cruzado con ella sin darse cuenta.—De hecho, es la gran promesa de su departamento, la sección de demandas civiles. Hace poco ganó un caso importante frente a una gran empresa de seguros.«No hay duda, es ella», pensó Joe mientras una sonrisa irónica se dibujaba en su rostro. Stella odiaba con todas sus fuerzas a las compañías de seguros. Después de que una temblé tormenta destrozara la casa de sus padres, la compañía de seguros rechazó sus reivindicaciones valiéndose miserablemente de la letra pequeña del contrato. El padre de Stella trató de luchar contra ellos legalmente, gastándose hasta el último céntimo que tenía. Después de haber perdido la última apelación y haberse endeudado, murió de un ataque al corazón causado por el estrés,dejando solas a su mujer y a ella.—¿Puede darme su dirección y su número de teléfono? —preguntó Joe.—Sólo la dirección. Aún no hemos logrado dar con su teléfono. Los abogados como la señorita Gibson suelen tener números no registrados.—Entonces déme la dirección —dijo Joe sentándose en un escritorio dispuesto con todo lo que un hombre en viaje de negocios podía necesitar,acceso a Internet incluido.Apuntó la dirección en una libreta.
Era la de un apartamento en Kirribilli, un elegante barrio portuario de la zona norte de Sidney, muy cerca del puente. Arrancó la hoja de la libreta y la metió en su cartera.—¿Vive sola? —preguntó a continuación.—No lo sabemos todavía, señor Jonas. Sólo llevamos unas horas con este caso. Para averiguar los detalles de la vida sentimental de esta señorita necesitamos algo más de tiempo. Llamando por teléfono o accediendo a Internet no podemos averiguar ya mucho más.—¿Cuánto tiempo necesita? —preguntó Joe.—Probablemente unas pocas horas. De momento ya hemos conseguido una foto reciente de ella, de su carné de conducir. Además,tengo a uno de mis mejores agentes esperando a que la señorita Gibson salga de su oficina esta tarde para seguirla.—¿Es necesario todo eso? —preguntó Joe sintiéndose incómodo ante aquella violación de la privacidad de Stella.—Si quiere saber la situación personal de la señorita para esta noche,tal y como nos indicó, lo es. Efectivamente, era necesario. Tenía un vuelo reservado a la mañana siguiente para ir a Melbourne. Daba vértigo pensar que, cuando el día anterior llegó en avión a Sidney, Joe no tenía ninguna intención de investigar la vida de Stella. Sin embargo, durante el trayecto en el taxi que lo llevó desde el aeropuerto hasta la ciudad, los recuerdos que había tratado de enterrar durante la última década resucitaron como si trataran de vengarse de él. Le invadió la necesidad de saber qué había sido de ella. Estaba tan alterado que apenas pudo dormir. Por la mañana, su curiosidad se había convertido en obsesión. De modo que había llamado a un amigo policía de Melbourne que le facilitó enseguida el contacto de una agencia de detectives de confianza allí mismo, en Sidney. A las diez de la mañana ya había puesto en marcha la búsqueda de aquella estudiante de primero de Derecho con la que había vivido meses tan maravillosos diez años atrás. Joe se sentía confuso. Suponiendo que descubriera que no había ningún hombre en su vida, ¿qué haría? Iba a pedirle a Claudia que se casara con él aquella misma semana. Incluso le había comprado ya el anillo. ¿Qué diablos buscaba al perseguir a un antiguo amor que seguramente nunca le daría una segunda oportunidad? Sólo quería verla una vez más. Estar seguro de que era feliz. Nada más. ¿Qué había de malo en ello?—Manténganme informado de todo —dijo con brusquedad.—Así lo haremos, señor Jonas.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 14:36, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 25th 2012, 09:49 | |
