Capítulo 16Mientras terminaba de vestirse, se preguntó qué la había instado a invitar a Nick. Después de cenar, él había regresado a su casa para ducharse y cambiarse de ropa.
Si no hubiera prometido que iría a la despedida de Cliff Masters, se sentiría muy tentada a quedarse en casa. Nick era una compañía agradable, además de excitante. Podrían hablar un poco más de su novela; harían otra vez el amor, por supuesto, pero luego se acurrucarían en el sofá o irían a dar un paseo... Al sorprenderse soñando de esa manera, tuvo ganas de abofetearse. No entendía qué hacía tejiendo fantasías con ese hombre.
La actitud cínica que exhibía hacia los regalos de boda y las historias sobre su padre habían dejado bien claro que no se consideraba un hombre qué pudiera sentar la cabeza. No es que ella lo pretendiera, al menos no de inmediato. Pero en el fondo era una mujer bastante tradicional. Quería un hogar, una familia, un perro, vacaciones de verano en una casa en la playa, barbacoas en el patio trasero...
Suspiró. La necesidad de asentarse, de anidar, aún no era demasiado poderosa, pero estaba ahí, y sabía que cobraría fuerza en el siguiente par de años, a medida que se acercara a los treinta.
No pensaba disculparse por quién era y lo que quería. Siempre y cuando mantuviera las fantasías con Nick en el dormitorio, estaría bien.
Pero como empezara a albergar pensamientos serios, solo experimentaría desilusión.
Se aplicó un poco de maquillaje, se puso una falda vaquera, mucho más corta y ceñida que la que había usado la noche anterior, una blusa roja sin mangas y unos mocasines negros. Aún tenía el pelo un poco húmedo por la ducha, pero se lo arregló con los dedos y decidió dejar qué se secara al aire libre.
Como Nick le había recordado durante el almuerzo, las mujeres enviaban mensajes todo el tiempo con su ropa. Si él no era capaz de comprender que le transmitía: «Tómame», entonces necesitaba ir al oculista.
Cuando pasó a recogerla, notó que se había peinado y afeitado. También se dio cuenta de que no quería salir. Quería quedarse en casa y estar desnuda.
Pero le había prometido a Therese que iría a la fiesta, y sabía que su amiga necesitaba apoyo. Existían muchas probabilidades de que esa noche también asistiera Brad el Lengua.
-Será mejor que nos vayamos -dijo antes de perder la determinación
De camino, le ofreció un informe detallado de sus amigos. Estaba impaciente por saber qué opinaba Therese de Nick cuando lo conociera en persona. Estaba convencida de que destruiría la teoría de Therese de los hombres atractivos.
Nick era físicamente estupendo y una persona decente. También era su pupilo estrella en el departamento sexual. Se moría por exhibirlo.
Aparcaron delante de una casa antigua en Queen Anne Hill. Tenía un aspecto imponente y sólido y daba la impresión de que era un lugar donde habían crecido generaciones de familias, donde florecían las tradiciones.
-Me encantaría un hogar así algún día -comentó ella.
Nick no respondió. Sin duda su idea de felicidad doméstica era un barco para uno.
Al subir por el sendero de grava, la pesada puerta frontal de roble se abrió y por ella salió Therese como si la casa se hallara en llamas.
Casi pasó al lado de ellos sin mirarlos antes de que _______ la detuviera.
-Therese, soy yo.
-Cocbon! Vete, vete, vete!
Estaba agitada y tenía la rebeca azul marino mal abotonada.
-¿Está aquí? -preguntó _______. Obtuvo un firme gesto de asentimiento.
-Tuvo el valor de decirme... de decirme... - alzó las manos y continuó divagando en francés.
_______ reconoció unos cuantos juramentos.
De pronto Therese guardó silencio, notando la presencia de Nick. Lo miró como si fuera un insecto pernicioso al que hubiera que exterminar.
De inmediato _______ los presentó.
-Encantado de conocerte -él extendió la mano.
-Es demasiado atractivo -Therese lo soslayó por completo-. Deshazte de él antes de que te parta el corazón.
-¡Therese! Espera -impotente, la vio desaparecer en la oscuridad.
-No te preocupes por mí -comentó Nick a su espalda-. Si quieres ir tras ella, ve.
Pero en ese momento oyó el rugido del motor del deportivo de su amiga y supo que era demasiado tarde.
-Necesita tiempo para calmarse. Quizá vuelva -pasó la mano por el brazo de él-. Pero gracias por decírmelo.
