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 Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT

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MensajeTema: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 21st 2012, 22:29

Sinopsis:

____ Phelps ama el sexo. El sexo salvaje. El sexo travieso. El sexo morboso.

Pero cuando el elegante Joe Jonas entra en su vida, ____ tendrá que esconder sus deseos más sucios, pues teme que si él supiera esto ensuciaría la imagen prístina que tiene de ella. Él sigue regalándole delicada ropa interior de encaje, cuando ella en realidad es el tipo de chica que ama el cuero con todo su corazón.

Sabe que debería decirle la verdad, hacerle saber la verdad... pero está tan loca por él que prefiere no correr riesgos. Lo que no sabe, sin embargo, es que el por lo general mojigato Joe a comenzado a tener algunas fantasías muy morbosas, y que va a
convertirlas en realidad cuando ella menos se lo espere.

Antes de que se acabe, ____ descubrirá que el encaje puede ser muy divertido.












Hola, me llamo Mirian y me gustaría compartir esta novela con ustedes, espero que les guste. Es adaptada, no es mía y díganme si quieren que ponga los capítulos. Mucho gusto y gracias. (:
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IrennIsDreaMy
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 10:27

me apunto a leerla
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liz_anasstazia
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 12:09

la verdad se ve hxc
pero igual ia me meti en la nove
SIGUELA PLIS? Very Happy
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 12:38

¡Oh!
¡Nueva Lectora, eh!
¡SIGUELA!
Me encantó ese trozo de novela, ¡No me imagino el resto!
Solo sigue, Bye.
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 13:12

New Lectora!♥


OMG!.Mee Encantoo Tuu Introoduccion!.
Siiguela!.,Esperoo Coon Entuusiasmoo El 1er Capiii! e.e


Saluudoos Nena!♥
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 17:47

Nueva lectora...
Siguele se ve que va a estar buenisima C:
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 21:04

Capitulo Uno

____ Phelps se quedó de pie detrás del mostrador de su tienda de barrio francesa, Cajun Lady Antiques, en una tranquila y silenciosa tarde de miércoles. El mal tiempo había hecho entrar en la tienda a los turistas, y se encontró a sí misma mirando por la ventana a la triste lluvia, sólo deseando. Deseando diversión. Deseando sexo. Sabía que la lluvia hace a algunas personas soñolientas, pero a ella sólo la aburría, y a pesar de sí misma, se encontró anhelando lo salvaje, un sexo hedonista al que ella se había estado estregando alegremente desde su divorcio doce años atrás. A la tierna edad de veintiuno, ____ había sido arrastrada a un matrimonio con Charlie el perdedor, un viajero vendedor quien había encontrado mucho tiempo para el placer en sus comúnmente llamados “viajes de negocios”.

Cuando llamó a Charlie sobre las formas de su engaño durante dos largos años de matrimonio, ella no mostró ningún remordimiento, no ofreció ninguna posibilidad de disculparse, no puso ninguna excusa. Ella simplemente dijo: “Cariño, como yo lo veo, sólo se vive una vez. Me imagino que tienes que coger toda la diversión que puedas, así que es lo que he
estado haciendo”.

Ella lo había dejado rápidamente, pero también había aprendido una muy valiosa lección de su pegajoso ex. Ella no aprobó cómo lo había dejado, pero tenía razón, sólo se vive una vez. Así que desde que ella firmó los papeles del divorcio, había estado viviendo. Viviendo en la cama de cualquiera que le llamaba la atención. Entre encuentros sexuales, También trabajó duro para mantener a flote su tienda, y se hizo cargo de la enorme Casa jardín que había conseguido en el acuerdo del divorcio, todo eso sumado a una ocupada pero satisfactoria vida. Una cosa acerca de Charlie: él era un cerdo, pero un cerdo sólido, así que ella salió de ese matrimonio con una buena casa y suficiente dinero para comenzar su propio negocio. Por lo tanto siempre había pensado que todo lo que había pasado estaba destinado a pasar. Por todos sus errores, Charlie le había ayudado a conseguir una vida llena de cosas que quería: su casa, su
tienda… y una vida sexual de envidia.

Y hablando del sexo, ella nunca dudó en llevarlo hasta los extremos. Había tenido sexo con hombres y con mujeres. Algunas veces lo había hecho con los dos a la vez. Una vez formó parte de una orgía en toda regla, del tipo en que no sabía a quién estaba tocando, o quién la estaba tocando a ella, sólo sabía que se sentía genial. Había estado convenciéndose de que no le daba importancia a emociones tontas como el amor o el compromiso, el sexo había estado siendo gloriosamente liberador. ____ ahora se consideraba a sí misma una “Veritable” conocedora del sexo.

Sabía lo que le gustaba y también lo que a la mayoría de la gente le gustaba. Incluso amigos y conocidos venían para pedirle consejo sobre sus vidas sexuales. A ella le gustaba considerarse la Reina del Sexo de New Orleans. E incluso en esa ciudad tan fácil para el sexo, había mucha competición por ese título, no había conocido a nadie que experimentara tanto o disfrutara tanto con el sexo como lo hacía ella. Mientras el coño de ____ se rizaba con los recuerdos lujuriosos, con nostalgia por sus más satisfactorias conquistas, el timbre sonó. Y como respuesta a una pecaminosa oración, un joven totalmente ardiente y sexy entró en la calle St. Peter, su cabello rubiorojizo se veía más oscuro y rizado por la lluvia.

—Hola —dijo él, Y los ojos de ella inmediatamente fluyeron hacia el cuello en forma de V de su ajustada camiseta, arropada a sus caderas.

Ella sonrió. —Mojado por ahí. — Y por aquí también, pensó ella, el punto crucial de sus muslos se estaba humedeciendo.

—Espero que no te importe si entro y me seco un poco por unos minutos. Realmente está lloviendo.

De hecho, lo que antes había sido una llovizna, se había convertido en un diluvio,envolviéndolos en el sonido de la fuerte lluvia.

—Ningún problema —dijo ella con una mirada que ella sabía que irradiaba calor.

Él asintió con la cabeza para eliminar la humedad en forma de gotas de su pelo hacia su chaqueta.—¿Así que tú eres la Cajun Lady? —preguntó él, señalando el cartel de color oro en el lado opuesto de la antigua puerta de cristal. Él no podía tener más de veinticinco, y su sonrisa sostenía un instantáneo flirteo.

Sus engrasadores apretados sobre el terreno, frunciendo su delgado sostén y su top, mientras ella le daba una respuesta de acción para tales preguntas, particularmente cuando venían de un hombre tan guapo.

—Bueno, yo no soy realmente Cajun, y en cambio, si soy chica “Lady”, eso depende de tu definición.— Entonces ella le guiñó un ojo, justo antes de provocativamente bajar su mejilla y dirigirle una pequeña sonrisa con una pequeña, disimulada, o no, invitación.

Una chispa alumbró sus ojos verdes. —Bueno, seas o no una Lady, apuesto a que demonios, contigo se pasa muy bien.

Ella sonrió abiertamente, confidente y sensual. —Cariño, no tienes ni idea.— Esto es exactamente lo que ella había estado pensando, deseando tan melancólicamente.

Él inclinó su cabeza, el movimiento sacudió su pelo ligeramente desaliñado fuera de su cara para revelar una expresión flameante con interés. —Tal vez, deberías mostrármelo.

Cada parte de ____ tembló con anticipación. Ella necesitaba esto, realmente, realmente lo necesitaba. Un encuentro con un ardiente extraño, la libertad para sus inhibiciones. Inhibiciones que ella había aguantado dentro últimamente.

Pero… Dios, ¿qué estaba haciendo?

Estás siento tu antigua yo, eso es todo.

Porque ella se había olvidado por un momento. O, a lo mejor, ella misma había elegido olvidar. Sólo por un sucio y muy tentador minuto. Pero realmente era: La Reina del Sexo de New Orleans que estaba en pausa.

Hace tres meses, ella habría acordado una cita con Mr. Joven, Guapo y Mojado para luego, después de cerrar la tienda. O simplemente le habría conducido dentro de la habitación de atrás, levantado la larga y molesta camiseta que llevaba, y de hecho, enseñárselo. Su cuerpo entero dolía, se moría, por el toque de que sus masculinas manos manosen sus pechos y su rígido pene entre sus muslos.

Aún trabajando duro para alejar las olas de deseo que la amenazaban con ahogarla, ____ respondió: —Ojalá pudiera. Te habría llevado a un viaje que nunca olvidarías. Pero… no puedo.

Él redujo sus ojos en signo de decepción. —¿Marido?

—Sí —mintió ella, porque era más sencillo de esta manera. Más sencillo que explicar que ella recientemente había empezado a salir con el más guapo, elegante hombre en la faz de la tierra y su único fallo era no ser lo suficientemente salvaje para ella en la cama, pero aún y así no quería engañarlo porque pensó que realmente se preocupaba por él.

Cinco minutos después, después de que ella hubiera dejado al delicioso joven salir de nuevo hacia la lluvia, se encontró a sí misma mirando otra vez a través de la puerta de cristal, esta vez a través de una tienda de St. Peter y unas puertas. El signo colgando del toldo rojo Spy Games y la tienda pertenecían a su amado, Joe Jonas III. Ella nunca había esperado salir con nadie con números detrás de su nombre. Incluso si vendía aparatos de espía para vivir, él era fácilmente el más sofisticado hombre que alguna vez había pasado por su camino romántico. Un James Bond del comercio minorista. Sonrió por el pensamiento tan tonto, pero sus pechos empezaron a doler y su coño dio espasmos ligeramente por pensar en él, no el rubiecito guapetón de hace unos minutos. Y eso hizo que ____ quisiera más a Joe. Él era un hombre, no un chico. Y la trataba muy bien. Se mordió el labio y se concentró más, imaginando su Adonis con pelo negro dentro, a lo mejor retocando una mini cámara de alta tecnología oculta en un aparato más ligero y microscópico casi imperceptible para el ojo humano. Ella pensó en su amplio pecho y su majestuosa sonrisa que quemaba a través de ella. Pensó en su enorme pene, y de 22 centímetros según sus estimaciones, actualmente había sido un largo tramo para compensarla por lo que se estaba perdiendo en el dormitorio.

Dios, te deseo.

Claro, ella lo había tenido, muchas veces. Solo, a medida que ha pasado el tiempo, ella lo ha querido de una manera diferente. De una manera animal. Lo ha querido a él contra la pared, o tirado en el suelo, sin ropa. Ella era la Reina del Sexo, al fin y al cabo.

Pero es una compensación, se recordó a sí misma: Y tú sabías eso al meterte en esto. Era imposible tener sexo animal y este tipo de clase en un mismo paquete, la vida no funciona así. Por otra parte, no podías tener sexo animal y cueros ajustados y juguetes sexuales con algo cálido, reconfortante y tan significativo. Y en algún lugar del camino de la vida, esto último es lo que ____ había decidido que realmente quería.

Oh claro, ella le había dicho a sus amigos que había renunciado a las relaciones en lugar de sexo ardiente. Pero entonces llegó su cumpleaños 35 y algo había cambiado. Se dio cuenta de que no quería envejecer sola. Ella quería un compañero, una alma gemela. Su sucio divorcio tantos años atrás le había hecho pensar que el amor no está hecho para ella, y nunca lo estaría, pero cuando hubo apagado todas esas espalmas, se dio cuenta que finalmente había empezado a cambiar de idea.

Entró en escena Liz, Su ex vecina y amiga. ____ presentó a Liz al que sería su querido y delicioso ex marido Jack —más o menos —así que Liz decidió juntarme con alguien ella misma. Joe era amigo de Jack, nada sorprende, porque los dos estaban en el negocio de espiar a la gente, y Liz invitó a ____ y a Joe a comer al apartamento que compartía con Jack en la calle Bourbon.

Un hombre puede mirarte con suficiente picardía en sus ojos para hacer que tu coño se estremezca, y eso fue lo que pasó cuándo ____ conoció a Joe. A los 38, él era oscuro y guapísimo, con piel olivácea, con pelo negro con los bordes grises. Sus cálidos ojos marrones cogieron posesión de ella en una sola mirada. En ese momento, ella se había jurado que acabarían caliente y sudorosamente juntos antes de que acabara la noche. Él solo le había besado la mano. Y apartó su silla.

Él le preguntó sobre su negocio, hablando sólo por encima de esto. Había elogiado su perfume, también su collar: una pieza antigua de su abuela, de pequeños rubíes.

A medida que pasaba la noche ella se dio cuenta que poco a poco se iba enamorando de él.

Lujuria, también, ella tenía que aguantarse aunque fuera casi imposible por el calor que irradiaba su mirada. Joe era el mandamás del estilo y sofisticación, no un chico que le arranca la ropa a una mujer por un arranque de pasión.

Ella había sido desgarrada entre el amor y la medida de la clase que nunca había visto en un hombre y odiando el hecho de que casi inmediatamente sabía que esa relacióntendría carencias. Para Joe Jonas III claramente necesitaba forzosamente a una chica sofisticada bajo su brazo, y a pesar de sí misma, ella quería ser esa mujer.

Incluso si no había sexo animal.

Y no lo había habido.

En vez de eso había habido cenas de lujo, adorables regalos, y dulces, románticos besos, que llegaron cuando hicieron dulce y románticamente el amor. Dulce y vainilla.

Claro, para ser justos, ellos gimieron y gimieron, a veces incluso hablaron un poco sucio, y Joe sabía exactamente como tocarla para hacerla llegar al orgasmo. Él tenía unas grandiosas manos y sabía cómo usarlas. El juego en la cama no era aburrido. Demonios, ese hombre la hacía llegar al orgasmo, ¿qué más quería?

Sexo animal, una pequeña voz susurró en su cabeza.

Ella quería látigos, cadenas y cuero.

Chillando y mendingando y dominando.

Sudor, dientes apretados y azotes. Dios, ella no podía recordar la última vez que había sido azotada, o había azotado al menos.

