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 Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)

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nikifriky
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeMayo 30th 2011, 22:49

solo uno vamos
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Luu_Nick_16
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeMayo 31st 2011, 05:44

Claro que sí. Mañaana tendrán su recompensa.
Lucía y Ángel.
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Floopii.xoxo
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeMayo 31st 2011, 19:13

que bien
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Miley_Princess
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeMayo 31st 2011, 22:40

SIIIIIIIIIIIIII! no sabes cuanto me emocione
cuando lo dijiste jajaja o escribiste X
uff estoy super emocionada no me concentrare
en nada hasta que haya leido esos capis (:
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Miley_Princess
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 1st 2011, 14:56

YA es miercoles!
porfavor subeee!
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Kellyana jonas
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 1st 2011, 17:45

porq no has subido cap?? subeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!
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Miley_Princess
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 1st 2011, 21:44

porque no subiste? estube todo
el dia esperando capi, jajajajaja
ntc todas tenemos una vida y cosas que hacer
pero porfa sube lo mas pronto que puedas (:
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Luu_Nick_16
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 02:29

Están listos los capítulos. En nada subiendo maratón de 1O capítulos...
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Luu_Nick_16
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 02:37

CAPÍTULO 34 MARATÓN (1/10)

_____

Su nuevo coche circulaba por la autopista.

Antes, _____ se había sentido tan desconcertada por el cambio de humor de Nicholas, cambio que éste se negó a explicar, que se pusieron rápidamente de acuerdo. Acabaron comprando un todo-terreno de línea similar a un mono-volumen.

Ahora, el demonio no dejaba de mirar el velocímetro mientras conducía, ya que iba muy por encima del límite de velocidad.

Ella suspiró y dijo:

—Mira, Nicholas, ya sé que te dije que podríamos intimar cada seiscientos kilómetros, pero he estado pensando en lo que pasó ayer. No quiero que esperes de mí algo que no te puedo ofrecer.

—¿Que no me puedes ofrecer por tu novio? ¿El mismo al que fuiste incapaz de decir que amabas?

—No es sólo eso. Tienes que entender que lo único que siempre he deseado es una pareja segura y dependiente, y llevar una vida normal. Tú no eres... normal.

Nicholas vio que ella miraba sus cuernos, y frunció el cejo.

—No eres sólo tú. Es todo tu mundo. La Tradición.

—¿Qué tiene de malo la Tradición?

—Hmmm... es... oh, no sé... ¿excesivamente violenta? Como se pudo evidenciar ayer.

—Eso fue un poco extremo incluso para nosotros —contestó él, y añadió: —Y que conste en acta, te estoy muy agradecido de que me salvaras el culo. Sé en qué estado me encontraba. El veneno deja muy tocado a los demonios. Somos realmente susceptibles a sus efectos.

—¿Por qué?

—Las especies que pueden emitir veneno son vulnerables a éstas —contestó. —Entonces, ¿vas a cumplir lo que les prometiste ayer a los espíritus? ¿Lo de volver con un exorcista?

—Pues claro. Le diré a mi tía Nix que me ayude a encontrar a uno. ¿Y por qué utilizaron a los fantasmas como mensajeros para darnos las coordenadas?

—Son perfectos para ello. No se los puede torturar ni sobornar para sonsacarles información. Después de esa parada, cualquiera que quiera encontrarnos se topará con un camino sin salida. —Entonces añadió: —Siempre que lleves puestas las perlas.

—¿Y cómo sabían los espíritus las coordenadas?

—Uno de los seguidores de Groot les habría dado la información.

—¿Y por qué aceptaron involucrarse?

—Quizá porque Groot les prometió el exorcismo que necesitan.

_____ no lo entendía.

—Si él ya se lo había prometido, ¿por qué me lo pidieron a mí?

—No sé, tal vez para asegurarse de que al final lo conseguirían. ¿Qué te dije ayer, mientras estaba borracho?

—¿Aparte del hecho de que estoy destinada a ser tu compañera?

—Creo que el destino ha escogido muy bien.

A la mejor. Podía ser tan encantador cuando quería... —También aprendí que tienes temas pendientes con tu hermano Rydstrom.

—No tienes ni idea —contestó secamente.

—¿Por qué?

—Porque somos polos opuestos. El es muy racional, siempre mira las cosas desde un punto de vista lógico, mientras que yo sigo mis instintos la mayor parte de las veces. Rydstrom es educado, habla bien y... es rey. Yo soy irresponsable, el famoso inútil —concluyó, encogiéndose de hombros. —¿Qué más dije?

—Que me morderías, que me mantendrías inmóvil durante la tentativa. ¿Cómo lo harías? ¿Con algún tipo de veneno de, por ejemplo, tus cuernos?

—No, hundiré mis colmillos en un músculo que hay entre el cuello y el hombro.

—¿Y te volverás un demonio por completo? —Al verlo asentir, añadió: —¿Y cómo es eso?

—Mi piel se vuelve oscura, rojiza. Se supone que eso atrae a las hembras. Me volveré más grande, mis cuernos y garras crecerán al máximo y mi cara cambiará. Se me acentuarán las facciones.

_____ se mordió el labio.

—También dijiste que en el único sitio donde me harías tuya sería en tu mente. ¿A qué te referías? ¿Has fantaseado conmigo?

—¡Oh, sí! —contestó con una ancha sonrisa.

—¿Me has imaginado... desnuda?

—Ah, princesa, he pensado en tu cuerpo miles de veces. Te he hecho el amor llevando sólo las perlas, con tanto ímpetu que te rebotaban contra el escote.

Un escalofrío la recorrió.

—Eres bastante lujuriosa en mis fantasías. Y tienes una especial predilección por besarme en la entrepierna. _____ se ruborizó.

—Besarte en la entrepierna... te refieres literalmente a eso, ¿verdad? —¿Se había quedado sin aliento? No podía evitar intentar imaginarse cómo sería eso.

—Así es, pero no quiero que te imagines haciéndomelo. En absoluto. Sácatelo de la cabeza antes de que te obsesiones con la idea y sólo puedas pensar en ello...





Central Saskatchewan-Canadá

—¿Estás preparada para repasar las técnicas de autodefensa? —preguntó Nicholas mientras conducían por un tramo desolado de autopista.

_____ asintió.

—Deja que guarde el archivo y cierre el equipo. —Tenía que usar el teléfono vía satélite para tener conexión a Internet y era extremadamente lento.

No es que tuviera demasiado que guardar. Seguía trabajando en el código, pero aún le quedaba mucho por hacer.

Mientras esperaba, pensó en los últimos tres días. Su estancia en Canadá estaba para ella borrosa.

La primera noche, cuando estaban a punto de cruzar la frontera por Michigan, perdió los nervios, convencida que los reconocerían como miembros de la Tradición, pero Nicholas se mantuvo calmado, muy relajado. Todo el proceso duró medio minuto.

Como la oscuridad duraba tanto en aquellas latitudes, conducían la mayor parte del día. El demonio sólo necesitaba unas cuatro horas de sueño, y ella se dio cuenta de que tampoco necesitaba muchas más.

A medida que atravesaban el país, se iban sintiendo a gusto el uno con el otro. Después de tanto tiempo en el vehículo, el resto del mundo parecía ajeno a ellos.

Empezaron a acabar las frases mutuamente. Él le señalaba de continuo cosas que pensaba que a ella le gustaría ver, haciendo que levantara la mirada de la pantalla. Desde el principio, se pusieron de acuerdo también en la música que escucharían por la radio.

Cuando _____ trabajaba, escuchaba blues y rock, y los otros ratos, ponían la acelerada música ska que a Nick le gustaba. _____ todavía no se lo había confesado, pero también a ella le gustaba cada vez más ese tipo de música.

Compraban provisiones a medida que las necesitaban y siempre que las encontraban. Nicholas le compró un nuevo abrigo para sustituir el que perdió la noche del puente, así como otro teléfono vía satélite para ella, por si por algún motivo se separaban.

A pesar de todo, no habían vuelto a intimar. De alguna forma, _____ había conseguido resistirse a sus avances, y él había hecho lo posible por no presionarla.

«Y quizá esté... funcionando.»

_____ no pensaba en Tim tan a menudo, y empezó a sentirse culpable y a resentirse de ello. A su vez, se sentía culpable por el resentimiento. Era un círculo vicioso.

No era justo para Tim, por lo que en los últimos días había tomado una decisión. Quizá no cortara con Nicholas, pero tampoco creía que necesariamente tuviera que cortar con Tim.

Se acordó de la herida que se había hecho en el brazo. Se había curado sin dejar marca a la mañana siguiente, y _____ empezó a pensar que seguramente era demasiado tarde para que el proceso de transformación pudiera dar marcha atrás. Que fuera así no le molestaba tanto como habría imaginado.

De hecho, empezaba a verse cada vez más al lado de Nicholas. Se había acostumbrado a su descarado sentido del humor. La hacía reír y había conseguido que no se tomara demasiado en serio a sí misma. Podría pasarse horas mirando los ojos verdes del demonio.

Y había demostrado ser considerado con ella, siempre atento a sus necesidades, aceptando sus peculiaridades. _____ nunca tenía que abrir una botella si él estaba cerca.

Por otra parte, Nicholas no dejaba de adiestrarla, haciéndola entrenar durante horas cada vez que paraban en un hotel. Luego, cuando volvían a subir al coche, le preguntaba sobre lo que había aprendido...

Cuando acabó de cerrar los archivos, se quitó las gafas y apagó el ordenador.

—Muy bien, estoy lista.

—Perfecto. ¿Qué es lo primero que debes hacer cuando tienes varios asaltantes? ¿Y por qué?

—Contarlos, porque si decido correr seguramente se separen. Me ayudará a saber si me están rodeando.

Él asintió.

—Te encuentras con un enemigo. ¿Adónde lo miras primero?

—A los ojos. Cambian de color cuando está furioso. Después de eso, le miro las manos por si lleva armas.

—Digamos que está furioso y armado. ¿Qué posición debes adoptar para el ataque?

—Orientada al blanco, con un pie delante del otro y un hombro adelantado. —Antes de que le preguntara, dijo: —Mi hombro izquierdo. Porque soy diestra.

—Dame dos ejemplos de cómo utilizas el entorno.

—Para poner obstáculos entre mi atacante y yo —contestó. —Y utilizo la luz en mi beneficio; las sombras distorsionan la percepción.

—¿Cuántos kilos de presión se necesitan para romper una rodilla? —preguntó

—Sólo cinco y medio.

—Esta es mi chica. —Le tocó con delicadeza la barbilla y _____ se sonrojó de satisfacción.

—¿Por qué me sigues entrenando?

—Porque aún no hemos acabado. Todavía hay gente que te quiere matar, y todavía nos queda como mínimo una parada más. Podría ser tan peligrosa como la anterior.





Nicholas salió en busca de comida, dejando a _____ en el hotel, trabajando, «porque los programas no se escriben solos».

Pero se sentía bloqueada, incapaz de hacer nada. Decidió llamar a Mei para asegurarse de que todo iba bien con su clase. Los chicos podían ser... insoportables.

—Todo sin problemas —dijo Mei, sin extenderse más. —¿Cómo está tu familia?

—Mejorando. Mucho mejor. Creo que todo irá bien.

—Eso es bueno.

_____ la notó nerviosa, y frunció el cejo.

—Mei, ¿hay algo que quieras contarme?

—Mira, no iba a llamarte porque sé que tienes muchos asuntos entre manos, pero por lo que respecta a tu investigación, el tiempo corre, y estoy harta de ver cómo se pasa por encima de las mujeres en este tipo de trabajo.

A ella se le hizo un nudo en el estómago.

—¿A qué te refieres?

—Sabes que Scott estuvo en la conferencia de California, ¿verdad?

—Sí, decidió ir en el último minuto. —Scott era el novio de Mei, un matemático muy respetado además de buena persona.

—Pues esta mañana me ha llamado con unas noticias preocupantes...

—Cuéntame, Mei.

Su amiga respiró hondo y dijo:

—Tim se ha apropiado de tu trabajo, y lo está haciendo pasar como suyo.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 02:43

CAPÍTULO 35 MARATÓN (2/10)

_____

Mientras Nick esperaba a que le preparasen la comida, aprovechó para llamar a Rók.

—¿Sabes algo sobre Néomi?

—Nos ha vuelto a suceder lo mismo. Estábamos a punto de cogerla y... se desvaneció —contestó el otro, rascándose la cabeza.

