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| Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! | |
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+4MenizdeJonas Beautiful-NO-Tamed. FerJonas12 DrawyoursmileJB 8 participantes | |
Autor | Mensaje |
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DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 3rd 2012, 06:56 | |
| [color=white]Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot!
-Título: Caperucita Roja y el Lobo -Fecha de creación: 03/07/12 -Autor(a) Alison Paige -Tipo de novela: Erótica -Novela Adaptada,
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¿Quién dijo que ser comida por el lobo feroz es algo malo?
_____ Hood lucha por mantener la panadería y obtener ganancias, o su propietario la desalojara, y su querida abuela esta en un asilo de ancianos. Luchar por la decisión de vender la casa de la abuela es bastante difícil. Lo último que necesita son las pesadillas de su infancia del gran lobo malo y que ahora se convierta en una fantasías real en su vida adulta. El interés repentino en el Sexy empresario Joe Lupo sólo empeora las cosas.
¿Es la respuesta a sus problemas, o simplemente un caballero-lobo en Armani?
Desde que mataron a su esposa hace 21 años, la vida de Joe, se centrado en dos cosas: En la protección de la manada y evitar a la hija mayor de los asesinos de su esposa. Cuando se hace evidente que no puede hacer una sin comprometer a la otra, Joe se encuentra jugando al "Lobo Feroz" y _____ Hood como la "Caperucita Roja" un papel que él disfruta mucho más de lo esperado.
El ataque de un lobo malo de verdad lo cambia todo para Maizie. Joe no puede negar la atracción que tiene en sus instintos y su corazón. De repente, él se encuentra tomando un papel que nunca pensó que él querría, como su protector y amigo. Hasta que la verdad sobre su conexión con su pasado de pesadilla sale a la luz ... [/size][/color]
Última edición por DrawyoursmileJB el Abril 27th 2013, 07:57, editado 1 vez | |
| | | DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! 01 Julio 3rd 2012, 15:30 | |
| Capítulo 1
—Lobo. — La abuela se apoyó en la mesa, su hígado ocasionó que se apoyara en ______—. ¿Me oyes, Caperucita Roja? El hombre es una bestia.
—Ya lo he oído, Abue. —______ miró por encima del hombro al del traje de Armani que caminaba hacia las puertas de La clínica del asilo de ancianos—. Él es un lobo. Lo sé.
La palabra heló a través de su cerebro. A ______ no le gustaban los lobos o perros o cualquier cosa de cuatro patas y peludas. Expulsó las imágenes de sus pesadillas con pieles y colmillos de su mente, no era difícil cuando su cerebro tenía mejores cosas para entretenerse. El pelo sal y pimienta que se encrespaba sobre el cuello hizo a ______ adivinar que el lobo de la Abuela era un italiano de cuarenta y cinco, tal vez cincuenta. Sin ningún anillo o líneas de bronceado en los dedos, y el pelo oscuro sobre su piel sin ser besado por el sol, un contraste agradable con la blancura de los puños de la camisa.
Su suave piel tensa, en sus manos acentuaba su edad de cuarenta y cinco, tal vez cuarenta y dos. La chaqueta costosa a juego ocultaba los detalles de su trasero, aunque ella no lo estaba comprobando, era sólo estrictamente un diagnóstico. Aunque si lo comprobaba por fuera, estaría intrigada por la forma en que el corte de sus pantalones tenía una línea muy fina hasta el brillo gris de sus zapatos.
Extendió una mano para presionar la puerta hacia fuera, miró hacia atrás como si sintiera que lo estuvieran observando.
—Quien es. —Su reacción fue puramente química, el instinto, no necesitaba más de la función cerebral. El calor le llegó, quemando sus mejillas, mojando sus bragas.
El hombre podría tener un poco más que treinta y cinco años, sus ojos azules se encontraron con los de ella como si hubiera sabido exactamente dónde buscar antes de que él se hubiera volteado. Se detuvo brevemente, apoyando su mano en la puerta, y la miró fijamente.
Su reflejo lo molestó por lo que rompió el contacto visual. Ella no lo hizo. Hubo algo en la forma que la miró, como rentándolo a que su timidez la ahuyentara. La timidez no era cosa de ______. Levantó la barbilla, sintiendo su expresión a su vez dura, y segura.
Las ventanas de su nariz se movieron, ajustándose para que su forma pareciera más delicada. Su cara era todo ángulos afilados y líneas duras, una mandíbula cuadrada y una barbilla suavemente redonda a la altura de su nariz. Sus cejas eran negras, gruesas, al igual que sus pestañas, y fijaron el contraste con esos ojos de color azul pálido.
Estaba bien afeitado, aunque probablemente se vería igual de bien con un rastro de barba. Desde esta perspectiva su pelo parecía más plateado que moteado, con ondas de espesor que rodeaban su frente con un ceño fruncido, y la frente arrugada.
Justo cuando pensaba que podría haber empujado su audaz mirada por un segundo muy largo, su frente se suavizo y en una débil sonrisa torcida, se formaron sus hoyuelos en la mejilla derecha.
Grandioso. Oh Dios su boca era demasiado perfecta. Si fuera un lobo, dejaría que me devorara. ______se puso rígida, preocupándose si sus pensamientos pudieran mostrarse en su rostro. Se dio la vuelta, poniendo fin a la carga sexual del concurso de miradas. La parte posterior de su cuello hormigueó, como si hubiera diminutos dedos ondeando sobre sus hombros y espalda.
Todavía estaba mirándola, ella lo sabía, pero ya había tenido suficiente. No tenía ningún sentido jugar con la idea de algo que ella no tenía el tiempo para terminar. Sólo había tantas horas en un día y ya había perdido más segundos de lo que podía disponer en un hombre-lobo sexy con pelo grandioso.
Cada minuto se debió a una visita de media hora con su Abue. Después de regreso a la tienda. Y su libido descuidado no robaría un segundo de ella.
Maizie supo el momento en que se fue, el cosquilleo de su mirada cálida desapareció de su piel. Bueno. ¿Qué quería un hombre como ese con su abuelita? —Así que ¿Por qué él es un lobo?
Odiaba gastar su tiempo juntas discutiendo sobre él, pero la Abue estaba allí, ya estaba envejeciendo y no se necesitaba mucho para confundirla, para tomar ventaja. ______ no dejaría que eso sucediera, no importaba lo atractivo que el tipo fuera.
—Porque él está detrás de la cabaña, por supuesto. —La abuela le dio un pequeño codazo al plato para acercárselo más a ______. Ella la había estado alimentando con sándwiches de mantequilla de maní desde que tenía siete años. Ahora ella se aseguró que el personal del asilo tuviera uno listo en momento que ______ entraba por la puerta.
No importaba que ella no tuviera hambre y que la cosa tuviera millones de calorías. Mi abuelita me dijo que comiera, y comí. Un viejo hábito de obediencia de la infancia. ______ recogió medio triángulo y le dio un mordisco. Además, los sándwiches de mantequilla de maní siempre habían sido su comida favorita.
—Nadie quiere la casa, Abue. —La cabaña de dos dormitorios estaba sólo a una tormenta de ser un montón de escombros, cuando era una niña. Y no había mejorado en nada desde que ambas se habían mudado de ahí.
—Bah, no por supuesto. Es la tierra. Él quiere que destruir la tierra. Va a derribar todos mis árboles y construir uno de sus centros comerciales. ¿Me oyes?
—Uh, seguro, Abue. Te oigo. El lobo feroz está detrás de la tierra. — Maizie se atragantó con el nudo de emoción en su garganta y desplazó su atención a la cesta de mimbre que había en la mesa junto a ella, pretendiendo examinar su contenido. Ella no quería que la abuela viera las lágrimas en sus ojos. La casa estaba en medio de la nada. Nadie querría construir un centro comercial allí.
Ya sea que los días fueran buenos o malos, esté siguía siendo uno de los mejores días para la abuelita. Ella los llamaba "hechizos", los describía a ______ como días en que el mundo era un lugar totalmente diferente donde las cosas cotidianas se torcían en su cabeza y los recuerdos, reales o imaginarios, se mezclaban con la realidad del día presente. La peor parte era cuando los hechizos pasaban y la
Abuela recordaba… todo.
—Te he traído algunas de mis galletas de chocolate, — dijo ______, con la esperanza de sacar a la abuela de su mundo de fantasía—. Las que se mezclan con chocolate blanco y almendras. ¿Aún sobornas a las enfermeras con Ron por un tiempo extra en la terraza de atrás?
La cara de la Abuela se arrugó, sus ojos brillantes eran más amplios, confusos. Ella asintió. ¿Sabía que estaba encerrado uno de sus hechizos en ese momento? ______ no quería pensar en ello. Le debía a esa mujer, todo. Hacer que se sintiera lo más cómoda posible era lo menos que podía hacer.
—He traído algunos de esos trocitos de azúcar canela, a Clare, a la de recepción le gustan. Y dos cajas de las galletas de jengibre para que tengas algo que ofrecer a tus huéspedes de la habitación. —______ se ocupó de descargar todo lo que había traído de la panadería de Pittsburgh en la mesa.
—Me dijo que vendiera la tierra. Recuerdo... —La voz de la abuelita se tambaleó—. Me dijo que yo era egoísta por no hacerlo. Que necesitabas el dinero.
______ rompió su atención en la abuelita. —¿Quién dijo eso?
—Yo... yo no estoy segura. ¿Riddly? Creo que fue mi Riddly.
—No, abuela. No fue papá. Riddly Hood ha estado muerto durante veintiún años. Murió en un accidente de coche cuando tenía siete años. Tanto él como mamá. Te acuerdas, ¿No?
La abuela parpadeó, la piel de los párpados cayeron haciendo su expresión confusa dolorosamente adorable.