Le dio un beso rápido, subieron los escalones y llamaron a la puerta.
-Hola, Helen -saludó ______ cuando les abrió la anfitriona. Helen Boneville era la profesora de Historia en el instituto-.Te presento a mi amigo Nick.
-Pasad -abrazó a _______ y estrechó la mano de Nick. Después de inspeccionarlo, los condujo dentro y les dijo que se divirtieran.
-Vaya -comentó él-.Apenas he sobrevivido a tus dos amigas. Me da miedo conocer a más.
Como casi todo el mundo se conocía, la fiesta estaba bastante relajada. Con esa única excepción, a _______ le caían bien todos sus compañeros.
Presentó a Nick y fue saludando a los presentes a medida que pasaba de la cocina al salón, siempre con un ojo avizor para el hombre que había roto el corazón de su amiga.
Como era el único hombre en la casa al que no conocía, y encajaba con la descripción de Therese, supo que había encontrado a Brad
Koslowski al asomarse al estudio y ver a un grupo de hombres allí reunido. Estaba sentado en un sillón de cuero y no participaba en la conversación.
Al estudiarlo, supo que su amiga no había mentido en la descripción dada. No llamaría la atención en una multitud. Llevaba corto el poco pelo que le quedaba. Las facciones eran corrientes y, así como se notaba que era atlético, no era un hombre grande.
Tenía una expresión distraída y movía contra la rodilla la botella de cerveza que sostenía.
Quiso odiarlo a primera vista por lo que le había hecho a Therese, pero parecía... solitario. Se preguntó dónde estaría la reina sueca esa noche.?
Nick se acercó por detrás de ella, le entregó una copa de vino y, al ver la dirección de su mirada, le sonrió. Luego, se unió a un grupo de entusiastas del béisbol, creando un vínculo instantáneo, como parecían hacer los hombres cuando hablaban de deportes.
Decidió que no podía quedarse allí de pie toda la noche, mirando al hombre que había roto el corazón de su amiga. Pensó que tenía unos ojos notables y se preguntó si era eso lo que primero había atraído a su amiga. Eran de un azul grisáceo con un anillo más oscuro en torno al iris. Y la miraban a ella.
Ya no podía dar marcha atrás, de modo que avanzó con el fin de presentarse.
-Debes de ser el nuevo profesor de Educación Física -comentó con cortesía distante-. Soy _______ ______. Enseño Lengua.
Se estrecharon las manos.
-Adivino que también eres amiga de Therese.
-¿Cómo lo sabes? -inquirió sorprendida.
-Porque, aparte de Therese, nadie más me mira como si quisiera matarme.
Si entraba directamente en el tema, ella no pensaba rehuirlo.
-Tienes razón. Somos muy buenas amigas.
Él asintió. La miró unos instantes; luego, bajó la vista a la cerveza y dijo con tono bajo e intenso:
-Quiero recuperarla.
Estuvo a punto de reír. Típico de un hombre. Primero le aplastaba el corazón a una mujer y después esperaba que volviera a sus brazos con solo chasquear los dedos.
-No creo que eso suceda -indicó.
-Solicité este puesto en cuanto me enteré de que había una plaza. Supuse que era el destino.
El destino o una excusa patética para recuperar a una mujer que ya no lo quería.
-No creo que Therese brinde segundas oportunidades.
-Escucha, no sé cuánto te contó, pero la fastidié. No me di cuenta de que la amaba hasta que fue demasiado tarde -arrugó la frente-. No, eso no es verdad. Creo que fue al darme cuenta de que la amaba cuando me entró el pánico y abandoné la relación.
-Podrías haber intentado ponerte en contacto con ella.
La miró sorprendido y con intensidad.
-Lo hice. La llamé, le envié correos electrónicos, me presenté en su casa. Me acusó de acosarla y amenazó con solicitar una orden restrictiva.
Casi sonrió. Cuando Therese estaba furiosa, había que ir con cuidado.
Él se encogió de hombros.
-Me rendí. Hasta que vi este puesto. Va a tener que acostumbrarse a verme de nuevo cerca de ella. Solo espero que no sea demasiado tarde.
Si Therese no hubiera reconocido amar a ese hombre, _______ probablemente lo habría dejado hundido en la miseria. Pero jamás había visto a su amiga reaccionar con tanta intensidad por un hombre. Y aunque acababa de conocer a Brad, no le pareció el tipo de hombre que le abriera el corazón a cada desconocido que se le presentaba.