Pero cuando conoció a Joe, se figuró que había sembrado suficiente avena salvaje y ahora podía superarlo todo. Y la verdad más profunda era: no importa cuán tentador el Sr. Joven y Mojado había sido hace unos minutos, durante al año pasado ella había empezado a encontrar su visión del sexo un poco sin sentido, experimentando la urgencia de mirar a los ojos a tu amado después de hacerlo y saber que habías compartido algo, algo relevante y vital. Lo cual era exactamente lo que había encontrado con Joe. Así que tenía completo sentido el cambiar sus maneras y dar la bienvenida a su nueva y seria clase de relación a su vida.

Después de todo, él era todo lo que una mujer podría querer.

Excepto por la parte del sexo animal.

Pero valía la pena. Ella se lo recordaba a sí misma frecuentemente durante estas sesiones de ajetreo mental. Incluso si tenía que cerrar sus dientes — y su vagina —para hacer que un joven sexy se fuera, valía la pena. Incluso si sus vibradores estaban haciendo un sobre esfuerzo últimamente por las fantasías que estaba teniendo por las cosas que quería hacer con Joe, valía la pena.

Joe le dijo recientemente que si demostraba el poder de su nueva mini cámara de larga distancia podría verla claramente y de muy cerca desde su tienda. Ahora ella ha tenido la necesidad de hacer algo loco y salvaje como levantarse la camiseta y enseñarlelas tetas, solo en caso de que estuviera mirando.

Pero si él estaba mirando, eso probablemente significaría que los empleados también estarían mirando, y eso le podría costar una venta, él pensaría que ella era la mujer más bárbara, desagradable y pegajosa que había conocido nunca.

Oh, sí sólo te pudiera mostrar la verdadero yo, cariño.

Sentándose de nuevo en el taburete alto detrás de ella, se imaginó a sí misma quitando lenta, muy lentamente su camiseta, y su sostén, poniendo sus tetas a la vista para una pequeña cámara. Se imaginó a sí misma tocándolas con sus manos. Lentamente apretando, masajeando. Girando los pezones tiesos que ahora se presionaban contra su sujetador cada vez que se movía. Quería sentir los ojos de él mientras ella se tocaba para él. ¿Había gente en la calle? No, hoy no, demasiado lluvioso. Pero no importaba de ninguna manera en una fantasía.

____ se imaginó a Joe mirando, poniéndose a todo por ella. Se imaginó a él queriendo “necesitando” lo que ella necesitaba. Sexo sucio y urgente.

En la fantasía, ella de repente lo veía atravesar la puerta de Spy Games y pasar corriendo la calle hacia donde ella estaba como un hombre poseído. Sus ojos se encontrarían a través de la ventana mientras ella continuaba acariciando suavemente sus pechos desnudos.

Él atravesaría la puerta haciendo la campana sonar salvajemente, Y ella vería la inequívoca lujuria en su mirada justo antes de que él saltara por el mostrador, demasiado impaciente para rodearlo.

No habría palabras, sólo acciones.

Sucias manos. Subiendo su falda. Sacándole las bragas.

Un caliente y duro pene. Presionándose dentro de ella. Empotrándola en la pared. Oh sí.

Mientras ____intentaba sentirlo, lo sentía a él llenándola, golpeándola, llevándola por el camino que ella tanto quería ser llevada por él, Ella no podía resistir dejar a sus dedos meterse entre sus piernas. La ligera tela de la falda cayendo en medio. Mmm, agradable.

Pero quería más, quería tocarse, piel con piel. Mirando fuera de la ventana, vio que la lluvia aún caía, manteniendo la calle St. Peter silenciosa y sola aparte de unos pocos coches. Aún era peligroso como el infierno seguir haciéndoselo, alguien podría entrar en la tienda en cualquier momento, como hace unos momentos el Sr. Joven y Húmedo, pero no le importaba.

Había estado reteniendo sus deseos demasiado tiempo, y necesitaban salir, incluso si era sólo en una dirección. Sintiéndose muy atrevida y sucia, pasó una mano debajo de su larga falda, llevándola entre sus piernas, entonces apartando con la punta de los dedos la goma elástica de sus bragas. Un segundo después, encontró su hinchado clítoris, dejó ir un suspiro de placer. Y empezó a rondarle en la cabeza la imagen de las manos de Joe tocando su culo y metiéndose dentro de ella en largos y lentos golpes. Sí, sí.

Sus dedos quedaron mojados mientras ella abría más las piernas instintivamente. Fóllame, Joe. A ella le dieron ganas de ronronear al oír esas palabras en su oreja. Fóllame fuerte.

Pero en la fantasía no podría haberla follado más fuerte de lo que la estaba follando, cada golpe hizo eco en todo su cuerpo y sus piernas se debilitaron. Cruzó las piernas sobre sus muslos para que la soportaran completamente, apoyando su espalda en la pared.

A la vez que sus golpes imaginarios, siguió frotándose el clítoris, más fuerte, más fuerte.

Su pelvis giró, levantándose con movimientos cortos y calientes para satisfacer la presión de su mano. Ya hacia un rato que dejó de importarle si alguien la veía por la ventana o entraba por la puerta. Casi se olvidaba dónde estaba todo. Fóllame, Joe. Fóllame.

Segundos más tarde: —¡Oh, Sí, Sí! —Se vino, el orgasmo rugió a través de ella como una locomotora disparada a través del Barrio Francés. Tan intenso que chilló, entonces sujetó su labio inferior entre sus dientes para soportar las oleadas de placer. Eso había estado bien. Pero sorprendente, dado por el elemento del riesgo. Lo que sólo demostraba lo mucho que ella había estado reteniendo lo que había estado imaginando. Ah, si sólo fuera verdad.

Suspiró mientras la puerta sonó, devolviéndola al mundo real, pocas veces tan perfecto como la fantasía. Luchando para conseguir aire, se levantó y dijo: —Cajun Lady Antiques.

—¿Alguna novedad con el Sr. 007? —Era Liz, con la que había compartido todos sus problemas en una comida recientemente.

Aún recobrándose del clímax, intentando organizar sus pensamientos, la sensación del tiempo de Liz, era extraña. —No, pero la verdad es que…no he intentado hacer progresos. Él estaría horrorizado.

Liz sonó arrepentida. —Lo siento mucho, ____, pensé que sería perfecto para ti. Cuando tuve la idea de juntarlos a los dos, supongo que no estaba pensando…en tu lado salvaje.

—Él es perfecto para mí. En la mayoría de las formas.— Añadió—. Y no hay nada por lo que pedir perdón, cariño. Estoy loca por el chico. Sólo deseo… ya sabes.

Tristemente, Liz sabía exactamente lo que ____ deseaba. Un fabuloso y guapo chico quién adoraba su lado dulce pero también sabía cómo ponerse sucio con ella detrás de las puertas cerradas. Ella se supuso que tendría un hombre más o menos igual cuando Liz quiso juntarla con un amigo de Jack. Era irónico porque cuando ____ quiso poner en contacto a Liz con Jack, era ella la que tenía una vida sexual salvaje y quería que su amiga tuviera los mismos placeres. Oh, como se había dado la vuelta la tabla.

— Yo sigo diciendo que vayas a por ello —dijo Liz—. Si él no puede apreciar tu verdadero yo, entonces que le den.

____ se rió. Hace un par de años, Liz nunca habría dicho esa frase de esa manera, pero cuando conoció a Jack había cambiado su vida entera, volviéndola mucho más conforme con sí misma y con el mundo. ____ se sintió peligrosamente cerca de encontrar algo tan transformador para su ser, como que alterara su vida de forma importante e increíble con Joe. Pero las diferencias en la manera en que disfrutaban del sexo eran suficientes para que ella no se sintiera totalmente conectada con él. Y consideró hacer exactamente lo que Liz había sugerido hacía un momento, aunque…

—Sé que tienes razón, pero la cosa es…

—¿Qué?

Suspiró. Ella no estaba cómoda admitiendo esto, no era muy de ella. —No quiero estropear esto. No quiero perderlo. A lo mejor las cosas no están del todo bien entre nosotros en la cama pero las cosas están bien en todas las otras cosas. Y no estoy lista para arriesgar eso. Nunca he tenido un chico como él, Liz, nunca en toda mi vida de treinta y cinco años. Es la manera en la que me trata. Y también es la manera en la que me siento sobre él. Los dos son tan magníficos. No sé cómo decirlo de otra manera. Porque es un evento extraordinario en mi vida.— Miró hacia la tienda de aparatos espías otra vez. Sintiéndose tierna y —sólo por un momento— no extremadamente cachonda, gracias a Dios. Probablemente ayudó que ella acababa de venirse—. Así que el sexo es solo bueno y no genial, a lo mejor eso está bien. Porque no estoy preparada a abandonar lo que tengo con él por algo tan temporal como el sexo. —Dejó ir otro suspiro.

Liz sonó perpleja. —¿El sexo es temporal?

—Bueno… es sólo una parte de la relación, ¿verdad? Y para cuándo tengamos sesenta u ochenta. Demonios, probablemente no importe para nada.

Dejó ir una corta risa y Liz también, pero ____ no estaba emocionada exactamente con sus propios y desesperados intentos para hacerse a sí misma creer que el sexo no era tan importante para ella. “ERA” importante, maldita sea.

Aún y así lo era Joe, así que tenía que aprender de una vez por todas, a ser el tipo de chica refinada que correspondía a un hombre de su naturaleza. Si ella lo quería a él, no tenía otra opción.

Ella se supuso hacerlo oficial.

La Reina del Sexo había muerto.

Excepto, a lo mejor, en su mente.


* * * *


____ miró el reflejo del espejo del apartamento justo dentro de la tienda. Aunque recientemente, ella se lo había alquilado a una pareja gay, pero ellos habían decidido irse por las recientes tormentas. Las mismas tormentas que habían dificultado llevarse acabo las reformas de su casa, así que ella se quedaba allí por un mes hasta que estuviera listo. En el momento que había vuelto a poner el apartamento en alquiler. El espejo era una antigüedad preciosa que había decidido “coger prestado” de la tienda temporalmente. Para propuestas prácticas y para añadir un poco de carácter al apartamento mientras estaba allí.

No podía decidirse a pensar en cómo se veía esta noche, llevando un vestido lila oscuro de encaje. No era que el vestido no estuviera encantador, lo estaba, y le complementaba con los ojos verdes y con el largo pelo rubio recogido con delicadeza en un moño. Pero ____ nunca llevaba encaje, nunca, nunca, nunca. Ella a lo mejor llevaría seda, o satén, algodón o lycra. Demonios, ella llevaba de todo desde algodón hasta cuero. Y eso sucedía porque el cuero era el tejido que prefería usar en el dormitorio. Pero cuando hablaron del encaje… bueno, ella pensaba que era un material encantador para las mujeres más recatadas, pero en cuanto a ella, nunca fue su fuerte.

Hasta ahora, eso fue hasta Joe. A él le encantaba. Tanto, que le había regalado un encaje rosa de juguete, un sujetador de encaje y bragas a conjunto de color azul claro, otro par de bragas de encaje color melocotón con lentejuelas y con pedrería cosida y ahora este adorable-pero-no-del-todo lindo vestido. Ella tenía que llevarlo por supuesto. Probablemente era más caro que todo lo demás de su armario, y cuándo había abierto la caja de regalo exquisitamente envuelta, ella había sido capaz de decir que había prestado especial atención escogiéndolo. La verdad era que, él tenía muy buen gusto, no es muy sorprendente dado como de estiloso y guapo era él mismo.

Ella tenía que llevarlo porque, aparte de no querer herir sus sentimientos, no quería admitirle que se veía a sí misma demasiado sucia y bruta para ser una mujer de encaje. Si Joe la veía como una mujer de encaje…bueno, era justo igual que el sexo, ella no quería cambiar el modo en que él la veía, no quería que pensara que no era la mujer perfecta para él. Si su mujer perfecta llevaría encaje, ella lo iba a llevar.

Estas siendo falsa para ti misma.

Maldita sea, ¿qué les pasaba a las pequeñas voces dentro de su cabeza hoy? Esta, había escogido descaradamente ignorarla. La gente puede cambiar. Y aparte de querer a Joe Jonas más que querer respirar, quería merecerse a Joe Jonas. Quería ser suchica ideal, de todas las maneras.

Justo entonces, oyó unos golpes en la puerta, y por un impulso de último momento, ____ tiró de las trazas de su vestido, para marcar más escote. Demonios, si iba a llevar un vestido de encaje, al menos lo tenía que llevar un poco audazmente. Miró fijamente a la camisola tipo corpiño en el espejo, y no pudo negar que él había escogido un vestido de encaje muy sexy, y aunque no le pegara mucho a ella, aún y así se veía malditamente bien con él.

Unos segundos después, fue a abrir la puerta para encontrarse a su amado delante de ella, viéndose impecablemente atractivo en unos pantalones de tela cruzada y una chaqueta hecha a medida, y un suéter abierto por la garganta. Sus ojos oscuros se enfocaron en ella mientras una sonrisa encantadora pre visiblemente se desplegó en su rostro suavemente sin afeitar. —Hola, preciosa. —A ella le encantó el cariño que destilaban esas palabras, le hacía sentir querida y atesorada—. Te ves tan bien como para comerte.

Instintivamente bajó la barbilla y le dio su mirada más sexy. —Eso se puede arreglar, ¿te gustaría ahora o después?

Él dejó ir una risa suave. —Intentaré aguantarme hasta el final de la cena.

Ella sonrió como una niña buena. —Espero que no te llenes mucho.

—¿Lleno por probarte? —Él movió la cabeza de un lado a otro —. No es posible.

____ sintió como sus pechos se inflamaban dentro de los límites ajustados de los encajes mientras aceptaba la pequeña caja de color rosa que tendía hacia ella, envuelta con una cinta de raso a juego.

— Algo adorable para mi chica —dijo él.

Más encaje, se apostaba toda la tienda a que lo era.

Gentilmente deshizo el lazo y lo dejó ir entre ellos mientras levantaba la tapa de la caja. Dentro de papel de seda rosa había una muñeca pequeña con un camisón con tazas de encaje en un suave y primaveral amarillo.