—Está bien, abuela. También a veces olvido las cosas. —______ se deslizó más cerca y alisó los mechones de pelo blanco enmarcados en la cara de su Abuela hacia el moño pequeño y limpio en la parte superior de su cabeza. Le enderezó los bordes de su chaqueta y sujetó el botón de la perla superior.
Todo sobre su Abuela parecía tan frágil, tan diferente de la mujer que la había cuidado, levantado, y que estaba al pendiente de todo. La abuela debería haber tenido los últimos veintiún años para concentrarse en ella. La había criado como su hija. Ella había puesto sus propias necesidades a un lado y criado a ______ de todos modos. En el momento en que ______ podía valerse por sí misma, la edad había comenzado a jugar con la mente de la abuelita. No era justo.
La confusión se desvaneció, los brillantes ojos azules de su abuela se volvieron acero con determinación—. ¿Necesitas dinero, querida? Dile a tu abuelita. Tengo un poco en la lata de café en la parte superior de la nevera. Toma lo que tú necesites, Caperucita Roja. Es por eso que estás aquí.
______ apretó la mano de la Abuela, suavemente, con cuidado de no dañar los huesos quebradizos o moretones en su piel suave.
—No, abuela. Estoy bien. La panadería finalmente ha dado muchos beneficios este año.
Era una verdad a medias. La panadería que había abierto hace dos años,
“Panadería Caperucita Roja” (un juego de palabras por su apodo que se debía a su pelo del color del fuego), tenía ahora las finanzas en su mayoría en negro. Las finanzas personales de ______ , sin embargo, eran de un color rojo brillante como su pelo.
Los asilos de ancianos, los mejores, no eran baratos.
En un mundo perfecto ______ habría mantenido a su abuelita con ella y la habría cuidado ella misma. El mundo estaba lejos de ser perfecto sin embargo, las necesidades médicas de la Abuela, su odio por la ciudad y las exigencias de tiempo de su nuevo negocio hicieron de una residencia de ancianos la mejor y única opción para ambas.
Por supuesto que no, se detuvo brutalmente ______ con culpabilidad. Ella se arruinaría a sí misma, y a la panadería, si fuera necesario, para hacer que la abuelita estuviera segura y con la mejor atención. Con suerte, el banco aprobaría su solicitud de préstamo y nada de esto sería una preocupación nunca más. La verdad era que la venta de la casa en la que había crecido y las ciento y tres hectáreas resolverían muchos problemas.
— ¿Cuándo fue la última vez que alguien comprobó la casa? — ______ se preguntó. — ¡Oh!, mi lobo de plata hermoso la comprobó el otro día. Todo está bien. Él explicó que había puesto violetas frescas en el jarrón del alféizar. Son mis favoritas, ¿Sabes? —La sonrisa de la Abuela agrupó el exceso de piel en sus mejillas, un rubor de color haciéndola parecer diez años más joven. ______ silbó un juramento en voz baja. Justo así, la abuela había perdido su memoria de nuevo. Al menos ______ lo sabía. Este lobo, el lobo de plata grande de la Abuela, había sido una parte de su infancia, un personaje de sus historias antes de acostarse. La abuela parecía olvidar que sólo era un invento a veces. ______ podía seguirle la corriente y aún tener una visita relativamente sana con su abuela.
— ¿Qué más dijo tu lobo de plata? ¿No ventiló el lugar por casualidad? Tal vez comprobó los canales y el sótano, asegurándose de que no hubiera ninguna criatura dentro.
______ no había tenido tiempo para pasar por ahí y comprobar el viejo lugar, por meses.
Rodeada por cientos de Acres y con vecinos de cuatrocientas hectáreas, la pequeña casa con chimenea se encontraba en lo profundo del denso bosque. Todo tipo de cosas salvajes podían asumir el control en cualquier momento.
La abuela asintió con la cabeza, su sonrisa nunca vaciló—. Sí, querida. Vió todo. Mi lobo de plata grande sabe lo importante que es ese lugar para mí. Dice que lo mantiene como lo dejé para cuando vuelva.
______ tragó el repentino nudo en su garganta. Ella no tenía idea de que la abuelita creía que volvería a casa algún día—. Abue...
—Relájate, querida. Podrías soplar un fusible. Las dos sabemos que vivir en esa casa es demasiado para mí como esto. Apenas puedo tomar un tintineo por mi cuenta. Es sólo una broma, es todo. Es una tentación para mí. Me gusta. Me hace reír.
—Te hace reír, ¿Eh? Siempre me dijiste que era un lobo feroz. Me daban pesadillas con las historias de cómo me comería si jugaba demasiado en lo profundo del bosque. Me contabas todo acerca de sus grandes orejas y afilados dientes...
—Oh, eso. Bueno, supongo que pudo haberte confundido con un cervatillo sabroso o un zorro o algo, pero sobre todo yo no quería que vagaras demasiado lejos y molestaras al pobre.
— ¿Así que fue una táctica de crianza de tus hijos? Agradable. —______ le dio un guiño juguetón a la abuelita—. Tal vez me vaya por ahí para ver qué tiene de especial este lobo de plata apuesto, con el que tú aterrorizabas mi infancia para protegerlo. —No, no, yo no creo que sea sabio. Es digno y cortés, pero todavía hay una fiera en él. No olvidéis nunca que, a Caperucita Roja… No. Es mejor que lo dejes en paz. Además, tú no viviste tu infancia con terror. Eras una de las niñas más valientes que yo hubiera conocido. Peor que tu padre. No puedo pensar en nada que pudiera sacudirte, excepto...
El corazón de______ tartamudeó. Las dos se quedaron en silencio. Sabía que los pensamientos de su Abuela se habían ido, al igual que los suyos. La noche de la muerte de sus padres. El accidente de coche. La mirada inquietante de un verde luminoso en el parabrisas. Allí y después nada. Estaba demasiado oscuro, llovía demasiado. Su padre no podía ver, no pudo frenar a tiempo.
Él se desvió, pero era demasiado tarde. El despliegue vicioso por el terraplén era inevitable, imparable.
¿Cómo había sobrevivido? Ella no lo sabía. No podía recordar. Pero recordó esos ojos.
______ aún los podía ver, mucho después de que la imagen se hubiera desvanecido, el cuerpo roto de un lobo atrapado bajo el coche, sus padres en el asiento delantero, sus rostros y cuerpos cortados y maltratados más allá del reconocimiento, en todas partes había vidrio, metal retorcido, el olor de goma quemada y gasolina, el sabor cobrizo de su propia sangre en la boca. Los ojos verdes salvajes la habían atormentado durante años. Dios, odiaba a ese lobo.
—Sí, bien. Eso fue hace mucho tiempo. —Y ______ no quería recordar más.
—Sí, fue horrible. Has llegado tan lejos desde entonces.
______ le dio una sonrisa forzada y dirigió el tema lejos de los oscuros recuerdos—. Y aquí seguimos hablando de que el lobo de plata misterioso viene aquí, te hace reír, que tentador. Vamos, Abue, ¿Qué hay de tentador en él? ¿Es algo que me hará sonrojar?
La Abuela no se inmutó—. Convertirme en uno de ellos, por supuesto. Esa es la única forma de que este viejo cuerpo puede regresar a la casa. ¿No?
—¿Uno de ellos?
—Sí, cariño, un licántropo. Un cambiante de forma. —Ella suspiró por la confusión de______ —. Un hombre lobo, hija. Un hombre lobo.
* * *
—Annette, es el señor Lupo. — Joe se ajusto el Black Berry contra su oreja.
—Sí, ¿Señor Lupo?
—Dame todo lo que hay de ______ Hood. Y me refiero a todo, los negocios y lo personal. Lo quiero todo. Debemos de tener sus números en el archivo junto con los de su abuela Ester. —Maldición él había ayudado a Ester con el archivo para el número de seguro social de la niña cuando él se había dado cuenta de que los padres de ______ no tenían uno. En aquel entonces no era automático.
—¿______? La pequeña niña de la…
—Todo, Annette.
—Sí, señor Lupo.
Joe pulsó el botón de desconexión con el pulgar y se metió el teléfono ancho en su bolsillo. Miró por la oscura ventana privada de su limusina a la nada, mientras salían de la clínica, de la casa de asilo.
Dios, todavía no podía creer que era ella. Ella había cambiado tanto, madurado... maravillosamente. Sin embargo, su olor era el mismo, exactamente el mismo, a pesar de haber tomado un segundo para colocarlo. Veintiún años era mucho tiempo, incluso para él.
Joe movió la cabeza, se frotó el cansancio de los ojos con ambas manos. Tal vez lo estaba imaginando, el olor de los árboles rotos, savia, gasolina y goma quemada. Todavía podía oler la sangre en el aire a su alrededor, la tierra y la lluvia. Todavía notaba las lágrimas, las suyas, y de los suyos.
Tenía que estar imaginando. Su sentido olfativo era bueno, pero no tan bueno como veintiún años. Sin embargo, ver a ______ Hood ahora le demostró que había tomado la decisión correcta de todos estos años. Los recuerdos lo inundaron como arenas movedizas, tirando de él tanto que apenas podía respirar.
En aquel entonces, se habría matado. Él tenía derecho de pedir a su abuela, Ester, que la mantuviera lejos, al menos impedir que se aventurara en su territorio del bosque. Sólo que no podía soportar su olor, el olor de la muerte. Le dijeron que se limitara a los caminos, y él las evitó. Había trabajado en eso. Hasta hoy.
Joe arrebató el periódico de la bolsa en la pared del coche. Se inclinó hacia atrás, desplegándolo y replegándolo con un quebradizo ruido. La tinta aún estaba húmeda, no tanto como el olor de los seres humanos, pero lo sentía en los dedos. Era una buena sensación, un olor bueno, mundano. Inofensivo.