| Stella volvió a mirar el reloj de la pared deseando que llegaran las seis menos diez. Entonces podría dar una excusa y regresar a casa. Como cada viernes a las cinco de la tarde, había acudido a la sala de conferencias para participar en la hora feliz, una costumbre que tenía lugar en todas las oficinas de Stedley & Parkinson desde hacía cuarenta años, cuando los fundadores de la compañía en Estados Unidos la iniciaron. Estaba mal visto por los directivos que los empleados no fuera no se marcharan muy pronto.Normalmente, a Stella no le importaba acudir. Pero aquella semana había sido dura, personal y profesionalmente. No se sentía con fuerzas para cuchichear con los demás, por eso se había refugiado en un rincón con una copa de vino blanco.—¿Escondiéndote? Stella vio cómo Kerry se dirigía hacia ella con una bandeja de aperitivos. Era la gran jefa, la mujer más hermosa de la sala y lo más parecido a una amiga íntima que Stella había tenido nunca. Era pelirroja de nacimiento, tenía una cara bellísima, ojos azules y una brillante piel pecosa.—No me apetece mucho hablar —respondió Stella tomando un canapé de la bandeja—. ¿Qué lleva esto?—Espinacas y champiñones —respondió Kerry—. Están riquísimos y no engordan.—Mmm, está delicioso —dijo Stella saboreándolo—. Voy a comermeotro.—Tómate todos los que quieras —dijo Kerry observándola—. ¿Qué te pasa? ¿Rompecorazones se ha ido otra vez dejándote sola? Stella la miró con desagrado al oír que llamaba a Chad Rompecorazones, el apodo que le habían puesto el día que llegó allí derrochando amabilidad, con aquella gran sonrisa de estrella de cine estadounidense. Ni una sola mujer de la oficina se había resistido a los en-cantos del hijo único y heredero de Jack Stedley. Todas habían intentado salir con él, Kerry incluida. Pero había sido Stella por quien él se había interesado y con quien había estado saliendo los últimos meses.—Venga, puedes contármelo —susurró Kerry en tono conspirador—.No soy una cotilla como otras de por aquí. Era verdad. Una de las muchas virtudes de Kerry era la discreción.Con un matrimonio fracasado y varias relaciones a sus espaldas, su amigahabía vivido situaciones parecidas muchas veces, la última de ellas hacía muy poco tiempo. Y, a pesar de todo, Kerry seguía tomándose la vida con tanto optimismo como siempre, una actitud que Stella admiraba y aveces llegaba a envidiar.
Stella miró sus bellos ojos azules y, haciendo una excepción, decidió confesar lo que le ocurría.—Chad me pidió que me casara con él ayer por la noche.—¡Vaya! —exclamó Kerry—. ¿Y cuál es el problema? Deberías estar en las nubes.—Le dije que no.—¿Que le dijiste qué? —preguntó su amiga asombrada—. Espera un momento.Kerry pasó la bandeja a un compañero y tomó una copa de champán.—¡No puedo creerlo! —exclamó Kerry con incredulidad—. El chico de oro te pide en matrimonio y ¿tú le dices que no?—No le dije exactamente que no, pero tampoco le dije sí —dijo Stella —. Le pedí tiempo para pensarlo. Le dije que le respondería cuando regresara de Estados Unidos.—¿Por qué? Creía que estabas loca por él. O tan loca como una mujer como tú puede llegar a estarlo.—¿Qué quieres decir?—Oh… ya sabes. Eres muy inteligente, Jordan, pero muy fría. Nuncaperderías la cabeza por un hombre como me pasa a mí. Stella suspiró. Kerry tenía razón. No era la clase de mujer que perdía la cabeza por un hombre. Aunque sí la había perdido una vez, hacía mucho tiempo. Nunca le había olvidado.—¿Qué te preocupa? —insistió Kerry—. No puede ser el sexo. Me dijiste que Chad es bueno en la cama.—Sí, sí, lo es —repitió Stella , tratando de convencerse a sí misma.En realidad, nunca hubiera pensado que había un problema si no hubiera conocido a Joe. Chad sabía cómo hacerle el amor, pero nunca había llegado a hacerla sentir como lo había hecho Joe. Ningún hombre había sido capaz.—¿Qué es lo que me estás ocultando? —preguntó Kerry con el mayor tacto posible. Stella respiró resignada. Ése era el problema de las confesiones. Eran como una piedra que se tiraba en un estanque causando enormes ondas circulares. Kerry no descansaría hasta saber la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. O, al menos, una versión convincente.—Hubo un chico una vez. Un italiano. Hace ya muchos años. Fue durante mi primer año en la universidad. Vivimos juntos algunos meses.—Y es difícil de olvidar, ¿verdad?—Sí.—¿Lo tuyo con Chad no está a la altura? —No.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 14:43, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 27th 2012, 21:40 | |
