El engaño. [Nick y Tú]

El engaño.

Esa fría noche de Diciembre ella lo esperaba. Miraba la hora cada minuto, haciendo la espera aún más larga. Lo llamó cuando, a media noche, no había llegado de la empresa. Su respuesta fue corta y directa: “Estoy trabajando”. La chica solo suspiró y se fue a la cama. Ya habían pasado dos horas y todavía no llegaba. Lo peor era que esta no era la primera vez. Recordó la conversación que tuvo con su amiga hacía apenas unas horas.

- ______. ¿De verdad crees que él está en el trabajo hasta las tantas de la mañana? Hay veces que ni llega a dormir. –dijo Vanesa. Ella solo negó con la cabeza.
- Ya lo conoces, es muy trabajador.
- No lo conozco y tú tampoco. Sé que confías en él, pero ¿y si te está engañando?
- ¿Cómo te atreves a decir semejante estupidez? Él no me haría eso. Confío en él, tanto que sigo manteniéndome pura, solo para él.
- Otra tontería. ¿No crees que ya eres mayorcita? _____ los años no se detienen para ti, ¿sabes? Lleváis diez años como novios y ni siquiera se ha comprometido contigo. Tienes veintinueve años. Se te va la juventud y tú aún sin probar lo que es el sexo.
- No digas eso. –recriminó _______– Lo amo, y pienso esperarlo.
- Bueno, pero si te engaña no me vengas llorando después. Porque no voy a poder aguantarme las ganas de decirte “te lo dije”. –y se levantó de la mesa. Dando por zanjada aquella conversación.

Ahora las suposiciones de Vanesa no le parecían tan estúpidas. Negó con la cabeza regañándose. Joe no sería capaz de hacer tal cosa. Pero entonces recordó que su hermano, Nicholas, trabajaba con él. Así que él podría confirmarle que estaba trabajando. Sí, eso haría. Se levantó de la cama y fue directo al teléfono. Levantó el auricular y marcó el número de su cuñado. Bastaron solo tres pitidos para que contestara.

- ¿Sí? –preguntó el hombre con una voz soñolienta. Ella se puso nerviosa.
- Nicholas… Soy ______.
- ¡Ah! Hola. ¿Qué ocurre? –preguntó bostezando. Ella se sentó en una silla y suspiró.
- Joe, ¿está contigo trabajando? –preguntó cerrando los ojos. Él carraspeó y respiró con nerviosismo.
- ______, las oficinas llevan cerradas desde las once. –y su mundo cayó al suelo. Si Vanesa tenía razón, él llevaba tres horas con una cualquiera. Haciendo cochinadas. De su boca escapó un gemido.
- Vale, gracias. –dijo sollozando.
- ¿Por qué? ¿No ha llegado a casa aún? –preguntó con tono preocupado.
- No. –dijo llorando. Nicholas sintió pánico.
- ¡Pero si dijo que iría a cenar contigo, rematando la noche con… eso! –ella abrió los ojos. ¿Eso? ¿Qué quería decir con “eso”?
- ¿Eso?
- Sexo. –explicó sonrojado. Ella negó con la cabeza.
- ¿Qué dijo exactamente? –preguntó con los puños cerrados.
- Bien, dijo: Iré a buscar a mi hembra y la llevaré a Luisiana. Comeremos Pizzas y luego iremos a un hotel para coronar la noche con una buena…
- Vale. ¿Luisiana? –preguntó pensando en el estado.
- El nuevo restaurante italiano.
- Ah.
- ¿No se refería a ti? –preguntó con un tono furioso. Ella solo suspiró.
- ¿Para qué ir a un hotel teniendo casa? Es estúpido, ¿no crees? –preguntó ella soltando unas lágrimas. Él se preocupó.
- Voy ahora mismo. –dijo buscando sus pantalones y su camisa, ya que estaba en ropa interior.
- No te preocupes.
- Me preocupo. Ahora nos vemos. –y colgó. Sin darle la oportunidad a ______ para negarse. Ella colgó y suspiró. Odiaba que otras personas la vieran vulnerable. Al cabo de unos cinco minutos el timbre sonó.
- Hola. –dijo ______ con una sonrisa fingida. Nicholas en cambio se fijo en su corto pijama, extraño porque era invierno.
- ¿Cómo estás? –preguntó pasando y abrazándola fuertemente.
- Todo lo bien que se puede estar sabiendo que tu amor te engaña. –comenzó a ver todo borroso. Lágrimas. Soltó un chillido sin poder evitarlo y ocultó su cara en el pecho de Nicholas.
- Tranquila. Cuando lo agarre… ¿Cómo te puede hacer esto? ¡A ti! –dijo acariciando su cabellera. Levantó su rostro y la miró tiernamente. Ella sintió una sacudida y un impulso que la hizo erguirse y dirigir su boca hacia los labios del hermoso hombre que tenía frente a ella.
- Nick… –dijo cerrando los ojos. El corazón del muchacho aceleró repentinamente. Pero no iba a desperdiciar aquella oportunidad. Iba a besar a la mujer que amaba desde su adolescencia.