Se volvió a la sección de bienes raíces de primera clase de compra-venta. Los negocios más importantes en sus pensamientos, ______ Hood podía desaparecer en los oscuros recovecos de su mente donde quisiera. Echó un vistazo a la lista.
Canela. Los otros olores estaban allí, o no, pero él había olido canela eso era seguro. Y el chocolate. Ester siempre había tenido un sándwich de mantequilla de maní a la espera de él, su favorito, o más bien su obligación. Pero por otra parte le habría ofrecido algún tipo de delicioso pastel o una galleta para el postre.
Se había dado cuenta de que ______ tenía una de esas cestas de mimbre pintorescas con doble asa, rojo y blanco, con un forro a cuadros. ¿Era proveedora de la pastelería de Ester? Ester nunca había mencionado las visitas de ______, o por qué la había traído.
¿Por qué iba a hacerlo? Ester sabía cómo se sentía. Lo había dejado perfectamente claro hace tantos años y Ester fue una verdadera amiga comprensiva.
Lo que había de muestra de dulces azucarados, sin embargo, fue celestial. Mejor que la mayoría de los chefs profesionales que conocía. ¿Horneaba ______ por diversión o beneficio? Él quería saberlo.
¿Dulce musgo de turba, que le está tomando a Annette tanto tiempo? La pared de árboles a lo largo de la carretera se rompió en un campo abierto y se dibujó en su mirada. Miró fijamente, sólo a la mitad notó el montón de vacas, el granero y los silos de maíz en la distancia. Su mente vagaba demasiado rápido en el pelo rojo y largas piernas de seda.
______ parecía lo suficientemente buena para comer. Sabía que su pelo era rojo. Lo había recordado en gran parte. Sin embargo, la luminosidad, el espesor. ¡Dios, no había tenido la menor idea! El color le recordaba a las hojas de otoño, las que habían en el bosque parecía que estuviera ardiendo con el fuego frío. Y con los bloques de espesor que caían por el camino hasta la curva superior de su trasero, parecía más como una capa de pelo.
Joe trató de abrir y cerrar la visión de su mente y se centró de nuevo en el periódico. Encontró el nombre que había estado buscando por segundos.
—Anthony Cadwick, maldito viejo—. Sin duda el hombre estaba ocupado. Acosando a Ester por la mañana, y por la tarde para cerrando un importante acuerdo de bienes raíces. Intimidaba fuertemente a los propietarios de viviendas y los manipulaba con las leyes de dominio eminente, lo cual era su especialidad.
Cadwick era cada pedacito del lobo estereotipado que Ester le había descrito. Joe sólo esperaba que Ester pudiera mantener su juicio, cuando él volviera otra vez. No podía permitir que Cadwick pusiera sus manos en la tierra de los Hood. Sólo la idea de la evolución de viviendas y los supermercados de descuento, estuvieran tan cerca de su bosque, hizo que sus bolas se encogieran.
Joe supo sin mirar, el momento en que llegaron a la carretera. La suspensión de la limusina fue superior, pero la diferencia entre los caminos rurales y la carretera era como la de los lisos adoquines con el vidrio.
No, Ester tenía el número de Cadwick, y Joe estaba listo para apoyarla por si acaso. Convencerla para vender sería como empujar agua cuesta arriba para Cadwick. El comodín era ______. Haberla alejado de su realidad, había hech que no hubiera sido considerada por su radar. Ella era "en" para Cadwick lo que Joe no había considerado.
No había duda de que tenía una gran cantidad de influencia con su abuela. Eso sólo era un peligro que no podía tolerar. ¿Con qué facilidad ______ podría ser manipulada? ¿Necesitaba dinero? ¿Era fácil de seducir? ¿Era inteligente o crédula? ¿Tenía sueños para explotar, sueños y metas que Cadwick podía darle en sus manos en un plato?
Joe miró su reloj—. ¡Dios, Annette!
Cadwick haría cualquier cosa para obtener ganancias y con el tipo de clientela que tenía, tipo Fortune-500, tenía un espacio para jugar. Por supuesto, con la apariencia de ______ no era difícil adivinar su primera táctica.
A sus setenta y ocho Joe se veía de la misma edad que Cadwick, que estaba en sus cuarenta y tantos años. Aunque Joe estaba tan en forma como un hombre de veinte años. Pero Cadwick podía tener un par de ventajas. Tenía características románticas, nariz más grande, hombros más amplios, con una estructura más rechoncha.
Sus ojos eran de un aburrido marrón, el pelo negro como el de Joe, como lo fue una vez. Pero mientras el de Joe se había vuelto de un color plateado, salpicado con toques de negro, Cadwick todavía poseía los tonos oscuros, sólo volviéndose de un color ceniza sucio en los templos. Él lo llevaba más corto que Joe, bien cortado sobre sus orejas y una media pulgada por encima del cuello.
¿Cuál de ellos era el tipo para Maizie? ¿Cuál de ellos podría seducirla mejor? Joe no tenía ni idea. Pero ¿y si se llegara a eso-a la seducción? ¿Joe podía hacer lo necesario para impedir que la tierra Hood fuera vendida? ¿Podría seducir a ______ Hood?
Su mirada se posó en la ventana, en los coches que bajaban, cruzó con su limusina por delante de ellos. Pero era una visión de pelo rojo furioso y unas piernas largas bien formadas que llenaban su mente.
Ella lucía como inocencia pecaminosa, si tal cosa existiera. El cuerpo núbil de una mujer envuelta en un vestido de verano blanco de nieve manchado con margaritas y un bosque de contraste verde. Sus pechos habían forzado el vestido de cuello redondo, presionando contra la plataforma de modo que había sido incapaz de centrar su atención lo suficiente como para leer las letras blancas en el bolsillo delantero.
Se había dado cuenta de las sandalias que llevaba, poco sexys, sin embargo, con las uñas pintadas, de un tono rojo que palidecían en comparación con su pelo. Y seguro como el infierno había notado sus labios. Un tono maduro que no tenía nada que ver con el maquillaje de cera y todo que ver con una mujer en plena floración.
Pero más allá de todo eso, sus ojos lo habían capturado. Verde, el color de las hojas nuevas de aliso, que había mirado con descaro. Todavía podía sentir el calor de su mirada que vibraba por el pecho hasta la ingle. Dulce musgo de turba, que casi había llegado a sus pantalones con la emoción de hacerlo.
Por supuesto que no podía saber lo que estaba haciendo. Las reglas eran diferentes en su mundo, pero el reto se había sentido lo mismo. Sin decir una palabra, había cuestionado su autoridad, lo desafió, le exigió que demostrara su lugar, tenía que mirarla como otra más, como su igual o dominante. Y tal vez era su igual. Ciertamente, nadie se había atrevido a desafiarlo desde que había sido mordido hace cuarenta y tres años.
Él no tenía ni idea de lo mucho que algo le faltaba, cuánto una parte de él necesitaba ese desafío. La bestia en él ansiaba la batalla, ardía en deseos de ganar su lugar, para ganar a la hembra.
El atrevido desafío con ______ tocó su corazón en el mismo centro de lo que él era, lo llenó de adrenalina y un deseo primordial que ahora estaba se sentía completamente absorbente.
Un gruñido retumbó en su pecho por propia voluntad, sus manos apretaron el periódico, sus ojos cerrados luchando contra la creciente necesidad. La sangre le atravesó el cuerpo, la sensación de hormigueo caliente a través de su piel, se plasmó en la ingle. Su polla creció pesada y gruesa, tensionándose dentro de sus pantalones. Se movió en su asiento, pero el roce de la ropa en contra de su sexo sólo hizo que la necesidad empeorara.
—Mierda—. Después de unos dobleces al papel, lo arrojó a través del compartimiento hacia el asiento de enfrente. La limusina era espaciosa, con espacio de más para estirarse, pero Joe no necesitaba mucho para encontrar al menos una pequeña muestra de alivio.
¡Dios, se sentía como un adolescente hormonal! No podía recordar la última vez que había tomado ventaja de la barrera de intimidad entre él y el conductor, con los vidrios oscuros para el mundo exterior. Tenía que haber sido hace más de un
año, pero esta sería la primera vez que él se había complacido solo. La bestia en él tenía necesidades simples, pero cuando esas necesidades surgían podía consumirlas.
Un torbellino de emociones rodeó a ______ en su mente, el resentimiento, la ira y el dolor se mezcló con los deseos que despertaba en él como un hombre, la lujuria, la soledad y la atracción. Tenía que hacer algo o perder todo el control.
Se recostó en el asiento de cuero grueso, tirando de sus pantalones, tratando de aflojar la tensión creciente. Eso ayudó, pero su polla dura todavía comprimía dentro de sus calzoncillos, y quería hacer algo más que dar al gran hombre algo de espacio. Cerró los ojos y permitió que la imagen de los senos redondos de ______, el borde de su vestido de verano, consumiera sus pensamientos. Se podría imaginar la carne madura, llenando completamente sus manos, sus pezones duros como arrugas de cereza en contra de sus manos. Dios, él quería exprimirlas, torcerlas y burlar a los pequeños pedazos con los dedos, con los dientes.
Joe acarició su polla a través de su pantalón, la tela casi proporcionaba suficientes barreras para engañar a su mente y creer que podría ser en otro lado. Otra mano. La sensación de hormigueó, escozores eléctricos a través de sus bolas, a lo largo de sus muslos. Los músculos se tensaron, presionando su polla dura en contra de sus pantalones, contra el golpe de su mano. Trabajó con el cinturón y el botón, desabrochándolos, liberándose a sí mismo. Se movió, manteniendo su firme polla en su mano derecha, la mano izquierda liberaba sus bolas apretadas, de forma más sensible. ¡Dios, se siente bien! El dolor era como si no se hubiera venido en años.