Era preciosa, para alguien como Liz, a lo mejor. Pero una muñeca con camisón… ¿para ella? Se aguantó un suspiro. ¿Por qué, oh por qué, no podía haber sido un corsé de vinilo negro pulido o un látigo poco agradable con el que se podría jugar?

—Es adorable, justo como has dicho —logró decir. Ella le sonrió, gracias a dios siempre había sido muy buena actriz.

—Para luego —le dijo él. Entonces cogió las braguitas a juego de encaje, lanzándolas a un lado de la habitación —. Excepto que no necesitaremos esto.— Se acercó a ella y le habló más bajo —. ¿Para que esconder ese precioso coño cuándo estaré listo para un banquete en el momento en que te vea en esto?

Ella dejó ir en aliento ante la promesa traviesa y se sintió culpable evitando su regalo pensativo y sexy. Joe no era un mojigato, la mayoría de las mujeres lo consideraría un amante perfecto y fabuloso, y ella era increíblemente afortunada de tenerlo. Sólo deseaba no tener unos gustos tan extremos.

Y mientras ella cerraba la puerta y caminaba cuidadosamente por las escaleras con sus tacones, con la mano de Joe en la espalda, pensó que estaba muy nerviosa quejándose de él, incluso para ella. Después de todo, tenía a un ardiente y sexy hombre que la iba a llevar fuera a una fabulosa cena, y traerla de vuelta después y usar su afilada lengua para llevarla hasta el orgasmo.

Ella podía llevar un poco de encaje para eso. Y demonios, podía incluso vivir sin el sexo animal.

No, no puedes.

Mierda. Era esa maldita voz otra vez.

Cállate, replicó.











Gracias a todas, espero que les guste el primer capitulo. (:
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Helena!<3
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 21:59

Adskjh esta genial! Siguela!
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 22nd 2012, 23:02

solo dire esto... EL CAPITULO FUE HARDCRORE
xD uso esa palabra con frecuencia
pobre la rallis ya veo q se mata de necesidad :Z
aunq debo admitir q muero x ver al joe malo (6)
sube capitulo luego
besis bye Very Happy
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 23rd 2012, 10:02

siguela me dejo sin palabras esta genial
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 24th 2012, 07:29

Esta GENIAL! Siguela pronto!!
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 24th 2012, 20:04

Siguelaaaaa!!!
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 24th 2012, 21:41

siguela! Very Happy nueva lectora me ha encantado!
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMarzo 24th 2012, 22:13

SIGUELE..!!!!!!!!!!!!
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 3rd 2012, 02:28

Sigueee
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 9th 2012, 12:14

Capitulo Dos

Joe no se cansaba de la hermosa señorita sentada frente a él en Antoine’s, era tan elegante como la escena clásica del mundo antiguo, aún con un cierto gusto a emoción atando a los bordes de su personalidad y no podía evitar querer ver más de eso. Desde el momento en que se conocieron, la mujer poseía la habilidad de ponerlo duro con sólo mirarlo. Incluso hasta ese minuto, no tenía idea qué era lo que mantenía su miembro sin huir fuera de su cierre.

Maldición, era casi doloroso.

Esa noche usaba el vestido de encaje que él le había comprado. ____ se veía hermosa sin importar lo que usara, pero encontraba la visión de ella en encaje particularmente asombrosa. Lo había descubierto tan sólo después del primer regalo que le hizo, un sexy teddy de encaje, pero desde entonces, no podía evitar prodigar más de esto en ella. Verla comiendo camarones no estaba ayudando en nada a su erección. Tenía un modo de hacerlo casi succionándoloscon su deliciosa boca que le recordaba las increíbles mamadas que ella le brindaba.

—¿Está bueno?—preguntó, incapaz de contener una sonrisa burlona.

—Delicioso—le aseguró y sus juguetones ojos le dijeron que sabía exactamente lo que él estaba pensando.

Lo dijo de todas maneras: —Tienes una boca grandiosa.

Ella respondió lentamente, lamiendo sus labios con sensualidad. —A ella también le gustas.

—Lo he notado—dijo riendo, y se dio cuenta de que apenas había tocado el aperitivo que compartían, demasiado concentrado mirándola.

Extraño, nunca se había sentido constantemente encendido con una mujer antes. Oh, seguro, quizá cuándo era un adolescente caliente, pero desde entonces había madurado. Siempre había disfrutado del sexo, pero algo acerca de ____ lo mantenía constantemente en su mente. Y no era que la apreciara sólo por el sexo. Amaba su personalidad: era divertida, franca, y genuina, y lo hacía reír. Era tan coqueta como inteligente, una combinación que al principio lo había sorprendido, pero luego lo había encantado. El único problema con ____, decidió, era que había un poquito de ella que estaba escondiendo. No podía evitar pensar que tenía algún tipo de secreto, que había algo de ella misma que no quería que él supiera. Era casi como si estuviera en guardia a veces a su alrededor, demasiado cuidadosa. A pesar de que amaba el sexo que habían compartido, lo notaba incluso en la cama.

—Dime algo. —Se inclinó un poco hacia la mesa iluminada con velas, tratando de tocar su mano que jugaba con el tallo de su copa de vino en el inmaculado mantel —. Dime… tu fantasía más salvaje.

Lo miró sorprendida, pestañeando. —¿Sexual?

Él dio un asentimiento corto. Habían tenido suficiente sexo, crecido íntimamente lo suficiente para que se sintiera cómodo preguntándole. Ahora sólo esperaba que ella respondiera. Quizá si podía conseguir que se abriera, empezaría a confiar más en él y le diría lo que fuera, lo que se había estado guardando. Ella permaneció tranquila por un momento, tomó un sorbo de su vino.

—Yo… Estoy viviéndolo—finalmente dijo, tranquila —. Contigo. Cada vez que me haces el amor.

Hmm. Lindas palabras. Pero no se las creía. Tal como siempre, ella estaba conteniéndose.

—Ese es un gran cumplido, preciosa. Pero, ¿estás segura de que no hay algo más? ¿Algo salvaje, loco sobre lo que estés secretamente curiosa? Puedes decirme. Incluso si es algo que no creas que realmente quieras hacer.

Ella pestañeó de nuevo, infaliblemente linda, y se mordió su labio. Pensó por un segundo que le daría una respuesta real, que abriría la puerta de su corazón y su mente, dejándolo entrar. Pero entonces dijo: —No, sólo tú. Entre mis piernas. Tocándome. Lamiéndome. Y luego viniéndote dentro de mí.

Está bien entonces. El seguía sin creer que ella estuviera siendo honesta, pero era difícil discutir cuándo la mujer por la que estás loco estaba diciendo cuán magistral eras y haciendo que tu erección imposible, se volviera incluso más intensa.

—Come, preciosa —dijo—. Luego te llevaré a casa y volveremos a vivir tu fantasía.

Con eso, la miró succionar otro camarón entre esos labios gruesos y olvidó todo acerca de sus secretos por esta noche.


* * * *


Maldición. ¿Por qué no le había dicho? Nunca tendría una oportunidad tan perfecta de nuevo, y sin embargo, no había sido capaz de revelar sus más oscuros deseos. Mantuvo su sonrisa sexy en la mesa mientras el garzón les servía sus entradas, pero por dentro se estaba dando patadas.

Bueno, hiciste tu cama, ahora te acuestas en ella. Y ahora, si sigue siendo un agradable pero convencional, nada-fuera-de-lo-común, sexo, no tienes a nadie que culpar a nadie sino a ti misma.

Cuando el móvil de Joe sonó suavemente, fue a su bolsillo rápidamente para sacarlo. Mirando a la pantalla, dijo: —Discúlpame sólo por un momento, preciosa. Necesito tomar esta llamada. La mayoría de los hombres hubieses saltado a tomar la llamada en un segundo, sin una disculpa, y a ____ no le hubiese importado. Pero, testificar otro ejemplo del cortés respeto de Joe, la hizo soltar un leve suspiro, extrañamente juvenil.

—Estoy cenando y bebiendo con mi chica en este momento—dijo al teléfono con un rápido guiño en su dirección—. Así que me temo que no es un buen momento.

____ le dio una sonrisa, luego cortó su chuleta de cerdo, aún escuchando vagamente.

—¿Esta noche?—preguntó, y sacudió su apuesta cabeza, pareciendo irritado—. No, no puedo hacerlo esta noche.

Bajando sus cubiertos, ella se inclinó sobre la mesa para tocar su manga. —Sea lo que sea, está todo bien. No me molesta —susurró. Esto debía ser algo relacionado con los negocios o la familia, y a pesar de lo ansiosa que estaba por tenerlo desnudo, no quería ponerse en medio de algo importante.

Él sacudió su cabeza ante la sugerencia, pero por la forma en que la conversación continuaba, ella podía decir que la persona del otro lado era insistente y que Joe estaba esforzándose para permanecer educado.

—De verdad—dijo suavemente, llamando su atención—. Si necesitas hacer algo está bien.

Finalmente, Joe suspiró y dijo al teléfono: —Bien, entonces, en una hora o algo así. Pero tendrá que ser breve. Te veo ahí.

Cuando cerró el teléfono y lo deslizó de vuelta a su bolsillo, ____ inclinó la cabeza inquisitivamente. —¿Algún problema?

—Sólo un cliente, pero uno potencialmente importante. Un I.P local llamado Steven Waite recomendó Spy Games a uno de sus amigos en Baton Rouge. El amigo es la cabeza de una gran firma de investigaciones, lo que podría resultar en una cuenta considerable, y no sólo eso, pasa que el amigo está en la ciudad, sólo por esta noche, y quiere encontrarse conmigo antes de hacer negocios. Aprecio la recomendación de Steven, pero desearía haber tenido un pequeño aviso acerca de la reunión.

____ sacudió su cabeza para hacerle notar que estaba todo bien.

—Cariño, esto no es un problema en absoluto. Si tú quieres, simplemente regresaré al apartamento después de cenar y tú puedes verme ahí luego. Me pondré mi camisón amarillo nuevo, y ni siquiera me encogeré cuándo me miré en el espejo. Simplemente recordaré que conseguirás una gloriosa mamada cuándo llegues ahí.

Pero Joe le lanzó una posesiva y autoritaria mirada que le gustó.

—No, preciosa. De ninguna manera te mandaré a casa sin mí. Me encontraré con los tipos en un bar llamado Michael’s, así que puedes venir conmigo, y para mantenerlo breve, puedo explicar que estamos de camino a algún lugar. Por supuesto, me abstendré de mencionar que ese “algún lugar” es tu cama —concluyó con un guiño, luego frunció el ceño levemente —. ¿Has oído del lugar? Dijo que estaba cerca de la calle Bourbon y calle Conti, pero no me suena para nada.

____ frunció sus labios, pensando. —A mí tampoco. —Y ella conocía la escena de bar del Barrio Francés como la palma de su mano—. Debe ser algún lugar nuevo.— El área estaba a un par de cuadras de ahí, así que sería una corta caminata hasta el Red Light District de noche, una atmósfera cargada de sensualidad que ____ siempre disfrutaba.

De hecho, mientras continuaban comiendo, la idea le llamó más la atención. Había resistido la tentación del ambiente de club desde que había empezado a ver a Joe, pero sólo pasear a través de la multitud de fiesteros que salían a la Calle Bourbon en la noche sonaba como suficiente para hacer que su sangre corriera un poco más caliente.


* * * *


—¿Estás segura de que no te importa este pequeño retraso?—preguntó Joe, tomando sus manos mientras salían del restaurante una hora y una botella de vino después.

—Para nada— respondió, apretando sus dedos mientras doblaban desde Calle Royal a St. Louis—. Algunas veces encuentro a la Calle Bourbon un poco… vigorizante. — Rió suavemente mientras hablaba y se sintió como una farsa, ya que lo que realmente pensaba de la Calle Bourbon después de oscurecer era más como emocionante, eléctricamente cargada y una invitación a pecar, una invitación que usualmente aceptaba sin una pizca de duda.

Joe sonrió hacia ella en broma.— Ahora realmente.

Ella se encogió de hombros juguetonamente, insegura de la respuesta correcta, pero muy segura de que no debería decirle alguna de las más arriesgadas actividades que ella había consentido en la Calle Bourbon.

Había llevado su top de perlas más veces de las que podía contar. Una vez había dejado que un tipo al que estaba viendo derramara vino sobre su pecho desnudo y lo lamiera de ahí. Y durante el libertinaje de Mardi Gras unos pocos años atrás, había dejado que dos tipos ardientes que ella nunca había visto, hicieran lo mismo con un daiquiri de fresa. Y esas eran sólo una de las pocas cosas sucias que había hecho en la calle, que palidecían en comparación con algo de la diversión prohibida que había tenido detrás de las puertas de bares y discotecas.

Sólo recordar tales eventos hizo que su coño hormigueara mientras avanzaban hacia el distrito de la fiesta, incluso cuándo su corazón se quemaba con una mezcla de preocupación y culpa sobre ocultarle todo a este hombre que claramente se preocupaba por ella al igual que ella comenzaba a preocuparse por él.

Pero olvidó sus preocupaciones cuándo la Calle Bourbon apareció. A medida que se acercaban, el sonido de la música —Zydeco, rock, un poco de jazz— se hacía más fuerte, llenando sus sentidos. Y cuándo doblaron hacia la legendaria calle del pecado, el neón brillaba por sobre las puertas abiertas de par en par para tentar a los transeúntes a entrar en una cálida noche de abril y la gente se paraba en la calle bebiendo brebajes coloridos o enormes vasos de cerveza, sus cuellos cubiertos con perlas púrpuras, verdes y doradas.