| Ni Chad ni ninguno de los novios que había tenido.—¿Fue ese italiano tu primer amor?—Sí —dijo Stella—. El primero y el mejor.—Eso lo explica todo —dijo Kerry con satisfacción.—¿Explica qué?—Es imposible para una chica olvidar a su primer amor. Y menos siera bueno en la cama. Lo era, ¿verdad?—Era increíble.—Sé que crees que era increíble, Stella. Pero la memoria nos suele jugar malas pasadas. Durante años, después de mi divorcio, pensé que fuiuna tonta al dejar a mi marido. Luego, un día, mucho tiempo después,volvimos a coincidir y pude darme cuenta de que no me perdía nada, que estaba mucho mejor sin él. Apuesto lo que quieras a que tu italiano no estan fantástico como crees. Seguro que te dejó tirada.—No exactamente. Un día, cuando regresé de la universidad,encontré una nota suya en la que me decía que su padre estaba muy enfermo y que tenía que volver a casa con su familia.—¿No prometió escribirte ni nada parecido?—No. Ni me dejó una dirección donde poder escribirle. Hasta que se fue no me di cuenta de lo poco que sabía de él. Nunca hablaba de su familia, ni les llamaba. Al menos no cuando yo estaba con él. Imaginé que había venido de Italia con un visado para trabajar aquí de forma temporal.—Esa es otra razón por la que te es tan difícil olvidarlo. Es una historia inacabada. Fue una pena que tuviera que regresar a Italia. Si no lo hubiera hecho, habrías tenido tiempo para darte cuenta de que, en realidad, no era tan fantástico como tú pensabas. Seguro que ahora es un tipo calvo y gordo.—Sólo han pasado diez años, Kerry, no treinta. Además, Joe nunca habría engordado. Siempre estaba haciendo deporte. Trabajaba en la construcción durante el día e iba a un gimnasio por las noches. Fue élquien me inició en el deporte.—¿En qué trabajaba?—Era un obrero.—¿Un obrero? —preguntó Kerry incrédula—. ¿Prefieres un obrero a Chad Stedley?—Joe era muy inteligente y muy buen cocinero —dijo Stella defendiéndole.—Pues mejor para él. Cásate con Chad y podrás contratar al mejor chef de la ciudad sólo para ti. Mira, me da igual si ese Joe era Einstein y casanova en uno solo. ¡Tienes que reaccionar! No puedes permitir queuna vieja historia como ésa estropee tu futuro. Y tu futuro es ser la señora Stedley.
Si quieres mi consejo, llama a Chad tan pronto como puedas, dile que lo has pensado y que tu respuesta es sí, sí y tres veces sí.—Ojalá fuera tan fácil —dijo Stella melancólica.—Es muy fácil. Stella reflexionó. A pesar de lo que pudiera haber sentido por Joe,Kerry tenía razón: aquella historia era agua pasada. Dejar que los recuerdos se interpusieran en su historia con Chad era una estupidez. Y ella podía ser muchas cosas, pero no estúpida.—Tienes razón —dijo con firmeza—. Estoy siendo una tonta.Se sintió mucho mejor en el acto. Era cierto lo que había leído en algún sitio. Tomar una decisión era siempre mejor que no tomar ninguna.—Gracias a Dios. La chica ha visto al fin la luz. Mira, la gente empieza a irse y hoy no me toca quedarme a recoger. ¿Por qué no nos vamos ac elebrarlo por ahí?—No voy muy bien vestida —dijo Stella.—Y que lo digas, cariño. La próxima vez iremos de compras juntas. Y no quiero oír más eso de que eres abogada y tienes que ir muy formal.Sólo son excusas. De momento, con que te sueltes el pelo y te desabroches un par de botones de la blusa podría valer. Cuando lleguemos, te arreglas un poco en los servicios.—¿Cuando lleguemos adonde?—¿Qué te parece el Rendezvous Bar? Está mucho mejor desde que lo reformaron.