Sus dedos cambiaron, recogiendo su polla, enviando una descarga de placer a través de él tan rápido que una gota de crema de color blanco se asomó a la cabeza de su polla. Acaricio con su mano el tronco sólido, el pulgar lo lanzo por su cabeza, secándose la humedad. Se quedó sin aliento cuando sus dedos acariciaban sobre la cresta de su cabeza y gemía en voz alta cuando la acariciaba de nuevo.
—Jódete...
Otro movimiento largo y luego otro, la piel de terciopelo se calentó contra la palma de su mano, una necesidad vertiginosa en su cabeza. Su mano derecha, trabajó en el instinto, acariciando su polla, sintiendo que sus bolas rodaban sobre sus dedos, exprimiendo, tirando suavemente y luego no tan suavemente.
No podía evitarlo, las imágenes de______ pasaron por su mente. Su pelo largo ardiente acariciando su vientre, mientras que sus dulces labios rodeaban su pene, exprimiendo duro. Casi podía sentir su pecho presionando contra sus muslos, rebotando contra sus pelotas.
—______... Si... fóllame.
— ¿Señor? —Mierda… —Joe dejó ir sus bolas para presionar en el intercomunicador y hablar con su conductor.
—¿Qué? —Apenas sonó humanamente, pero apenas se sentía humano en ese momento.
—Hemos llegado al edificio de Cadwick, señor.
—Bien. —La mano derecha de Joe mantuvo un movimiento constante, sus caderas balanceándose con ritmo—. Dame un minuto…
Tocó el botón del interfono y devolvió la mano izquierda a sus funciones anteriores. Su mente se concentró en los pensamientos de la mujer ardiente de nuevo—. ______... mmm. — Sus curvas sexys, esos ojos verdes y audaces.
Joe acarició el pene más rápido, apretó sus pelotas. Se imaginó a ______ tirando entre sus piernas, su lengua rozando con burla la punta de su pene antes de tomar la longitud de él entre sus labios deliciosos. Caliente y apretado, húmedo y resbaladizo, casi podía sentir su polla dura embestida en esa boca sexy, su lengua contra su eje...
El teléfono celular sonó.
—¡Jóder! —Joe tiró el teléfono del bolsillo de su pecho—. Habla.
Un momento de silencio, apenas lo suficiente para que Joe pudiera lamentar su tono duro con su querida Annette. Sabía que era ella. El teléfono sonó como cuando recibía la llamada de la oficina.
—Sr. Lupo, tengo parte de la información solicitada. Yo... Pensé que usted lo quería lo más rápido…
—Sí. Lo siento, Annette. Lo asumes correctamente como de costumbre. ¿Qué tienes?
Annette se aclaró la garganta, desterrando el tono anteriormente tímido—. La Sra. ______ Hood tiene una calificación crediticia, mientras que el mantenimiento de los pagos mínimos mensuales de un préstamo de negocios son considerables y las tasas de un monto por la casa de asilo en Glide, Pennsylvania. Hace poco solicitó un préstamo personal.
—¿Aprobó?
—No hay una palabra oficial, pero no se ve bien.
—Hmm... Sigamos, —dijo Joe.
—Sí, señor. Ella tiene un pequeño apartamento con un dormitorio a cuarenta y cinco minutos de la clínica del asilo en Pittsburgh, por el que paga cuatrocientos cincuenta dólares por mes.
—Extorsión. —La polla de Joe, se suavizó en su mano.
—Sí, señor. Ella recibió tres multas de tráfico y dos boletas de exceso de velocidad en los últimos seis meses. Ella tiene un ginecólogo, pero no un médico general. Ella tiene tapadas dos muelas inferiores y una receta de píldoras anticonceptivas. Sus declaraciones de la tarjeta de crédito muestran una buena cantidad de compras de comestibles.
—Interesante.
—Pensé que iba a decir eso. Ah, y el préstamo de negocios es para una pequeña panadería, también en el lado sur. La Sra. ______ Hood aparece como la única propietaria. Ella tiene dos empleados. Una joven llamada Cherri Pi, salió recién del instituto culinario y abandonó la escuela secundaria con una licencia de conductor comercial.
— ¿Pastel de chocolate? —No. Y Bob. —¿Bob? ¿No tiene apellido? —Smith, señor. Bob Smith. —Perfecto. ¿Algo más? —No, señor. Todavía estoy esperando volver a escuchar de mis fuentes con sus asuntos personales. Esto es todo lo que encontramos en el registro público. —¿Usted habló de los pagos mínimos mensuales del préstamo? ¿Está haciendo los pagos a tiempo a la clínica?
—Sí, señor. Pero le han cortado el servicio un par de veces. Igual con el préstamo de su negocio.
—¿El negocio obtiene una ganancia?
—Si, ella tiene un sueldo, a duras penas.
Maldición, era peor de lo que pensaba. Cadwick ni siquiera rompería a sudar para comprarla. El infierno, tal vez ya la había invitado a salir y a su casa.
—Llama a Chuck Woodsmen.
—¿El juez Woodsmen? —Preguntó.
—Sí. Dile que voy a necesitar de la información que discutimos. Parece que tendremos que utilizar nuestro último recurso, después de todo.
—Sí, señor.
—Vuelves.
—Por supuesto, señor.
El teléfono se cortó antes de que Joe empujara el botón de desconexión y lo metió en el bolsillo de la chaqueta. Su pene duro se evaporó por completo, Joe metió sus partes preciosas en su lugar y sujetó sus pantalones. ______ Hood se había convertido oficialmente en un negocio y Joe Lupo no follaba con su negocio.
Había conocido a Anthony Cadwick durante veinticuatro años. Fue una economía competitiva, traicionera, envidiosa y pensaba que era mucho más inteligente, con mejor aspecto, y mucho más merecedor de lo que nunca fue. Lo que básicamente significaba que fuera de sí mismo, Joe no conocía a nadie más peligroso.
Si Joe deseaba una oportunidad en el infierno para la protección de todo lo que importaba, tendría que jugar a las escondidas. Descubrirá cómo Cadwick había engañado a los Hood, lo que significaba que Joe tendría que hacer un poco de engaño competitivo para su beneficio.
Apretó el botón del intercomunicador a su conductor.
—Estoy saliendo.
Hola chiquis, La sigo?
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| | | FerJonas12 Novia De..
Cantidad de envíos : 645 Localización : Ave. Fastlife LA. California Fecha de inscripción : 03/02/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 3rd 2012, 16:03 | |
| Primera lectora! Dios me ha encantado siguela pronto please! | |
| | | FerJonas12 Novia De..
Cantidad de envíos : 645 Localización : Ave. Fastlife LA. California Fecha de inscripción : 03/02/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 3rd 2012, 16:19 | |
| Tu nove me recordó al video chat de los jonas donde Les pregubtan "how do you madturbate?" jajajaja hay ese Joe! Tiene que seguirla please | |
| | | Beautiful-NO-Tamed. Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 515 Edad : 29 Localización : Tomando leche de la granja de Joe ;) Fecha de inscripción : 02/08/2010
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 3rd 2012, 17:53 | |
| Nueva lectora:) me encantaron los capitulos!ojala la sigas(: | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 3rd 2012, 18:15 | |
| Oh Nueva lectora te dije que me tendrías por acá síguela esta muy buena ya quiero saber que pasa bueno ya no molesto mas y me voy a leer tus otras noves chau xoxo | |
| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 4th 2012, 00:21 | |
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| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 4th 2012, 11:17 | |
| síguela | |
| | | IrennIsDreaMy Casada Con
Cantidad de envíos : 1250 Edad : 30 Localización : On the Other Side of the Door with Taylor Swift and Joe Jonas <3 Fecha de inscripción : 21/01/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 4th 2012, 12:22 | |
| nueva lectora siguelaa me encanto se ve muy buena | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 4th 2012, 16:38 | |
| síguela | |
| | | DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 4th 2012, 20:12 | |
| Capítulo 2
—El señor Cadwick, por favor.
La delgadísima secretaria-modelo frunció sus labios, con la mirada burlándose de él como si fuera el plato principal de uno de esos buffets "Come todo lo que puedas"—. ¿Y usted es?
—Joe Lupo.
Ella se enderezó, con sus dilatados ojos marrones como los de una cierva—. Oh, se lo haré saber de inmediato, señor Lupo. —Sus delgadísimas cejas se fruncieron cuando echó un vistazo al librito de citas delante de ella—. Oh, vaya. Está… mmm, en una reunión. Puede que tarde unos minutos.
—Esperaré. —Joe finalizó el intercambio de palabras con una brusca inclinación de cabeza y volvió a la lujosa sala de espera con asientos de cuero que había en la parte más alejada del exterior de la oficina. La oficina personal de Cadwick estaba situada en lo alto del edificio Cadwick Enterprises. Los pisos inferiores estaban ocupados con varias divisiones de su compañía, con varios miles de empleados ganándose el pan diario trabajando para Anthony Cadwick. Asombroso.
Joe se dio unos suaves golpecitos en la cara. Joe no tuvo problemas para lograr el acceso a la exclusiva planta con la simple mención de su nombre. Si no sabias quién era Joe Lupo, no estabas en tus cabales. Se sentó en uno de los sillones de cuero de alto respaldo. La habitación era como cualquier otra sala de espera, con los ficus y helechos indispensables, todos falsos, proporcionando unas gotas de color.
Tomó la revista Forbes de la mesita de café de oscura madera que había delante de él. Había otras dos revistas en la mesa, ambas de la misma publicación que sostenía. Echó una ojeada a la densa portada en la que Anthony Cadwick, con su cara de mediana edad, le sonreía abiertamente. Tenía letras mayúsculas rojas impresas atravesando su frente—. El Top Veinte de las compañías para vigilar. — Joe resopló y se preguntó si por "vigilar" querían decir "sospechar".