-Es de esperar que esté enfadada. Y no creo que la entusiasme la idea de que trabajes en el mismo instituto.
Él emitió una risa alta y amarga.
-No quiero empeorarle las cosas. No esperaba que me recibiera con un beso, pero pensaba que al menos podríamos ser corteses.
Supongo que me equivoqué.
_______ no podía traicionar la confianza de Therese, pero quizá existía una leve esperanza de que pudieran empezar de nuevo. Lo que hicieran a partir de entonces, dependería solo de ellos.
-Dile que quieres ser su amigo.
-¿Qué? ¿Por qué iba a hacer eso? La amo.
-Está enfadada. Y con buena causa. Pero también sabe que tiene que trabajar contigo. Ese es mi consejo. Piénsalo. No va a volver a salir contigo, pero quizá acepte que seáis amigos.
_______ conocía muy bien a Therese. Si decidía dejar que Brad volviera a su vida, iba a querer que fueran algo más que amigos. Pero quizá les hiciera bien a ambos llegar a conocerse fuera del dormitorio antes de volver a donde lo habían dejado.
Brad la miraba como si quizá también fuera un telépata.
-Puede que tengas razón. Gracias.
-¿Qué tramabais el tipo del sillón y tú? -preguntó Nick de camino a casa.
-Ninguna trama. Le partió el corazón a Therese y le sugerí que en vez de intentar recuperarla románticamente, debería hacerse su amigo.
-Cariño, ningún hombre que quiera tener sexo con una mujer, va a contentarse con ser su amigo.
-Quizá te interese saber que eso funciona en ambos sentidos -lo miró, sorprendida-. Sospecho que si en esta ocasión se hacen amigos, tal vez puedan llegar a ser mejores amantes.
Nick le tomó la mano.
-Yo encontré lo opuesto contigo. Ahora que somos amantes, me gustas más cada momento.
Ella rio, pero pensó que había mucha verdad en lo que él decía. Entre ambos no había solo sexo. Se estaban haciendo amigos.
También eran vecinos.
Vecinos, amigos y amantes.
Se preguntó cuánto tiempo podrían mantener esas tres cosas.
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El sudor caía por el cuello de _______ en su pedaleo por una colina imaginariamente empinada mientras la bicicleta estática no iba a ninguna parte.
Le quedaba solo una semana para la boda y mantenía una concentración intensa sobre su programa de ejercicios. Aunque la verdad era que le gustaba el modo en que el trabajo extra la hacía sentirse. Y si a ello sumaba que se estaba desnudando con Nick de forma habitual, era positivo tener los músculos más compactos.
Observó su reflejo sudoroso en el espejo del gimnasio de su casa. Nick era un hombre al que le gustaba ver lo que hacía. Disfrutaba haciendo el amor con ella con las luces encendidas, con el sol entrando a raudales en el dormitorio, a la luz de las velas... cualquier cosa menos la oscuridad. Al principio había dado por hecho que eso lo ayudaba a seguir las instrucciones del libro, pero en ese momento sospechaba que simplemente le gustaba verla desnuda.
Pedaleó con más fuerza.
De no ser por los espejos, no se habría dado cuenta de que tenía compañía. Captó movimiento y giró la cabeza para ver entrar a Nick, quien la saludó con gesto casual.
Ella le había contado que bajaría al gimnasio esa noche, pero la sorprendió verlo.
Llevaba una toalla al cuello, unos pantalones negros cortos y una camiseta vieja con un corte bajo un brazo.
Ella no disminuyó el ritmo de su pedaleo ni se quitó los auriculares del ipod, demasiado suspicaz por su súbita aparición como para animarlo. Pero después del gesto de saludo, él se dirigió al aparato múltiple, sin prestarle más atención.
Era extraño tener compañía mientras se ejercitaba. Pocos residentes utilizaban esas instalaciones pequeñas. Por lo que resultaba sospechosamente extraño que Nick de pronto hubiera decidido trabajar allí. Aunque quizá bajaba todos los días. No podía saberlo con seguridad... tal vez no se lo hubiera mencionado.
En todo caso, le dio algo que mirar aparte de a sí misma en el espejo.
Lo vio recorrer cada grupo muscular en un circuito rutinario, de modo que era posible que fuera al gimnasio de forma habitual.
Pasada media hora, él completó un circuito entero y el ciclo programado de su bicicleta se terminó. _______ siguió pedaleando despacio a medida que su respiración volvía a la normalidad.