—He oído que ahora tiene reputación de ser un lugar de citas —dijo Stella .—Sí, lo sé —dijo Kerry guiñándole un ojo.—Eres incorregible.—¡Qué va! Sólo estoy desesperada.—¡Venga, mujer! ¿Cómo va a estar desesperada una mujer tan atractiva como tú?—Te adoro. Haces que me sienta tan bien…. ¿Qué te parece si vamos de compras mañana?—No puedo, tengo que trabajar.—¿En sábado?—Todo el fin de semana. Aún no había terminado de preparar el caso Johnson. O, al menos, no como a ella le gustaba.—Trabajas demasiado, estás convirtiéndote en una aburrida —Pues por eso he accedido a tomarme esa copa contigo. Así que deja de agobiarme y vámonos por ahí —dijo Stella tomando del brazo a su amiga.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 14:51, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 28th 2012, 11:17 | |
| Capítulo 3 Joe colgó el teléfono sorprendido por las noticias que acababa de darle el investigador Cliff Hanson. Al parecer, Stella había salido de la oficina alrededor de las seis menos diez acompañada de otra mujer en dirección a la estación Wynyard. El agente que las seguía había supuesto que Stella tomaría el tren hacia su casa pero, en lugar de eso, las dos mujeres habían entrado en el hotel Regency y allí estaban en ese mismo momento, tomando una copa en el bar del hotel.Lo sorprendente era que el Regency era el hotel donde estaba alojado Joe . Por segunda vez aquel día, el destino había puesto a Stella en su camino. Pero, en esa ocasión, él estaba sobre aviso. Joe le había pedido a Hanson que su agente se mantuviera alerta junto a la puerta y vigilara a Stella hasta que él pudiera bajar al vestíbulo.La adrenalina corría por sus venas mientras tomaba su cartera de la mesilla y la guardaba en un bolsillo de su chaqueta. ¿Cómo reaccionaría al verlo después de tantos años? Era imposible predecirlo. Stella lo había amado con locura y él le había hecho mucho daño. No era una chica que perdonara ni olvidara fácilmente. Lo único que tenía a su favor era que habían pasado diez años, suficiente tiempo para curar el resentimiento de cualquier corazón roto. Joe dejó de pensar en ello. Afrontaría la situación en su momento.Nada, ni siquiera aquellas dudas, iba a impedirle bajar y hablar con ella.Cerró la puerta tras él y se dirigió al ascensor.Se sintió afortunado por haber tenido tiempo para ducharse y quitarse el traje italiano de hombre de negocios que había llevado durante el día. Las ropas de calle que se había puesto representaban mejor al Joe que Stella había conocido que al Joe en que se había convertido.«¿En qué me he convertido exactamente?», se preguntaba mientras bajaba en el ascensor. En alguien que había olvidado cómo disfrutar de la vida, siempre agobiado por las responsabilidades. En un hombre que iba a pedir en matrimonio a una mujer a la que no amaba. Todo porque era italiana. Si no se lo hubiera prometido a su padre en su lecho de muerte.Pero ahora ya era tarde, no había marcha atrás. Tenía que tranquilizarse. Al fin y al cabo, todo cuanto había compartido con Stella se había perdido. En cierto sentido, nunca había sido real, sólo una fantasía. Un mundo de colores que había desaparecido con aquella llamada que le anunciaba la enfermedad de su padre. Lo único que pervivía era el sentimiento de culpabilidad. Eso y las ruinas de los placeres perdidos. Aquella noche haría frente a su culpabilidad con la esperanza de que sus fantasmas hallaran descanso. Salió del ascensor y se dirigió al bar del hotel.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 14:55, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 28th 2012, 21:58 | |
| El local era muy grande, con el suelo cubierto de una moqueta azulos curo, bolas con luces de colores girando en el techo y una barra en la parte central. Había mesas distribuidas por todas partes, aunque la mayoría de la gente estaba sentada al fondo, cerca de una orquesta que tocaba música soul.