—¿Una mortal ha conseguido escapar de ti? Joder, Rók, ¡se nos está acabando el tiempo! Necesito que estés al cien por cien.

—Tengo una muy buena pista. Esta vez la atraparé.

El demonio parecía estar muy seguro de sí mismo, pero cuando colgó, Nick no estaba convencido de que aquello fuera a terminar bien.

Además, había empezado a darle vueltas a otra idea, una manera de que todo el mundo consiguiera lo que quería. Sería extremadamente peligroso. Más arriesgado que nada de lo que hubiera intentado jamás.

Si ese plan fallaba, todos saldrían perdiendo.

A lo largo de su vida, Nick siempre había salido victorioso. Pero cuando la había cagado, sus pifias habían sido espectaculares.

Debería seguir con el plan de Rydstrom y cumplir con la misión según las instrucciones de su rey. Nick debería sacarse su otra idea de la mente.

«Pero ¿y si...»

—¿Qué? —exclamó _____.

—Tim se ha atribuido todo el mérito de la ponencia presentada —le explicó Mei. —Scott pensó que quizá se había olvidado de mencionar tu nombre, pero más tarde lo oyó hablar con los de recursos humanos de Lockheed Martin. Tim insistía en que tú casi no habías participado en ninguno de vuestros proyectos. Y, conociéndote como te conozco, sé que es justo al contrario.

—Lo hice todo yo —respondió _____ algo ausente.

—No debería habértelo contado hasta que estuvieras en casa.

—No, has hecho bien. Te agradezco que me lo hayas dicho.

—¿Qué vas a hacer? —le preguntó Mei.

—No lo sé. —Era imposible que Tim fuera capaz de hacerle esa jugarreta.

«¿Hasta qué punto le conoces?»

—_____, si hablas con Tim, puedes decirle de dónde has sacado la información. Scott está muy indignado.

Apropiarse de la investigación de un compañero era lo peor que se podía hacer en su pequeña comunidad. Todos los doctorados trabajaban muy duro y protegían con uñas y dientes sus proyectos. Por no hablar de que en su campo de investigación cualquier descubrimiento podía valer millones, incluso miles de millones.

Scott gozaba de mucho prestigio entre sus colegas. Si decía que Tim había hecho algo así, Tim iba a terminar crucificado...

Después de colgar con Mei, _____ se sentó atónita en la cama. Ella siempre había creído que su novio nunca la traicionaría sexualmente, pero ¿la había traicionado académicamente? ¿Por eso había insistido tanto en que terminara el nuevo código?

No, no, seguro que había una explicación razonable para todo aquello. Seguro que todo era un malentendido. Tal vez Scott no le hubiera oído bien.

Tim era una buena persona. Era normal. Lo llamó al móvil. Respondió antes de que terminara el primer timbrazo.

—Tim, me alegro de encontrarte. ¿Tienes un minuto para hablar?

—Por supuesto. Mi próxima intervención no empieza hasta dentro de una hora.

—Mei me ha llamado...

—¿Oh? ¿Para qué?

_____ se puso en guardia. Había algo distinto en Tim, un temblor en su voz que antes no había detectado. «Está nervioso.» Podía percibirlo con total claridad. «Sentidos de valquiria.»

El beneficio de la duda quedó completamente descartado.

—¿Cuándo presentaste nuestro trabajo, te atribuiste todo el mérito?

—¿De qué estás hablando?

—¿Les dijiste a los de Lockheed que yo casi no había participado en ninguno de nuestros proyectos?

—¡Yo jamás haría tal cosa! Por supuesto que no. Sé mejor que nadie cuánto has contribuido a todos los proyectos...

—Ahórrate la representación. Sé que estás mintiendo. Lo noto en tu voz.

Se quedó callado.

—Quizá te haya quitado un poco de importancia —reconoció al fin, —pero lo he hecho por nosotros. Ya sabes que las grandes firmas de nuestro sector prefieren contratar a hombres. Yo tengo más números de que me cojan. Además, piensa en la casa que podríamos comprarnos. Tú ni siquiera necesitarías trabajar.

—Pero ¿quién te has creído que eres? —Estalló _____ tras coger aire. —¿No necesitaría trabajar? Yo nunca he necesitado hacerlo, a mí me encanta mi trabajo. ¿Ése ha sido tu plan desde el principio?

—No tengo ningún plan. Somos un buen equipo, siempre que yo sea quien esté al mando. Al fin y al cabo, soy el hombre.

—¿Qué diablos significa eso?

—Tenemos que seguir juntos, trabajar juntos. De ese modo seremos imparables.

Aquel hombre la quería por su cerebro. O, mejor dicho, por lo que su cerebro podía llegar a hacer por él.

—Sé realista, _____. Tú apenas puedes ir a clase sin mí. ¿Cómo crees que te iría en el mundo laboral?

—Oh, Dios mío. —Sus ojos empezaron a echar chispas. ¿Cómo lo había llamado Nicholas? Ah, sí.... —¿Sabes una cosa, jodido imbécil? ¡Puedes quedarte con tu maldito trabajo! —Fuera cayeron unos rayos y _____ se sintió mejor. —Estoy trabajando en algo mucho más importante. Algo que va a sacudir los cimientos de nuestra industria.

—_____, espera...

—No vuelvas a ponerte en contacto conmigo jamás. O te arrancaré las pelotas. —Colgó.

«Respira, respira.» Se quedó esperando a que aparecieran las lágrimas. No sucedió.

Lo único que sentía era un gran alivio. «Qué liberador...» Ya no se sentía culpable, ni insegura.

Ahora ya no había ningún obstáculo que se interpusiera entre ella y Nicholas. Si el demonio se le insinuaba de nuevo, ella no volvería a rechazarlo. Sólo de pensarlo, sintió un cosquilleo.

De hecho, tal vez pudiese empezar ella. Nick no sabía lo que le esperaba...

—El macho ha vuelto con comida... —Se quedó mudo al verla frente a él, vestida sólo con un picardía de seda negra que a veces se ponía para dormir; uno que hacía que se despertara excitado y que siguiera estándolo durante horas.

—No tengo hambre. —Había bajado la intensidad de las luces y abierto la cama.

—Pero tienes que comer —contestó él ausente mientras _____ se acercaba.

Tenía los ojos plateados.

—Tal vez me apetezca comer otra cosa. —Cogió la bolsa de la comida y la hizo a un lado. Nick frunció el cejo.

—¿Eh, qué ha pasado desde que me he ido?

—He roto con Tim.

El corazón de Nick empezó a latir desbocado, y ella se dio cuenta.

—Veo que te gusta mucho la idea, ¿eh? —Sonrió.

—¿Y por qué no iba a gustarme? Pero ¿por qué ahora?

—Se ha apropiado de mi labor de investigación. Y andaba detrás del código en el que estoy trabajando ahora.

El se quedó quieto, con los ojos brillantes de furia.

—Voy a arrancarle el cuello por hacerte esto.

—Oh, dices unas cosas tan dulces, demonio. —Se puso de puntillas y le dio un cariñoso beso en los labios.

Decidido a matar a Tim de todos modos, Nick se relajó un poco.

—Sé cómo llegarte al corazón, ¿a que sí?

—Lo he llamado jodido imbécil —dijo, desabrochándole el cinturón.

—Esa es mi chica. —Él le quitó la parte de su picardía, y luego se quitó la camisa. —¿Te me estás insinuando para vengarte de él?

—Puede ser. —Le bajó la bragueta.

—Me parece bien.

Y cuando Nick creía que la situación no podía ser mejor, _____ se mordió el labio inferior y dijo:

—Me dijiste que habías soñado con que te besaba entre las piernas. ¿Qué pasaría si quisiera intentarlo?

Tratando de mantener la calma, él le sonrió.

—Que te convertirías en mi chica preferida...

Desnudos por fin en la cama, _____ empezó a besarle el torso y a Nick le costó tragar. ¿Se atrevería? «Atrévete, _____...»

Atrapó su erección con la mano y se la acarició una vez con la lengua, y luego otra. No tardó en recorrerle toda la punta.

—Eso es, _____ —gimió él, —justo así.

—Sabes bien —murmuró ella fascinada.

Nick luchó consigo mismo para no mover las caderas y hundirse en los cálidos labios de _____, pero el instinto de hacerlo era muy poderoso.

—Ponlo dentro de tu boca —suplicó. Ella lo hizo, y él arqueó la espalda al instante. —¡Dios! ¿Qué me estás haciendo?

_____ se apartó en seguida. —¿Estoy haciendo algo mal?

—Todo es demasiado perfecto. —Le acarició la cabeza y la guió de nuevo hacia abajo. —Tengo miedo de terminar antes de tiempo.

Con una sonrisa de satisfacción, ella acarició su pene con la mejilla y siguió con lo que hacía. Nicholas le apartó el pelo de la cara para poder verla dándole aquella clase de placer.

Una fantasía hecha realidad. Después de tanto tiempo. Dobló la rodilla y levantó la pierna para que _____ quedara a horcajadas encima de él, y poder sentir su húmedo sexo sobre la piel.

Ella gimió, uno de esos gemidos agudos que lo hacían perder el control y necesitar darle placer con urgencia. De inmediato, la cogió por las caderas y se la acercó.

—¿Nick? Me gustaba... —Se interrumpió al ver dónde la había colocado, con las piernas separadas a ambos lados de su cabeza. La boca de ella quedaba justo encima de la erección de él.

—Pues esto te va a encantar —gimió Nicholas antes de hundir el rostro entre los muslos femeninos y empezar a lamer aquellos rizos rubios. El sexo de _____ estaba ardiendo, y su piel era exquisitamente suave. Nick sintió que estaba en el paraíso.

Pero _____ se quedó petrificada.

—¿Nicholas? —Parecía no saber qué hacer.

Él clavó los talones en el colchón y levantó las caderas hacia arriba. Tras unos segundos de incertidumbre, ella volvió a rodear su miembro con los labios, hambrienta. La tímida virgen había desaparecido y en su lugar había una ávida y seductora valquiria dispuesta a dar tanto placer como el que iba a recibir.

Con las manos abiertas encima de las nalgas de ella, Nick la sujetó firmemente mientras la joven deslizaba su sexo por encima de los labios de él.

Cuando hundió un dedo en su interior, _____ separó más las piernas y gimió de placer. Estaba perdiendo el control. Rayos y truenos resonaban por todo el edificio, haciendo temblar las paredes.

Nick quería que aquello durase para siempre, pero él también estaba al límite. «Ella tiene que terminar primero.» Movió el dedo hacia adentro y hacia afuera, apresando al mismo tiempo el clítoris entre sus labios y recorriéndolo con la lengua.

_____ gritó y lo devoró por completo. Sus gemidos envolvían su erección y Nick cayó por el abismo. Ella alcanzó el orgasmo y él gritó y la lamió, siguiéndola al instante...

Luego se tumbó a su lado, completamente exhausta, y ambos trataron de recuperar el aliento.

—¿Quién iba a decir que los demonios eran tan deliciosos? —comentó mientras él la acurrucaba a su lado.

—Demonio. Singular. No se te vayan a ocurrir según qué ideas.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 02:53

CAPÍTULO 36 MARATÓN (3/10)

_____

Territorio del Noroeste.

Extremo de las montañas McKenzie.



El paralelo dieciséis era el último antes de llegar al círculo polar ártico.

Habían pasado el letrero hacía muchas horas.

Durante los últimos cuatro días habían estado yendo hacia las montañas canadienses. El paisaje se volvía cada vez más impresionante y hermoso, la temperatura se mantenía estable, a quince bajo cero. El sol jamás subía más alto que las copas de los árboles, y salía y se ponía cada dos horas.

En ese instante, _____ estaba esperando a Nicholas en el aparcamiento del White Tail Lodge, y todo indicaba que aquél era el último hotel que iban a encontrar antes de adentrarse en la naturaleza salvaje.

En otras palabras, antes de llegar a su destino final.

El lugar era un extraño híbrido entre una caravana y una cabaña. Al letrero del exterior le faltaban algunas letras.

A _____ se le ocurrió cómo deberían haberlo llamado: ¿Me he jugado la vida para llegar aquí?

Mientras Nick compraba algunas provisiones, ella conectó el portátil al teléfono y colgó lo que había hecho durante el día en una página a la que Tim no tenía acceso.

Lo único que le había quedado después de la traición era rabia y las ganas de terminar el código cuanto antes. Sin el obstáculo de su ex novio, _____ tenía muy pocas defensas para resistir los avances de Nicholas.

