capitulo 20:
No había dormido en más de treinta y seis horas, excepto por un pequeño
momento en la noche del jueves, cuando Joe se había encontrado
conmigo dentro de mi sueño. Mantenerme despierta durante la noche no
había sido difícil; cada vez que sentía mis ojos cerrándose la explosión estallaría
en mi mente, despertándome de inmediato. Incapaz de dormir, pase la noche
pensando en Joe.
Cuando Rixon me dijo que Joe era la Mano Negra, el plantó una semilla de duda
dentro de mí que había crecido y florecido con la peor clase de traición a la
confianza, pero no me había invadido totalmente. Aún no. Aún había una parte de
mí que quería llorar y sacudir mi cabeza negándome ante la idea de que Joe
pudiera haber asesinado a mi papá. Me mordí mi labio, fuerte, concentrándome
en ese dolor, en lugar de recordar todas las veces que él había acariciado mi
boca con su dedo, o besado la curva de mi oreja. No podía pensar en esas cosas.
No me había molestado en levantarme de mi cama a las siete para asistir a la
escuela de verano. Había dejado una serie de mensajes al detective Basso
durante la mañana, después en la tarde y luego en la noche, una llamada cada
hora, ninguna de las cuales fue respondida. Me dije a mi misma que estaba
llamando para averiguar por Scott, pero profundamente, sospechaba que sólo
quería saber si la policía estaba cerca. Tanto como me molestaba el Detective
Basso, me sentía un poquito más segura creyendo que él estaba a una llamada de
distancia. Porque una pequeña parte de mi estaba comenzando a creer que lo de
anoche no se había tratado de destruir evidencia.
¿Qué tal si alguien había tratado de asesinarme?
En medio de todo lo que pensé anoche, había dado vueltas en torno a la
información que tenía, tratando de hacer que algo encajara. El único fragmento
claro al que seguía regresando era la sociedad de sangre Nefilim.Joe dijo que
el sucesor de Chauncey quería vengar su muerte. Joe juraba que nadie podría
rastrear la muerte de Chauncey hasta mí, pero estaba comenzando a temer lo
contrario. Si el sucesor sabía sobre mí, a lo mejor lo de anoche había sido su
primer intento de venganza. Parecía poco probable que alguien me hubiera
seguido hasta el apartamento de Joe tan tarde anoche, pero si había algo que
yo sabía sobre los Nefilim, era que estos eran muy buenos logrando lo poco
probable.
Mi celular sonó en mi bolsillo y lo saque antes de que el primer timbre tuviera
tiempo de terminar.
—¿Hola?
—Vamos al solsticio de verano —dijo Vee—. Comeremos un pequeño algodón de
azúcar, subiremos a algunos juegos, a lo mejor conseguimos que nos hipnoticen y
hacemos cosas que hagan a las Girls Gone Wild parecer tímidas.
Mi corazón que se había trasladado a mi garganta, se deslizó de regreso a su
lugar. Entonces no era el Detective Basso. —Hola.
—¿Qué dices? ¿Estás de ánimo para un poco de acción? ¿Estás de ánimo para ir a
Delphic?
Honestamente, no lo estaba. Había planeado seguir marcando el número del
Detective Basso a intervalos de sesenta minutos hasta que contestara una de mis
llamadas.
—Tierra a ___.
—No me estoy sintiendo muy bien, —dije yo.
—¿Cómo que no te sientes bien? ¿Dolor de estómago, de cabeza, calambres,
indigestión? Delphic es la cura para cualquiera de esas cosas.
—Voy a dejarlo pasar. Gracias de cualquier modo.
—¿Esto se trata de Scott? Porque él está en la cárcel. El no puede acercarse a ti.
Ven y diviértete. Rixon y yo no vamos a besarnos en frente tuyo, si eso es lo que
te molesta.
—Tan sólo voy a ponerme mi pijama y a ver una película.
—¿Estás diciendo que una película es más divertida que yo?
—Esta noche, lo es.
—Huh. Nada de películas. Tú sabes que no voy a dejar de insistir hasta que
vengas.
—Lo sé.
—Entonces hazlo fácil y sólo di que sí.
Suspire profundamente. Podía quedarme en casa toda la noche y esperar que el
Detective Basso aparezca y conteste mis llamadas, o podía tomarme un pequeño
descanso y comenzar de nuevo apenas regrese. Además el tenía el número de mi
móvil y podía encontrarme donde estuviera.