____ recordó una vez cuándo las perlas eran accesorios usados solamente durante Mardi Gras, pero eso había cambiado cuándo se corrió la voz de que les daban una excusa a las chicas para lucir sus perlas en cualquier época del año. Por la vía pública, la gente en balcones de hierro forjado, bebiendo, cantando, soltando silbidos a los del sexo opuesto. Sin quedarse viendo, normalmente, por supuesto, ____ hubiese mirado, pero la presencia de Joe la inhibía, captó imágenes de un chico y una chica besuqueándose, triturándose acaloradamente en un balcón lleno de gente, y de un grupo de chicas en otro, lanzando perlas a los chicos de abajo, que estaban levantando juguetonamente sus camisas en un revés de actitud ardiente. En regreso, una de las chicas levantó su corta falda para mostrarle apenas sus bragas de red lo que hizo gritar y aullar a los chicos.

Calle abajo, la atención de ____ fue llamada hacía los vendedores ambulantes invitando a la gente a los clubes de striptease y peep shows.

—Las chicas más hermosas en el striptease—un tipo de pelo largo gritaba.

Otro, cruzando la calle bajo la promesa de neón de Sexo en Vivo, decía: —¡Se hace de todo aquí, lo que sea y cualquier cosa, vengan a ver por ustedes mismos!

Los aplausos de un grupo cercano de chicos atrajo su vista hacía dos lindas chicas de edad universitaria besuqueándose la una a la otra, como en un reto, pero se besaban apasionadamente, sus cuellos cubiertos pesadamente con perlas que sin duda habían ganado con sus pechos.


Lo siento por esto, preciosa —dijo Joe, claramente avergonzado en su nombre.

Oh cariño, desearía poder decirte cuán encendida estoy ahora mismo, sólo por ver todo esto.

Su coño prácticamente chisporroteaba bajo su encaje lila y sus propios pechos le dolían por ser tocados.

Sólo díselo. Ahora. Simplemente dilo.

—No tienes que disculparte—le aseguró—. Estar aquí… —Me calienta. Me pone húmeda. De hecho, quiero arrancarte la ropa en este mismo momento. Quiero abrir tus pantalones y succionar tu miembro justo aquí en frente de toda esta gente. Suspiró y trató de nuevo —. Estar aquí es… algo interesante.

Maldición.

Joe se echó a reír con gusto, sonriéndole. —Esa es una forma de ponerlo.

Aparentemente, es la única forma en que puedo ponerlo. Como al parecer no puedo ser honesta contigo sobre todo lo tan sucio y hambriento dentro de mí.

Justo entonces, unas pocas puertas pasando la Calle Conti, Michael’s apareció a la vista. Solamente, bajo el nombre de neón rojo rezaban las palabras “Club de Caballeros”. La imagen de una guapa pelirroja parada en la puerta usando nada más que un sujetador y bragas negras transparentes, junto con dos porteros agradablemente vestidos pero que daban miedo, le daban la marca a la casa, era una nueva adición a la gran cantidad de clubes de striptease de Calle Bourbon. Los pezones de ____ se frotaban provocativamente contra las copas de encaje de su vestido, a medida que se acercaban a la entrada.

—Parece que este es el lugar.

—Demonios—dijo Joe, claramente disgustado—. Lo siento mucho, preciosa. No tenía idea de que era un club de hombres.

—Por supuesto que no, no había forma de que lo supieras.

Joe dudó, mirando alrededor, entonces apuntó hacia la gran, brillante y abierta puerta de la tienda de suvenires, donde camisetas y perlas colgaban de los bastidores y máscaras de plumas cubrían una pared. Él suspiró, claramente incómodo con la situación.

—¿Quizá te gustaría mirar los alrededores ahí mientras estoy dentro? Lo haré rápido, cinco minutos como máximo.

¿Estaba bromeando?

Cuándo esto ocurrió, ____ había estado en más que su justa cuota de strippers y este lucía perfectamente como uno. No era como si pudiera decirle eso. Pero aún no tenía intención de esperar afuera en el mundo de las camisetas.

—No, simplemente iré contigo.

Lanzó una mirada de duda. —No creo que realmente quieras hacer eso, preciosa.

Oh Dios, ahora estaba intentando protegerla de mujeres desnudas.

Ella decidió—tímidamente—adoptar una postura. —¿Por qué no?

Él inclinó su cabeza indulgentemente. —Es sólo que no pensé que estarías cómoda. Las cosas se pueden poner bastantes salvajes en esos lugares. Tomó un profundo aliento y esbozó una delgada y apretada sonrisa.

—Soy una chica grande, Joe, puedo manejarlo. Y como tú dijiste, si estoy contigo, te da una razón para irnos rápidamente.

No era que estuviera segura de querer irse rápidamente. Ir a un striptease juntos sería la cosa más excéntrica que había hecho con Joe y sonaba divertido. Pero sabía que él querría irse rápido. De cualquier forma, no quería terminar varada afuera en caso de que él tuviera problemas zafándose de sus socios de negocios. La miró con esos ojos oscuros y sensuales, la sola mirada la hizo humedecerse más delo que ya estaba.

—Bueno, no estoy seguro de que te gustará, pero tienes razón. Si estás conmigo, me ayudará a zafarme más fácil.

Se burló de él. —No te preocupes, no tengo miedo de unas pocas bailarinas eróticas.

Él sonrió con la sonrisa que la derretía. —Bailarinas eróticas o no, la única cosa que me importa ahora mismo es llevarte a casa y quitarte las bragas.

Ahí estaba de nuevo, ella quería ser salvaje y excéntrica, y todo lo que él quería era a ella. Hacía que el desenfreno y la excentricidad sonaran más vacías. ¿Y cómo podría ella quejarse de un hombre tan ansioso de tener su coño dolorido? Debía estar loca.

—Bien—dijo ella, su voz salía un poco ronca mientras la calidez de su promesa rezumaba en su pecho—. Sólo tenemos que hacer esto rápido. —Ubicando sus manos en las solapas de su chaqueta deportiva, se acercó, frotando sus curvas contra el cuerpo de él, para susurrarle en su oído—: Luego puedes llevarme a casa y lamerme. Y después de eso, puedo envolver mi boca alrededor de tu perfecta erección. Y entonces podemos hacerlo toda la noche.

Mientras, la boca de Joe dejaba vibrar la ondulación de lujuria a través de ella, tomando todos los matices. Simplemente… quisiera usar palabras diferentes. Quisiera decir miembro en vez de erección. Y quisiera decir que follarían toda la noche. Aun así, se editaba a sí misma. Simplemente no parecía tener el poder para dejarle ver su verdadero yo aún cuando estaba tan tentada. Cuándo el beso terminó, a medida que emprendían camino hacia la oscurecida puerta del Club de Caballeros Michael’s, dejó escapar un suspiro, irritada consigo misma por ser tan santurrona.

Por el amor de Dios, a Joe no le hubiese importado si decía miembro. ¿O sí? Él usaba esos términos algunas veces. Y sin embargo, las dudas persistían. Pero si Joe notaba su angustia aunque sea un poco, probablemente pensaría que simplemente estaba endureciéndose por los horrores en el interior. Luego de que uno de los espantosos porteros tomara los diez dólares de entrada de Joe—las señoritas entraban gratis— la llevó, aún de la mano, dentro del sombrío bar. Luces rojas y púrpuras se arremolinaban, dándole al espacio un brillo sobrenatural, pero una vez que los ojos de ____ se ajustaron, se fijaron en el escenario que era como una pasarela.

Esta lucía tres tubos, cada uno asistido por una chica desnuda. Bueno, desnuda encada forma que contase de cualquier modo. Una chica rubia, usaba un sombrero de vaquero rosa, pequeñas botas blancas de vaquero, y un cinturón blanco y grueso que se cernía justo por encima del delgado espesor de su claro vello púbico. Una morena en botas negras de tacón, había bajado su brillante camiseta negra hasta su cintura, dejando al descubierto sus grandes, y altos pechos. Una gorra de enfermera reposaba sobre la cabeza de otra rubia. Bajo su coño afeitado usaba mallas blancas de muslo alto con lazos en la parte posterior y tacones de plataforma blancos. Las tres chicas eran dignas de la clase alta de los striptease, girando cada curva bien proporcionada alrededor de sus respectivos tubos.

____ no pudo evitar sentirse atraída hasta que se dio cuenta de que ella y Joe se habían detenido justo luego de que cruzaran la puerta, y echó una mirada hacia Joe para ver por qué. Estaba segura de que lo encontraría escaneando la oscuridad del cuarto buscando a su cliente, pero en vez de eso, su mirada se encontraba en las seductoras strippers. La vaquera soltó su tubo para deslizar sus manos sobre sus impertinentes y medianos pechos con pezones erectos, largos y tensos. Los pellizcó ligeramente, lamiendo su labio superior. Mientras tanto, la enfermera giraba su coño hacia su caño en el ritmo de un lento y potente sexo. Mientras la morena daba un impresionante giro, el coño de ____ lloraba de excitación y trató de imaginarse cómo luciría la cara de Joe si ella pidiera un baile erótico de una de las ardientes chicas. Porque aún si él estaba atrapado mirándolas también… bueno, eso sólo significaba que era un tipo normal, no significaba que quería ver a su novia saltar al escenario y unírseles.

—Lo siento—dijo cuándo encontró su mirada, luego ofreció una sonrisa cariñosamente tímida.

—Nada por lo que disculparse. Son encantadoras—agregó.

—Aun así, no puedo creer que te haya traído aquí. —Sacudió su cabeza como si se reprendiera a sí mismo.

— Ya supéralo—dijo risueñamente—. No es la gran cosa. Ahora, ¿ves a tu amigo?

Joe miró alrededor y, un momento después—mientras ____ miraba a la enfermera acariciar su coño suavemente con uno de sus largos dedos, provocando un gemido colectivo de al menos la mitad de los hombres en la habitación—anunció:

—Sí, lo veo. —Tomando su mano y llevándola a través de los alrededores oscuros, donde notó a la chica desnuda de ocasión dar un baile erótico a algunos de los ojos lujuriosos de los tipos cuya expresión goteaba sexo.

—Joe—llamó un hombre con ligero acento sureño, empujando sus pies desde una cabina en semicírculo puesta contra la pared. Estrechó la mano de Joe y ____ no pudo evitar notar que era alto y rubio, en sus treinta y pocos, lucía justo como el tipo de hombres con el que ella amaría ir de fiesta si Joe no estuviera en su vida. El tipo se puso a presentarle a Joe a otros dos hombres, ambos un poco más viejos, pero aún de aspecto agradable, indicando que uno de ellos, Nate, era “mi amigo de Baton Rouge”. —Lo siento, no sabía que fueran a estar en la ciudad—Joe le dijo a Nate, su voz profunda apenas audible bajo la descomunal y sensual música —. O los hubiese llevado a cenar para hablar de negocios. Así como está, sólo puedo quedarme un minuto ya que estoy en una cita. Caballeros, mi encantadora dama, ____ Phelps.

____ sonrió a sus saludos, haciendo contacto visual con cada hombre, finalmente terminando con el rubio amigo de Joe, Steven, si recordaba bien. Pensó que su mirada era apreciativa, con una tendencia a caer sobre su pecho, y no le importó. Solamente subió la temperatura de su coño, que se había estado poniendo más hambriento a cada momento que pasaba desde que había llegado a Bourbon.

—Bonita —dijo Steven.

— Y una actriz, también—puntualizó Joe en una suave risa —. Ni siquiera pestañeó por venir aquí conmigo.

—Tú sabes—dijo Steven, sonando más como un tipo casual que su amante—. No habría forzado tanto la cosa si me hubiese dado cuenta de que ibas a traer a tu cita aquí contigo.

Claramente, esperaba que Joe la despachara por la noche antes de unírseles. Lo que la hizo querer mostrarle que ella podía arreglárselas por sí misma.

—No te preocupes. Puedo apreciar el atractivo de una chica sexy. —Miró hacia el escenario donde las tres bailarinas nudistas todavía estaban balanceándose en los movimientos de sexo simulado.

—Mi tipo de mujer. —Steven se rió, su mirada aún vagando por su bajo escote.

—Qué mal, porque ya está tomada. —Joe deslizó un brazo alrededor de su cadera y depositó un corto beso en su boca, e incluso eso hizo que sus piernas temblaran con necesidad—. Y tenemos que irnos pronto, como dije, así que, ¿podríamos hablar de negocios, Nate?

Con eso, Joe se acercó al hombre más viejo y Steven se deslizó en el asiento curvado y largo que estaba frente al escenario, ofreció a ____ un lugar a su lado. Ella lo tomó con una sonrisa, entonces atrevidamente desvió su atención al espectáculo. Sabía que la miraba, notando que no se avergonzaba de disfrutar de las bailarinas, y eso le gustó. ¿Lo habría notado Joe también? ¿O estaría demasiado ocupado hablando de artilugios de espías? ¿Se sentiría horrorizado, como ella había asumido siempre, o excitado? Temía que la única cosa que le diera valor fuera el vino de la cena, al parecer justo ahora golpeándola de lleno mientras experimentaba esa vaporosa y feliz sensación que una pequeña intoxicación podía brindar. Miró a la enfermera inclinarse, sosteniéndose de su tubo, para obtener un azote de la morena, quien ahora blandía un lindo azotador de cuero parecido al que ____ había deseado temprano en la tarde.

— Así que, ¿tú y Joe han estado juntos por mucho tiempo?—preguntó Steven, claramente tratando de ser amigable y de hacer conversación.

—Un par de meses.

—Es un gran chico.

—Sí, lo es—concordó ella —. No puedo esperar hasta llevarlo a casa y follarlo hasta hacer volar la tapa de sus sesos.

Steven rió, obviamente sorprendido y divertido, y ____ cubrió su boca cuándo se dio cuenta de lo que había dicho.

—Oh Dios, ¿Acabo de decir eso?—Cerró los ojos—. Demasiado vino en la cena.

Steven simplemente rió. —Está todo bien, cariño. Pero diré esto: Joe es un hombre afortunado.

Sonrió ante el cumplido, y no pudo evitar lanzar una sonrisa ligeramente coqueta. —Gracias. — La parte irónica, pensó, era que si Joe fuera un poco más suelto y ella fuera un poco más valiente, el sería mucho más afortunado de lo que Steven probablemente podía imaginar.