Pensó en la última vez que había visto el Veyron. Sin el apoyo del todo-terreno, se había partido en dos. Ahora, sin el sentimiento de culpabilidad y sin tener ningún compromiso con nadie, _____ se estaba enamorando del demonio...

Ella y Nicholas estaban juntos a todas horas. El dejaba encantado que le explorara el cuerpo, levantaba una rodilla para que ella tuviera más espacio y le decía que se tomara todo el tiempo que quisiera. Dormían en la misma cama. Cada noche, él la abrazaba y se la acercaba. _____ se preguntaba si sería una especie de instinto demoníaco que lo impulsaba a proteger a su hembra.

Se duchaban juntos... Uno de los mejores momentos del día para _____.

Pero Nicholas nunca trataba de hacerle el amor, ni siquiera cuando ella le insinuó que estaba dispuesta a perder su virginidad. A pesar de que sabía lo mucho que él la deseaba, seguía sin hacer nada por terminar de poseerla.

¿Era sólo porque no quería hacerle daño? El demonio sabía perfectamente que cada día que pasaba ella se hacía más fuerte. ¿Tenía miedo de que no pudiera superar la tentativa?

¿O se resistía por alguna otra razón?

Cuando Nick regresó y terminó de colocarlo todo en el maletero, _____ le preguntó: —¿Qué has comprado?

—Comida, alimentos básicos. Al parecer, los huevos y la mantequilla son oro en estas tierras. Y tantos bidones de gasolina como me han sido posibles. También he descubierto que tenemos que recorrer una carretera muy fría.

Carretera muy fría era un eufemismo para no decir que los neumáticos iban a tener que deslizarse sobre hielo.

—¿No podemos esquivarla?

—Sólo hay un modo de ir de aquí allí, mi amor.





—¿Se supone que éste es el lugar de encuentro? —Preguntó _____ esperanzada desde el todo-terreno, observando una cabaña cubierta de nieve. —Parece sacada de un calendario de fotos de invierno.

Su humor había mejorado mucho después de atravesar aquella carretera helada. El normal, pero inquietante, crujir del hielo la había asustado, y se había pasado todo el rato aferrada al salpicadero.

Un zorro saltó por encima de un banco de nieve y _____ dio unas palmas, entusiasmada.

—¡Es precioso!

A Nick le parecía todo demasiado perfecto, empezando por la nieve y terminando por la chimenea de aquella cabaña.

—¿Estás seguro de que éste es el sitio exacto? —volvió a preguntar.

—El GPS dice que sí.

—Supongo que alguien vendrá a buscarnos, ¿no? —dijo _____, dirigiéndose hacia la puerta.

Nicholas la sujetó por el brazo y la detuvo.

—Por lo que sabemos, esto bien podría ser una trampa. Voy a echar un vistazo. No entres hasta que te llame.

Nicholas se acercó y vio que la puerta estaba abierta. Entró con cuidado. El suelo de madera crujió bajo sus pies. La cabaña estaba tan limpia que incluso _____ le daría su visto bueno.

—¿Has encontrado algo? —Gritó ella desde el exterior. —¡Quiero entrar!

—Todavía no —respondió él. —Sigo buscando.

El interior era bastante sencillo, con unos pocos muebles de madera. El lugar constaba de un baño, una habitación y una cocina con un horno de leña y una bomba de agua junto al fregadero.

Había una bañera en la habitación principal, justo delante de la chimenea.

La idea de ver a _____ bañándose allí, frente al fuego...

En cada uno de sus encuentros de los últimos días, le resultaba más difícil resistirse a poseerla por completo. No podía dejar de imaginarse a sí mismo haciéndole el amor, y tenía la mente aturdida por el deseo.

Ella no dejaba de hacer insinuaciones relativas al sexo, preguntando esto y aquello, y Nick creía saber por qué.

_____ quería que él le hiciera el amor. Del todo. Se sentía honrado por ello, pero al mismo tiempo sabía que no podía hacerlo. Aun en el caso de que consiguiera no entregarla a Groot a cambio de la espada, la verdad seguía siendo que le había mentido repetidamente. Ya había hecho más de lo que ella jamás le llegaría a perdonar, se había asegurado su odio. Incluso a él le parecía mal aceptar su virginidad en esas circunstancias.

Y Nicholas quería mucho más que sexo de _____. Lo quería todo. Hacerle el amor sería sólo el principio de mucho más, no un acto del que luego sentirse culpable.

Sacudió la cabeza y se concentró en registrar bien toda la cabaña. Comprobó los dos armarios y todos los cajones de la cocina. Se encaminó hacia la chimenea, el único lugar donde no había mirado. Se agachó debajo de la campana y metió la mano hacia el tubo...

Encontró algo. Un papel pegado al interior de la chimenea. Tiró de él.

«Un mapa a la fortaleza de Groot.»

Podían emprender camino hacia allí en aquel mismo instante. Seguro que Holly querría ponerse en marcha cuanto antes, pues temía no poder retroceder el proceso de transformación. Pero Nick necesitaba ganar un poco más de tiempo para ver si Rók conseguía echarle un cable.

E incluso si Rók fallara, cada segundo que pudiera retrasar a Holly hacía que el cambio hacia su inmortalidad estuviera más arraigado en ella. La hacía más fuerte, y menos vulnerable.

Decidido a esconder el mapa, Nicholas se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta.

—¿Qué tienes ahí?

_____ estaba justo detrás de él.

—Un mapa del camino al escondite de Groot —contestó, tras dudar unos segundos.

—¿Cuándo nos vamos?

—Todavía tenemos dos semanas de margen para llegar allí. Tal vez podríamos quedarnos un par de días aquí para descansar del viaje.

—De acuerdo —respondió ella, sorprendiéndolo. —Me encantaría darme un baño.

Nick se pasó la mano por la boca.





A pesar de que Nicholas estaba impaciente por llegar allí, ahora se hacía el remolón. Y a _____ le pareció bien, pues también ella tenía ganas de quedarse en aquella preciosa cabaña.

En el armario encontró mantas, sábanas limpias y una alfombra peluda, todo perfectamente embolsado. Cuando lo hubiera desembalado todo y ordenado a su gusto, quedaría perfecto.

Nicholas entró en la casa las lámparas de queroseno y las provisiones, y luego salió a cortar leña. Regresó con la suficiente como para calentar el agua de la bañera y encender la chimenea, y después fue a por más.

Mientras _____ deshacía el equipaje y ordenaba la comida, miraba al demonio por la ventana, y perdió la noción del tiempo. Ver a aquel magnífico espécimen cortando leña en mitad de la nieve le hizo sentir una punzada en el corazón. Le encantaba el modo en que se movía, con tanta precisión y seguridad en sí mismo. Y ahora que sabía cómo era cada centímetro de su cuerpo todavía disfrutaba más contemplándolo.

_____ lo quería todo de él, y Nicholas se negaba a dárselo. Se llamaba a sí mismo «su demonio», pero todavía no lo era. No del todo.

«Deseo.» Le gustaría hablar con alguien, tener a quién preguntar.

Frunció el ceño al oír sonar su nuevo teléfono. El único que sabía el número era Nicholas, y podía ver que seguía fuera, cortando leña.

—¿Hola? —respondió _____.

—¿Querías hablar conmigo? —preguntó Nix.

—¿Cómo sabías...? Bueno, déjalo. ¿Sabes dónde estoy?

—Sé que está nevando y que hace mucho frío. Perfecto para acurrucarte con tu demonio. ¿Has decidido si te vas a quedar con él? ¿O es demasiado grande para ser domesticado?

—Me gusta estar con él —suspiró _____, —y creo que quiero quedarme a su lado. Pero eso significa que tendría que seguir siendo inmortal.

Por desgracia, si decidía seguir siendo valquiria, también continuaría siendo la Vestal. Y situaciones como la que había vivido en el puente de la Dama Sonriente seguirían produciéndose a su alrededor.

—¿Y qué vas a hacer?

«Quiero quedarme con Nicholas...» —Creo que por ahora voy a quedarme tal como estoy.

—¡Sabía que acabaríamos por convencerte! Me alegro, pues ya has completado el proceso de transformación. _____ llevaba días sospechándolo.

—¿Y qué pasará con el trato que tenemos con Groot? Nicholas seguirá obteniendo la espada a cambio, ¿no?

—Por supuesto. Y dime, ¿para cuándo tendrá la tiíta Nix un par de pequeños valmonios?

—¿Valmonios... ? Oh, ya lo pillo. Una valquiria y un demonio. Ja, ja. Yo que tú esperaría sentada. El no... Bueno, él se niega a hacer el amor conmigo.

—¿Por qué? Eso no parece propio de Nicholas en absoluto.

_____ abrió los ojos asombrada.

—Dice que no quiere arriesgarse, que se transformaría por completo en demonio.

—Sí, pero, ¿y tú qué quieres? Sigue tu instinto. ¿Qué te está diciendo?

_____ volvió a mirar por la ventana. «Deseo.»

—No me dice nada, me está gritando que haga el amor con él. Pero no me estoy tomando nada. Y digamos que él no puede ir a la gasolinera más cercana a por condones.

A _____ ya se le había retrasado la regla, seguro que debido al estrés, así que no estaba ovulando, ¿no? Incluso lo había consultado en Internet. En dos páginas distintas. No creía que tuviera ninguna posibilidad de quedarse embarazada, pero en caso de que eso sucediera...

—¿Sería tan malo tener un bebé valmonio? —preguntó Nix.

De entrada, la idea la dejó desconcertada, pero cuanto más pensaba en ello más le gustaba.

¿Por qué iba _____ a tener tanta fuerza si no tenía a nadie a quien proteger? ¿De qué le servía tener el control de toda la fortuna familiar si no tenía a nadie con quien compartirla?

Y no era que tuviera que esperar a que le sucedieran ciertas cosas en la vida antes de tener un hijo. Ahora iba a vivir para siempre. Si quisiera aceptar algún trabajo estresante y demostrarse algo a sí misma, lo mismo podría hacerlo al cabo de dieciocho o diecinueve años como entonces.

—Eso no tiene importancia —contestó _____ con un suspiro. —Nick no quiere. —En cada uno de sus encuentros, había dejado claro que era capaz de controlarse.

—Estoy confusa. Nicholas es un demonio cuyo instinto natural lo lleva a satisfacer a su compañera. Tú eres su compañera. Hará cualquier cosa que le pidas.

—¿Qué quieres decir?

—Querida, ha llegado el momento de que cojas a tu demonio por los cuernos.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:01

CAPÍTULO 37 MARATÓN (4/10)

_____

—Hemos llegado aquí justo a tiempo. Las tormentas empiezan a viajar hacia el sur... —Nicholas se detuvo al ver a _____ tumbada en la bañera llevando sólo las perlas.

Ella extendió un dedo y le hizo señas con él de que se acercara.

—Hay sitio de sobra para dos. —El vapor flotaba a su alrededor y el fuego resplandecía sobre su piel... igual que Nicholas se lo había imaginado antes.

—No tendrás que pedírmelo dos veces. —Tiró los troncos que llevaba en los brazos y se quitó la ropa.

—¿Tenemos bastante leña para toda la noche?

Metiéndose en el agua detrás de ella, la deslizó entre sus piernas hasta sentir que las suaves curvas del trasero de la joven se pegaban a su erección.

—Yo te mantendré abrigada. No te preocupes por eso —contestó, besándole el cuello hasta hacerla estremecer.

Luego deslizó despacio una mano hacia el sexo de _____, acariciándolo suavemente durante mucho rato. Cuando deslizó un dedo en su interior, descubrió que ya estaba húmeda y ansiosa. Con un gemido, _____ separó las piernas encima de las suyas.

Con la otra mano, Nicholas le acarició los pechos, primero uno y luego el otro, deslizando los pezones entre el pulgar y el índice. Ella echó los brazos hacia atrás y entrelazó los dedos en la nuca de él.

Cuando Nicholas le rozó el clítoris con la palma de la mano, la muchacha empezó a mover las caderas, así que Nick deslizó otro dedo en su sexo.

_____ arqueó la espalda, pegando su trasero al pene de Nick. Él se quedó sin aliento al sentir cómo la punta del mismo acariciaba aquellas curvas. Podría deslizarse hacia atrás y penetrarla sin demasiada dificultad. Y sabía que ella lo aceptaría dichosa...

Como si pudiera leerle la mente, _____ murmuró:

—Nicholas, quiero que me hagas el amor.