Hojeó las páginas hasta encontrar el artículo principal. Cadwick se había ganado un artículo de dos páginas. Un bonito pedazo de publicidad gratuita. El muy gilipollas lo estaba haciendo bastante bien.
—Señor Lupo, el señor Cadwick puede verle ahora.
Joe dirigió su mirada hasta la alta secretaria que estaba de pie junto a la mesita de café. Sus interminables piernas estaban disimuladas hasta las rodillas por un vestido azul y marrón medio transparente que dejaba demasiado expuesto de su inexistente escote y sus pálidos y largos brazos. Su cabello del color de las nueces colgaba en ondas unos centímetros por debajo de sus hombros. Observó su cara, la calma que había en ella. En absoluto era poco atractiva.
—Perdone mi falta de educación —dijo él—. No le he preguntado su nombre.
Los hombros de ella volvieron a su posición, y una sonrisa auténtica extendió sus mejillas. Sus dientes eran demasiado grandes, la sonrisa demasiado ancha, la cara demasiado grande. Era bastante normalita pero desde cierta distancia podía ser atractiva. El perfecto look runway.
—Alicia. Alicia Sanders. Y puedo decir que es un honor conocerle, señor. Quiero decir que he visto su nombre en todas partes. En el Fortune 500 y en el Time and
Newsweek y…
—Sí. Gracias, Alicia. —Joe se levantó, terminando con la conversación de esa fan. Sacó su tarjeta profesional del bolsillo del pecho de su chaqueta y la presionó en la palma de ella, estrechando su mano entre las suyas—. Ven aquí el lunes. Veré que puedo hacer.
—¿En serio? Quiero decir… gracias. De verdad. Hago algún trabajo como modelo
y moriría por pillar un contrato con la agencia que posee su compañía.
—Lee la tarjeta, Alicia.
Ella le dio la vuelta a la tarjeta—. ¿Pero qué…? Es usted alucinante, señor Lupo. Gracias, gracias.
—No te he entregado un contrato, Alicia, sólo te envío a conseguir uno. — Joe enderezó su corbata—. Esto es el CEO de Bad wolf Modeling. Él sabrá que la tarjeta proviene de mí. Llévala el lunes por la mañana. Prepárate, para cualquier cosa que quieran que hagas, sesión fotográfica, audición, entrevista…
—Puede apostarlo. Estaré allí, se lo aseguro. —Estaba literalmente dando saltitos, acunando la tarjeta como si fuera un ticket dorado de la fábrica de chocolate.
—¿Alicia? ¿Podemos ir a ver al señor Cadwick ahora?
—Oh, vaya. Sí. —Se aclaró la garganta, todos los signos de la mareante fan habían desaparecido—. Por aquí, señor Lupo.
Las estrellas de rock tenían mujeres que les lanzaban las panties. Los hombres como Joe conseguían currículos y tiros en la cabeza. Raramente garantizaba un empleo, pero siempre daba la oportunidad para conseguir trabajo. La Compañía Bad Wolf era dos veces más grande que Cadwick Enterprises y mucho más variada. Las ventajas eran muy buenas cuando abrían nuevos puestos, si alguien tenía las pelotas de pedírselo.
Alicia, que iba a la cabeza, abrió ambas puertas de madera gruesa de un empujón, sin duda por orden de Cadwick. Era mucho mejor dejarse ver de esa manera. Cuatro de las oficinas de fuera podían fácilmente caber en esta y tener además una habitación de repuesto. Cadwick estaba sentado en su escritorio, y tenía algo que recordaba a lo que podrías encontrar en el Despacho Oval, una pared de ventanas y una vista de la ciudad de Pittsburg como telón de fondo. Agradable, si te gustaban ese tipo de cosas.
—Lupo —dijo Cadwick, levantando la vista de algún documento como si hubiera sido pillado totalmente por sorpresa.
—Cadwick.
El exagerado hombre de negocios se puso de pie e hizo un esfuerzo por rodear el escritorio, tendiéndole la mano, para encontrarse con Joe a medio camino. Sus manos se entrechocaron juntas como el acoplamiento de un tren, Cadwick añadió una masculina palmada en el brazo de Joe.
—¿Todavía tengo a mi secretaria?
Joe ofreció la sonrisa obligatoria—. Lo veremos el lunes.
—¡Lo sabía, lo sabía! —Cadwick devolvió la risita Cortés. Condujo a Joe hasta las dos butacas de cuero que había frente a su escritorio—. ¿Qué puedo hacer por usted, viejo amigo?
La tensión ondeó a través de los hombros de Joe y fue directamente a su espina dorsal. Viejo amigo. Joe no se dignaría a contestar. Sonrió, se comió la irritación y esperó hasta que Cadwick se sentara en su sillón ergonómico al otro lado de su mesa—. Tengo algo de ganado viniendo en unos 18 meses —dijo Joe—, Alces. Una pareja de apareamiento. He pensado en ampliar la reserva.
Cadwick sacudió la cabeza, con una sonrisilla alargando su gruesa cara. Los codos apoyados en los brazos del sillón se reacomodaron poniendo las manos delante de él.
—Tú y esos animales. Tiene que... 350, 400 acres ya, ¿Y estás esperando añadir más? Dinero sobrante, ¿Eh?
Joe se aclaró la garganta, y permitió que su disconformidad y su creciente irritación se mostraran en sus cejas fruncidas. Se movió en su asiento, apoyándose hacia delante.
—Word tu compañía y ha estado comprando, un buen trozo de tierra alrededor de mi lugar. Tierra que no estaba previamente a la venta.
La sonrisa de Cadwick no se agrandó mucho.
—Un buen hombre de negocios se crea sus propias oportunidades. ¿No era eso lo que nos decías?
Joe suspiró. Algunas cosas no cambiaban nunca—. Estoy encantado de que encuentres mi clase tan… provechosa, Anthony. Sin embargo, no recuerdo haber enseñado extorsión, intimidación o repercusión política como parte del plan de un buen hombre de negocios.
Cadwick abrió las manos y se encogió de hombros—. Siempre dije que debería haber dado yo esas clases.
—Enseñé aquel curso de negocios en la universidad hace 24 años. La tuya fue mi última clase. Anda a pedir trabajo.
—Aquellos que pueden, lo hacen. Aquellos que no pueden…
—Ummm, touché. —Una enorme tensión se formó retorcida a lo largo de los hombros de Joe y lo traspasó en la parte baja de la espalda. Jugar a ser el chico bueno le iba a costar una fortuna en masajes chinos. El pasaje aéreo era escandaloso.
Joe hizo un giro de cabeza sobre sus hombros. Los altos chasquidos y crujidos ayudaron a esconder el bajo gruñido vibrante de su pecho. Cadwick se irguió hacia delante, asentando sus antebrazos en su mesa.
—Hace 24 años y no pareces ni un día más viejo. ¿Cómo es eso, Lupo? Quiero decir, he pateado tu culo en los negocios de cada manera posible desde el domingo y tengo las canas grises para demostrarlo. Pero tú… juro por Dios que de hecho pareces jodidamente más joven.
Joe sonrió, un rápido destello de sus dientes—. Vida sana.
Cadwick bufó, pero mantuvo la vista fija en Joe, esperando. Después de unos embarazosos segundos, estuvo claro que no iba a haber una explicación más amplia.
—Eres un naipe, Lupo. Te daré eso. Deberías haber sido cómico.
A duras penas.
—Te voy a comprar la tierra que colinda con mi propiedad, Cadwick. Di tu precio.
Cadwick soltó una carcajada, y sus apagados ojos marrones se ensancharon—. ¿Lo dices en serio? Que diga mi precio, ¿Eh? Joder, tienes Pelotas.
— Del tamaño de cocos. Ahora, ¿Cuánto? Cadwick levantó la mano, y levantó el dedo meñique, el anular y el corazón desviando la atención.
—Tres. Cuéntalos. Tres principales compañías lameculos tengo afiliadas. No puedes pujar por ellas por ti mismo. ¿Estás loco?
Cadwick no tenía ni idea de cómo de grande era la compañía Bad Wolf. Nadie la tenía.
Joe no había pasado los años adicionales que su sangre de hombre lobo le había proporcionado cazando conejos. Había mantenido sus posesiones como el iceberg del Titanic. Lo que la gente veía en la superficie era impresionante, pero la verdadera extensión de su poder permanecía por debajo, enterrada bajo océanos de compañías de marionetas y sucursales subsidiarias. Algunas de ellas eran casi imposibles de rastrear hasta la compañía principal.
—Tú me venderás a mí y me dejaras las propiedades de las tierras sobrantes. ¿Está claro?
Las oscuras cejas de Cadwick se fruncieron, y el humor sarcástico desapareció bajo el peso de las órdenes de Joe—. Escucha, no tienes el tipo de músculos necesario para venir aquí e intentar avasallarme. Yo aplasto a gente como tú y los unto en tostadas para el desayuno. ¿Lo pillas?
El picante aroma a sudor flotaba en el aire desde el cuello del traje de Cadwick, su corazón repiqueteaba en varios latidos y una fibrosa vena morada se abultó a un lado del cuello hasta la sien. El boqueo de la emoción de su presa funcionó como Valium para Joe. Le tenía. El conejo no lo sabía todavía, pero ya estaba muerto.
—Luchar o huir. —Dijo Joe entrecerrando los ojos, disfrutando del aire empapado de adrenalina como un dulce brandy—. Luchar o huir. Escucha a tus instintos, Anthony. Corre. Esto no es una batalla que puedas ganar.
—¿De qué cojones estás hablando? ¿Huir de qué? —Cadwick estalló desde su asiento, pinchando a Joe con su dedo atravesando su escritorio.
—¿Quieres lucha? La tendrás. Después de que consiga que la Señorita Hood firme, voy a ir por ti.
Joe permaneció en calma sin pestañear, entrelazando sus manos en su regazo— . ¿Ester Hood? Ella es una amiga muy querida, pero me temo que no va a vender.