—Está bien —le dije a Vee—, dame diez minutos.
En mi habitación, me metí en unos jeans apretados, me puse una camisa
estampada y un cárdigan, y termine mi look con unos mocasines bajos. Arreglé
mi cabello en una coleta baja, dejándola caer sobre mi hombro derecho. Después
de no dormir durante más de un día, mis ojos estaban rodeados por círculos
oscuros. Me aplique un poco de máscara, sombra de ojos plateada y brillo labial,
esperando verme mejor de lo que me sentía. Deje una nota bastante vaga en la
cocina para mi mamá, diciéndole que iba a estar en el Solsticio de verano en
Delphic. Ella no iba a llegar hasta mañana en la mañana, pero ella me sorprendía
a menudo llegando antes de lo esperado. Si ella llegaba a casa esta noche, esta
iba a ser una de esas veces en que ella desearía no haber acortado su viaje. Yo
había estado practicando lo que iba a decirle. Lo que fuera que hiciera, no podía
dejar de mirarla a los ojos cuando le dijera que sabía lo de su aventura con Hank.
Y no podía dejarla decir una palabra antes de anunciar que me iba de casa. Como
lo había practicado, justo en ese momento pensaba irme. Quería que le quedara
claro que era demasiado tarde para hablar-si ella hubiera querido decirme la
verdad, había tenido dieciséis años para hacerlo. Ahora era demasiado tarde.
Cerré con llave y baje trotando hacia la calle para encontrarme con Vee.
Una hora después Vee parqueó el Neón en medio de dos camiones extra grandes
que invadían nuestro espacio por ambos extremos. Nosotras bajamos las
ventanillas y salimos hacia atrás para evitar rayar las puertas al abrirlas.
Cruzamos el estacionamiento y pagamos los boletos en las puertas. El parque
estaba más lleno de lo normal gracias al Solsticio de verano- el día más largo del
año. De inmediato reconocí algunas caras de la escuela, pero mayormente, me
sentía como si estuviera en medio de un océano de extraños. La mayoría de la
gente estaba usando coloridas máscaras de mariposas que cubrían la mitad de
sus rostros. Uno de los vendedores debía tenerlas con descuento.
—¿Por dónde comenzamos? —Preguntó Vee—. ¿Las máquinas de juegos, La Casa
del Terror, los puestos de comida? Personalmente, creo que deberíamos
comenzar con la comida. De esa forma, comeremos menos.
—Explícame tu lógica.
—Si dejamos los puestos de comida para lo último, habremos aumentado
nuestros apetitos. Siempre como más si tengo tiempo para aumentar mi apetito.
No me importaba por dónde comenzáramos. Yo sólo estaba aquí para distraerme
durante un par de horas. Revisé mi celular, pero no había llamadas perdidas.
¿Cuánto tiempo le tomaría al Detective Basso regresar una llamada? ¿Acaso le
había pasado algo? Tenía una nube negra en mi mente, y no me gustaba la
sensación enfermiza que provocaba en mí.
—Te ves algo indispuesta —dijo Vee.
—Te lo dije: No me siento bien.
—Eso es porque no has comido lo suficiente. Siéntate. Iré a comprar un poco de
algodón de azúcar y perritos calientes. Sólo piensa en toda esa mostaza. No sé
qué te parezca, pero yo ya puedo sentir mi cabeza aclarándose y mi pulso
desacelerándose.
—No tengo hambre, Vee.
—Por supuesto que tienes hambre. Todo el mundo siente hambre. Es por eso que
están aquí todos estos puestos. —Antes de que pudiera detenerla, ella se
introdujo en la multitud.
Yo estaba caminando por la acera, esperando por Vee, cuando mi teléfono sonó.
El nombre del Detective Basso apareció en la pantalla.
—Finalmente —susurré, abriendo el teléfono.
—____, ¿dónde estás? —Él dijo apenas contesté. El estaba hablando rápido, y yo
podía notar que estaba molesto—. Scott se escapó. Se fugo. Tenemos a todas las
unidades buscándolo. Yo voy a recogerte hasta que todo esto termine. Ahora
mismo voy camino a tu casa.
Mi garganta se contrajo, haciendo difícil hablar.