Esa escena estaba sacada de una de sus mejores fantasías... y allí era donde debía quedarse. Pero ¿cuántas veces sería capaz de resistir antes de perder el control?

—No puedo. No quiero hacerte daño. —No se refería sólo al aspecto físico. Quizá no había tenido elección a la hora de mentirle, pero eso sí podía evitarlo.

Con mucho cuidado, Nick apartó la mano y _____ se dio la vuelta entre sus piernas. Sus pechos acariciaron el torso de él.

—¿Ése es el único motivo?

—Tú no te estás tomando la píldora, y eres la Vestal...

—No estoy en los días fértiles del mes. Pero aunque lo estuviera, tampoco sería el fin del mundo.

—Tal vez lo sería si yo fuera el padre. ¿Te acuerdas de eso que te dije sobre si el padre del niño era malvado?

—Tú no eres malvado.

Seguro que no seguiría opinando lo mismo al cabo de unos días.

—_____, ni te lo imaginas. —La apartó y salió de la bañera, y de un manotazo cogió una toalla que había encima de una silla.

—Mira, no podrás convencerme de eso, así que ni siquiera lo intentes. Es por lo de quedar embarazada, ¿no? Sé que es un tema muy serio. Pero yo no te exigiría nada...

Él echó los hombros hacia atrás y entrecerró los ojos.

—¿Crees que no podría hacerme cargo de mi compañera y mi hijo?

Tan pronto como dijo esas palabras, Nick se quedó inmóvil, igual que le había sucedido en el puente, hablando con Miley. «Es tan obvio.» ¿Por qué sentía como si por fin todas las piezas hubieran encajado?

—Por supuesto que podrías. Es sólo que...

—Eso no tiene nada que ver con lo otro. Tú no me has visto en mi peor momento. _____, podría matarte.

—No, Nicholas. —Salió de la bañera y cogió un tronco. —No podrías. —Se lo acercó al antebrazo.

—¡_____! ¿Qué estás...? —Se detuvo al ver que el corte que acababa de hacerse empezaba a cicatrizar.

—No puedes hacerme daño. Ahora soy inmortal.

—Pero la transformación... creía que tú no querías.

Ella se le acercó, gotas de agua resbalaban por todo su cuerpo.

—Quiero quedarme así. —Tenía los ojos plateados. Nick no podía apartar la vista, no podía alejarse, ni siquiera cuando ella deslizó una mano por debajo de la toalla y empezó a acariciarlo.

—¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? —«Di que he sido yo. ¡Di que he sido yo!»

—Tú. Quiero estar contigo, del todo. Quiero hacer el amor contigo.

Eso era lo que había soñado con oírle decir algún día. Y a pesar de todo, se obligó a contestar: —Eso no pasará, _____.





Ella trató de razonar con Nicholas, pero éste se mantuvo firme. Había llegado el momento de jugar sucio.

—Bien, tú ganas. —Le recorrió la erección con los nudillos, arriba y abajo, y le quitó la toalla. —Limitémonos a relajarnos un poco.

Dibujó un camino de besos por el torso del demonio hasta el ombligo y se arrodilló delante de él encima de la alfombra. Con las palmas sobre sus pectorales, le rodeó el pene con los labios, besándole la punta.

—Oh, _____, esto es... —Hundiendo los dedos en su melena le guió la cabeza. —Dios, me gusta tanto cuando me haces esto...

Pronto empezó a mover las caderas igual que hacía cuando estaba al límite de su control. Tensó todo el cuerpo, y su miembro se estremeció.

_____ deslizó las manos hacia los tobillos del demonio. Se los sujetó y tiró de él con todas sus fuerzas.

Lo cogió desprevenido, y lo hizo caer de espaldas al suelo. —¡_____! —rugió. —¿Qué diablos estás...? Ella se sentó a horcajadas encima de él.





Nicholas la lanzó sobre la alfombra.

—¿Es así como quieres jugar? —No reconoció su propia voz de tan ronca como le salió.

Le sujetó los brazos por encima de la cabeza, su erección húmeda contra el sexo de ella, haciendo que ambos se estremecieran de deseo. _____ arqueó las caderas al mismo tiempo, a punto de condenarlos a los dos, porque durante un glorioso instante la punta de él acarició la entrada de su cuerpo.

Nicholas deslizó la vista del rostro de _____ hacia sus pechos, que subían y bajaban con sus jadeos. Con un gemido, agachó la cabeza y se los besó.

Mientras le recorría uno de los pezones con la lengua, no pudo evitar mover las caderas y deslizar su erección por encima del sexo de ella. Ansiando sentir de nuevo aquella húmeda conexión.

_____ también la estaba buscando, arqueándose hacia él. —Nicholas... por favor. —No sabía cómo pedirle lo que tanto necesitaba.

—¿Te duele?

—¡Sí!

El volvió a mover las caderas, arriba y abajo... y aquella estrechez empezó a envolverlo, a enseñarle durante unos segundos cuan maravilloso podía llegar a ser.

—¿Necesitas que esté dentro de ti? —¿Por qué la estaba torturando de ese modo si en realidad no tenía intenciones de poseerla por completo?. —¿Estás lo suficientemente húmeda como para hacerlo?

—Sí... —gimió ella.

Y junto al oído, Nicholas le susurró:

—¿Quieres que me deslice en tu interior? ¿Que te haga el amor hasta que absorbas toda mi esencia?

Al oír eso, _____ empezó a mover la cabeza de un lado hacia el otro, su melena esparciéndose por la alfombra.

—¿Por qué, Nicholas?

Él no sabía por qué la estaba atormentando. Necesitaba algo de ella. Lamiéndole el pecho trató de entender esa necesidad. Era un ansia, el anhelo de algo más aparte de la relación física que existía entre los dos.

¡No! Lo único que debía hacer era detener todo aquello. Pero ¿por qué? No podía hacerle daño. _____ era inmortal. Quería serlo porque él también lo era.

—Por favor...

Estaba húmeda por él, suplicándole que le hiciera el amor...

Nick trató de recordar los motivos por los que eso le parecía una mala idea. Pero llevaba demasiado tiempo deseándola.

—Suéltame —murmuró ella. —Me portaré bien.

Nick le soltó las manos, y deslizó las suyas hacia sus nalgas para poderla acariciar.

—¡Dios! —exclamó cuando con el pene volvió a rozarle el sexo. La esencia que desprendía el deseo de su compañera, aquellos gemidos desgarradores... no podía seguir resistiéndolos. Empezó a transformarse. —Voy... a perder el control.

De repente, quería morderla, derramarse en su interior, marcarla como suya.

«¡No! No puedo tener lo que más deseo...» Empezó a apartarse...

_____ lo sujetó por los cuernos y se aferró a ellos con fuerza.

—Dios —gimió él, poniendo los ojos en blanco. Demasiado aturdido para hablar, para moverse.

Ella volvió a guiarlo hacia su cuerpo.

—Te necesito dentro de mí. —Y cuando Nick volvió a tratar de apartarse, _____ dio el tirón definitivo.

Lo que significó que la suerte estaba echada.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:04

CAPÍTULO 38 MARATÓN (5/10)



—¡Suéltame! —suplicó él con voz ronca.

Cuando _____ lo cogió por los cuernos él casi se había vuelto loco. Todo su cuerpo se estremeció encima del de ella. Ahora tenía los ojos vidriosos, como si estuviera hipnotizado.

—Nicholas, te deseo.

Con las rodillas, le separó los muslos, y se cernió sobre ella, respirando cerca de su oído. —No quiero hacerte daño.

—¡Ahora me lo estás haciendo!

De repente, él buscó su erección y la guió hacia el interior de la joven.

—_____... —gimió al deslizar la punta dentro. —Te necesito tanto...

—Entonces hazlo —le pidió ella, arqueando la espalda.

Centímetro a centímetro, Nick la fue penetrando, ensanchándola, llenándola.

—Eres tan pequeña... tan estrecha. —Tenía la frente cubierta de sudor. Las cejas juntas, como si estuviera sufriendo, pero los ojos cerrados, saboreando el momento.

_____ le necesitaba, estaba desesperada por él, pero le dolía. Si hubiera hecho eso antes de convertirse en inmortal, probablemente se hubiera desmayado de dolor.

Ahora se limitó a apretar los dientes, rezando para que su cuerpo lo aceptara. Ansiosa por superar esa etapa y poder volver a sentir placer.

Nicholas empezó a transformarse, los cuernos que ella todavía sujetaba crecieron. La piel también le estaba cambiando. Él le había dicho que era para atraer a las hembras, pero no le había dicho que la volvería loca.

A medida que iba quedando empapado de sudor, Nick se iba oscureciendo hasta que su piel adquirió un tono rojizo oscuro que hizo que _____ se muriera de ganas de recorrerlo con la lengua, de saborearlo.

Le soltó los cuernos para poder acariciar aquel magnífico cuerpo, y se incorporó un poco para poder tocarle el torso con la lengua y darle un mordisco. El sexo de ella se humedeció al instante y el dolor empezó a retroceder.

—Eso es. Siénteme dentro de ti. —Cuando Nick abrió los ojos, los tenía completamente negros, y los clavó en los de ella. —¿Vas a ser mía?

—¡Sí! —Aquello era mucho más que sexo, mucho más que entregarle su virginidad. El la estaba haciendo suya, y _____ quería serlo.

Posesión. Había leído claramente el mensaje en los ojos de Nick.

—Jamás te dejaré ir —susurró él en voz baja, casi dolorosa.

—Jamás querré que lo hagas —contestó ella.

Cuando el pene de Nick llegó a lo más profundo de su cuerpo, el demonio ya se había transformado por completo.

La luz del fuego se reflejaba sobre su musculosa y apretada piel oscura. En ese estado, su rostro tenía las facciones más duras, más brutales, pero a ella seguía pareciéndole increíblemente hermoso. Tenía los ojos llenos de deseo y de promesas salvajes. La esclava que lucía en el bíceps destellaba bajo la luz.

Un demonio con un anhelo inmortal estaba en su interior. _____ no tenía miedo, lo quería para ella sola con una intensidad desesperada.

Por fin, él empujó una vez más y se inclinó hacia adelante. —Mía —gimió.

Ella gritó de dolor. Pero se oyó decir a sí misma: —¡Hazlo otra vez!

Nick retrocedió de nuevo y luego volvió a arremeter con más fuerza. El placer eliminó cualquier rastro de incomodidad y el demonio repitió el movimiento una y otra vez.

_____ no comprendía ni la mitad de lo que estaba sucediendo, sólo sabía que todo estaba yendo demasiado rápido. Ella también se estaba transformando; sus uñas se convirtieron en garras, que hundió en las musculosas nalgas de Nicholas, animándolo a que siguiera. Se le aceleró la respiración y el aire se cargó de electricidad.

El se había transformado, y no sólo en su aspecto. La agresividad del demonio iba en aumento, cada vez era más rudo, más exigente.

—Necesito... más. Necesito estar todo yo dentro de ti. —Era más terrenal, más animal, y hacía que ella quisiera serlo también. —¡Más! —Movió las caderas con más fuerza.

_____ gritó de placer.

—Arquea la espalda.

Lo hizo, y él la levantó por las caderas y la pegó completamente a él. —¡Sí!

Nicholas hundió los dedos en el pelo de ella, acunándole la cabeza con una mano. Con la otra le recorrió la espalda hasta alcanzar las nalgas, y la apretó contra sí mientras la poseía. Le susurró al oído:

—Me vas a llevar hasta lo más hondo de ti... y luego me harás perder el control.

Ella gimió al oír esas palabras, y se movió entre sus brazos.

—Nicholas...





El placer era tan intenso que rozaba el dolor. Pero tan desconocido como si nunca antes hubiera practicado sexo.

Nicholas jamás se había imaginado que pudiese estar tan excitado. Nunca había tenido que apretar los dientes para evitar que el semen escapara de su cuerpo.

La tensión que emanaba del sexo de _____ parecía exigirle que lo hiciera. El calor que desprendía...

Colocado encima de ella podía rozarle los pechos con el torso. La muchacha tenía la espalda arqueada, los senos levantados.

A Nicholas lo guiaba su instinto. Deslizó la mirada hacia la suave piel femenina, a la zona entre el cuello y el hombro, justo por debajo del collar de perlas.

—_____... no puedo detenerme.

—¡No lo hagas!

—Mía. —Y hundió los colmillos en su cuello.

Ella dejó caer los brazos, su cuerpo se quedó inmóvil mientras el de él se movía. Gritó de placer al alcanzar el orgasmo.