Justo entonces, la canción actual terminó y la multitud dio un suave aplauso, junto con una saludable dosis de silbidos para las bailarinas, quienes pronto abandonaban el escenario con una gran cantidad de billetes acuñados en sus medias y botas; ya que ninguna de ellas usaba ni siquiera tangas para tener los billetes metidos en ellas.

— A continuación—una voz anunció en el micrófono—. ¡Den la bienvenida en el escenario a nuestra encantadora y voluptuosa Kayla!

Los hombres aplaudieron de nuevo, unos pocos vitoreando mientras una ardiente y alta rubia en un par de tacones de plata sensuales y ridículamente altos, aparecía bailando en el escenario en una bata de noche de color plata brillante, que mostraba mucho de su redonda hendidura y unas piernas delgadas y bien formadas. Largos guantes blancos agraciaban sus brazos y una boa de plumas blancas adornaba sus hombros para completar el glamoroso look de chica.

—Bella —murmuró ____, mirando como la stripper deslizaba sus manos enguantadas sobre sus voluminosos pechos de una manera que hacía que todo el cuerpo de ____ se calentara más de lo que ya estaba. Sintió a Steven estudiándola a ella, en vez de a la chica en el escenario.

—Lo digo enserio, sobre lo de que Joe es afortunado. Eres una chica genial.

Le ofreció otra risa corta, luego volvió su atención a Kayla justo a tiempo para verla rotando su trasero hacia la multitud y juguetonamente desabrochar la espalda de su vestido ya abajo, por completo hasta la correa tachonada de diamantes que imitaba su ropa interior y el tatuaje rosa justo por encima.

—Lindo tatuaje—observó Steven en su sensual acento sureño.

—Tengo uno en mi tobillo—respondió ____, levantando su pierna lo suficiente para que el pudiera ver la delicada enredadera formando un circulo justo sobre su pie derecho—, y tengo un corazón rojo sangre en mi trasero.

—¿No me vas a mostrar ese?—bromeó.

—Tentador—dijo con una risilla —. Pero Joe podría sufrir un infarto.

Ambos se rieron, luego volvieron su atención al espectáculo. Bastante pronto, Kayla se deshizo sensualmente de su vestido para revelar unos extremadamente grandes y hermosos pechos con atractivos pezones rosados, junto con el resto de esa tanga brillante.

Pellizcó sus pezones y deslizó sus largos dedos sobre sus piernas y vientre mientras se balanceaba con la experiencia de una stripper alrededor de uno de los tubos de cromo brillante.

—Maldición, es ardiente—murmuró Steven en voz baja, luego lanzó una pequeña y avergonzada mirada en la dirección de ____ —. Uy, lo siento.

Ella simplemente rió, dándole un suave y tranquilizador apretón en el brazo. —No lo sientas. Ella es ardiente.

Steven inclinó la cabeza especulativamente, de nuevo concentrándose más en ____ que en la stripper. —Dime, ¿qué piensas que sea lo tan ardiente de ella? Desde un punto de vista de mujer. Quiero escuchar qué es lo que opina una mujer sexy sobre otra.

____ continúo estudiando a la voluptuosa rubia en el escenario. —Bueno, el tatuaje, por supuesto, como tu dijiste, y…

Justo entonces, la masculina forma de Joe bloqueó su vista, haciéndola mirar a su tan apuesto rostro. — ¿Lista para irnos?—preguntó.

—En un minuto, nada más. Siéntate. —Como la cabina estaba llena, se puso de pie para dejar que se sentara junto a Steven en el fondo, y luego se sentó en su falda, de cara a su amigo. Mientras deslizaba un brazo alrededor de los amplios hombros de Joe, él dijo:

—¿Qué pasa?— Y luego la acercó un poco a él—. Pensé que estábamos apurados—puntualizó el comentario con un pequeño y sexy guiño.

Ella miró a ambos lados entre los dos hombres. —Lo estamos, pero sería descortés que nos fuéramos en medio de una conversación.

Joe rió. — ¿Es una discusión privada, o puedo unirme?

El vino aún estaba haciéndola más atrevida de lo usual, incluso ahora con él. —Sólo estaba discutiendo con Steven sobre los atributos de la chica en el escenario—compartió, observando de cerca su reacción. Lucía sorprendido, pero al mismo tiempo juguetonamente interesado.

—Oh. ¿Y qué piensas de ella? ____ volvió a mirar a Kayla, quien ahora bajaba juguetonamente un lado de su tanga, luego el otro, sin llegar a mostrar su coño. Finalmente, en respuesta a las porras de los hombres—incluso Steven, junto a ella, que dejó escapar un silbido fuerte y agudo—bajó las bragas brillantes rápidamente hasta sus tobillos, y luego las pateó hacia la multitud. La tanga fue directo hasta la cabina en que ellos estaban sentados hasta que Steven saltó y la agarró en medio del aire entre los gritos de aprobación de aquellos a su alrededor, y ____ se descubrió riendo y aplaudiendo ante su pequeña victoria.

—¿Y bien?—preguntó Joe—. ¿Qué piensas?

____ sonrió de ida y de vuelta entre los dos hombres. —Definitivamente tiene buen gusto en bragas—comenzó, mirando las que estaban agarradas en el puño de Steven, porque el encaje podía ser un poco demasiado chillón para ____, pero diamantes de imitación, podrían ser lo suyo—. Y ese tatuaje sexy está justo en el lugar correcto porque su espalda y su trasero son perfectos. Sus pechos son hermosos, también, no lo niego. Mi única crítica sería…

Ambos hombres parecían esperar conteniendo la respiración. — ¿Sí?—dijo Joe, luciendo debidamente excitado.

—Su pelo podría necesitar un arreglo.

La cara de Joe se iluminó con diversión mientras Steven se reía entre dientes. —Odio tener que decírtelo, cariño—dijo Steven—, pero tú eres la única persona en el cuarto mirando su corte de pelo.

—Quizás. —____ se encogió de hombros—. Pero cuándo una chica quiere ser ardiente, tiene que pensar acerca de todo el paquete. Personalmente, intento de no renegar con ninguna parte de mi apariencia.

— Y puedo prometerte que luces bien por todas partes—intervino Joe.

La mirada de Steven se había extraviado en su pecho una vez más. —Luce bien en ese vestido, eso tenlo muy por seguro.

—Un regalo de mi parte—le dijo Joe

—No me des un puñetazo en la boca, amigo, pero ese vestido hace buenas cosas por sus tetas.

____ temió que el cumplido las hiciera traspasar la tela mientras la humedad de su coño aumentaba aún más por todos los lugares de interés erótico y la conversación. Aunque temía cómo Joe podía reaccionar. Pero de nuevo, para su sorpresa, lucía imperturbable, como un tipo que sólo sigue la corriente.

—No es un accidente, lo sabía cuándo lo compré.

Caray, hablando de sorpresas, esa fue una grande. El vino debería habérsele subido a él también. Estaba choqueada no sólo por oírlo admitir eso, sino por estar discutiendo sobre su cuerpo abiertamente con otro tipo.

Sus ojos se encontraron y su estupefacción se triplicó cuándo dijo, justo en frente de Steven: —Vas a ser afortunada si puedo esperar a llegar a casa antes de arrancarte esa maldita cosa.

Con eso, deslizó una palma hacia un punto alto de su pierna, apretando ligeramente, luego se inclinó para otorgarle un abrumadoramente caliente beso en su cuello. Ella no pudo evitar arquearse para él, mientras su coño anhelaba estimulación. Sintió el tramo de encaje tensarse sobre su pecho, revelando un poco más de la carne redondeada a los ojos de ambos hombres, ahora su coño latía locamente.

¿Qué demonios estaba sucediendo aquí? ¿Estaba descubriendo todo un nuevo Joe? Incapaz de resistir, separó sus piernas sólo un poco, muriendo porque su hombre la llenara con su grande y fuerte mano, o simplemente acariciara con sus dedos ahí. Esperaba que él rozara su coño mientras Steven observaba. O quizás mientras todos observaban. Una visión la asaltó: Ella y Joe como el próximo acto esa noche en el Club de Caballeros de Michael's, follando justo ahí en la cabina mientras todos los hombres lujuriosos en el cuarto los animaban.

—Te deseo—susurró seductoramente en la oreja de Joe—. Quiero más de ti de lo que nunca antes he tenido. —Con eso, ella se echó hacia atrás para mirarlo, y finalmente dejando de contenerse, finalmente le dejó ver toda la medida de deseo caliente y sucio en su mirada —. ¿Me lo darás, cariño?
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 10th 2012, 14:41

WoW el cap fue HERMOSO
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 11th 2012, 21:11

Uhhhhh
Haha nueva lecto Smile sigue la nove soon Very Happy
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 12th 2012, 07:35

Sigueeee

Amo tu nove! Siguelaa
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 14th 2012, 21:36

G-u-a-o. Esta re awesome : )
Nueva lectora, por cierto. You know, he.
Solo tengo algo que decirte: Síguela, y pronto porque esa novela esta que arde.
Me encanta. Sube en cuanto puedas. : )
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeAbril 19th 2012, 17:17

:O Awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww!
Sigele:)
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeMayo 14th 2012, 13:27

Sigele!
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeEnero 2nd 2013, 22:09

Capitulo Tres

—Oh, te lo daré, de acuerdo—le prometió Joe con fervor atípico. Apenas sabía lo que le estaba pasando. Pero estaba casi al punto de perder el control. Sufrió una excitación indomable que nunca había pensado antes que podría algún día experimentar y era difícil de pararse cuándo tiró del encaje de ____ hacía abajo y besó sus preciosos pechos allí mismo en el club. Añoró tenerlos en su boca, añoró hundir su polla en su coño dulce y caliente.

Maldición, hacía mucho que no había ido en un club de striptease—sólo en algunas ocasiones, en realidad, fue cuándo estaba en la universidad, hace casi veinte años— pero las vistas en el escenario eran embriagadoras. Todos estos conejitos desnudos y pechos redondos, su polla estaba a punto de explotar. Había tenido bastante en la cena, viendo como ____ comía langostino, y ahora su polla estaba verdaderamente dolorida, presionándose firmemente contra su muslo. Incapaz de esconder el calor que le provocó, le susurró:—¿Sientes lo que tengo para ti en mis pantalones?

¿Steven había oído? No sabía y no le importaba mucho. Eso no era propio de él, perola poderosa excitación se sobrepuso sobre cualquier otra preocupación.

—Mmm, sí—arrulló ella —. Eres grande y duro para mí, ¿cierto bebé?

¿Había escuchado eso Steven? Casi lo esperaba.

Asintió con la cabeza, aturdido, mirando la chica en el escenario que pasaba este plumoso boa negro sucesivamente entre sus piernas y disfrutando del espectáculo caliente, pero sabiendo al mismo tiempo que tenían que salir de aquí ahora mismo.Tenía que llevar de nuevo a ____ a su apartamento, donde podría estar dentro de su dulce y exquisito coño. Nada más importaba.

—Tenemos que irnos—dijo bajito, su mano serpenteando encima de su muslo, ahora debajo de su falda, y llevándose el encaje a su paso. Podía sentir que Steven miraba,podía sentir los ojos del tipo en su mano, y sabía que debía parar por el bien de ____, pero necesitaba desesperadamente tocarla, necesitaba tocar ese dulce, blando montículo, sentir la humedad a través de sus medias.

Si no se equivocaba, ella también parecía excitada.

—De acuerdo.

Una bastante buena razón para sacar su mano fuera de debajo de su falda. En unos minutos le habría quitado la falda, le habría bajado la blusa, y tendría todo de ella.

—Estamos despegando, Steven.

Su amigo se rió.—Es una pena… eso se estaba poniendo interesante.

Intentó volver su mente a los negocios, sólo por un segundo, pasó andando por delante de Steven, y le dio la mano a Nate.

—Espero tener noticias tuyas pronto.

—Puedes apostar que sí—dijo Nate, y cuándo Joe condujo a ____ hasta la puerta, se sentía en la cima del mundo. Sólo había cultivado un acuerdo prometedor de negocio y pronto podría sumergir su polla dentro de la mujer que lo estaba trayendo loco. ¿La vida podría ser mejor? Bueno, quizás la vida podría ser mejor si su maldita erección no le estuviera doliendo de tan jodidamente manera. Pero pronto, bebé, muy pronto, te voy a dar toda la polla que puedas manejar. Mantuvo adentro las palabras, por miedo a sonar demasiado brusco, fuerte. Se sentía fuerte, pero no quería que ella lo supiera, sí, él podía posiblemente contenerlo. No era propio de él, y seguramente no era lo que ____ quería en un hombre.

Afuera la fiesta seguía enloquecedora, bebidas, risas y la música fluyendo de todas las puertas. En un balcón encima del club de striptease, chicas en ropa interior tiraban hilos brillantes de cuentas en la multitud que aplaudía. Pero Joe se sentía como si estuvieran en el vacío, como ninguna otra cosa importaba pero él y ____ iban a conseguir su lugar, su desnudo. Anduvieron rápido a través de la multitud y se dio cuenta que otro hombre la estaba comiendo con los ojos.

Normalmente, eso podría molestarlo, pero esta noche eso lo llenó de orgullo como si fuera un hombre de las cavernas. Maldita sea, ella se veía bien en ese vestido, incluso más caliente que antes, ahora que la falda estaba un poco subida sobre los muslos y el encaje que sostenía sus pechos había sido bajado un poco antes en el club. Más temprano, ella se veía sexy y con clase en él, pero ahora la ligera tela tirada hacía abajo le daba un aspecto de mujer para ser violada.

A medida que se abrían paso fuera de la zona de la fiesta, la multitud disminuyó y la noche se volvió más oscura a su alrededor. Su tienda y su apartamento se encontraban sólo a unas manzanas de distancia, pero Joe estaba empezando a preguntarse si podría hacerlo. Simplemente no quería esperar. Pensó que su pobre y dolorida polla había sido suficientemente castigada.