—¿Qué? ¿Cómo logro escaparse?
El Detective Basso dudo antes de contestar. —Él dobló las barras de su celda.
Por supuesto que lo hizo. El era un Nefilim. Dos meses atrás había visto a
Chauncey destruir mi celular con un simple apretón de su mano. No parecía
difícil imaginar a Scott usando su fuerza de Nefilim para salir de prisión.
—No estoy en casa —dije yo—, estoy en el Parque de Diversiones de Delphic.
Sin proponérmelo, mis ojos se concentraron en la multitud, buscando a Scott.
Pero no había ninguna posibilidad de que él supiera que yo estaba aquí. Después
de escaparse de prisión, él probablemente había ido directo a mi casa,
esperando encontrarme allí. Me sentía increíblemente agradecida con Vee por
sacarme de casa. Scott probablemente estaba ahí en este mismo momento…
El celular se deslizo por mi mano. La nota. En el mostrador. La misma que había
dejado para mi mamá, diciéndole que venía a Delphic.
—Creo que él sabe donde estoy —le dije al Detective Basso, sintiendo las
primeras señales de pánico—. ¿Qué tan rápido puede llegar aquí? ¿A Delphic?
Treinta minutos. Ve al puesto de seguridad. Lo que sea que hagas, mantén tu
teléfono contigo. Si ves a Scott, llámame de inmediato.
—No hay puestos de seguridad en Delphic —dije yo, mi boca totalmente seca.
Era bastante conocido que el parque no empleaba personal de seguridad, otra de
las razones por las que a mi mamá no le gustaba que yo viniera aquí.
—Entonces vete de allí —grito él—. Conduce de regreso a Coldwater y
encuéntrate conmigo en la estación. ¿Puedes hacer eso?
Sí, eso podía hacerlo. Vee me llevaría. Ya estaba caminando en la dirección que
ella partió, mis ojos buscándola entre la multitud.
El detective Basso exhalo. —Vas a estar bien. Sólo... apúrate a regresar aquí. Yo
voy a enviar al resto de las unidades a Delphic tras Scott. Nosotros vamos a
encontrarlo. —La ansiedad en su voz no me consoló.
Colgué. Scott estaba libre. La policía estaba en camino, y esto iba a terminar
bien... si yo me iba ahora. Idee un plan rápido. Primero tenía que encontrar a
Vee. También tenía que salir de este lugar tan abierto. Si Scott pasaba caminando
por aquí justo en este momento, me encontraría.
Estaba corriendo hacia los puestos de comida cuando mis costillas recibieron un
codazo desde atrás. Algo a cerca de la fuerza de ese codazo me dijo que esto era
más que un accidente. Me giré, y antes de que completara el círculo, mi cerebro
cosquilleo al reconocer un rostro familiar. Lo primero que note fue el brillo del
aro en su oreja. Lo segundo que note fue lo golpeada que estaba su cara. Su nariz
estaba rota-torcida y de un color rojo intenso. El moretón se expandía debajo de
sus dos ojos, convirtiéndose en un violeta profundo.
Lo siguiente que supe, fue que Scott me tenía agarrada del hombro y me estaba
arrastrando por la acera.
—Quita tus manos de encima —dije, luchando contra él. Pero Scott era más fuerte,
y su agarre seguía fuerte.
—Claro, ___, después de que me digas dónde está.
—¿Donde está qué? —dije, mi voz pasivo-agresiva.
El se rió sin humor.
Mantuve mi expresión tan opaca como pude, pero mis pensamientos estaban
acelerados. Si le decía que el anillo estaba en mi casa, él dejaría el parque.
Cuando la policía llegara no nos encontrarían a ninguno de los dos. No era como
si pudiera llamar al detective Basso para avisarle que íbamos hacia mi casa. No
con Scott manteniéndome prisionera. No, tenía que mantenerlo aquí, en el
parque.
—¿Se lo diste al novio de Vee? ¿Pensaste que él podría protegerlo de mí? Yo sé
que él no es-normal. —Los ojos de Scott tenían la misma incertidumbre
aterrorizada—. Sé que él puede hacer cosas que la demás gente no puede.
—¿Como tú?
Scott se quedo mirándome. —Él no es como yo. Él no es lo mismo. Eso es todo lo
que puedo decir. Yo no voy a lastimarte ___. Todo lo que necesito es el anillo.