Sus labios se unieron y en un momento de desesperación, ______ llevó sus manos hacia el pelo de Nicholas. Él posó sus manos en la cadera de la chica. La elevó suavemente, haciendo que ella enrollara sus piernas en la cintura masculina. Él se desesperó y empezó a pasear sus manos libremente por la espalda de ______. Esto a la mujer la volvió loca. Lo que hizo que un gemido saliera de su boca. Se separó lentamente y lo miró a los ojos.

- Vayamos a mi habitación. –y como un títere, él obedeció.

Al llegar cayeron en la cama, besándose desesperadamente. No estuvieron preocupados de la ropa hasta que sus deseos se impusieron. Ella no hacía más que retorcer bajo el cuerpo del hombre. Él separó sus labios y la miró, cerciorándose de que era real y no una mala pasada de su imaginación. Como tantas veces había ocurrido. Pero allí estaba ella, queriendo besar sus labios como una leona. Sus ojos acaramelados estaban totalmente negros, y supuso que los suyos no estarían tan diferentes. Dirigió su mano temerosa hacia el tirante del pijama. Esperando que ella lo detuviera, pero no ocurrió. Ella solo atacaba sus labios con pasión. Bajó el tirante y sonrió al ver que ella se bajaba el otro, presurosa. Las prendas se hicieron inexistentes entre ellos en pocos minutos. Se miraron sonriendo y siguieron devorando sus bocas, mutuamente. Los pechos femeninos que no paraban de chocar con el pecho masculino, solo hacían incrementar el tamaño de su miembro. La miró con nerviosismo, tenía a la mujer que amaba debajo de él, pidiéndole desesperadamente sentirse mujer. Dirigió el gran individuo hacia la entrada de la mujer y empujó lentamente. Hasta toparse con un impedimento.

- Mierda. –masculló Nicholas mirando cómo ______ se retorcía de dolor. Le acarició la frente e intentó tranquilizarla– Lo siento, ¿por qué no me habías dicho que…?
- Sigue. –gimió cerrando los ojos. Había dejado atrás el dolor, dando placer.

Y así empezó una noche totalmente alocada. La pasión que se sentía en el aire se podía cortar con un cuchillo. Además de la lujuria. _____ ya iba por su cuarto orgasmo. Nicholas siempre la seguía por pocos segundos. Hasta que ambos cayeron exhaustos sobre el colchón. Los dos respiraban agitadamente. Él, que respiraba sobre el cuerpo de la mujer, seguía dentro de ella. Llenándola. La mujer solo sonreía y lo miraba como en un mundo diferente. Pensó que le había hecho daño de verdad. Pero entonces _______ se puso a horcajadas sobre él y lo besó con vehemencia, moviendo sus caderas en un vaivén que lo puso todas sus terminaciones nerviosas en punta.

Despertó cansado. Miró el reloj en una pasada, pudo divisar que el marcaba las diez de la mañana. ¿¡Las diez de la mañana!? Giró sobre sí mismo y miró el rostro de ______ tranquilo. Entonces pensó que ella ahora solo diría que era un error. Algo que no debía haber pasado. Eso dolería. Reprimió un quejido y se levantó. No permitiría que le rompiera el corazón por segunda vez. Se vistió rápidamente y salió por la puerta. Entonces pensó que unas vacaciones no le vendrían tan mal…

Estiró la mano y se encontró con una sábana fría. No era lo que esperaba, se estiró y miró su lado completamente vacío. Nicholas se había esfumado. “Se ha ido porque no le gustas, admítelo. No le gustas a nadie. Ni siquiera a tu novio” pensó con la vista borrosa. Entonces recordó a Joseph. ¿Llamarlo? ¿Mandarle un mensaje? Entonces un pequeño "bip" la desconcentró. Miró su teléfono móvil y vio que era un mensaje de Joseph. Sonrió y lo leyó.