Sin embargo se encontró poniendo un pie delante del otro con rapidez para acortar lo más rápido posible la distancia y llegar hasta allí. Le apretó la mano en la suya y anheló más sensaciones; él tocándola, ella tocándole. Se sentía como un cohete en el último momento antes de su disparo y su explosión; con el combustible listo para volar.

Mientras caminaban, él la miró, miró a los colores subidos de sus mejillas, a los sexys tacones de aguja que se movían con tanta velocidad y propósito como sus propias zancadas. Entonces su mirada se posó sobre sus pechos, que rebotaban ligeramente con cada paso rápido que daba; y eso fue todo. Los últimos vestigios de control se desvanecieron.

—Maldita sea, no puedo hacerlo—gruñó cuándo la temeraria necesidad rugió a través de él.

Ella levantó la vista, claramente sorprendida.—¿Qué quieres decir?

La volvió a agarrar por sus hombros desnudos, la empujó hasta que la tuvo inmovilizada contra la pared de ladrillos más cercana. Sabía que más de una persona podría cruzar la acera —al otro lado de la calle y por delante de ellos también—pero no le importaba. Curvó sus dedos y apretó su culo suave y mullido, apretó su erección desenfrenada contra la unión de sus muslos y metió la lengua en su boca en un beso salvaje.

—Necesito tenerte—se oyó murmurar.

Y notó enseguida su respiración entrecortada… sorprendida y sintió su cuerpo tensarse.

Con sólo unas pocas farolas iluminando el aire, pudo sentir más que pudo ver, la mirada de sorpresa en sus bellos ojos.

Tendría que haber parado, pero no lo hizo, no podía.

Mirando rápidamente alrededor, vio una puerta de hierro forjado a unos pocos metros de distancia, entre dos edificios, lo que sin duda, daba lugar a un patio trasero. Bloqueando su agarre alrededor de su codo, dio unos pasos hacia atrás, tirando de ella por la puerta que rebosaba de salvajismo, mareado por el vino.

Una vez dentro del estrecho pasillo, apretó su cuerpo con el suyo contra el muro de ladrillos, luego con ambas manos, apartó el encaje elástico que ocultaba sus pechos. Se vino abajo con facilidad, dejando al descubierto los montículos encantadores. Cerró sus manos sobre ellos en un masaje firme, dejando sus pezones puntiagudos y duros, justo dentro de sus palmas.

La besó otra vez con bruta urgencia, luego hundió su boca hambrienta sobre la punta rosa oscura de uno de sus pechos. Ella gritó en voz baja mientras él succionaba, dibujando su pezón más profundo, tan profundo como podía y saboreando la fuerte sensación que le provocaba a su lengua, atrapado contra su paladar. Con su mano libre, moldeó el otro pecho, luego pellizcó el pico entre el dedo pulgar e índice.

Lo siguiente que supo, fue que había abandonado sus pechos para desabrochar sus propios pantalones. Su dolorosa polla estalló libre y aunque eso sólo le provocó un pequeño alivio. Subió el encaje por encima de las dulces caderas de ____, y luego alcanzó su coño caliente. Su raja estaba empapada a través de la diminuta y vaporosa braga que dejaba pasar el jugo de su humedad fácilmente hasta poder sentirlo al paso de sus dedos. No pudo resistir a llevarse su mano a la boca, chupar sus jugos en un movimiento rápido antes de volver con confianza entre sus piernas y echar a un lado la ropa interior elástica.

Hasta ahora, había oído su respiración dificultosa, un sonido silencioso de jadeo, había sentido la forma en que sus uñas arañaron su espalda a través de su chaqueta o a través de su camiseta por delante. Pero cuando llegó a su culo, usó una mano para levantar una de sus piernas por encima de su cadera, y hundió su dolorido eje a dentro de su sedosa humedad, ella dejó escapar un caliente gemido de placer.

—Oh, sí—gimió al estar finalmente dentro de ella, al sentir finalmente sus suaves muros apretándole, dándole una pequeña cueva caliente para entrar y salir. La folló lentamente y duro al principio, haciéndole sentir cada golpe poderoso, haciéndola gemir con cada uno de ellos, viendo la dulce agonía de su hermoso rostro. Quería de alguna manera estar en su profundidad más que nunca, hacerle sentir su polla aún más dentro de ella.

—Más—dijo a través de sus dientes apretados—. Necesito darte más.

Con eso, se salió de ella y se la llevó de la mano más profundamente en el pasillo, es más, se abría hacia un patio. Silencioso, oscuro—se recordó a si mismo que eran hogares y que alguien podría estar pendiente de ellos. Pero por otro lado esto era el barrio Francés y no podía imaginar que eran la única pareja que se hubiera desahogado alguna vez en un urgente polvo aquí antes. No estaban molestando realmente a nadie— entonces no iba a parar ahora. Infierno, no hubiera podido parar aunque lo hubiera querido, qué era la razón por la cual habían parado aquí en primer lugar.

Sus ojos se posaron sobre una escalera de madera que cubría la pared de atrás del edificio en el borde del pequeño patio. Altas buganvilias crecían en la parte exterior dela barandilla, formando un arco ascendente.

Sin una palabra, le dio la vuelta a ____, orientándola hacía el lado opuesto a él. Entendiendo la señal, ella se inclinó hacia delante, apoyando sus manos en la escalera. Sin demora, él le agarró de sus caderas y clavó su maldita erección de vuelta dentro de este perfecto dulce coño. Ella gritó, pero ninguna luz se encendió y Joe se sentía tan bien a solas con ella.

Ya no la follaba lentamente, esta vez iba rápido y duro, golpeándola con toda la fuerza de su polla dura.

—Dime que lo sientes profundo—le pidió.

—Sí cariño, sí—gimió.

—Dime que te gusta profundo.

—Me gusta profundo. Oh, Dios, me gusta eso.

Su consentimiento caliente lo alimentó para bombardear dentro de ella más duro, sin detenerse nunca, sin contenerse nunca, dándole todo lo que podía ofrecer. Sus gritos sonaban en cada puñalada caliente de su eje, trayéndolo cada vez más cerca de la explosión. Infierno, era un milagro que aguantara tanto tiempo, así que no intentó esperar más. Lo dejó venir, sentía como sus bolas se iban llenando—más apretadas—a medida que se clavaba a dentro de ella, para después sólo dejarse venir.

— Ya me estoy viniendo, bebé ¡viniéndome tan jodidamente duro!

Se derramó como si fueran torrentes calientes y se imaginó su semen cubriendo las paredes internas rosadas de su coño, de alguna manera haciéndola más suya.

Y luego volvió la cordura.

Jesús Santo. ¿Qué es lo que acababa de hacer? ¿Qué diablo se había apoderado de él?

Todavía dentro de ella, dejó sus brazos acercarse a su cintura mientras se inclinaba cerca para abrazarla por detrás.

—Lo siento mucho preciosa. Lo siento tanto.

—¿Qué?—la oyó pronunciar en voz baja.

Sacando su erección, la ayudó a levantarse y darse la vuelta. Maldita sea, no podía creerlo.

—Lo siento.—le dijo otra vez, dejando que sus brazos se doblaran por detrás de ella, usando una mano para presionar su cabeza contra su pecho. En parte porque quería estar cerca de ella, y en parte porque no quería ver el horror que sin duda brillaba en sus ojos.

—¿Por… qué?

Pobre, dulce bebé, sonaba desorientada.

—Siento mucho, lo que hice—dijo sobre ella, sin aliento—. No puedo creer que yo… que yo te arrastré de vuelta aquí como si fueras algún tipo de animal y prácticamente…te forcé.

La vergüenza cayó sobre él como las cenizas de los fuegos artificiales de antes. ¿Una hermosa mujer entra en su vida y él la trata así?

—No me has forzado, Joe—dijo levantando la cabeza —. Te lo juro.

Se pasó una mano por el pelo, exasperado.

—Pues estoy seguro como el infierno que tampoco te di mucha elección. Y no te reprocharía si no quisieras volver a verme otra vez.

Dejó escapar un suspiro, en signo de no saber cómo pedirle que lo disculpara. Cuándo levantó la mirada hacia él, se quedó mirando detenidamente a dentro de sus ojos, llenos de comprensión, más de lo que él merecía.

—Ese no soy yo—dijo sacudiendo su cabeza —. Ese no es el tipo de persona que soy en absoluto.—Pasó otra mano por su pelo, sintiéndose un poco desorientado él también—. Demonios, debió de ser el vino o algo.

—Sí—estuvo de acuerdo ella, asintiendo con la cabeza —. Era fuerte.

—Pero aún así, maldita sea. No sé qué me pasó. No tuve en cuenta tus sentimientos, y me siento como un pedazo de mierda.

Todavía aturdida por todo el asunto, ____ llegó a acariciar su brazo en un intentopara reconfortarlo.

—Bebé, está bien. No… me importaba.

Ella contuvo el aliento. Bueno, allí, ya lo había dicho. Más o menos. Sólo que él no terminaba de creerlo—se podría decir—. Continuó moviendo la cabeza.

—Es amable por tu parte, preciosa. Realmente. Pero sólo estás diciendo eso, tratando de hacerme sentir menos gilipollas. No podrías haber querido algo así.

Pero lo hice. Me encantó locamente y quiero más y más y más.

Aunque fue difícil sacar este tipo de palabras cuándo éstas implicaban que podría haber algo malo con ella si realmente había disfrutado de su polvo rápido y frenético. Claramente él pensaba que sus acciones eran profundamente reprensibles.

Y ella había tratado de decirle como realmente se sentía, maldita sea.

Tal vez demasiado débil, sin embargo, quizá también era porque ella no podía dejar de sentir la repulsión que él había sentido si realmente había entendido lo que anhelaba.

Además de sus preocupaciones egoístas, como si ella hubiera odiado ver su dulce amante tan sobreexcitado simplemente por tener sexo improvisto en un callejón. Dios, ¿qué pensaría si supiera que ella había hecho esto antes, más de una vez? Infierno, por lo que sabía, probablemente ella lo había hecho en ese mismo callejón.

—¿Puedes perdonarme?—Levantó la palma de su mano para ahuecar su mejilla.

—No hay nada que perdonar—dijo suavemente. Tal vez debería de haber dicho más, haber intentado de decirle la verdad, pero su principal objetivo en este momento era simplemente de hacerle sentir mejor, y esto pareció la forma más fácil.

—Eres demasiado dulce para mí.

—No estoy de acuerdo. Es fácil ser dulce contigo.

Ladeó su cabeza de forma desenfadada.—¿Hay algo que pueda hacer para compensarte por esto?

Dejó escapar un largo suspiro. Por favor, deja de sentirte tan culpable, Joe. ¿Cómo podía sentirse tan mal por algo que ella probablemente hubiera usado para masturbarse? Pero quizá parte de esto fue su culpa. Lamentó no haber reaccionado como lo habría hecho normalmente mientras la estaba follando, pero no lo hizo. Simplemente ella estaba totalmente sorprendida y abrumada como para escupir el habitual “más, bebé, más”. Y había estado tratando de no gritar demasiado fuerte por la única razón que no quería atraer a una multitud y arruinar la diversión.

Me encantó. Sólo di eso. Pero no podía. Se pensaría que era una puta total. Que no era un término que la hubiera alguna vez ofendido, excepto cuándo lo usaban de manera descarada o como un insulto desagradable. Pero no quería que Joe pensara en ella de esa manera. Sólo que ahora, era demasiado tarde para la honestidad. Así que se limitó a contestar eso:

—Bien, sí, puedo pensar en algo que puedas hacer.

Algo que podría centrarlo haciéndole olvidar su culpabilidad y volverlo a concentrarse en el placer.

—Dilo preciosa.

—Llévame a casa y dame la meticulosa lamida que me fue prometida.

Una sonrisa lenta y acalorada se formó en su cara.

—¿Eso es mi castigo?

—Es una tortura, lo sé.

— Aceptaría ese tipo de tortura cualquier día.

* * * *

____ se apoyó contra la cabecera, vistiendo nada más que la pequeña prenda de color amarillo que le había dado Joe un poco antes. Las copas del encaje sujetaban perfectamente sus pechos, creando un escote profundo y una cinta amarilla ataba el camisón justo por debajo. Una gasa pálida flotaba hacia abajo hasta sus caderas, separándose en el centro para dejar al descubierto su estómago. Tal como Joe le había pedido un poco antes, no se molestó en ponerse las bragas a juego, de manera que cuándo desplegaba sus piernas de un extremo a otro de las sabanas para la consideración de Joe, el mínimo movimiento mostraba su coño de forma muy atrevida.

—Mmm, mi caliente y precioso bebé—dijo Joe gimiendo. Se puso de pie, desnudo, a los pies de la cama, su majestuosa polla en posición, gruesa y maravillosa.

Un flash de recuerdo atravesó su cabeza —una hora antes, estas nueve pulgadas la embistieron con fuerza espectacular—y la sacudida del recuerdo la puso aún más caliente, como nunca lo había estado.

Lo miró a los ojos, lamió su labio superior y supo por instinto que sus pliegues rosaditos brillaban para él.

—Te ves tan malditamente sexy y guapo.

Mirándola fijamente desde sus ojos hasta su coño en espera, Joe se arrastró lentamente hacia ella desde los pies de la cama, los músculos de sus hombros y de su espalda moviéndose debajo de su piel color aceituna, sexy y suave con cada movimiento que hacía.

Sus fuertes manos subieron hacia sus muslos internos para masajearlos, la espiral de sensación interior obligaba ____ a dejar salir un suspiro fuerte. Luego se inclinó cerca, muy cerca, para soplar encima de su coño. Ella se estremeció suavemente, y después vio cómo su hombre arrastraba la punta de su lengua suavemente sobre su clítoris.

—Oh—exclamó ella en cuánto las ondas de placer la alcanzaban.

Luego lo hizo de nuevo, un poco más firme esta vez, con un poco más de lengua, y el placer llegó más profundo, acercándose a su centro.

—Sí—susurró—. Lámeme amante.