El resto tomaba algo en la zona de no fumadores,cerca de la puerta. Joe localizó al agente de la agencia de detectives enseguida, un tip ode unos treinta años que habría pasado inadvertido en cualquier parte.—Está sentada allí —dijo señalando una mesa que se hallaba junto ala pista de baile. Joe se sentó a la mesa del agente. Observando a través del humo que rodeaba a aquella mujer que una vez lo había sido todo para él, se dio cuenta de que probablemente nunca la habría reconocido de haberse cruzado con ella. Había cambiado de aspecto. Su maravilloso cabello rubio estaba ahora recogido atrás y peinado con un estilo muy formal. Y aquellos pantalones tan masculinos… ¿Qué había sucedido con la chica femenina y sensual que él había conocido? Estaba más delgada y su rostro se había vuelto mucho más afilado. Seguía siendo hermosa. Hermosa pero triste.—Muchas gracias, puede irse a casa —dijo Joe al agente.—¿Está seguro?—Del todo.El agente apuró su cerveza y se fue. Joe se quedó allí un rato sentado, observándola. Stella no dejaba de mirar a una pelirroja vestida de rojo que bailaba pegada a un tipo alto y atractivo. Tenía que ser la compañera de trabajo de la que le habían hablado.Cuando la orquesta dejó de tocar, la pelirroja regresó a la mesa junto con su compañero de baile. Habló unos instantes con Stella y abandonó la sala agarrada del brazo de aquel hombre. Stella empezó a beber la copa de vino que tenía frente a ella con rapidez. Joe dedujo que estaba a punto de marcharse y supo que había llegado el momento.La distancia entre su mesa y la de ella parecía infinita, parecía crecer a cada paso que daba. Estaba a punto de llegar cuando Stella dejó en la mesa su copa de vino vacía y se giró para tomar el bolso que tenía colgado en la silla, dándole la espalda.—Hola, Stella —dijo Joe hecho un manojo de nervios. Ella se volvió.—¡Dios mío! ¡Joe ! —exclamó Stella mirándolo con sus brillantes ojos azules llenos de sorpresa} .Estaba paralizada, sin poder reaccionar, pero no parecía disgustada.Ni enfadada.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 14:59, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 30th 2012, 11:09 | |
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—Sí, soy yo, Joe —dijo sonriendo cálidamente—. ¿Puedo sentarme contigo o estás con alguien?—Sí. No. No, no estoy… yo… —titubeó ella. Estaba tan sorprendida que no le salían las palabras.—¡Apenas tienes acento italiano! —exclamó Steooa .«Sigue tan observadora como antes», pensó Joe mientras se sentaba a la mesa.Cuando la conoció, Joe acababa de terminar el cuarto curso en la Universidad de Roma y tenía un fuerte acento italiano.Aquella conversación iba a ser más difícil de lo que había imaginado.¿Cómo iba a responder a aquel comentario sin revelar cómo le había mentido entonces? No tenía otra opción que volver a mentir.—Llevo ya algún tiempo viviendo en Australia.—¿Por qué no has venido nunca a verme? —dijo Stella mirándole fijamente.—No pensé que quisieras —dijo Joe—. Además, supuse que te habrías cambiado de casa.—Y lo hice —dijo Stella inclinando la cabeza hacia él.—¿Conseguiste ser abogada? —preguntó Joe fingiendo que no lo sabía.—Sí —respondió.—Tu madre debe de estar muy orgullosa de ti.—Mi madre murió hace unos años, de cáncer.Eso explicaba aquella mirada triste y solitaria.—Era una mujer maravillosa, lo siento mucho.—A ella también le caías bien. Stella apartó la mirada suspirando por un instante.—¿A qué te dedicas ahora? —preguntó ella.—Sigo en el negocio de la construcción —respondió odiándose a sí mismo por todas aquellas mentiras.Pero… ¿qué otra cosa podía hacer? De todas formas, aquello no llevaba a ninguna parte. Sólo era una historia acabada.Aunque cuanto más miraba aquellos intensos ojos azules, menos parecía una historia acabada. Se sentía igual que la primera vez que la vio. La tentación de intentar avivar de nuevo aquel amor era muy grande. Y allí estaba él, intentando indagar en la vida privada de Stella . No estaba casada, pero eso no significaba que no tuviera un amante o viviera con alguien.—Veo que no te has casado —dijo Joe indicándole que no llevaba anillo en la mano izquierda.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 15:03, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 31st 2012, 15:53 | |
| —No —respondió ella vacilante. Joe se preguntó por qué dudaba. ¿Había estado casada? ¿Se había divorciado?—¿Y tú? —preguntó ella con ojos expectantes.—Tal vez lo haga un día de éstos —respondió encogiéndose de hombros.—Siempre decías que no te casarías hasta los cuarenta.—¿De verdad?—De verdad.—¿Qué estás haciendo aquí sola? —preguntó Joe cambiando dec onversación.—He venido con una compañera del trabajo, pero se ha encontrado con un antiguo novio y se han ido a cenar por ahí. Acaban de marcharse.—¿No te ha molestado?—¿Por qué tendría que haberme molestado? Sólo vinimos a tomarnos una copa. De todas formas, ya es hora de irse a casa.—¿Tan pronto? ¿Te espera alguien? ¿Algún novio?—Ésa es una pregunta muy personal, Joe. Prefiero no contestarla —dijo fríamente.—¿Por qué no?—¿Te encuentras conmigo por casualidad después de diez años y crees que tienes derecho a preguntarme sobre mi vida personal? —preguntó Stella molesta—. Si estás tan interesado en mí, ¿por qué no me buscaste cuando regresaste a Australia?—Vivo en Melbourne —dijo Joe encontrando una excusa.—¿Y qué? Está aquí al lado.—¿Estás segura de que habrías querido verme? Dime la verdad, Stella .Ella enrojeció Sí, le habría encantado.—Podrías haberme escrito, sabías mi dirección —dijo contrariada—.En cambio, yo no sabía nada, sólo que estabas en Italia.—Pensé que lo mejor era dejar de vernos de golpe, que fueras libre para estar con alguien… más conveniente.—Entonces, ¿fuiste tan cruel por mi bien?—Algo parecido.Observando el enfado reflejado en sus ojos, Joe recordó lo firme que ella se había mostrado siempre cuando intuía que alguien le estaba mintiendo. Él le había ocultado su vida durante todos aquellos años. Pero en realidad, después de tanto tiempo, lo que ella pudiera pensar de él eralo de menos. Lo importante era saber si ella era feliz o no.