“Lo siento ______. Pero no puedo mentirte más. Llevo engañándote con Casandra más de dos años. Es por eso que he decidido decirte que ella y yo vamos a casarnos. No quiero que me odies, solo espero que me entiendas. Me enamoré de ella sin querer y así acabé. Espero que tengas la misma suerte que yo.
Quien una vez te amó; Joseph.”

Negó con la cabeza y una lágrima cayó por su mejilla. ¿Algo podría ir peor? Sí. Vanesa se lo había advertido. Más de una vez. Y ella, terca, seguía viendo en Joseph al hombre de su vida. Recordó la noche anterior con Nicholas y sonrió. ¿Sonrió? Sí, le había encantado. Había sentido algo en su estómago cuando la miraba y tocaba suavemente. Podría haber muerto, que no le importaba en absoluto. Sentía como si flotara en una nube esponjosa. Sus besos, sus manos… Cerró los ojos recordando el momento con más claridad. Entonces cayó en la cuenta. “Estoy enamorada de Nick”. Eso la desconcertó y alarmó. ¿Cómo había ocurrido? Él no la correspondía. Si no, ¿por qué demonios se había ido? No tenía caso. Necesitaba unas vacaciones.

Cinco meses después.

¿Qué diablos hacía ella en Miami? Solo recordaba haber ido al aeropuerto y pedir un billete para ese destino. ¿Por qué? Nunca había querido ir. Entonces vio algo que la hizo sonreír mientras paseaba por las limpias calles de la ciudad. Era Nicholas. Corrió hacia él, pero algo la detuvo. Una despampanante rubia se acercaba a él y se colgaba de su brazo. Él sonrió y se fueron acaramelados. De lo más felices. Esto no hizo más que hacerla sufrir como nunca. Entonces se dio la vuelta y empezó a caminar. En ese preciso momento Nicholas se giraba porque había sentido una mirada, y la vio. La vio alejarse lentamente con la cabeza agachada. Miró a su acompañante. Una rubia que había conocido hacía unos días. La cual no se le quitaba de encima ni con agua caliente. Sonrió y se separó de la mujer. Caminaba hacia ______, con una pequeña esperanza. Hasta que recordó por qué se había ido aquella mañana. Iba a dar media vuelta, cuando chocó con un adolescente que iba en patineta. Captando la atención de todo ser viviente que paseara por allí. Incluso la de ______. Lo miró y él le sonrió levantando la mano levemente. Ella rió y lo ayudó a levantarse.

- ¿Te has hecho daño? –preguntó ella sacudiendo sus hombros. Su camisera blanca había quedado dañada por una mancha negra.
- No. No te preocupes. –ayudó al muchacho a levantarse– Lo siento. –el chico sonrió, restándole importancia y se fue.
- ¿Cómo has estado? –logró pronunciar _______. Nicholas sonrió y miró sus labios. Lo llamaban.
- Te amo. –y la besó. “¿Qué haces?” Se separó y la miró con temor. Ella tocó sus labios y lo miró. Mostró una sonrisa perfecta y se abalanzó a él. Formando así una escena romántica en medio de una plaza, teniendo una perfecta puesta de Sol tras ellos.

FIN.

¡Una nueva historia!
Mi cabeza es un mecanismo que no descansa... Aquí un nuevo Oneshot.
Espero que guste (;

Invitado

Perfecto.
Es Ahikjklmnjhbh.
Muy bonito.
Además, la presentación un 10, sin faltas ortográficas ni errores...
Y tan Awwww!
Me encanto.
Debes seguir escribiendo.
=)

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

FUE PERFECTO ME GUSTO,ME ENCANTO
LO AMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

ENTONCES ESPERO QUE TU CABEZITA SIGA FUNCIONANDO ASI

POR QUE QUIERO OTRO
OTRO OTRO OTRO OTROOOOOOOOOOOOO!!

Hermosooo <3

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