Entonces, por impulso, levantó sus manos hasta alcanzar sus pechos y los apretó, solo para darse cuenta que ella no podía sentirlos muy bien a través de las espesas copas. Maldito encaje.

Pero ella se tragó su frustración y en su lugar, fue bajando, pasando sus manos por el cabello oscuro de Joe. Movió sus uñas suavemente sobre su cuero cabelludo, sabiendo que esta zona podía ser una de estas zonas erógenas inesperadas, entonces escuchó su gemido en respuesta.

Entonces él se sumergió de lleno en su trabajo, barriendo su lengua húmeda profundamente dentro de su hendidura, claramente intentando saborear su esencia, hacerla sentir sus atenciones tan minuciosamente como podía. Le encantaba verlo dedicar tales atenciones hacia ella, le gustaba ver su humedad alrededor de sus labios y encima de su nariz sexy cuándo la miraba.

La dulce y caliente alegría se hizo eco a través de su cuerpo y le hizo abrir las piernas, incluso más ampliamente y más, ya que sufrió el imposible impulso de abrirse a él de alguna forma, incluso más.

Mmm, no podía menos que pensar que quizás un pequeño encaje estaba bien si la hacía conseguir eso, y mientras la comía con ningún disimulo, con tanto entusiasmo que la hizo estremecerse hasta el alma, el recuerdo del callejón le dio esperanza por el lado más oscuro de su hombre, por su lado más animal.

Bueno, un poco, de todos modos. Si no hubiera alucinado tanto sobre eso.

Y sin embargo, una vez más, tal como la lengua experta de Joe presionaba profundamente ahora, accediendo en su húmedo pasillo, se vio obligada a preguntarse; ¿Qué era tan aburrido sobre esto? ¿Su cabeza entre sus piernas, propinando un puro y abrazador placer? Nada. No se podría llamar aburrido a este hombre sexy y sofisticado con esta lengua tan ansiosa.

Excepto esto…

¡Ella quería todo!

Ella quería eso y el callejón.

Tal vez no le importaba los encajes… y si eran a veces de cuero, también.

Ella deseaba hacer el amor, pero también deseaba un caliente y sucio polvo. Odiaba darse cuenta de esto, incluso ahora, mientras absorbía el placer de él, pero solo llegó a eso sobre cuán verdadero era y cuán profundos corrían sus necesidades.

Sin embargo, por suerte, cuándo la atención de Joe volvió a su hinchado y —oh— tan sensible clítoris, ____ dejó de pensar. Cada movimiento de su encantadora lengua irradiaba puro fuego que ardía a través de ella, todo el camino hasta la punta de los dedos de sus pies.

Ella le miró de nuevo, quedándose atrapada en el calor en estado puro del sexo.

—Sí bebé, lámeme. Más duro, más duro.

A medida que sus manos se enrollaban debajo de ella, ahuecando su culo, se inclinó y la subió hasta su boca hambrienta, ella se acordó que él pensaba que esto era un castigo y se oyó decir:—Como el chico malo que eres. Lámeme, tú, chico malo, lámeme.

Maldita sea, pero habría sido un buen momento para tener una tanda pequeña de rodeo encima de su mano, para coger su culo desnudo mientras trabajaba en ella.

Ella presionó la palma de su mano encima de su cabeza, lo mantuvo contra su coño, moviéndose contra él, trabajando para alcanzar su clímax que necesitaba de repente de tan jodidamente manera.

Control.

Qué es lo que le gusta a ____ en el sexo.

Sentir el control sobre su amante.

O sentir a su amante teniendo el control sobre ella.

En este momento particular, ella era la que dominaba, castigando su chico malo, haciendo de él lo que le antojaba, dominándole y forzándole a lamerla hasta que caía rendida. Dios, sí. Sólo mirando sus manos, manteniéndolo allí, a su merced, haciéndola bombear contra su boca más duro y más duro.

Hasta que el orgasmo explotó atravesándola como si fuera una bola de fuego tirada al cielo en plena noche. Se escuchó gritar, sollozos calientes de placer, cuándo el clímax sacudió su cuerpo con incontrolables espasmos. Sí, oh sí.

Cuándo Joe levantó la cabeza, ansiaba decirle todo. Acabo de llegar de manera tan fuerte porque me diste la sensación de que te estaba controlando, haciendo que me dieras lo que quería. Y adoré nuestro polvo de antes en el callejón porque entonces yo te di el control, dejándome a tu merced.

Un psicólogo, ella temía, bien podría haber tenido un día de campo con tales necesidades sexuales. Pero no le importó a ____. Sólo sabía lo que la había hecho sentir bien. Y sólo deseaba poder compartir todo con Joe, sin temor a su rechazo.

Moviéndose sobre su cuerpo, Joe empujó su polla dentro de su humedad, hundiéndolo profundamente.

—Oh, sí—dijo ella en un profundo suspiro. Siempre adoraba ese glorioso momento de la entrada, pero con Joe, era incluso mejor.

Se bajó para darle un beso caluroso en su boca, y ella pudo saborearse a sí misma en él.

—Mmm, que buen sabor tengo—le provocó, sonriéndole cuándo empezó a empujar lentamente dentro de su coño acogedor.

Sus ojos oscuros brillaban.

—Eso es caliente como el infierno.

Y eso le sobreexcitó, al saber que le gustaba el sabor de su propio coño.

Oh, amante, si sólo supieras… Y, al igual que antes, en el callejón, no podía dejar de pensar que quizás había esperanzas aún para él.

—Te quiero, ____ —dijo en una voz suave y profunda.

Ella tragó saliva. Nunca lo dijo antes. Nadie, no desde Charlie, y eso había sido en otra vida.

Había fantaseado sobre eso, fantaseado que alguien como Joe se enamoraría de ella. Y supo en ese mismo instante que ella también lo quería.

Infierno, había tenido que querer al chico para estar dispuesta a negarse a sí misma los placeres más fuertes a los cuales había estado acostumbrada, e intentar ser otra tipo de persona por él.

— Yo también te quiero, cariño—dijo.

—¿De verdad?—susurró él. Su sonrisa suave y sorprendida, fue terriblemente infantil y completamente atractivo, entonces ella le echó los brazos alrededor de su cuello para tirar de él hacia abajo para otro beso caliente.

—Mucho—le susurró.

—Oh, preciosa —le contestó—. Yo también, yo también.

Y entonces aumentó sus embestidas, llevándolas más profundo, más fuertes, haciéndola sollozar con alegría, y ella se lo tomó todo, toda la dulzura, toda la frescura de este nuevo amor increíble.

—Estoy llegando, bebé—dijo él entonces, con voz ronca —. ¡Estoy llegando!

Y en este preciso momento, cuándo la llenó con la evidencia de este nuevo amor, no le importó a ella lo que era el sexo o lo que no era.

Sólo sabía que estaba realmente comprometida a este hombre ahora, completamente, y que nunca permitiría que algo tan trivial como la falta de cuero—o un exceso de encaje—los separara.

Se quedaron en la cama, abrazándose después de otra larga serie de relaciones sexuales, y ____ se encontró sintiéndose extrañamente juvenil y soñadora. Había estado en lo cierto: ella lo había querido todo, corazones y flores, con compañero por toda la vida. No es que Joe hubiera mencionado alguna cosa que fuera igual a “toda la vida”, pero “te quiero” fue lo más cerca que estuvo ____ a tal cosa en muchísimo tiempo.

Joe barrió acariciando con la punta de los dedos su estómago desnudo.

—¿Sabes que me puedes decir cualquier cosa, verdad? compartir lo que sea conmigo vale?

Lo miró hacia arriba, preguntándose por qué dijo tal cosa.

—Claro—mintió—. ¿Por qué?

—Porque… hay veces, siento que no me estás diciendo todo, una parte de ti que no puedo ver. Y quiero que estemos abiertos totalmente el uno con el otro, preciosa, que no haya ningún secreto.

Esto fue su discurso de apertura, de nuevo, no había duda.

Pero ella no podía correr el riesgo de estropear la perfección que sentía en este momento. Era culpa suya y ella lo sabía, pero ahora iba realmente en serio en cuánto a transformarse en el tipo de mujer que no necesitaba nada pervertido para sentirse satisfecha.

Había pensado que antes iba en serio, pero el amor hizo una gran diferencia en la escala de la satisfacción, una muy grande.

—Sabes todo de mí, Joe.— Y realmente quiso decir eso. Porque el resto fue arrojado por la ventana en ese mismo momento. La perversión no era una parte necesaria en una relación.

—¿Estás segura?—le preguntó acariciándola más cerca.

Todavía llevaba puesto su encaje amarillo y había decidido que incluso le iba empezando a gustar. Después de todo, le gustaba a Joe: no dejo de decirle cuán bella estaba en él. Y aunque había sentido que sus pechos estaban un poco abandonados, su coño no había sufrido nada. Sacrificio, sacrificio, sacrificio se recordó a sí misma. Todo era un sacrificio y eso estaba bien.

— Absolutamente—le prometió, luego se inclinó para darle otro beso. Para su sorpresa, aún podía saborear los restos de sus jugos en sus labios.

— Y si quieres saber lo que tengo en mente ahora, fue increíble cómo me lamiste esta noche.

Una pizca de orgullo perverso atravesó su mirada.

—Tu coño me inspiró.

Se rieron suavemente los dos y ____ tuvo una idea. Ella quería que su coño inspirara a su amante aún más, y pensó que sabía exactamente cómo lograrlo. En este momento, su montículo estaba recubierto de pelo castaño claro, pero no afeitado. Por lo general, lo mantenía desnudo, pero ella no lo había afeitado desde que conoció a Joe, por miedo a que pudiera sorprenderse o pensar que sería demasiado travieso, miedo de que fuera una señal para él de que ella fuera una mujer salvaje.

—¿Sabes qué podría hacer que me lo comieras aún más a gusto?

—No puedo imaginarlo—rió entre dientes—. ¿Y qué sería preciosa?

—Bien—empezó tentativamente, aunque tímidamente—. Cuando estábamos en el club de striptease, me di cuenta que muchas de las bailarinas eran lisas allí, sin pelo. Y viéndote lamerme, bien… me pregunté si tal vez sería mejor para ti.

Cuando reunió el coraje para encontrarse con su mirada, parecía completamente excitado.

—Yo nunca te pediría hacer eso para mí, bebé, pero… sí, probablemente, no estaría mal. Aunque parece ser un sitio peligroso para afeitar—agregó.

Poco sabía que ella era una experta en tal tipo de depilación, con años de experiencia.

—Bueno, quizá puedo ser lo suficiente valiente para darle una oportunidad—ofreció—. Ya veremos.

Y eso no significaba que aún trataba de llevar a Joe a su manera de follar. No, iba a amar a todos los encajes que él le dio. Ella iba a amar a su manera de practicar el sexo, y no importara cuánta vainilla. Y lo más importante, lo iba a amar a él.

Si pudiera encontrar pequeñas cosas para excitarles a ambos un poco más—como un coño desnudo—mejor que mejor. Pero estaba enamorada y comprometida a estar contenta, incluso feliz, con el mismo tipo de relaciones sexuales que mucha gente tenía, de una vez por todas.
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PinguinitaJonas
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeEnero 5th 2013, 19:08

OMJ!!! Me encanta esta nove! Que bueno que volviste
Espero la sigas pronto Smile New reader! study

PD: Se pasan por mi nove? Es romantica https://jbvenezuela.activoforo.com/t11333-regresar-atras-joe-tu
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MensajeTema: Re: Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT   Adaptada: El encaje de ____ Phelps. [Joe&Tu] HOT Icon_minitimeEnero 9th 2013, 21:08

Capitulo Cuatro

—Ha sido bueno hablar con usted. Me pondré en contacto pronto. —Joe colgó el teléfono, satisfecho de que el hombre que había conocido en el club de striptease de la otra noche quisiera una cotización en una considerable orden de mercancías y sonaba como si planeara hacer negocio. Luego se puso a teclear la orden en el equipo.

Sin embargo, mientras escribía en números y cantidades, su mente se fue a la deriva al mismo lugar donde siempre divagaba últimamente, a ____.

Había dicho palabras de amor a sólo unas pocas mujeres especiales en sus treinta y ocho años, y ella era la primera en un tiempo muy largo. Y a pesar de que siempre había disfrutado de su estado de soltero, estaba empezando a pensar que quizá, sólo quizá, llegaba el momento de compartir su vida con una mujer en todo ese importante camino, que tal vez él quería casarse.

Así que él amaba a esta mujer, pero... se encontró queriendo hacer cosas horribles con ella. Como el sexo duro en el callejón. Todavía no sabía de dónde había venido eso.

Y todavía sufría algo de culpa por conseguir intimar con ella en aquel stripclub enfrente de Steven. Es cierto, se había excitado con las hermosas bailarinas eróticas. Y ____ se había visto más allá de increíble en ese bonito vestido de encaje. Pero eso todavía no explicaba lo que se había apoderado de él. Nunca había querido a una mujer con esa urgencia antes, y se seguía sintiendo como una bestia por eso, por lo que tenía que parar. Además, él continuaba afligiéndose al preguntarse lo que ella estaba ocultándole.

Incluso a través de todo lo que habían compartido la otra noche y cuán comprensiva había estado ella, y más tarde cuán apasionada, todavía había sentido que ella escondía algo, no siendo completamente comunicativa con él, incluso cuándo ella lo negó. ¿Era sólo en su cabeza?

Bueno, él sabía algo que no estaba en su cabeza dura. La maldita cosa seguía siendo casi una constante en su vida, siempre lo mantenía en el filo, porque nunca se iba lejos por mucho tiempo. Ahora, él sentía su polla creciendo, aumentando, con el recuerdo de él follándola en el callejón. Él no quería salivar con el recuerdo, pero claramente había disfrutado lo que habían hecho, algo que simplemente no entendía.

Sólo ahora, cuando fantaseaba con ella, se encontraba a sí mismo pensando que había subido su vestido para encontrar un suave, desnudo coño, que había comenzado con su oferta de afeitárselo para él. Había pensado que sólo las de la clase de strippers y estrellas del porno lo hacían, pero la idea definitivamente le había atraído y se añadían a sus problemas de excitación.