Entonces se quitó los auriculares y preguntó, con lo que esperaba que fuera indiferencia:
-¿Qué haces luego?
Él la miró desde abajo, con los cuádriceps congestionados mientras realizaba unas elevaciones de piernas.
-¿Por qué?
Le lanzó la mirada más sexy que logró, teniendo en cuenta que el sudor le pegaba el pelo a la cara y la ropa al cuerpo. Bebió un poco de agua para aliviar la garganta seca antes de contestar:
-Pensaba en ducharme y ponerme algo más cómodo.
Nick dejó que las pesas se apoyaran en su soporte y se incorporó. Se dirigió hacia ella con la gracia de un felino. _______ sintió que el deseo se le enroscaba en el estómago.
-Me gustas sudorosa -dijo, y lentamente pasó un dedo por su pecho, donde los senos sobresalían por encima del escote del body.?
Tenía la piel húmeda y sensible por el ejercicio y contuvo el aliento al notar la ligera aspereza del dedo. Lo observó en el espejo, hipnotizada, y vio que los pezones marcaban el algodón húmedo casi antes de experimentar la sensación hormigueante de contracción.
Con la mirada clavada en la de ella a través del cristal, se llevó el dedo a los labios y succionó.
______ tuvo un escalofrío.
-Decididamente me gustas sudorosa -murmuró antes de bloquear el reflejo al reclamarle la boca.
Se aferró a él y sintió el calor que emanaba de su cuerpo a través de la camiseta sudada, y luego la piel ardiente cuando los dedos encontraron el corte en la tela.
Él le besó la mandíbula, le lamió el cuello, y ella miraba a través del espejo con ojos entornados.
El deseo ya le obnubilaba los sentidos y debió de abotargarle los reflejos, porque antes de que pudiera detenerlo, Nick le agarró el bajo de
la camiseta y se la subió, para revelar el sujetador negro deportivo.
-No. No puedes -murmuró-. Podría venir alguien.
Él le sonrió con expresión pícara.
Y le subió el sujetador para exponer los pechos a la luz brillante de la habitación, al espejo y a cualquier residente que atravesara la puerta.
-Cualquiera... -jadeó- podría verme... vernos -cuando le tomó el pezón con la boca, gimió.
-Así es. Cualquiera podría entrar y vernos -musitó sobre la piel de ella.
¡No era una exhibicionista! No podía imaginar algo más humillante. De sus labios escapó un gemido bajo cuando él se llevó el otro pezón a la boca y vio el primero en el espejo, tan lustroso y rojo como un fruto acaramelado. Podía oír el lameteo de la lengua sobre sus pechos y los suaves suspiros que salían de sus propios labios.
En el momento en que se situó detrás de ella, lo observó con cautela; no obstante, se sobresaltó cuando la rodeó con ambos brazos y la echó para atrás aún sentada sobre la bicicleta, para apoyarla contra el estómago. Se vio en el espejo, medio desnuda, con la piel brillante por el sudor. Vio la mano de él deslizarse por su estómago y luego desaparecer bajo la banda elástica de los pantalones cortos.
-Quiero que puedas verte cuando tengas el orgasmo -le susurró al oído.
-No, yo... -pero entonces se puso a tocarla y todo pensamiento consciente la abandonó. Estaba encendida, mojada y sudorosa, y no podía ofrecer semejante espectáculo. Cualquier podía entrar...
Vagamente supo que podía bajarse el top y sacar la mano de Nick de debajo de sus pantalones con bastante rapidez, pero no la suficiente como para evitar que cualquier residente de los apartamentos la viera de esa manera.
Los dedos de él se movieron rítmicamente, de forma hipnotizadora, llevándola a un lugar donde las convenciones sociales no importaban. Los pechos subieron y bajaron a medida que la respiración se le agitaba, y los pezones se movieron como si una mano invisible los acariciara.
Sintió que los dedos le separaban los pliegues para tocarle el corazón de su núcleo.
Lo vio mirarla a través del espejo, vio una cara que era de ella y al mismo tiempo no lo era, acalorada y sensual, con los labios llenos y rojos, los ojos enormes y descentrados, las mejillas encendidas, el pelo húmedo sobre la frente, las sienes y los pómulos.
-Cualquiera podría entrar -repitió él-.Te vería así, extendida en toda tu gloria, recibiendo placer.