—Ah, ¿Sí? Pues su nieta sexy podría decir lo contrario. Me voy a apoderar de esa tierra, Lupo. En el plazo de dos años habrá cien hectáreas de centro comercial y concreto que rodearan tu santuario de animales de mierda. Y no hay una maldita cosa que puedas hacer para impedirlo.
Una chispa de duda se disparó por las venas de Joe. No le gustó. Maizie Hood era un cabo suelto, algo desconocido que no podía tolerar. En los papeles, era una responsabilidad, pero tenía que conocer a la mujer para saber con seguridad. ¿Cuáles eran sus prioridades? ¿Dónde estaban sus lealtades? No encontraría nada sentado en la oficina de Anthony Cadwick.
Un silencio que erizaba la piel se apoderó de la habitación. Joe deslizó su mirada lentamente hasta Cadwick—. ¿Esta es tu decisión final sobre el asunto?
—Sí. Maldita sea, esa es.
— Muy bien. Con tu permiso—. Joe se puso de pie y se dirigió a la puerta. —Hey. ¿Eso es todo? ¿A dónde vas?
Joe abrió la puerta del lado derecho y se detuvo para mirar hacia atrás sobre su hombro—. A prepararme para la batalla, por supuesto.
—Eww, esto está perdido. Mira, huele. —_____ puso el medio galón de leche bajo la nariz de Cherri.
— De ninguna manera. ¿Por qué lo olería después de ver tu cara? _____ se encogió de hombros—. Curiosidad morbosa. Vamos, asegúrate que tengo razón.
—Bueno, pero si quieres poner a prueba tus otros sentidos, confía en mí, el horno está caliente, las mujeres asiáticas hermosas, las uñas en una pizarra te harán encogerte y el pastel del infierno es el único pedazo de cielo que encontrarás en la tierra.
—Sí, sí, que divertido. Como sea, ¡Whoopi! Sólo huélelo.
Cherri subió con un dedo el puente de sus lentes de armazón de alambre y luego olió.
—Oh, sí, claro que está perdido. Eso tiene como dos días que está echado a perder. Esta tan perdido que no lo veo, tan perdido...
—Basta. Entendí. Gracias. —_____encendió el interruptor del triturador de basura y tiro el contenido pastoso.
—Sólo me aseguro que no me pidas que revise de nuevo. —Los lindos ojos castaños de Cherri se redujeron al sonreír, con su cara redonda que parecía más redonda cuando se recogía el cabello negro hasta los hombros en una coleta y luego se lo ponía bajo una redecilla blanca. Ella buscó alrededor de _____y abrió el agua fría.
—Vas a echar a perder eso. Se supone que tienes que dejar correr el agua cuando uses el fregadero.
—Eso es una leyenda urbana.
—No, el chico casado que dejó a su familia por su fastidiosa amante es una leyenda urbana. Esto es solo sentido común.
El cencerro que había arriba de la puerta delantera de la Panadería Caperucita Roja paró la réplica de _____. Ambas se volvieron para ver quién había entrado.
—Whoof.
_____dio un codazo a Cherri—. Eso es exactamente lo que yo dije cuando lo vi la primera vez.
El lobo de la abuelita que llevaba puesto un Armani guió la puerta de cristal para cerrarla detrás de él, parando las bisagras para que no se cerrara de golpe. Unos ojos de un azul pálido oscilaron para encontrar a_____ , conectando con tal impacto que ella lo sintió por todo su cuerpo hasta los dedos de los pies. Él sonrió. Todos los recovecos de sus perfectos labios se curvaron levemente, sólo lo suficiente para suavizar su cara, pero no tanto como para que pudiera estar segura de su expresión. Él miró alrededor, escaneando su pequeña sala de muestras.
La tienda no era mucho, pero _____ estaba orgullosa del maldito pequeño lugar. Aún podía recordar el día en que había terminado la escritura de las ventas, Dulces y Panes garabateado con letras blancas en una panadería y Caperucita Roja, por otra parte. Había colgado medallas rojas y blancas a rayas a cada lado en concordancia en la puerta.
Las vitrinas de exhibición formaban una "L" a lo largo de la pared trasera. Estaban llenas de pasteles, galletas, magdalenas, bollos, empanadas, dulces casi de todo, _____y Cherri los habían hecho. Un aparador de madera enorme que había encontrado en una venta de garaje se colocaba al otro lado, mostrando dos pasteles de tres niveles de boda, un enorme recipiente lleno de diferentes tipos de pan, un par de pasteles de queso, unos cuantos platos decorativos de diferentes galletas y una marco de plata con la foto de ella y sus padres.
El Sr. Del traje Armani se detuvo un momento mirando la foto. Levantó la mano como si fuera a recogerla, pero se detuvo. Se dio la vuelta, observando la ventana delantera con el cesto de tarjetas apiladas en el fondo, que contenía tarjetas de visita y folletos apilados en la parte superior, se dirigió a él. Usando el lápiz junto al libro de notas abierto, él lo firmó.
—Tarde, —dijo Cherri.
_____ le dio un codazo.
Cherri frunció el ceño y se frotó su brazo. Ella articuló —¿Qué?
_____ a su vez articuló —Te lo diré después.
A lo que Cherri frunció su frente—. ¿Huh?
—Ella dijo que te lo dirá más tarde. —Ambas mujeres saltaron con la voz masculina, atrayendo su atención en el lobo de la abuelita.
—Lo siento. ¿Usted es? —_____ preguntó.
—Lupo. Joe Lupo.
—Anda. — _____casi resopló. Se detuvo.
—¿Perdón?
—Oh. No. Lo siento. Es sólo que, Lupo, esta en italiano y significa lobo, ¿Verdad?
—Yo nolo sé.
—Creo que sí.
Él frunció el ceño—. Interesante.
—No tienes ni idea.
—Lo que quería exactamente.
Los fríos ojos de Joe de color azul se movieron hasta unirse con los suyos. Sus miradas se encontraron y _____ tuvo que recordar respirar. Sus manos se pusieron calientes y húmedas en un segundo, su cuerpo se calentó rápidamente. Su mirada se redujo a su boca y ella no pudo evitar la tentación de mojar sus labios. Él siguió el desliz de su lengua, sus largas pestañas parpadearon, descubriendo un destello de hambre masculino, que envió un hormigueo delicioso disparado hasta el fondo de su sexo.
Cherri le dio un codazo a un costado—. Sacude la cabeza, tus ojos están pegados.
_____ cerró su boca a presión, se enderezó, secándose las manos en el delantal—. Lo siento. Bienvenido a la Panadería Caperucita Roja. ¿En qué puedo ayudarle?
Joe sonrió, y no una de esas tal vez -pudo haber sido una sonrisa, sólo se formo una mueca en su mejilla-, Incluso se rió un poco, su mirada se detuvo lejos durante un minuto, su cara sonrojándose. Perfecto.
Cuando volvió a mirarla, su sonrisa se había desvanecido en una sonrisa atractiva, fácil. Echó la cabeza hacia un lado, a la derecha, por lo que el sol, que entraba por las ventanas del frente, se reflejaba en sus ojos claros y provocó un color plata en su pelo.
—Grandiosa panadería ¿Es tuya? —Tenía una voz de radio, suave y sexy. A la hora de jazz con la luz de las velas.
Entonces Maizie recordó que el “DJ” estaba tratando de estafar a su Abue para que le dejara sus tierras—. Creo que usted sabe la respuesta. ¿Hay algo que pueda conseguir para usted?
Su familiar ceño fruncido volvió, el mismo que había utilizado en la Clínica de ancianos. Su tono Pícaro mejor que el agua fría. Él era todo un empresario-rígido—. Sra. Hood, me gustaría hablar con usted acerca de una cuestión relativa a su abuela.
Oh, ella debería haber visto venir eso. No era posible agradarle a la mujer vieja para que le diera sus tierras, así que vamos a tratar de seducir a la nieta. Bueno, en realidad él no la seducía, más bien era su sonrisa sexy, su mirada con esos ojos bonitos, el uso de su boca perfecta y sus grandes manos... Semántica.
—¿Por qué no me sorprende?
—Usted no debe estarlo. Ester y yo hemos sido amigos durante años. Me preocupo por ella y, francamente, lo hago demasiado. —¿Preocupado por qué? ¿Que ella venda sus tierras a alguien más? —Sí. Bueno, en una forma. ¿Hay algún sitio donde podamos hablar en privado? _____ siguió su cabeceo sobre el hombro hacia Cherri y más atrás a Bob que se colocaba en la puerta trasera en donde se ocupaba de la preparación.
Maldición, Bob estaba usando sus gafas oscuras en lugar del parche en el ojo. Siempre asustaba a los otros conductores, pero el ojo que le faltaba era sólo una mala noticia para los negocios.
—Bob, ¿Dónde está tu redecilla? —Su largo pelo rubio fibroso era una violación para la salud, a punto de ocurrir. —Van. —¿Qué tal tu vestuario? Cherri, dale una mano, ¿De acuerdo?
Cherri miró a Bob y de vuelta a _____, inclinó la boca—. ¿En serio? —No. Sólo asegúrate de que sea una redecilla esta vez y no una bolsa de cebolla vieja.
Bob mostro su tipo de risa-cáñamo de un niño—. Ya. Obtendré las cáscaras de cebolla, mi cabello era una mierda, de acuerdo. Cherri puso una mano delgada sobre el hombro de Bob y le dio la vuelta a la sala de preparación—. Explícame de nuevo cómo tienes esa licencia CDL.
_____ cruzó los brazos sobre el vientre y miró el Sr. Joe Lupo a sus ojos azules—. ¿Suficiente privado para usted? Es mejor si se da prisa. El personal de la tarde llegara en cualquier momento.