El sexo de _____ se apretó alrededor de la erección de Nick, ansioso del semen que él por fin podía darle.

Un Nicholas ya sin sentido siguió haciéndole el amor una y otra vez. El ansia, la presión, el anhelo que sentía... La necesidad de eyacular lo había enloquecido y movía las caderas sin control. Le soltó el cuello y echó la cabeza hacia atrás para gritar al alcanzar por primera vez un orgasmo completamente satisfactorio.

Arqueó la espalda completamente, sin poder dejar de moverse, a medida que las oleadas de placer lo sacudían.

La había hecho suya.

«_____ es mía... al fin.»

Se desplomó encima de ella, respirando entrecortadamente junto al cuello marcado de su compañera.

Cuando empezó a recuperar el sentido, se incorporó un poco para ver si le había hecho daño, con una disculpa ya en los labios.

—_____, yo... —Se detuvo al verle la expresión. Parecía hambrienta de él.

—¿Eso es todo lo que tienes? —le preguntó con un ronroneo.

Nick abrió los ojos unos segundos para luego entrecerrarlos. —Oh, tengo más, pequeña. —La sujetó por la nuca. —Mucho más.

—Entonces, veámoslo. —Le clavó las uñas en las nalgas. El contuvo el aliento y su erección volvió a la vida.

—Más tarde te haré el amor despacio, pero ahora mismo necesito comprobar cuan hábil es tu sexy cuerpecito...

—Trata de seguirme el ritmo, demonio.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:10

CAPÍTULO 39 MARATÓN (6/10)



La había dejado agotada. _____ dormía profundamente a su lado, con un brazo sobre su pecho mientras él le acariciaba el pelo.

Nick no había tenido piedad, proporcionándole un orgasmo tras otro. Quería que ella recordara esa noche durante el resto de su vida.

Le dio un beso en el hombro, en el lugar donde la había mordido, y le alegró ver que había empezado a curársele. La transición de _____ había finalizado. Era inmortal. Su pequeña inmortal.

La había hecho suya. No había marcha atrás, aun en el caso de que Nick quisiera. Y no quería.

Por la mañana, ya recordaría todos los motivos por los que aquello había sido tan mala idea, pero por el momento se negó a planteárselo, y se regaló esa noche.

Lleno de satisfacción, llevaba más de media hora sonriendo. La recatada señorita _____ se había abalanzado sobre él hasta conseguir que aquel viejo demonio se sintiera como un adolescente. Era una seductora nata, y no le ocultaba ninguna de sus reacciones.

Incluso con sus perlas de niña buena.

El jamás había imaginado una sensación como aquélla. ¿Y si la había dejado embarazada? Volvió a sonreír. «Mi compañera y mi hijo.»

Si _____ creía que Nick podía agotar su paciencia, habría que ver qué podía llegar a hacer un pequeño demonio.

Podían tener hijas valquirias e hijos demonios...

Sonó su móvil devolviéndolo a la no tan feliz realidad. Se arrastró fuera de la cama para contestar, consciente de quién sería.

Rók lo llamaba a menudo y nunca era para darle buenas noticias...

—¿Qué tienes para mí? —preguntó Nick.

—No demasiado. Es como si alguien los avisara. Cada vez que nos acercamos a Néomi...

La fecha límite se estaba aproximando. Cada noche que pasaba sin que sus hombres encontraran a la novia del vampiro las esperanzas de Nicholas se iban esfumando. ¿Debía insistir en que siguieran rastreando la ciudad?

¿O debería dar forma a aquella idea tan arriesgada y asaltar la fortaleza del hechicero?

—Lo intentaremos durante siete noches más.





—Me siento... ¿feliz? —preguntó _____ en voz alta con expresión perpleja. Sí, eso era lo que había estado sintiendo durante toda aquella semana que habían pasado en la cabaña. Felicidad.

Se levantó, tenía el ordenador cargándose en el coche y se dio cuenta de que no tenía ganas de ponerse a limpiar. «Esto sí que es una novedad.»

Y tal vez fuera algo más que simplemente feliz.

Los padres de _____ habían disfrutado de un amor de los que sólo salen en los libros. Tal vez eso sucedía con más frecuencia de lo que creía.

«Quizá me esté sucediendo a mí...»

Su demonio sólo llevaba una hora fuera de casa —había ido a pescar en el hielo, —y ya le echaba de menos; echaba de menos su voz ronca y sus fuertes pisadas. Era adicta a su olor; invierno, pino y Nicholas.

Antes de irse, él le había dicho:

—Si yo tengo que salir a pescar, y luego también tengo que limpiar y cocinar el pescado, lo menos que puedes hacer tú es comértelo.

Por él iba a intentarlo.

La semana que había pasado con el demonio había sido increíble. Había experimentado en su propia piel lo que significaba que interrumpieran su rutina para hacer el amor. De hecho, Nicholas hacía eso cada vez que la veía, estuviera donde estuviese.

Era insaciable. Se excitaba incluso dormido. Su erección se erguía junto a sus nalgas, y él le susurraba al oído al mismo tiempo que se mecía pegado a ella.

_____ también se había despertado más de una vez buscándolo, cosa que a Nick lo había hecho inmensamente feliz.

Lo más raro del sexo era que _____ no tenía ninguna manía al respecto. En ese aspecto era completamente normal.

Bueno, si se podía llamar normal a la necesidad que sentía de ser dominada por un demonio.

Por otra parte, Nicholas había seguido entrenándola, practicando con la espada y con el diamante. Ella podía dejar de mirar el anillo tres veces de cada diez, pero sólo si él amenazaba con romperle el ordenador.

Iban a cazar y jugaban al escondite. La visión nocturna de _____ era casi perfecta, y podía saltar seis metros en el aire sin ni siquiera planteárselo. Nicholas le había enseñado que, frotándose la piel con agujas de pino, podía ocultar su olor corporal, y _____ había aprendido a ser tan sigilosa que incluso había conseguido pillarlo desprevenido.

Además, seguía trabajando en su código, esforzándose para ver si conseguía terminarlo para cuando aquella misión llegara a su final y poder así disfrutar de su demonio.

Sólo había dos cosas que ensombrecían su felicidad. La primera, las misteriosas llamadas que Nick recibía a diario. Salía fuera y ella lo oía hablar en demoníaco, caminando de un lado a otro entre los árboles. Cuando regresaba, siempre estaba tenso y distante, y tardaba un rato en volver a relajarse.

La segunda era la actitud de él respecto al futuro. El acoso a que la había sometido en otras épocas había... desaparecido.

Incluso después de «hacerla suya», seguía sin hablar de su futuro. Y esquivaba el tema siempre que _____ lo sacaba. Al principio, ella se había sentido insegura, y llegó a preguntarse si habría hecho algo que pudiera enfadarlo.

Pero luego decidió que ésa era una idea ridícula. Eran felices juntos, mejores personas que cuando estaban el uno sin el otro.

No, _____ estaba segura de que Nicholas la quería tanto como ella a él.

«Interesante...»

—¿Me has echado de menos, princesa? —le preguntó desde la puerta.

Ella corrió y saltó a sus brazos. —Muchísimo.

—Tengo una sorpresa para ti.

—Déjame adivinar... ¿un pez?

Nick le mordió la oreja, cosa que siempre la hacía estremecer.

—Coge tu equipo y ven afuera. Hace buen día. La sorpresa era un saco lleno de nieve, colgando de una rama.

—Vaya, Nicholas. Yo no te he comprado nada.

—Es para que practiques con la espada.

Ella cogió el arma con un largo suspiro, a pesar de que en el fondo le encantaba entrenar.

Y él, mientras limpiaba el pescado, le iba dando órdenes.

—Avanza, golpea, defiende, gira, golpea. Precioso. Eso es, princesa.

A pesar del seco aire ártico, _____ sudó un poco. Cada vez lo hacía mejor. Incluso Nick le había dicho que era más diestra que alguno de los guerreros a los que había tenido que enfrentarse en el campo de batalla.

_____ no sabía si eso era verdad, pero sí sabía que ya no daba pena verla.

—Técnicas de espada poco ortodoxas —dijo Nicholas. —Dime dos.

Mientras ella seguía atacando el saco de nieve, le respondió.

—Obstruir la vista de mi enemigo lanzándole algo, como por ejemplo una chaqueta, en la cara, o arena en los ojos. Y dos, herirlo en la pierna que mantiene avanzada.

—¿Por qué?

—Porque tengo que hacerlo sangrar como pueda... porque la sangre equivale a la fuerza.

—Muy bien. Te diré otra más. A veces, es bueno dejar que te peguen para saber qué esperar de tu contrincante, para hacerle creer que eres débil —explicó el demonio. —Así se confían, en especial frente a una cosita delicada como tú.

_____ asintió.

—O puedes fingir que estás herida. Igual que los animales que simulan una cojera para atraer a un depredador. Sacrificas algo pequeño para obtener algo mucho mayor.

Ella se quedó quieta y su mente salió disparada.

—Oh, Dios mío, ¡eso es!

—¿Qué pasa?

—Mi código... cómo distinguir los programas amigos de los enemigos. ¡Sacrificar algo pequeño! En la criptografía cuántica no se puede medir ni detectar nada con un sistema de diálogo sin entorpecer el sistema, por eso, si un sistema ajeno...

—¿Si...?

—¡Si sabes que un hacker está allí, pues le dejas entrar! ¡Dejas que se lleve la información! Él se pondrá más agresivo, y seguirá la fuerza bruta informática, y luego tú te los cargas a todos. No hace falta tener un código indescifrable. Lo único que hay que hacer es infectar tu propia información, diseñarla de tal modo que, cuando salga de tu sistema, no pueda sobrevivir. Se borrará sola, junto con todo lo que tenga alrededor.

—¡Vamos! —le ordenó él. —Deja de jugar con la espada y ponte a trabajar.

Riéndose, _____ fue en busca de su portátil.

—Pero recuerda... —gritó Nick, —está claro que el sexo va bien para las matemáticas. Ergo...





Más tarde, esa misma noche, ambos estaban tumbados en la cama. Ella le recorría el torso con los dedos.

—Te estás haciendo el remolón para no ir a la fortaleza de Groot —le dijo.

—Aún faltan varios días para que salga la luna llena y venza el plazo. Y sólo se tarda un día y medio en llegar allí. Antes tenía prisa por ti. Ahora que quieres seguir siendo una valquiria, tenemos tiempo de sobra.

—Entonces, háblame. Cuéntame más cosas sobre ti, como por ejemplo por qué crees que es culpa tuya que tu hermano se quedara sin corona.

A Nick le gustó cómo formuló esa frase, como si estuviera convencida de que no había sido así.

—Se suponía que tenía que regresar a Tornin, la capital de Rothkalina, para ejercer de regente hasta que Rydstrom volviera de la guerra contra la Horda de los vampiros. No lo hice. Era feliz con mi familia adoptiva y ellos me necesitaban.

—¿Y por eso te culpan? —preguntó incrédula.

—Omort interpretó eso como un símbolo de debilidad y atacó Tornin.

Nick trató de decirse que no había sido culpa suya, se repitió que habían coincidido miles de factores, pero a lo largo de los años había visto que la más pequeña cosa podía causar grandes catástrofes.

—Espera un momento, ¿has dicho familia adoptiva? ¿Tenías hermanos o hermanas?

—Los tenía. —Tragó saliva. —Pero fueron asesinados por el ejército de Omort.

—Oh, Dios, Nicholas, lo siento muchísimo.

—Unos zombies atacaron nuestra granja.

—He leído sobre ellos. Un hechicero reanima varios cadáveres y los despierta de entre los muertos, ¿no?

El asintió.

—Dado que la criatura ya está muerta es imposible matarla.

—¿Cómo se lucha contra ellos?

—Sólo puedes destruirlos matando al hechicero que los creó. Lo cual es un problema, dado que Omort no puede morir decapitado ni por un fuego sobrenatural.

—¿También te culpas por la muerte de tu familia adoptiva? —preguntó _____.

El asintió, serio.

—¿Has llevado todo ese sentimiento de culpa sobre los hombros durante novecientos años? —le preguntó ella con expresión compasiva. —¿Y qué me dices de eso de que «el tiempo lo cura todo»?

Nick buscó sus ojos con los suyos.

—Que es mentira.





—Quiero luchar —le dijo Nick a Rók cuando _____ se quedó dormida. —Poneos en marcha.