Dámelo y no volverás a verme nunca.
Él estaba mintiendo. Él me lastimaría. Él estaba lo suficientemente desesperado
para escapar de la cárcel. Nada sería demasiado extremo a estas alturas, él
recuperaría el anillo, sin importar el costo. La adrenalina corría por mis venas y
no podía pensar claramente. Pero en algún lugar de mi mente, mi sentido de
supervivencia me dijo que tenía que encargarme de la situación. Necesitaba
encontrar una forma de separarme de Scott. Siguiendo ciegamente mis instintos,
dije: —Yo tengo el anillo.
—Sé que lo tienes —dijo el impaciente—. ¿Dónde?
—Está aquí. Lo traje conmigo.
El me considero por un momento, entonces me arranco mi mochila del hombro y
la abrió bruscamente, buscando dentro de ella.
Yo sacudí mi cabeza. —Lo lance lejos.
El me lanzó la mochila, y yo la atrape, apretándola contra mi pecho. —¿Dónde?
—exigió el.
—En un contenedor de basura, cerca a la entrada —dije automáticamente—.
Dentro de los baños de mujeres.
—Muéstramelo.
Mientras caminábamos por la acera, me ordene a mi misma permanecer calmada
el tiempo suficiente para determinar mi siguiente movimiento. ¿Podría correr? No
Scott me atraparía. ¿Podría esconderme en uno de los baños de mujeres? No,
definitivamente no. Scott no era tímido, y él no tendría ningún problema en
perseguirme si eso significaba obtener lo que buscaba. Sin embargo, yo aún
tenía mi celular. En el baño de mujeres, podía llamar al detective Basso.
—Este —dije, señalando a uno de los refugios de hormigón. La entrada al baño de
mujeres estaba justo adelante, sobre un pasillo de cemento, con el baño de
hombres detrás.
Scott me agarró de los hombros y me sacudió. —No me mientas. Ellos van a
matarme si lo pierdo. Si me estas mintiendo yo... —Él se detuvo, pero yo sabía lo
que había estado a punto de decir. Si me estás mintiendo voy a matarte.
—Está en el baño —yo asentí, más para convencerme a mi misma de que podía
hacer esto que a él—. Yo iré a recogerlo, y después tú vas a dejarme en paz,
¿verdad?
En lugar de responderme, Scott levanto una mano, atrapándome por la cintura.
—Tu celular.
Mi corazón se detuvo. Sin ninguna otra opción, saque mi celular y se lo entregue.
Mi mano temblaba levemente, pero la controle, negándome a dejarle saber que
tenía un plan, o que él acababa de destruirlo.
—Tienes un minuto. No intentes nada estúpido.
Adentro del baño, hice una rápida revisión. Cinco cubículos contra una pared y
cinco al frente. Dos chicas de edad universitaria estaban en los lavabos, una
espuma de burbujas cubría sus manos.
Había una pequeña ventana en la pared lejana, y estaba abierta. Sin perder más
tiempo, subí mis pies en el último lavabo y me levanté. La ventana estaba ahora a
la altura de mis hombros, y aunque no había ninguna cortina que me bloqueara,
pasar por el reducido espacio iba a ser difícil. Podía sentir todos los ojos sobre
mí, pero los ignoré y me impulsé hacia el alféizar, sin prestarle atención a las
telarañas o a los desechos de palomas.
Cuando empuje el panel de la ventana, este se libero y cayó al suelo con un
estruendo. Contuve la respiración, pensando que Scott lo había escuchado, pero
las multitudes en las aceras habían ocultado el sonido. Apoyando mí estómago en
el borde de la ventana, levanté mi pierna izquierda, presionándola contra mi
cuerpo hasta que pude pasar por la ventana. Me meneé el resto del camino,
después salté en la acera exterior. Me quede en cuclillas por un momento, medio
esperando que Scott apareciera dándole la vuelta al edificio. Entonces, corrí
hacia el camino principal del parque y me introduje en medio de la multitud....
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¡Hola! les voy a decir por que no publique.
solo una persona comentaba y con el tiempo publicaba cada tanto, despues me fui de vacas y tuve que estudiar una materia y casi ni me acordaba pero ya volvi.
mañana subo 2 capis si comentena mas personas.
Bess