Personal de la tarde en una panadería. Eso fue casi cómico. Buena cosa que _____ demasiado tiesa como para reír. —¿Ese hombre es el conductor para el reparto? —¿Bob? Sí. ¿Por qué? —¿El seguro lo cubre?
—Sí. No es que sea de su incumbencia. Joe movió la cabeza, cogió la chaqueta detrás de sus manos en las caderas. (El papi en desaprobación)—. ¡Dios!, debe de costarle una pequeña fortuna para ese ingenio detrás del volante.
—Bob tiene tres cuartas partes de ingenio, gracias. Y de nuevo, no es de tu incumbencia. —Eres malditamente muy poco responsable. —¿Disculpe? Muy bien, ya llegué al punto o golpearé los ladrillos—. Tenía bien pagados a los empleados como para insultarla. Ella no necesitaba de este chico.
—¿El punto? ¿Tienes alguna idea de lo que sus decisiones financieras irresponsables hacen a su abuela? —Déjame adivinar, —dijo _____—. Ella se está preocupando demasiado por lo enferma que estoy por mantener esta panadería en quiebra, mientras yo estoy pagando para que se quede en la clínica de ancianos. Y si, me preocupo por ella en todo, así que debo de venderle las tierras para que mi abuela pueda dejar de preocuparse.
—Sí. No. Quiero decir... ¿Qué? —Bueno, olvídelo. No voy a hacerlo.
Las cejas de Joe saltaron a su cabello—. ¿No quieres?
—Prefiero dejar que el banco tome la panadería y regresar a la cabaña con mi abuelita y reducir mis gastos pero no la venderé ni a usted, ni a nadie. —¿Por qué no? —Parecía genuinamente sorprendido—. La venta podría hacerse cargo de todo, su negocio, los gastos médicos de su abuela. —Sí, con el precio bajísimo de la felicidad de mi abuela. No, gracias. —Si fueras amigo de la Abue sabría cuánto ama su cabaña en el bosque. Si, quiere venderla es para ayudarme, pero no porque quiera deshacerse de ella. No voy a hacerlo. Nunca. Ella ya ha entregado todo por mí.
—Fascinante. —Sin mencionar que ella patearía mi trasero por romper la promesa de su lobo de plata. —_____ rodo sus ojos.
—¿Qué es eso?
—Nada. No lo entenderías. Las viejas historias de mi abue que me decía cuando era una niña. Y utilizaba para mantenerme en línea y para que me asustara. —Suena terrible. —Sí, y ahora el lobo me necesita para protegerlo. Hablé con ironía.
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| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 4th 2012, 21:39 | |
| Amé el cap Seguila Please Please Please Please Please | |
| | | IrennIsDreaMy Casada Con
Cantidad de envíos : 1250 Edad : 30 Localización : On the Other Side of the Door with Taylor Swift and Joe Jonas <3 Fecha de inscripción : 21/01/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 5th 2012, 07:16 | |
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| | | Wenn Casada Con
Cantidad de envíos : 1547 Edad : 29 Fecha de inscripción : 01/04/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 5th 2012, 07:30 | |
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| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 5th 2012, 10:13 | |
| síguela me encanto el capi chau xoxo | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 5th 2012, 17:56 | |
| síguela | |
| | | DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Caperucita Roja y el Lobo Joe&Tú Capítulo03 1/2 Julio 8th 2012, 12:02 | |
| _____ encontró la llave de repuesto en el mismo lugar donde solía estar cuando era niña, en el marco de la ventana delantera. Las flores ayudaban a esconder el llavero de tres pulgadas -Me encanta el bingo-, pero cualquiera que se tomara el tiempo para mirar la encontraría. Su abuela lo había ocultado más de los animales que de las personas. Le había dicho a _____ que alguien lo suficientemente desesperado como para entrar a robar, probablemente rompería todo y no era necesario esconderlo de ellos. Los animales sólo harían un desastre. La filosofía no era exactamente una con la que _____ estuviera de acuerdo, y dudó un minuto antes de dejar la llave entre las flores. Setenta y algunos años más en la casa, su Abue nunca había perdido nada que valorara. Ella debió haber sabido lo que estaba haciendo. Puso la llave en la cerradura. La puerta se abrió. La llave era una cosa, pero dejar la puerta abierta sería un problema. _____ se asomó por la abertura—. ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? Soy sólo yo... Caperucita Roja... cargando un arma de calibre 357 en su recatada mano pequeña. —Esa sería una amenaza mucho mejor si ella de verdad hubiese tenido un arma de calibre 357. Ella no escuchó. Nada—. Bueno, claro que no habría nadie aquí, por qué un ladrón respondería. —_____ rodó sus ojos por su estupidez y entró. —Dios mío, este lugar nunca cambia. —_______ examinó la pequeña sala de estar a su derecha, tiró su mochila en el sofá blanco voluminoso, casi golpeó la lámpara del final de la mesa. En la pared del fondo, junto a la chimenea de piedra, uno de los lados de las puertas francesas a la sala de estar estaba entreabierta. Ella podía ver la esquina de la sala. Los cálidos rayos del sol de la tarde daban a los pisos de azulejo un tono de fuego y por los colores en las paredes de ladrillo debajo de las ventanas. En la sala, a pesar de las paredes amarillas-oro y blancas cortinas airosas, ya entraban las sombras de la noche. Ella se inclinó y encendió la lámpara a su lado. La luz se filtraba a través de la ventana con cortinas en la parte superior de la estrecha escalera delante de ella. Los pisos de madera oscura brillaban contra las paredes blancas. A su izquierda las ventanas de la cocina detrás del lavabo y los enchufes se extendían a todo lo largo de la habitación. Se inclinó hacia adelante, viendo el vaso pequeño de violetas frescas en el alféizar detrás del lavabo. Nadie había estado allí en meses. Era extraño. La cocina era del tamaño de una caja de zapatos, una habitación estrecha recta con el lavabo, una vieja estufa de gas, un horno a un lado y una pequeña despensa junto al refrigerador al otro lado. La mirada fija en él trajo recuerdos calientes de su infancia. Que habían sido más que suficientes para ella y su Abue. ______ dio vuelta a la cocina y a sus recuerdos, y cruzó a la sala por la puerta abierta que daba a toda la estancia. Antes de llegar a la chimenea, un olor familiar cosquilleó su nariz. Olía como a... colonia de hombre. Un escalofrío sacudió a través de sus hombros, se le aceleró el ritmo de su corazón y se le tensaron sus músculos. El aroma se desvanecía, pero ella lo reconoció. Ella sabía quien usaba esa colonia. ¿Quién era? Trató de hacer clic a través de los posibles rostros en su mente, pero su cerebro estaba demasiado asustado por el hecho de que alguien hubiera estado en su casa. Podría seguir allí. Algo se movió en la sala, un ruido contra el suelo de azulejo, y el corazón de _____ estaba en su garganta. Se quedó inmóvil, su mente intermitente con toda clase de horribles imágenes de quien podría haber hecho el sonido. Todas las películas de Psicosis que jamás había visto parpadeaban a través de su cabeza en alta definición. Imágenes de extraterrestres comiendo el contenido de los estómagos de las personas, hombres vestidos de cuero armados con moto sierras, máscaras de hockey brillando en la oscuridad, su imaginación retorcida la mantuvo clavada en el suelo. Pasaron los minutos y sólo los cantos de los pájaros y el susurro del viento entre los árboles se escuchaba. La cordura empezó a filtrarse de nuevo en su cerebro aterrorizado. Era evidente que alguien había estado allí y dejó las flores. Nada parecía fuera de lugar, por lo que no habían robado. Si la Abue tuviera alguien en la casa para cuidarla, tal vez había dejado abierta la puerta trasera como lo había hecho en la parte delantera y algunas criaturas del bosque habían decidido comprobar lo nuevo. —Idiota. Es sólo un mapache o un ratón o algo así. —Sin embargo, mantuvo su voz en un susurro, en caso de que hubiera un tipo grande con una máscara de hockey y con la moto sierra. Caminó cautelosa por la cómoda alfombra hacia las puertas francesas. Cogió el atizador de hierro de la chimenea y abrió lentamente la puerta, lo suficiente para que ella fuera capaz de deslizarse a través de ella. Uno, dos... tres. ______ saltó por encima del umbral, llevando la tierra frente a la pared hacia la izquierda, con las piernas extendidas, las rodillas dobladas, el atizador en un doble puño y lo alzaba por encima de su hombro como un bate de béisbol. —¡Ah-ha! —Oh mierda. No es un ratón—. Perrito bonito. Un destello de piel plateada y un gruñido llamó la atención de ______. Su mirada se concentró en el gran lobo mientras él se estremecía, agazapado, listo para saltar. Los dos se congelaron, sosteniendo sus miradas. La cosa era enorme, sus grandes orejas escuchando más que sus palabras. Los ojos azules la miraban como si esperara el momento adecuado para atacar o correr. Un gruñido sordo llenó el espacio entre ellos, aunque su rostro permaneció aparentemente tranquilo y curioso. Su cabeza baja, los ojos mirando hacia arriba por debajo de la plataforma de su frente peluda, miró a ______ curiosamente. —¡Fuera, fuera! —Dijo, aunque todavía era un susurro. No tenía sentido alterar al gran, gran, gran, gran lobo. Inclinó la cabeza, sus orejas se movieron hacia adelante, y se enderezó. Cualquier miedo que hubiera sentido un segundo antes parecío desvanecerse, la curiosidad audaz tomaba su lugar. El lobo olió el aire, moviendo su nariz negra y brillante. —Vamos, sal. —_______ hizo señas al animal hacia adelante, esperando de nuevo que saliera por la puerta abierta. Un resoplido duro y un movimiento de su cabeza, parecían una respuesta firme antes de que el lobo se acercara a ella. ______ retrocedió varios pasos, manteniendo la misma distancia. A este ritmo, el lobo la espantaría a salir de la casa en vez de ella espantarlo a él. Era un hermoso animal, con hipnóticos ojos azules y piel gruesa plateada. Una proverbial luz entró en el cerebro de ______—. ¿Eres el gran lobo plateado de la Abue? —El gran animal levantó sus orejas, la cabeza erguida. No es sorprendente que haya actuado de manera audaz—. No puedo creer que seas real. ¿Qué estuvo haciendo, alimentándote? _______ exhaló, finalmente, y bajó el atizador—. Pobrecito. Probablemente, la extrañas, ¿Eh? El lobo se acercó más, con la nariz hacia fuera, oliendo. Ella levantó la mano, el resto de su cuerpo todavía firmemente en estado de precaución. El hecho de que la Abue hubiera conseguido acercarse lo suficiente a esta cosa para hacerla sentirse cómoda, caminando en su casa, no lo hacía menos salvaje. —Por favor no me comas. Aliento caliente se apoderó de su piel, mientras el animal tomaba su aroma. Entonces la lamió. ______ saltó con la sensación que el lobo le dio, y el lobo se asustó. Ella rió, el animal la miraba, agazapado, en espera de una pista de su próximo movimiento. —Lo siento. Tu lengua me hizo cosquillas. —No es que ella pensara que el pudiera comprender, aunque era evidente que la abuela creía que podía. El lobo se irguió, sobresaltado con el miedo, ardiendo un frío en sus ojos. Se estiró hacia ella y lamió sus nudillos. Su lengua áspera que masajeaba su piel, hizo que se detuviera su respiración. Se acercó. Y la lamió otra vez, la sensación desató una onda de escalofrío hasta el brazo, derramándose por todo su cuerpo. El gran animal bajó la cabeza y un resoplido de aire caliente tocó su rodilla seguido por su lengua caliente. La olfateó, la lamió cogiéndola debajo de la rodilla y presionando hacia arriba y hacia la parte inferior de su muslo. Dios, ella esperaba que él no tuviera hambre. La sensación áspera de tirantez en su carne era agradable de una manera extraña. Lo hizo de nuevo, esta vez su larga lengua la envolvió alrededor de su rodilla y tomó el hoyuelo sensible detrás. ______ jadeó, su aliento se estremeció, no estaba segura de si estaba siendo probada o excitada. ¿Exactamente que es lo que la abuelita le había enseñado a esta cosa? Alentado o hambriento, el lobo se acercó. ______ le cepilló la piel sedosa del cuello y la cabeza mientras olía el dobladillo de su vestido. Alzó la cabeza, apretando la nariz contra la ingle. Ella se apartó—. Perro malo, quiero decir, lobo. Por lo menos cómprame primero Su nariz fría dio un pequeño codazo en el borde de su vestido, levantándolo mientras su lengua se trasladaba a la cara interna de su muslo. La sensación era una mezcla de vergüenza, miedo y placer. Las dos primeras emociones sobrepasaron demasiado. —Correcto. Ya basta de eso. —_______ dejo caer el atizador para empujar con las dos manos la cabeza masiva del lobo, tratando de retenerlo y alejarse, al mismo tiempo. Pero el lobo siguió paso a paso, lamiendo cuanto podía, hasta que su espalda estaba contra la pared. Atrapada, con su larga lengua que se trasladaba por el muslo interno, su piel hormigueaba, con los músculos rígidos. Cerró los ojos, rezando para que no la mordiera. La lamía juguetonamente hacia arriba, la gran cabeza del lobo levantaba su vestido a su paso. —Oh, mierda. Esto no estaba ocurriendo. ¿Qué tipo de animal salvaje hacía esto? Con las manos en puños, orejas y grupos de piel gruesa alrededor de ella sacó la cabeza, trató de levantar una rodilla, empujándolo del cuello con toda su fuerza. Su celo para su gusto se intensificó, su gran cuerpo empujaba más y más. ¿Qué pasaba por su mente, hambre o sexo? No le gustaba ninguna posibilidad. Su corazón martilló contra su pecho, su respiración era un poco más frenética. Le temblaban las rodillas, los codos en posición, empujando la cabeza del animal con cada onza de su fuerza. Otra lamida trajo su lengua tan alto en su muslo interno, que ella jadeó sin aliento en un conflicto rápido de placer y disgusto. —No. ¡Basta, estúpido idiota! —Lo empujó, aunque su lengua salió como una flecha de todos modos, siguiendo el pliegue de piel entre su pierna y su sexo. —Joder. Su nariz fría dio un empujón en contra de sus bragas y todo el cuerpo del lobo se estremeció con un sonido como un ronroneo salvaje bajo. —No. —______ torció la pierna, en ángulo del talón de su zapato y lo pisoteó. El lobo aulló y saltó lejos. Sostuvo la pata delantera en la tierra, favoreciéndole. El dolor en sus ojos... casi era humano. El lamento anudado atravesó en el vientre de ______. El Lobo tonto no conocía nada mejor. —Lo siento, pero yo no soy esa clase de chica. El lobo de pelo plateado sacudió la cabeza, y después desde la espalda hasta su cola. La piscina de agua en sus ojos azules subió hasta ella. Él parpadeó. Ladró una vez, lo suficientemente alto como para hacerla estremecer, se volteó y corrió hacia la puerta mosquitera. —Hey. Espera. Déjame ver tus patas por lo menos. —Ella corrió tras él y casi se cayó cuando su zapato quedó atrapado en un montón de trapos, cerca de la puerta. Ella lo miró. Pantalones destrozados, una camisa, incluso un par de zapatos que sobresalían por debajo de la suciedad. —¿Por qué zapatos? —______ se mantuvo inmóvil. Se lo imaginaría después. Más allá del patio de ladrillo, del comedor y la ruta automática de la trayectoria a través del jardín de flores de la Abuela, en un espacio de unos cinco metros que separaban el patio trasero de las hectáreas del bosque. ______ se detuvo en el borde de maderas oscuras. No había rastro del curioso lobo. Ella había jugado en estos bosques la mayor parte de su vida, lo conocía como su propio dormitorio, aunque ella nunca, en todos sus años, siguió el camino hasta el fin. El sucio camino de tierra como una herida y curvas de varios kilómetros por el bosque, se ramificaban en las secciones cruciales para llevar de una manera u otra. En una sola dirección el estrecho sendero conducía a las minas de carbón local, con construcciones de tipo industrial, y el zumbido de las máquinas y ruidos de camiones día y noche. Otra sección muy profunda en el bosque se ramificaba hacia el lugar de caza. Más allá, otro llevaba a un lago cristalino claro al que se rumoreaba que los adolescentes iban a nadar. Pero el camino principal era a través de la orilla en un lado lejano del bosque. No había recorrido ese camino en años. La hermosa construcción de viviendas conducía a su antiguo barrio. Donde había vivido antes del accidente, antes de que su mundo hubiera cambiado. Su abuelita le había prohibido que vagara en lo profundo del bosque, asustándola a su obediencia con cuentos viciosos, lobos hambrientos. Pero ella no necesitaba las advertencias de la Abuela para obedecer. Sólo tenía recuerdos dolorosos del otro extremo de la ruta cubierta de vegetación. Una vida perfecta arrancada en una noche lluviosa por una bestia. Ella no tenía ganas de caminar penosamente a través de esos recuerdos.
Hola!, pues quería decirles a las que leen esta novela(si alguien la lee), que no podré subir ni esta ni las demás novelas hasta el jueves o así, la verdad me entristece mucho no subir, pero no voy a poder. Muchas gracias a las que comentaron. Ahora me paso por sus noves. Besitos | |
| | | IrennIsDreaMy Casada Con
Cantidad de envíos : 1250 Edad : 30 Localización : On the Other Side of the Door with Taylor Swift and Joe Jonas <3 Fecha de inscripción : 21/01/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 8th 2012, 12:37 | |
| hasta el jueves !!!!!!! jopee con lo que me gustaaaa bueno me tendre que aguantar | |
| | | Wenn Casada Con
Cantidad de envíos : 1547 Edad : 29 Fecha de inscripción : 01/04/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 8th 2012, 12:43 | |
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| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 9th 2012, 09:41 | |
| síguela | |
| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 12th 2012, 00:07 | |
| SEGUILAAAAAAAAAAAAAAAAA NO LA DEJESSS AHIIIIII | |
| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 12th 2012, 00:09 | |
| SEGUILAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 12th 2012, 00:19 | |
| síguela | |
| | | Wenn Casada Con
Cantidad de envíos : 1547 Edad : 29 Fecha de inscripción : 01/04/2012
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 12th 2012, 11:05 | |
| HOLA CHICAS COMO ESTAN.!!!? BIEN SOLO QUERIA ANUNCIARLES ALGO...
QUIZAS SE DIRAN... QUIEN ESTA LOCA?!
PERO BIEN... SOY WENDY.. Y CON UNA AMIGA DEL FORO HEMOS CREADO UNA PAGINA DE FACEBOOK DE LOS JONAS... Y ES ESCLUSIVAMENTE PARA NOSOTRAS.. "LAS DEL FORO" E INLCUSO TODA JONATICA!!! AQUI PODRAN VER FOTOS, VIDEOS, NOTICIAS Y MUCHAS COSAS SOBRE ELLOS... TAMBIEN PODRAN COMPARTIR FOTOS... INCLUSO ANUNCIAR SUS NOVELAS!! ^^
BIEN.. AQUI LES DEJO EL LINK OK?
VISITEN LA PAGINA Y DENLE "ME GUSTA"
https://www.facebook.com/pages/The-Jonas-Brothers-Fun-Club/332679166817972 | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! Julio 13th 2012, 16:27 | |
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| Tema: Re: Caperucita Roja y el Lobo [Joe&Tu] Hot! | |
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