—¿Estás seguro? Piensa en todo lo que puede salir mal si no tenemos éxito. Estás poniendo en peligro la vida de tu hermano y la libertad de todo tu reino por una hembra.

—No es una hembra. Es mi compañera. —Esa noche se había dado cuenta de que si _____ resultaba herida estando con él, volvería a cometer el mismo error del que llevaba casi mil años culpándose: fallarle a un ser querido.

—Dame una noche más —pidió Rók. —Si fuera necesario, podemos llegar a tus coordenadas en catorce horas.

«¿Seguir buscando a la mortal o dar un paso adelante?»

—No, se nos acaba el tiempo —contestó Nick. —No puedo correr el riesgo. Vamos a la guerra.

Después de colgar, volvió a la cama junto a _____, y se la quedó mirando mientras ella dormía plácidamente.

¿Qué pasaba por aquella increíble cabecita que hacía que se le abrazara con tanta tranquilidad? ¿Estaría soñando con códigos y fórmulas matemáticas?

¿Estaría soñando con él?

Holly dormía profundamente, convencida de que Nicholas la mantendría a salvo. Le acarició el brazo con los dedos y murmuró: —Voy a luchar por ti.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:13

CAPÍTULO 40 MARATÓN (7/10)



—¿Qué diablos quieres decir con que no podéis llegar hasta aquí? —gritó Nick al teléfono. El plazo vencía al día siguiente. —Sois todos unos jodidos mercenarios; estoy listo para ir a la guerra.

—La carretera ha volado por los aires —contestó Rók, gritando por encima de lo que parecía ser un viento huracanado. —Es el único modo de llegar hasta dónde estás.

—¿Y qué me dices de ir hacia el oeste y luego subir por el norte? —Nick caminó nervioso por la nieve, dando manotazos a las ramas.

—Podríamos intentarlo, pero es imposible que llegáramos a tiempo.

—¿Y rastrear hasta...?

—Sólo podemos rastrear hasta donde alcanza la vista, lo que ahora mismo es medio metro —lo interrumpió Rók. Nick oyó un portazo y el ruido de fondo disminuyó un poco. —La nieve nos deja sin visibilidad. Y ya he hablado con el del helicóptero. Tardaríamos un día en llegar hasta allí.

Nick dio un puñetazo a un árbol.

—Lo siento, amigo mío —continuó Rók, —pero estás solo. Tienes que llevar a tu compañera a la fortaleza de Groot e intercambiarla por la espada. No tienes elección.

«Claro que tengo una jodida elección.» A la mierda con la nobleza. A la mierda con la generosidad. «Eso a mí no me importa.»

Volvería a dar la espalda a todo el mundo, igual que había hecho antes. «Lo único que quiero es huir con ella.»

Encontraría otro modo de liberar a Rydstrom de Sabine. Y después, su hermano tendría que aprender a vivir sin su corona.

—No estoy diciendo que tengas que entregar a _____ de verdad —dijo Rók.

—Si la llevo cerca de Groot pondré su vida en peligro. No puedo hacer eso. No quiero.

—Mira. No quería decirte esto, pero hay más en juego de lo que te imaginas. La noticia de que Rydstrom ha desaparecido ha empezado a circular. Muchos demonios del reino están esperando a ver cómo termina todo esto. Nick, están listos para ir a la guerra.

—¿Qué quieres decir? —Su pueblo había sido tan brutalmente castigado que ya no tenía fuerzas para otra revuelta.

—Si puedes hacerte con esa espada, lo interpretarán como la confirmación de que una revolución es posible. La espada se ha convertido en un símbolo, en una bandera. Quieren ver si cuando uno de los Jonas está imposibilitado, el otro es capaz de hacerse cargo de todo.

«Como si ya no tuviera bastante presión...»

—Y tengo que decirte otra cosa, hay un montón de apuestas sobre si la oveja negra de la familia podrá salvar la situación o no. Así que éste es el plan: tienes que convencer a Groot de que vas allí sólo para entregarle la mercancía, recibir tu parte del trato y luego largarte. Si no lo convences de eso, no te dará la espada. Tienes que hacerlo, y luego matarlo con ella.

—¿Sabes cuántas cosas pueden salir mal en este plan tuyo?

—Lo sé, digamos, por poner un ejemplo, que Groot se pone suspicaz y hace que sus guardias te escolten —dijo Rók. —A esas alturas, seguro que para proteger a tu compañera serás capaz de transformarte en demonio. Cuando estás en ese estado, tú solo puedes cargarte a todo un ejército. Y de ese modo podrás también sacar a _____ de allí.

Comportarse como si sólo fuera una cuestión de negocios, coger la espada, matar a Groot... sonaba tan fácil.

—Pero si todo se va a la mierda, _____ tendrá que pagar las consecuencias —dijo Nick, frotándose la cara con la mano. —¿Tú lo harías si estuvieras en mi lugar?

—No soy el más indicado para responder a eso. Yo no puedo comprender que lo que sientes por _____ sea tan fuerte que te haga dudar entre ella y tu reino, y peor aún, entre ella y la vida de tu hermano.

Nicholas había nacido para proteger a su compañera, y ahora se estaba planteando llevarla al mismísimo infierno. Estaba pensando en la posibilidad de traicionarla de un modo imperdonable.

Para persuadir a Groot de que todo aquello era sólo una cuestión de negocios, tendría que comportarse como un mercenario sin escrúpulos. Uno capaz de engañar a una hembra inocente.

Lo que en cierto modo era verdad.

—Desde que te exiliaron —añadió Rók, —tú nunca has regresado a Rothkalina, pero yo sí. Las cosas... no están bien. Mucha gente cuenta contigo.

Nick tragó saliva.

«Ahora, por fin, después de tantos años, tengo la posibilidad de expiar mis pecados.»

—Rydstrom también cuenta contigo. Ahora mismo, tu hermano está prisionero en algún lugar, rezando en secreto para que salgas adelante. A pesar de que está convencido de que no lo harás.

Sin avisar, el recuerdo de aquella noche del pasado apareció en su memoria, una noche llena de angustia y remordimientos, de un dolor como nunca antes había conocido.

Cuando Nick fue a enterrar a su familia adoptiva, Rydstrom fue con él. Sin decir una palabra, cogió otra pala y trabajaron juntos, hombro con hombro.

Nick le había costado la corona a Rydstrom, y éste lo ayudó, sin decir nada, a superar el peor momento de toda su vida, a hacer lo más difícil que había tenido que hacer nunca...

Volvió a la cama y se tumbó junto a _____, pegando su cuerpo desnudo al de ella.

La acunó contra él como siempre hacía. Fuera, el viento del ártico seguía soplando, sacudiendo la cabaña, pero ella se sentía a salvo, protegida por su demonio.

Era incapaz de imaginarse una noche sin él. Antes de quedarse de nuevo dormida, _____ pensó: «Amo a Nicholas Jonas».
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:17

CAPÍTULO 41 MARATÓN (8/10)



Salieron temprano, y durante el primer par de horas apenas se dijeron nada.

—¿Qué pasa? —la interrogó al fin Nick. —Estás muy callada. —Se preguntó si sospechaba algo. En el pasado, _____ había sentido ciertas reticencias, pero ahora tenía la sensación de que confiaba plenamente en él.

Lo que haría que todo aquello tuviera un efecto devastador en ella.

—Me da pena irme —contestó. —Quizá pudiésemos pasar otra semana aquí cuando regresemos. Puedes enseñarme a pescar en el hielo.

—Sí —dijo él, rehuyendo su mirada. —Tal vez. ¿Te dijo Nix cómo ponerte en contacto con ella?

—No, ¿por qué?

—No me importaría que analizara la jugada, pero antes de que sucediera, claro.

Nick tenía un nudo en el estómago y no podía dejar de preguntarse si estaba haciendo lo correcto. ¿Existía una opción que fuera la correcta? Seguro que terminaría por fallarle a alguien. No le gustaba nada tener que engañar y herir a _____, no le gustaba nada arriesgar la libertad de su hermano Rydstrom, no le gustaba nada ignorar las necesidades de su reino.

Ya podía ver la mirada herida en el rostro de _____. ¿Sería capaz de seguir la farsa y fingir indiferencia cuando lo único que había deseado toda su vida era estar con ella?

La carretera que había habido ahí hacía mucho tiempo había ido deteriorándose hasta convertirse en un camino montañoso. Cada tres o cuatro kilómetros, Nick tenía que salir del coche y apartar los árboles que le entorpecían el paso.

Había apurado tanto el viaje que cualquier imprevisto podía hacer que llegaran tarde. Una parte de él deseaba llegar pasado el plazo, y rezaba para que algo, lo que fuera, impidiese que pudiera entregar a _____ a tiempo, eliminando así la responsabilidad de sus manos, haciendo que no fuera decisión suya.

Pero entonces pensaba en su hermano, y lo asaltaban los remordimientos.





_____ levantó la vista. Después de las lentísimas horas que llevaban circulando con el cuatro por cuatro por terrenos montañosos, por fin parecía que el camino mejoraba.

Cuando dicho camino volvió a tener el aspecto de una carretera, el denso follaje se abrió a un pequeño valle.

Faltaba poco para las dos, lo que significaba que el sol todavía no se había puesto y que, por tanto, podrían disfrutar del maravilloso espectáculo. Un río de agua clara atravesaba el valle. La bruma bailaba sobre él como una tenue telaraña, cubriéndolo todo.

Nicholas se inclinó sobre el volante.

—Esta zona debería estar desierta, y el río debería estar congelado.

En vez de eso, los árboles gozaban aún de un espeso follaje, y no había ni rastro de nieve.

—Tal vez tenga su propio microclima. Leí en una ocasión que ciertas aguas termales subterráneas consiguen derretir el hielo que pueda haber a su alrededor.

—Sí, seguro que es eso —contestó Nick, pero estaba distraído.

Iban circulando por una carretera que seguía paralela al río.

—Mira, un pueblecito —dijo _____, y luego frunció el cejo. —Es un pueblo fantasma. —Y eso que ahora ya no usaba ese término con ligereza.

—Se trata de un viejo pueblo minero. He visto la entrada de un pozo hace un rato. Groot se habrá instalado aquí para así tener combustible para su forja.

Pasaron por un cartel extrañamente bien conservado que decía: «Prosperity, NWT, desde 1902, población 333».

Junto al agua debía de haber cuarenta o cincuenta casas abandonadas que parecían ser de mil novecientos. Tenían los tejados y los suelos de madera, y las habían construido siguiendo el austero y sobrio estilo cuáquero.

A pesar de que no había nieve, una pátina de hielo lo cubría todo como si fuera barniz.

—Este lugar parece literalmente congelado en el tiempo. ¿Por qué se fueron los aldeanos? ¿Cerraron la mina?

—No se fueron —respondió él, girando hacia la calle principal.

Fue entonces cuando _____ vio que las puertas estaban abiertas de par en par, colgando desde ángulos muy extraños, todavía sujeta por sus bisagras. Vio también varias bicicletas que parecían ser muy antiguas tiradas en mitad de la calle, como si sus propietarios las hubieran abandonado en pleno ataque de pánico.

—Nicholas, ¿qué es todo esto?

—Los wendigos atacaron este pueblo. Había oído decir que estas montañas estaban infestadas de ellos. Actúan como frontera natural para Groot.

—He leído sobre ellos. Eran humanos, pero los convirtieron en caníbales. Comen cadáveres. Incluso comen... a gente viva.

Nick asintió.

—Son primos de los necrófagos, están hambrientos de carne fresca y son muy contagiosos, incluso para los inmortales. Basta con un mordisco o un arañazo.

—¿Cómo te contagian?

—Sus garras y sus colmillos segregan un veneno.

—¿Cuánto dura el proceso de conversión?

—Tres o cuatro días —respondió Nick. —Lo bastante como para que la víctima sepa qué le está pasando y lo que tiene que hacer.

—¿Qué? ¿Qué es lo que tiene que hacer?

Como respuesta, Nick señaló hacia el otro extremo de la calle, donde había un enorme árbol, cuyas ramas estaban repletas de cuerdas de horca.

—¿Y los wendigos siguen aquí después de tanto tiempo?

—Probablemente. Llegado el caso, pueden sobrevivir a base de carne de animal.

Se estaban acercando a la iglesia.

—¿Eso es lo que creo que es? —El edificio estaba intacto en los laterales, pero en la puerta había salpicaduras que alcanzaban hasta los dos metros.

—Sangre —confirmó él.

—Oh, Dios...

