State of Emergency
P r i m e r c a p i t u l o : U n a i n e s p e r a d a s o r p r e s a
El señor Jonas, un importante empresario del sur de California. Dueño de la más grande cadena de hoteles del lugar, aparenta ser un hombre frío y sin pasión en su vida, con un oscuro pasado. O al menos eso piensa la gente de el, una opinión que muy poco le importa a Joe.
Trabajando 24 horas al día, sin descanso, Joe mantiene su vida intima lejos de el. Prometido con la hija del hombre más importante de Hollywood, Jonas hace lo que puede para mantener a su prometida contenta, y al mismo tiempo lejos de el. Guardando en su interior todo recuerdo de aquella chica que lo volvía loco. __________[TN], una joven con sueños, hermosa, inteligente, con la capacidad de volver loco a un hombre con solo una mirada. Joe se había vuelto loco por ella, hasta tal punto de no descansar por velar los sueños de su joven amada. Pero no todo tiene su final feliz, __________[TN] cometió el error más grande, dejando al pobre Jonas con el corazón roto, y esa herida que nadie pudo cerrar. Ahora, Joe se convirtió en un hombre totalmente frío y sin sentimientos.
-Joseph, necesito hablar contigo-Irrumpió su hermano en su oficina. Parecía aturdido, su cabello estaba desordenado, y parecía que no había dormido, por sus ojeras bien marcadas debajo de sus ojos color café. Joseph lo miro detenidamente, mientras trataba de descifrar lo que pasaba en los ojos de Nicholas.
-Ahora que paso.-Dijo Joseph. No era la primera vez que veía a su hermano así, preocupado, sintiendo que todo el mundo lo persigue. Lo conocía bastante bien, y estaba seguro que su problema estaba vinculado con el juego.
-Me llego otra carta de amenaza, ya sabes, diciendo que tengo que pagar la deuda antes de fin de mes, si no, me...-No termino la frase, cuando cayo rendido en el sillón de la derecha, con las manos tapando su cara, y tratando de no llorar.
-Nicholas, ya eres un hombre grande, tiene 28 años, no puedes seguir cayendo en el juego, menos si no tienes el dinero suficiente.-Comento Joseph mientras se levantaba de su silla negra y caminaba hacia Nicholas.
-Es...es que es muy difícil no hacerlo, siempre caigo, no puedo más, quiero morirme ahora mismo-Joseph poso una de sus manos en la espalda de su hermano, dándole unas palmadas.
-Esta vez, pagare yo por esa...esa deuda que tienes, pero mejor que consigas la solución, no quiero perder otro hermano.-Joseph camino hacia su escritorio y saco su chequera de su cajón, y rápidamente hizo el cheque para su hermano.
-Ten, y recuerda, la próxima vez, tendrás que pagar tu mismo por tus errores, ahora corre a entregar ese cheque-Nicholas solamente dijo gracias, para luego salir del lugar, pareciendo un poco más tranquilo que antes.
Joseph se sentó en su silla, dando un suspiro, y con su mano, masajeando su frente. Últimamente estaba demasiado estresado, su mujer no paraba de pedir cosas, y ya tenía una deuda más grande que su empresa entera.
-Señor Jonas, una joven lo busca-Interrumpió una voz en el lugar. Joseph levanto la vista, y en el marco de la puerta, se encontró con su secretaria.
-Yo no espero a nadie, dile que se valla-Contesto Joseph.
-Pero señor, le urge bastante verlo-Replico su secretaria.
-A ver, María, ¿qué no entiendes de que no quiero ver a nadie?.
-Lo siento señor, ya mismo le digo que se valla
-Bien, gracias.-Su secretaria se fue, dejando entre abierta la puerta, pudiendo Joe, escuchar las voces que provenían del pasillo.
-Señorita, se tendrá que ir, el señor Jonas no desea verla-Escucho Joe desde su escritorio.