En ese momento, la puerta se abrió y entró Steven.

—Hey, amigo, ¿Tienes ya mis prismáticos?

Joe asintió con la cabeza.—Llegaron esta mañana.

Steven había ordenado una serie de súper-mega poderosos binoculares la semana pasada.

Mientras Joe estaba bajo el mostrador para conseguirlos, añadió:— Escuché de Nate este mañana, también. Gracias de nuevo por la recomendación y presentación.

Steven dejó escapar una risa ligera.—No eras el único que estaba contento con que cambiaras de opinión y pasaras. Tengo que admitir, yo disfruté muchísimo reuniéndome con tu chica, y Nate y su amigo pensaban que era una verdadera vista, también. Ella es muy caliente, hombre, y también es muy buena.

Joe le sonrió con la descripción.—Sí, es bastante sorprendente, ¿no?

—¿Alguna vez quieres compartir? házmelo saber—agregó Steven con un guiño.

Pero Joe estaba sacudiendo la cabeza antes de que Steven aún terminara de hablar.

—No va a pasar.

Sin embargo, después de que Steven hubiera pagado por sus binoculares y salido de la tienda, Joe quedó de nuevo en un entorno tranquilo, y una nueva fantasía entró en su cabeza, prohibida . Tuvo una visión de ____ en Michael’s con él —de vuelta en su encaje ajustado—follándola, mientras que todos los otros chicos veían con asombro. Se vio a ellos sentados en una silla de felpa situados arriba en el escenario, ella montándolo, el vestido en las caderas. La vio empujar sus magníficos pechos en su boca, el encaje bajaba tal como había sido en el callejón, mientras se sentaba a horcajadas sobre él, moliéndolo duro.

Antes de que Joe lo supiera, se encontró dejando el mostrador, yendo a su oficina. Tomando un asiento en su escritorio, abrió la cremallera del pantalón y dejó que su erección saliera libre. Como habitual, un alivio, pero necesitaba más. Él tomó su polla gruesa en su puño y comenzó a bombearla. Detrás de los ojos cerrados, imaginó el coño de ____ apretándolo en lugar de su mano, imaginó su hermoso rostro perdido en la pasión, imaginaba sus senos rebotando ante sus ojos, hasta que ella llegaba, gritando y gimiendo, mientras los hombres que los rodeaban gritaban su estridente aprobación. Y Joe llegó, en su escritorio y pantalones. Mierda. Ni siquiera había tenido tiempo para conseguir un pañuelo de papel. Y un buen ejemplo de la locura que la mujer forjaba en él.

Maldita sea, ¿qué le estaba pasando? ¿Por qué quería cosas con ella que nunca había querido con alguien más? ¿Y por qué tenía que suceder con una mujer con la que había caído enamorado, que no quería ofender o herir o arriesgar de alguna manera?

Él miró a su todavía erecto pene y dijo:—Has elegido un buen momento para que empezara a gustarte la mierda pervertida.

* * * *

Era lunes por la mañana y Joe acababa de pasar un fin de semana vigorizante con ____.

El sábado, habían desayunado juntos en L'Madeleine's en Jackson Square, luego caminaron a lo largo del Mississippi, de la mano, viendo las barcazas y barcos de pesca y tomando un día soleado. Habían escuchado un poco de jazz en un café al aire libre cerca del mercado francés mientras sorbían hurricanes, y luego alquilaron una película y se dirigieron a su apartamento para verla comiendo pizza. Habían hecho el amor durante una hora antes de caer dormidos.

El domingo, había conducido la corta distancia a Metairie, donde Joe se la presentó a sus padres y su hermana menor, Pam, junto con su esposo Chad y sus dos hijos, una sobrina y un sobrino de doce y diez años que Joe adoraba echarlos a malcriar. ____ había estado nerviosa, se había dado cuenta, pero finalmente se había relajado durante la cena en el comedor de sus padres y luego le dijo lo mucho que le gustaban. A ellos también les había gustado, era obvio. Su familia era un poco bien de llevar, pero no eran pesados, y sospechaba que su madre apreciaba en ____ esa misma cualidad genuina que le atraía tanto a él de ella.

Esa noche había cenado de nuevo en el barrio italiano-casual en un lugar de Decatur, luego se dirigió a su casa otra vez. No durmió durante la noche pasada, pero había sido difícil arrastrarse a su casa a cabo en San Carlos en el Garden District después del más sexo increíble. Ella había chupado su polla tan bien que se sentía a sí mismo cayendo enamorado de ella cada segundo más caliente, y él le había devuelto el favor, después de haber descubierto que lamer el coño de ____ era su cosa favorita de hacer con su boca en estos días. Si se viera obligado a elegir entre el coño ____ y alimentos, felizmente moriría de hambre.

Ahora estaba detrás del mostrador, atrapado en su trabajo y un poco aburrido. El negocio iba bien, pero la mañana del lunes era por lo general lenta. Así que, por supuesto, sus pensamientos se dirigieron a su dulce amante. Y entonces sus ojos, también.

Él le había dicho que había, en ocasiones, demostrado algunas de las diminutas cámaras espía que vendía al enfocarlas en Cajun Lady, que había establecido en diagonal hacia arriba de la calle de Spy Games. Los clientes parecían encontrar divertido cuándo me decía: “Vamos a espiar a mi novia durante un minuto, y ver lo que está haciendo”. Hoy en día no había ningún cliente, pero sí una nueva cámara, un aparato de gafas de sol que no había probado todavía.

Sacando las gafas de un estante detrás de él las dejó resbalar y miró por la ventana hacia la tienda de ____. Entonces les tocó el zoom, característica casi invisible por encima de la lente de la izquierda, sosteniendo el botón minúsculo en la cámara hasta que se redujo fuertemente a su puerta. Un ligero cambio hacia la izquierda y allí estaba ella, su mujer estaba detrás del contador hablando con una mujer joven con pelo castaño hinchable, una cara bonita y pecho amplio, con una camisola de corte bajo. Un cliente, suponía.

____ sonrió mientras hablaba, luego se inclinó sobre el mostrador, levantando la mano suavemente hacia el pecho de la niña a tocar un colgante grande. ____ adoraba la joyería, siempre la admiraba, especialmente todo lo antiguo. Ella deslizó sus dedos por debajo del colgante, ahuecándolos más cercanamente y sufrió el primer indicio de una erección.

Mierda. ¿Por qué? ¿Qué era tan erótico sobre eso?

Pero entonces se lo imaginó. Otra chica. No había nada sexual en el movimiento, pero algo acerca de ver a ____ tocar a otra chica, ni siquiera inocentemente, era suficiente para provocar la excitación. Debido a que su pasión por ella era cada vez más intensa con cada día que pasaba.

Claro, lo había mantenido en su mayoría bajo el control este fin de semana, pero eso no quería decir que no había tenido un aluvión de pensamientos sucios sobre su funcionamiento como una tira de película a través de su cabeza. Continuó con el impulso furioso de hacer cosas con ____ que nunca había hecho antes. Al principio, cuando estas habían comenzado, había pensado que simplemente inspiraban fantasías de gran alcance, pero cuanto más tiempo pasaba, menos podía negar que esto fuera algo más que fantasear. En estos años, realmente quería caer en actos hedonistas en los que nunca antes había tenido un interés real. Su falta de control con ____ después de salir de la franja del club lo había demostrado, sin lugar a dudas. Y él no sabía qué hacer al respecto.

—Buenas.

Joe se quitó las gafas de espía para ver que Larkins Ginger, su segundo al mando en Spy Games, caminaba por la puerta. La primera vez que había contratado a Ginger hacía seis años, había tenido en mente que fuera a la tienda sólo los fines de semana, pero al poco tiempo ella había terminado arreglando computadoras, llevando los libros, lo que fuera, y él ahora estaría perdido sin ella.

—Hey, Gin. ¿Buen fin de semana?

—Dos citas—respondió ella con un gesto de confianza. La morena alta, bien formada exudaba una confianza fría que había notado la primera vez que la había conocido, a la tierna edad de veinticinco.

Ahora, a los treinta y un años, era aún más atractiva y más segura de sí misma también.

Su cabello negro colgaba en un corte recto, romo en sus hombros, y un tatuaje grande algo parecido a una araña en remolino en la web que se extendía desde el cuello hacia abajo en un hombro. Llevaba un montón de anillos, todos diferentes en el diseño, alegando que cada uno era o bien un regalo o simplemente le recordaba de un amante en particular.

—¿Con?—preguntó por las citas.

—El viernes, un hombre que toca la guitarra de blues a veces en Tipitina. El sábado, una chica camarera en The Pirate Funky.—Ginger había anunciado que era bisexual unos pocos años atrás y desde entonces, los hombres y las mujeres parecían completamente intercambiables para ella. A pesar de que había dicho a Joe que finalmente esperaba que se estableciera con una persona, por ahora, le gustaba lo que ella llama “la máxima libertad sexual”.

—¿Cómo van?

—Guitarrista, los pulgares hacia abajo—dijo—. Pensé que se iba a tragar mi cara cuándo me dio un beso. La camarera, puede... tal vez.—Ella se encogió de hombros de nuevo—. Besaba mucho mejor de todos modos. Por todas partes.

Poco después de la reunión, él y Ginger habían terminado en la cama una noche después de beber demasiado, y con el encuentro se había iniciado de alguna manera una amistad, además de su relación de trabajo. Sin embargo, desde que Ginger se había movido en su alternativo estilo de vida, Joe se había sentido como si él no la conociera muy bien ya, como si se distanciaran, se suponía que él no podía relacionarse con ella por más tiempo. Así, sus cuentos fáciles de sexo compartido rara vez le afectaban mucho en uno u otro sentido.

Hoy en día, inesperadamente, sin embargo, se encontró con la polla dura creciendo con la visión de Ginger besando a otra chica, y no podía dejar de pensar: ¿algo dentro de él de repente había cambiado? ¿O todo esto se trataba de ____? Temía que su pasión indomable con ella ahora lo mantuviera en un constante estado de excitación que le tomaba cada vez menos en encender.

Mientras Ginger se quitaba la chaqueta de cuero negro con estilo, en dirección a la habitación de atrás para colgarla, Joe dejó que su mente divagase.

En chicas besándose.

Y luego más. Tocarse los senos, lamiéndose... en todas partes.

Lo había visto en las películas porno que de vez en cuándo ordenó el pago-por-ver si se sentía un poco caliente, sin ganas de salir con nadie y queriendo un poco de ayuda para sí mismo.

Demonios, hasta había visto un poco de ello en la calle Bourbon. Comprendió muy bien porque la mayoría de los chicos se metían con ello, cuándo era más joven, había disfrutado la idea, también. Pero nunca lo había hecho sentir tan caliente como lo estaba haciendo en este preciso momento.

Chicas besándose.

Se lo imaginó de nuevo.

Ginger besando a su novia camarera.

Entonces... ____. Besando a su cliente en la parte superior de corte bajo.

Se preguntó... ¿Sería alguna vez? ¿Podría hacerlo?

Por supuesto que no.

Esto era ____, la mujer a la que estaba considerando seriamente proponérsele pronto. Ella era sexy como el infierno y emocionante en la cama, pero... nada en ella le había demostrado alguna vez realmente algo “No tradicional” para él.

Sin embargo, luego de una idea entrara en su cabeza. ¿Era sólo una fantasía…? ¿O una cosa más, un impulso más ardiente, que él deseaba convertir en una realidad? Mirando hacia el cuarto de atrás, movió la cabeza con su propio pensamiento loco. ¿Estaba considerando seriamente esta posibilidad? ¿En serio? No, de ninguna manera. Él no podía hacerlo. Eso era muy por encima, especialmente teniendo en cuenta que ellos ni siquiera hacían una cosa así. Sería una violación enorme de confianza y ella le odiaría para siempre. A menos que... el hecho que estuviera completamente claro que estuviera bien si no quisiera hacerlo, que sólo tenía que ponerlo por ahí como una idea, una posibilidad.

Sería arriesgado incluso entonces, sin embargo.

Y probablemente era una estupidez, incluso contemplar un pensamiento salvaje.

Pero él no era capaz de controlar esos detestables e imprudentes impulsos hacia ella que lo habían comenzado a azotar la última semana o así, y la fantasía en su cabeza lo hacía tan difícil y tan hambriento de ella.

Pesó los factores y encontró un par de cosas que ya estaban a su favor. ____ quería sexo, estaba claro que su vida sexual era grande. Y le encantaba el aspecto que tenía el encaje en la ropa interior, por lo que otro poco de él sólo podía subir la temperatura. Y ella no parecía importarle el ver las strippers en la noche húmeda de la semana pasada, incluso había parecido algo interesada, una especie de coquetería al respecto.

Esto era muy diferente a ver a una stripper, por supuesto, un infierno de mucha diferencia. Y probablemente ella lo colgaría por los cojones, incluso por contemplarlo. Le encantaba la mujer, y no podía creer que iba a arriesgarse a alterarla haciendo algo que probablemente encontraría chocante y ofensivo.

Sin embargo, su polla no estaba de acuerdo.

Y su polla parecía tener una mente propia, últimamente, sobre todo cuándo se trataba de su dulce ____.

Y... bueno, ¿no habían estado de acuerdo en que estarían abiertos y honestos con los demás? Aunque aún temía que estaba ocultando algo, eso no significa que debía contenerse, ¿no?

Por supuesto, no importaba lo que tratara de justificar, se mantenía esa insana cosa por hacer.

Impensable. Inconcebible.

Y casi sabía que iba a terminar lamentándolo.

Sin embargo, cuándo las visiones de su cabeza crecían más y más detalladas con cada segundo que pasaba, estaba demasiado caliente y hermosa para que la presionara.

Con el corazón en la garganta, miró hacia arriba a Ginger cuando regresó a través de la puerta.

—Hey, Gin, tengo una propuesta para ti.
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