—Probablemente los aldeanos que sobrevivieron y no estaban infectados se atrincheraron en la iglesia. Las ventanas están tapiadas desde dentro.

La puerta estaba abierta y colgando de un lado. Al pasar por delante, _____ vio algunos bancos. Podía imaginarse la escena con toda claridad. Seguro que cuando cayó la primera barricada, la gente quedó atrapada dentro. Los wendigos debieron de arrastrar a la gente fuera gritando y lanzándolos a la manada hambrienta...

—Nicholas, aunque ya no quiero volver a ser humana, me alegro de que me hayas traído contigo.

—¿Por qué? —preguntó él tenso.

—Porque así puedo cubrirte las espaldas —contestó, arrugando el ceño al verlo sujetar el volante con tanta fuerza que se le pusieron los nudillos blancos.

—Ahí está la fortaleza de Groot —anunció, justo cuando _____ iba a preguntarle si le pasaba algo.

La niebla empezó a aclarar y ella vio una magnífica cascada de al menos ciento veinte metros de altura. Encima había un castillo, construido justo en el borde de la catarata.

Cinco torres exteriores rodeaban el cuerpo principal, encima del agua. En lo alto, una chimenea de piedra echaba humo. Incluso desde aquella distancia, podía distinguirse la poderosa forja del hechicero.

—Por eso el río no está helado y por eso hay tanta niebla —comentó Nick. —La forja calienta el agua.

—¡Nicholas! —_____ tragó saliva. —Ahí, en la calle, creo que he visto correr a alguien.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:23

CAPÍTULO 42 MARATÓN (9/10)



Él también los había visto. Los wendigos cazaban en grupo, y los estaban persiguiendo.

—¿Todavía nos siguen? —preguntó ella, con una penetrante mirada.

—Sí.

La carretera continuaba ascendiendo por la montaña, llevándolos cada vez más arriba y más cerca del refugio. Conectó los limpiaparabrisas cuando la niebla de la montaña se volvió tan espesa como la lluvia, hasta que subieron lo suficiente como para dejarla por abajo.

El sol se había puesto, y la luna llena había empezado a salir en el momento en que llegaron a una valla. Unas púas metálicas apuntaban hacia afuera, como en los antiguos bastiones, y se podía ver que estaban tensadas por unos mecanismos. Cade supuso que se dispararían ante una amenaza.

La puerta frontal era alta y de complejo mecanismo. Una parte rodaba por una guía hacia un lado, y la otra podía ser levantada o bajada. Cuando el todo-terreno estuvo justo delante, las dos partes se abrieron lo suficiente como para que penetrara el vehículo, y en cuanto el parachoques trasero pasó, se cerraron de inmediato.

Estaban dentro. «Queda poco para el festival.»

—No hay forma que los wendigos atraviesen esa puerta. Ya puedes relajarte —dijo, estremeciéndose por dentro.

Esa parte del camino se le había hecho eterna a Nick. Tenía las manos húmedas aferradas al volante y, a cada momento, estaba tentado de dar marcha atrás.

Pero no lo hizo, al contrario; aparcó delante de las dos enormes puertas de entrada. Hechas de hierro, tenían una altura de dos plantas, y estaban flanqueadas por unas antorchas encendidas del tamaño de una persona.

Cuando Nick cogió su espada para colgársela a la espalda, _____ enarcó las cejas.

—Es sólo por si tenemos que salir pitando.

Fuera del coche, el estruendo de la cascada era ensordecedor. Inmediatamente, las puertas rechinaron al abrirse, como si se hubieran puesto todos de acuerdo.

—¿Estás preparada? —preguntó, levantando la voz para hacerse oír.

—¡Preparada para acabar con esto de una vez!

Cuando él y _____ entraron en el vestíbulo vacío, nadie los estaba esperando. Las puertas se cerraron detrás de ellos justo en el momento en que se abrían otras en el otro extremo del recinto. No tenían más remedio que seguir el único camino posible, metiéndose cada vez más en el interior del castillo. Sus pasos resonaban en el suelo de piedra.

A pesar de lo mucho que Nick despreciaba a Groot, la parte militar de su mente no podía evitar quedarse impresionada con el diseño del castillo. Se trataba de una defensa de ensueño.

Se habían construido cinco balizas en forma de «X», comunicadas con la gran torre central a través de estrechos pasillos. Sólo una de las balizas estaba en tierra; las otras cuatro estaban construidas sobre muelles que habían sido levantados, o sobre pedestales naturales que salían del agua.

Si Groot era atacado, podía destruir el camino con la baliza de tierra y no podrían alcanzarlo.

Incluso si un enemigo decidiese acercarse por el agua, como mínimo un par de balizas serían inalcanzables porque se encontraban al mismo pie de la cascada. La fuerza de la corriente haría imposible llegar a ellas.

Un ataque aéreo tampoco funcionaría, pues la forja producía un humo tan denso que podría cubrir el castillo.

Cuando pasaron por la puerta del fondo, ésta los condujo a un camino por encima del agua que conectaba directamente con la forja. Nick miró sobre la balaustrada de piedra. Debajo de ellos, la cascada caía como mínimo unos ciento veinte metros, formando inmensos remolinos que rebosaban espuma. El barullo era tal, que tendría que chillar para hacerse oír.

En la torre central, la forja tenía los típicos muelles de un almacén. Había herramientas de herrero por doquier: tenazas, pinzas y un yunque tan grande como un coche. Ardía una caldera inmensa. Justo en el lado opuesto del patio de la forja había una pared.

Una vez en el refugio principal, entraron en un largo y poco iluminado pasillo. A lo largo de las paredes, había unos brillantes ojos blancos, como luces de una pequeña linterna cubiertas con una película blanca. Pudieron percibir el hedor a podrido.

—¿Qué son? —susurró _____.

—Zombies —contestó entre dientes. Imatra le había dicho que estarían allí. Apretó la mandíbula. Pero a la muy zorra se le había olvidado mencionar que los habría a cientos.





—Pensaba que sólo los hechiceros malignos podían revivir a los muertos —comentó _____.

—Es un procedimiento habitual para ellos —contestó Nick. —Todos lo hacen.

La piel de los zombies estaba putrefacta, sus cuerpos en diversos estados de descomposición, y todos tenían una desagradable púa de metal clavada en la sien.

—¿A qué se deben esas púas?

—No tengo ni idea —murmuró Nick. —Nunca antes lo había visto.

Tras mucho abrir y cerrar de puertas acabaron llegando a un estudio lleno de lujosas alfombras, ricos paneles de madera y un agradable hogar encendido. La elegante habitación parecía que estuviera esperando a un hombre inglés con una pipa, para que leyese a los clásicos en voz alta.

_____ se detuvo, y dijo:

—No me gusta este sitio, en absoluto.

—A mí tampoco, princesa.

Unos minutos más tarde, un alto y musculoso hombre entró seguido de seis zombies.

—¿Groot? —preguntó Nicholas con incredulidad.

Ella entendía perfectamente su desconcierto. _____ también se había imaginado a Groot como un frágil mago de cabellos blancos, como salido directamente de El Señor de los Anillos.

En vez de eso, era inmenso y sus músculos se marcaban por debajo de sus anticuados pantalones y su casaca. «Trabajar de herrero le habrá desarrollado el físico.»

Su piel era brillante y amarillenta, como si la única luz que hubiera visto durante años fuera la del fuego.

—Y tú eres el famoso Nicholas, el Hacedor de Reyes —dijo el brujo. Entonces sus profundos ojos claros se clavaron en ella. —Bienvenida a mi casa, _____. Soy Groot el Herrero.

Se comportaba de un modo empalagoso, mirándola intensamente, incluso de forma... ¿lasciva? De manera inconsciente, dio un paso acercándose a Nicholas.

Todo aquel sitio era inquietante. No tenía ni la menor duda de que aquel hombre era malvado.

—¿Tienes la espada? —preguntó Nicholas.

—La tengo.

—¿Y matará a Omort?

—Lo juro por la Tradición, y te deseo de verdad toda la suerte del mundo con ella. Quiero que lo consigas. —Su refinada forma de hablar parecía incongruente en tan fornido hombre. —Me gustaría abandonar este complejo más o menos una vez cada siglo. —Groot sonrió hacia ella. —Para sacar de paseo a mi nueva novia.

«¿Por qué me mira?»

—¿Nicholas...? —murmuró. Al no contestarle, lo miró directamente.

Y vio a un hombre que no conocía.

Ya no tenía el aspecto arrogante de siempre, ahora parecía cruel.

—¿De qué va todo esto? —preguntó aterrada.

—Es un intercambio. Lo siento, princesa. Necesito esa espada, y Groot necesita una Vestal.

—Una Vestal —repitió incrédula. «Esto no está pasando. Esto no puede estar pasando.»

—¿Le has dado de comer? —preguntó Groot.

El demonio contestó: —Tres veces al día.

Se acordaba de todas las veces que Nicholas le había insistido en que comiera. Ahora sabía por qué.

«Para asegurarse de que soy lo suficientemente guapa y fértil para el brujo.»

Le faltaba el aire.

—¿No hay forma de retroceder atrás mi cambio a valquiria?

—No. Necesitaba que cooperaras para traerte aquí, a mi cliente —le contestó Nick.

«Oh, Dios... oh, Dios. Respira, _____.» —¿He sido parte de... una transacción?

—Sí, eso es. Groot intervino:

—Tu guardián te ha vendido para conseguir un arma. —Chasqueó sus retorcidos dedos, y sus tontos y podridos soldados levantaron las armas. —Llevadla a mi habitación.

—¿Nicholas? —Mientras era forzada a salir de allí, gritó por encima de su hombro: —¡No lo dices en serio!





Nicholas apretó los dientes, luchando consigo mismo para no lanzarse tras ella con todo su ser. Al notar que Groot lo observaba, se forzó a erguir los hombros.

—Nunca te fíes de un demonio, nena...

Antes, él se había preguntado si sospechaba de él. Al verle ahora la cara, ya lo sabía. «Realmente confiaba en mí.» Confiaba ciegamente.

_____ intentó zafarse de los zombies, y pareció asombrada al ver que no podía escapar de sus manos. Para Nicholas, verle los ojos llenos de lágrimas, fue como si le hubieran clavado un puñal en el corazón.

«Mantén la calma sólo cinco minutos más.» Mientras el brujo estuviera con Nick, no le haría nada a _____.

«Groot me va a dar la espada, lo mataré e iré a por ti. Nos la jugaremos juntos...»

La puerta se cerró tras ella y el demonio se obligó a respirar.

—Es exquisita —comentó Groot con un suspiro. —Hará que todo el proceso sea mucho más placentero.

Nick no había deseado nunca antes matar a alguien con tantas ganas. Ya soñaba con el enfermizo polvo que le iba a echar a su compañera.

Por otra parte, Groot era hermano de la hechicera que tenía a Rydstrom. En ese instante, Nick decidió que mataría a todos los miembros de aquella familia con la propia espada que el hechicero estaba a punto de entregarle.

—Los zombies parecen más fuertes que antes —comentó con toda naturalidad.

—Es por la púa de metal. Con ella puedo infundirles cien veces más potencia, y controlar sus acciones con mucha más precisión. Es útil tenerlos alrededor. Son más fuertes que nunca, más incluso que un demonio furioso.

Quizá _____ no hubiese sospechado de Nick en ningún momento, pero Groot sí.

—Yo no quiero problemas. Sólo dame la espada, la cojo y me largo.

—Muy bien. Aquí la tengo —dijo Groot, dirigiéndose a un armario de armas. Cuando hubo cogido el arma, la desenfundó.

La espada era hermosa, brillaba a la tenue luz.

Groot se le fue acercando, y de repente dudó.

—Creo que voy a mantener la distancia, si no te importa.

Hizo un movimiento como si fuera a lanzarle el arma. Cuando Nick levantó la mano listo para atraparla, el hechicero se la tiró.

Cuando la cogió por el mango, notó una pequeña punzada en la mano. Cambiándola de mano, miró hacia abajo y vio lo que parecía ser una pequeña esquirla plateada clavada en la piel. Se la arrancó, y le salió sangre de la herida.

—¿Qué mierda es esto, Groot? —Pero ya lo sabía...

—Relájate, demonio. Sólo es una toxina para hacerte dormir. Tu especie es muy susceptible a ella. Te despertarás perfectamente a unos centenares de kilómetros de aquí, sin tener la más remota idea de cómo encontrar este sitio.