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 15:06, editado 1 vez | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Octubre 31st 2012, 21:00 | |
| la siigo?? | |
| | | Zulen Gonzalez Nuev@
Cantidad de envíos : 11 Fecha de inscripción : 24/10/2012
| Tema: Re: Escandalos Publicos Noviembre 9th 2012, 16:18 | |
| Sus ojos demostraban que tenía problemas. Parecía cansada,estresada y frustrada. Si estaba saliendo con alguien, desde luego no la estaba haciendo muy feliz.—Entonces, ¿no hay nadie especial en tu vida ahora mismo? —preguntó Joe. Stella apartó la mirada durante un instante.—No, no hay nadie ahora mismo. Mira, yo…—¿Quieres bailar conmigo? —le preguntó Joe antes de que ellapudiera terminar.La orquesta había empezado a tocar un blues lento y sensual. Stella le miró con temor. El temor del que tiene vértigo y debe caminar por el borde de un precipicio. Creía que Joe estaba intentand oligar con ella. Pero no era así. Sólo pretendía que se relajara para conseguir que Stella le hablara de su vida. Él recordó lo bien que ella bailaba, tan bien como él. Durante el tiempo que estuvieron juntos les gustaba mucho salir a bailar.—Venga, por los viejos tiempos —dijo él levantándose y tendiéndolela mano. Stella la miró con temor, como si fuera una víbora a punto deatacarla. Pero se levantó. Se quitó el abrigo, lo dejó en la silla cubriendo el bolso, y le dio la mano.
.Qué suave era, pensó Joe mientras se adentraba con ella en la pistade baile. Suave y blanca, con los dedos estilizados y las uñas exquisitamente pintadas. Siempre había sentido debilidad por pintarse las uñas, las de las manos y las de los pies. Adoraba el rojo, pero tenía frasquitos de todas las formas y colores imaginables. Aquella noche las llevaba pintadas de un color crema a juego con su blusa.Ahora que se había quitado el abrigo, Joe pudo observar que, apesar de estar tan delgada, seguía teniendo un cuerpo impresionante: suspechos seguían estando erguidos, su cintura más delgada que nunca y susabdominales atléticos. La madre de Joe habría dicho que no tenía las caderas llenas de curvas como las muchachas italianas, pero él siempre lahabía encontrado muy atractiva. Le encantaban sus largas piernas, sus cabellos rubios y su suave piel blanca. Desnuda parecía un ángel.—Ponme los brazos alrededor del cuello —le pidió Joe.—Sigues siendo tan dominante como antes —replico ella aunque hizo exactamente lo que le había pedido, hundiendo sus manos bajo la solapa de su chaqueta y rozando su cuello con las yemas de los dedos.Al contacto de sus dedos, Joe sintió que el deseo empezaba aascender por su piel. Tomándola por las caderas, empezó a moverse al ritmo de la músicatratando de mantenerse a una distancia prudencial. No le era nada fácil
Última edición por Zulen Gonzalez el Diciembre 6th 2012, 15:11, editado 1 vez | |
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| Tema: Re: Escandalos Publicos | |
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