-Disculpa, pero necesito verlo ya, es una urgencia, y si no me dejas pasar por las buenas, tendré que entrar por las malas-Al escuchar esa voz, Joe se estremeció. Sintió como su cuerpo se erizaba, conocía demasiado bien esa voz. Mejor dicho, conocía muy bien a ella, esa chica que alguna vez lo volvió loco, hasta caer en el infierno.
-Señorita, señorita, ¡Tendré que llamar a seguridad si no se va ahora!-Volvió a escuchar Joe.
-Me importa muy poco a quien llames, quiero ver al señor Jonas, y no me voy hasta verlo-Y se escucho como la puerta de su oficina se abrió bruscamente. -Siento entrar así, Joseph-Dijo aquella chica con un tono irónico.
-Eh, ¿Que haces aquí?-Dijo Joe mientras ponía sus sueños sobre la mesa, y mirándola fijamente.
-Hola, ¿Como estas tanto tiempo? Bien, ¿y tu?-Volvió a decir irónicamente.
-Una chica como tu no merece mi cortesía-Dijo Joe tratando de tranquilizarse.
-Bueno, no decías lo mismo cuando me encontrabas en tu cama-Dijo, mientras se acercaba más a el.
-Volvamos a lo que interesa, ¿Que quieres, por que viniste? Creo haberlo dejado claro hace unos años, que no te quería volver a ver.
-Eso decía tu boca, pero no tu corazón-Ya se encontraba bastante cerca de el. Solo los separaba un escritorio, que fácilmente Joe podría sacar para volver a unir sus labios a los suyos. Todas las noches deseaba volverla a verla, a sentirla, a escuchar uno y cada uno de sus gemidos. Joe dio un paso para atrás, tratando de contenerse y no tirarse encima de ella.
-A ver, volví por que necesito un favor, que solo tu me podrás concebir-Dijo ella mientras caminaba por la habitación, y se sentaba en el mismo sillón que hace un rato había estado Nicholas.
-¿Un favor que solo yo puedo darte? Te podrías explicar mejor.
-Que impaciente, no te asustes, igual, no es nada de otro mundo.
-Todo lo que viene de ti es algo de otro mundo-Replico Joe mientras se cruzaba de brazos, y se debatía si echarla de su oficina o besarla.
-La cosa es que, me están persiguiendo, por unos temas del pasado, un error que cometí, y necesito tu ayuda-Dijo mientras que lo miraba a los ojos-No quiero morir, y se que tú posiblemente, tampoco quieres eso.
Joe la miro pensando. Era la segunda persona en el día que venia por el mismo problema, y eso no le estaba gustando nada.-Mira, ________[TN], no se en que te podría ayudar, pero ahora, cortésmente, te pido que te vallas de mi oficina.
-Se que cometí muchos errores contigo, de los que realmente me arrepiento, pero por el amor de Dios, ayúdame.
-Lo siento, pero no puedo, ahora vete.
-Bien, me iré, pero recuerda, el día en que yo no este en este mundo, quedara en tu conciencia-Y salio de la habitación.
Y lo volvía a hacer, pensó Joe. Siempre lograba hacer que se sienta mal por cosas que ni siquiera hizo. Pero ese era su poder, hacer que todas las personas caigan en su trampa y hagan lo que ella dice. Camino por la habitación, oliendo el aire, su aroma estaba por todas partes, y eso lo hacía hacerlo más loco. Sonó su celular, y tranquilamente atendió.
-Hola
-Hola amor, ¿te parece si nos vemos en un hora?
-Lo siento Ashley, pero tengo mucho trabajo
-Siempre tienes trabajo Joseph, ¿Cuando tendrás tiempo para mí?
-Perdón, otro día será-Dijo y corto el teléfono. No se sentía de humor, y menos para aguantar a Ashley y sus problemas. Este día había sido complicado, y más ahora que ella volvió a aparecer.