Pánico cegador... rabia... Nick atacó al brujo, bramando: —¡Maldito bastardo! Voy a darle de comer tu corazón a... De pronto, todo se volvió oscuro.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:27

CAPÍTULO 43 MARATÓN (10/10)



Mientras los guardias la guiaban hacia otra baliza, _____ se sentía paralizada por el shock. Intentaba evitar sucumbir a las lágrimas que amenazaban con derramarse.

Pensaba que, una vez empezara a llorar, no podría parar nunca.

Nicholas la había engañado. La había atraído hacia aquella trampa diciéndole que podía revertir el proceso de transformación, y mientras, se había asegurado de que fuera fértil para otro hombre.

_____ lo amaba, pero él sólo había fingido amarla, para llevarla hasta allí. ¿Alguna vez se había preocupado realmente por ella?

Cuando los guardias la forzaron para que entrara en la habitación, forcejeó con ellos; pero incluso con su nueva fuerza, no consiguió nada de nada. Las puertas se cerraron y oyó cómo pasaban el cerrojo.

En la habitación había una gran cama con sábanas de seda negra, un vil recuerdo de lo que aquel loco tenía intención de hacer con ella.

¿Cómo podía Nicholas haberla traicionado de esa manera...?

«¡Acéptalo de una vez, _____!» Se pasó la manga por los ojos. Tenía que estudiar su entorno. Se había equivocado al confiar en Nicholas, pero eso no significaba que todo el entrenamiento hubiera sido en vano, o que no tuviese que utilizarlo.

Miró alrededor buscando una salida. Aparte de las dos puertas de entrada, había dos pares más. Se acercó a la primera, la más estrecha; estaba cerrada. Probó con la otra. También estaba cerrada, pero tenía un tacto más frío, por lo que debía de dar al exterior, pensó.

La disposición del castillo la confundía, y estaba tan aturdida mientras la llevaban a la habitación, que no había prestado suficiente atención.

«¿No tengo escapatoria? Tendré que luchar.» Buscó armas alrededor. Su mirada se posó en dos hachas que colgaban cruzadas sobre el hogar. Justo cuando se dirigía a coger una, Groot entró en la habitación.

La puerta se cerró automáticamente a su espalda en cuanto entró. No había llaves que robar.

—Pareces molesta.

Intentando no sonar alterada, dijo:

—Es que no me lo esperaba.

La miró incrédulo.

—¿Ni un poquito?

Apretó los dientes. Se acordaba de que al principio no se fiaba del demonio, siempre tenía encima la sombra de la duda. Pero se había obligado a sí misma a ignorarla.

—Bueno, seguro que te ha prometido cosas muy interesantes para ganarse tu confianza. ¿Te ha cantado la canción de la hembra predestinada y te ha hecho el baile? —Cuando _____ abrió unos ojos como platos, exclamó: —¡Así que lo ha hecho! —Con un suspiro, añadió: —Siento decirte que has caído en el truco más viejo de la Tradición.

«Un momento...» Lo miró a los ojos y levantó la barbilla.

—Hay maneras de saber si realmente soy su compañera. Tengo pruebas.

—¿Y quién te ha informado a ti de esas pruebas?

«Oh, Dios mío.» El corazón se le rompió en mil pedazos. Obviamente, Nicholas le había mentido también sobre ciertos aspectos fisiológicos de un demonio. «¡Soy una idiota! Cuánto se debe haber reído a mis espaldas.»

—Todo lo que te ha dicho era mentira. Mentir es más fácil para él que decir la verdad.

—Pero Nix también me dijo...

—¿Nix? ¿Y confías en esa loca criatura? Juega con el destino. Le gusta. Cuando llevas tantos años viviendo, supongo que buscas el entretenimiento en cualquier cosa que te lo dé.

«Traicionada también por Nix.»

—Los dos sabemos por qué estás aquí -—prosiguió Groot. —¿Vas a hacer que esto sea más desagradable de lo necesario?

«¡Piensa! Síguele el juego. Gana tiempo.»

—No. Estoy cansada de correr. Estoy cansada de que me disparen. Cualquiera que consiga mantenerme oculta y con vida me parece una buena alternativa en este momento.

—Precisamente. Aquí te protegeré. Estarás mucho más segura sin Nicholas.

—Y también estoy harta de que me traicionen. Como mínimo, desde el primer momento sé que no se puede confiar en ti.

—Una valkiria muy inteligente. Ahora, sólo me tengo que asegurar de que el demonio se marcha de aquí. —Se acercó a la puerta estrecha y ésta se abrió automáticamente. —Entró en una antesala que parecía ser el cuarto de control central, con dos hileras de pantallas de televisión y monitores, varios teclados y, como mínimo, cuatro CPU que runruneaban.

«Mantenlo alejado de sus guardias.»

—Bonito sistema. Sabes cómo conquistar a una matemática. —Miró las pantallas de las cámaras de seguridad. —Un poco paranoico, ¿no?

Con tono burlón, él contestó:

—No es fácil cuando el brujo más poderoso del mundo te quiere ver muerto.

—¿Y por qué la tecnología? ¿Por qué no utilizar la magia?

—Uso ambas. —Señaló uno de los monitores de la segunda hilera. —Esa puerta exterior está protegida con hechizos. Podrías intentar atravesarla con un tanque y no cedería ni un centímetro. Sólo se puede abrir desde aquí.

_____ enarcó las cejas al ver la pantalla.

—Esos son wendigos. —Los que los habían estado persiguiendo.

Sus caras eran largas y demacradas, como si hubieran puesto masilla en ellas. En la grisácea piel les crecía pelo grasiento y tenían joroba y los cuerpos consumidos. Algunos llevaban algún trozo de ropa encima.

Sus ojos brillaban de manera anormal.

—Sí, mis bárbaros de las fronteras. Son excelentes guardias, protegen el valle sin descanso —dijo, como si los admirara. —Algunos siguieron al vehículo, con ansias de carne fresca. Pero la mayoría se quedaron en el pueblo.

«Carne fresca.» _____ apartó la vista mientras la rabia se apoderaba de ella cada vez más. No podía dejar de pensar en aquellas personas atrapadas en la iglesia. Lo último que habían visto había sido a esas horribles bestias...

Su pensamiento se vio interrumpido por lo que vio en una de las pantallas.

—¿Es ésa... la cabaña donde estábamos?

—Oh, sí.

«No vomites, contén las náuseas.»

—¿Nos estabas espiando? —Nunca antes había odiado a nadie tanto como odiaba a aquel bastardo.

—¿No crees que había un motivo para tan inofensivo montaje? Era tan rústico que nunca sospechasteis que hubiera cámaras. Al principio, las hice instalar para asegurarme de que no estabais tramando nada contra mí. Pero después, les he encontrado otras... utilidades. —Alargó sus retorcidos dedos hacia ella, y _____ se esforzó por no retroceder mientras le acariciaba la mejilla. —Cuanto más miraba, más ganas tenía de tenerte.

La humillación y el asco que sentía en aquellos momentos eran inmensos.

—Estaba impaciente porque me fueras entregada, pero antes, el demonio ha querido disfrutar de ti.

Cuando las lágrimas dejaron de caerle, lo miró a la cara de él.

—Entonces sabes que hay una posibilidad de que esté embarazada del hijo del demonio.

—Puede ser. Tantas posibilidades tiene él como yo de engendrar el mal.

—¿En serio?

—En la Tradición es conocido por ser un brutal asesino. Pero quiero que el bebé sea mío. Si estás embarazada, yo cuidaré de él.

—¿Cuidar de...? —Vio claro lo que quería decir con aquello. —¿Y para qué quieres tú un bebé?

—Para poseer al guerrero más malvado que existe. Quiero moldearlo, darle forma.

Apartando la vista, estudió las pantallas para intentar imaginarse la forma del castillo, para encontrar una ruta de escape. Le daba la sensación de que se encontraba en un videojuego. Nivel uno, ganar al pervertido. Nivel dos, enfrentarse a un ejército de zombies. Nivel tres, robar un vehículo y escapar de los wendigos.

Otra pantalla llamó su atención. Miró con más atención.

—¿Es eso... una zombi hembra? Pensaba que sólo los hombres eran resucitados.

Groot esbozó una inquietante sonrisa. —Uno está muy solo aquí. Sintió náuseas.

—¿Sabes qué? No puedo hacer esto. Sin subterfugios. Eres demasiado asqueroso para que finja.

El demonio que ella había pensado que la amaba, la había dejado en manos de un monstruo que dormía con cuerpos reanimados.

La traición matemática de Tim no era nada comparada con aquello.

—En ese caso, debo insistir en que aceptes mi regalo de bienvenida inmediatamente. —Abrió un cajón y sacó una maleta de fieltro. Dentro de ella había una púa metálica brillante, como nueva, lustrada.

—¿Y para qué es eso? —preguntó.

El hechicero se levantó y se dirigió hacia ella.

—Reemplaza tu deseo con el mío.

«Las púas en las cabezas de los zombies.»

—¿Crees que me vas a clavar eso en la sien? —Sus garras se afilaron como dagas. Las utilizaría para degollarlo. Y no dudaría ni un segundo.

—Sólo te dolerá unos meses, hasta que tu carne crezca a su alrededor de forma permanente.

—Antes muerta, Groot. Voy a luchar contra ti. Voy...

De golpe, el diamante más grande que jamás hubiese visto apareció ante sus ojos.

El hechicero había producido una piedra brillante del tamaño de su palma.

—Mira cómo brilla, valquiria.

«Impecable luz, cilindros de brillo.» Tenía los ojos clavados en él. «Tengo que mirar a otro sitio o me espera una suerte peor que la muerte.»

El pánico se apoderó de ella. «¡Aparta la vista! No puedo hacerlo..

—Tus ojos se han vuelto plateados —dijo él con voz profunda. Cuando estuvo delante de ella, levantó la púa. —Relájate, valquiria.

Su mano salió disparada y lo agarró entre las piernas.

Rompió el hechizo al abrir los ojos como platos. Groot dejó caer el diamante y la púa suplicando que lo soltara. _____ apretó con todas sus fuerzas y susurró:

—Esto sólo te dolerá durante un rato. Ahora relájate.

Cuando él se dobló, ella utilizó su mano libre para empujarle la cara contra su rodilla, que acababa de levantar.

Se oyó un crujido. Cuando cayó al suelo gimiendo de dolor, _____ se volvió en busca de las hachas, pero aparecieron los zombies. «Debe de haber pulsado algún tipo de alarma silenciosa.»

—¡Cogedla! —ordenó Groot desde el suelo, pasándose la mano por la cara ensangrentada. Con un gruñido, recogió la púa, y se puso otra vez en pie.

Los guardias fueron a por ella. Contó a veinte, con espadas y armaduras. Varios atacantes. Tenía que correr, pero la salida principal estaba bloqueada. La segunda puerta llevaba a la sala de control. Miró en la otra dirección. Sólo le quedaba una opción.

Cargó contra las puertas con un hombro por delante y soltando un grito. Se abrieron de par en par.

Salió a un balcón, justo encima del precipicio de la cascada. En efecto, las puertas daban al exterior.

«Atrapada.» Los zombies le bloqueaban el camino hacia adentro. Detrás, una caída de ciento veinte metros.

Cuando Groot se abrió paso con los codos a través de los zombies, con la púa en la mano, _____ saltó sobre la resbaladiza balaustrada.

—Bájate, valquiria —le gritó el hechicero por encima del ruido del agua. —No sabes lo que estás haciendo.

«Tengo que huir.» Y sólo había un camino: hacia abajo.

«Alternativas: saltar a la cascada con la posibilidad de perder la cabeza, cosa que mataría incluso a un inmortal. Si sobrevivo, nadar directamente hacia los wendigos, que se me comerán viva.»

«O aceptar la púa.»

¿Realmente podría forzarse a dar tal salto? —No sobrevivirás —dijo Groot. —Y si por casualidad lo haces, pedirás a los dioses no haberlo hecho.
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 2nd 2011, 03:33

Ahí está y hasta que lleguen a la página 35 no subiré más. Ya queda poco...
Lucía.
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llollzz
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 3rd 2011, 15:31

Awww Otro cap please!
O no pensaras en dejarnos asii!
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kmi-mr
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 4th 2011, 11:29

siguelaaaaaaaaaaaaaa
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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 4th 2011, 11:35

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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 4th 2011, 11:36

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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 4th 2011, 11:39

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MensajeTema: Re: Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación)   Deseos al Anochecer (Nick y tú) Hot (Adaptación) - Página 14 Icon_minitimeJunio 4th 2011, 11:40

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