_______ gimió, y el gemido se tornó en un grito cuando él le introdujo dos dedos. Sus caderas se movieron con furia a medida que la sensación intensa se incrementaba. Jamás se había sentido tan vulnerable o tan abierta, observándolo observándola. Viéndola entregada al placer.
-Oh, voy a... Oh.
Las demás palabras se perdieron, ahogadas por la oleada que subió de pronto desde su interior y cuyo bramido la ensordeció. Intentó cerrar los ojos, pero él no se lo permitió. Con la mano libre le alzó el mentón y se sobresaltó al abrir los ojos y verse en las sacudidas de un orgasmo poderoso.
La asombró el aspecto salvaje que mostraba y cómo sonaba. Tenía la boca abierta, el rostro contraído por la concentración y acalorado por la pasión.
-Eres tan hermosa cuando alcanzas el orgasmo -le dijo-. Quería que lo vieras.
De repente la giró, desequilibrándola física y emocionalmente otra vez. De alguna parte apareció un preservativo y entonces ella corroboró lo que había sospechado... lo había planeado desde el principio.
La alzó en brazos y fue con ella hasta el banco de trabajo de las pesas, donde la depositó. Le tomó las manos y se las hizo cerrar sobre los extremos de la barra negra, como si fuera a hacer ejercicios de musculación.
-Aguanta.
Hizo a un lado la débil protesta de, ella con la misma facilidad que sacaba una pierna de los pantalones cortos y anchos de deporte, al tiempo que apartaba las braguitas. Le atrajo las caderas hasta el borde del banco, le dijo que apoyara los pies en sus hombros y con un movimiento prolongado la penetró.
Los últimos coletazos del orgasmo aún vibraban en ella y fue como si le acariciara la piel sensible desde el interior; experimentó un nuevo hormigueo. Él la embistió con fuerza y rapidez. Se agarró a los extremos de la barra para equilibrarse mientras el cuerpo se sacudía en el banco estrecho. Nick se hallaba un poco inclinado sobre ella, agarrado a sus rodillas mientras la embestía rítmicamente.
_______ sintió los poderosos músculos de los cuádriceps que antes había admirado. Le encantaban esa fuerza y control, aunque notaba que se acercaba con rapidez al descontrol. Pensó en observarlo tal como él la había observado, en contemplar esa vulnerabilidad de la expresión en el momento de la liberación completa, pero entonces la acarició y volvió a despertar su excitación.
Anheló aferrarse al control en esa ocasión, pero fue demasiado. Cuando le tomó la boca, se abrió a él. Le rodeó las caderas con las piernas y arqueó la espalda hasta dejarla apoyada sobre los omóplatos. Entonces las embestidas se incrementaron en velocidad y urgencia. Los dedos de él insistieron en que respondiera y _______ no fue capaz de evitarlo. Cuando Nick se puso rígido y luego se dobló sobre ella, sus piernas lo apretaron con fuerza y le gritó su éxtasis en la boca.
Tardó varios minutos en regresar a la tierra, pero al hacerlo, lo vio sonriéndole con expresión satisfecha.
-Creo que soy un entrenador personal extraordinario.
_______ puso los ojos en blanco y lo apartó para poder arreglarse la ropa.
Nick desapareció en el cuarto de baño y regresó al rato para decirle:
-¿Te apetece una sauna?
-Tarda media hora en calentarse.
-Pensaba que nuestro propio calor corporal bastaría.
-Creo que todo mi exhibicionismo se ha agotado por esta noche. En todo caso, ahora sí que necesito una ducha.
-No hay problema, aquí hay una. Y dispone de suficiente espacio para dos.
Lo miró con ojos centelleantes, tratando de no ceder a su encanto.
-No. Arriba.
Él puso expresión esperanzada de cachorro.
-¿Puedo unirme a ti?
_______ lo pensó durante un segundo.
-Sí.
Fue una ducha muy larga y jabonosa.
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Bueno chicas espero que esto les este recompensando todo el tiempo que tardo en subir!!!
Bueno qué pasaría se les dijera que no quedan más de cuatro capítulos para que terminé la novela!¿!?!
Pues es verdad chicas queda como mucho cuatro capítulos para el final!!!!
Saben porque lo sé pues porque ya la he terminado de traducir toda y suponiendo que suba hoy otro capítulo pues quedarán como mucho tres o dos no se cuantos suba más tarde!!! Quiero aclarar que no va a haber prólogo lo siento chicas pero cuando suba el último capítulo será el último porque no habrá más que eso!!! Sorry
Espero que les haya gustado el capítulo!!!!