Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XVII

“Hormonas”

Estaba totalmente impactada, no podía quitar mí vista de su rostro lleno de vergüenza al darse por descubierta, era algo que ni en mis más profundos y oscuros pensamientos hubiera podido sospechar o imaginar, ahora entendía como había parado en un lugar como este –no tengo nada que decirte…o sea, te lo tenias bien guardado, ya veo porque has bajado de categoría– le dije con tono de diversión, no la creía capaz de hacer algo así –me dejé llevar por la situación, además no es tan malo como parece– refutó con timidez –entonces ¿Por qué no quieres que me vea?–
–A esta altura ya te debe haber visto…vete por favor, no me busques problemas–
–De hecho pretendía buscártelos…no me pienso ir hasta advertirte y más ahora que sé quien es tu esposo, no te quiero ni a un kilometro de distancia de Nick o cualquier Jonas, si tu mantienes la boca cerrada yo también lo haré…aunque sería interesante platicar con tu esposo, hay varias cosas que no me quedaron claras esa noche–
–Por favor vete…te prometo no decir o hacer nada– me dijo en tono de suplica –sabes, voy a cambiar mi trato, mañana te llamare para que nos veamos, tú me informaras de todo lo que sucede, tú me dirás que y quienes están tramando algo–
–Ok– dijo con desespero y sumisión –nos vemos querida– le dije antes de encender el motor del coche y colocarlo en movimiento, no esperaba menos de ella, siempre había sido débil y fácil de manipular, mi teléfono no paraba de sonar pero no podía atender, había dejado el manos libres y sin permiso para conducir no quería arriesgarme a ser detenida por un agente de tránsito, el trafico de la ciudad volvía a absorberme mientras mi estomago rugía del hambre, ya había tomado cuatro píldoras para alimentar a la bebé desde el momento en que salí de mi casa, había duplicado la dosis recomendada, mientras observaba las multitudes saliendo de los edificios, diferentes gestos, cuerpos y facciones atravesando las calles como si se tratara de un ecosistema animal en el que cada uno luchaba por lograr sobrevivir, pero hubo uno que capturo mi atención de tal forma en la que los demás parecían ser simples cuerpos borrosos caminando a su lado, su cuerpo parecía sacado de una revista mientras sus gestos hacían delirar a todos a su alrededor, inmediatamente toqué la bocina de mi coche para llamar su atención, su maravillosa sonrisa relampagueó entre los grises tristes de las personas que iban a su lado, su rostro cubierto por una ligera barba de dos días y sus ojos escondidos detrás de unos lentes oscuros muy a su estilo –me imagino que Nick no sabe que estas conduciendo– dijo con gracia mientras abordaba el coche –no lo sabe– le respondí sonriente, me alegraba mucho verlo, su energía era tan contagiosa que su presencia me hacía sentir muy feliz, como ya se lo había dicho antes, era mi pequeño faro en la oscuridad, ese que siempre supo como guiarme hacia el buena camino –entonces deberemos mantenerlo en secreto– continuó mientras agrandaba su sonrisa, pegué mis labios de su mejilla –cambiemos de puesto, no quiero seguir conduciendo– le dije –nunca puedo decirte que no– las bocinas sonaban a nuestro lado mientras la gente obstinada por el pesado trafico intentaban acelerar nuestro intercambio –¿A dónde iremos?– me preguntó con el mismo tono que emplea un niño cuando quiere cometer alguna travesura –si quieres podemos buscar tu coche y luego vamos a almorzar–
–No hace falta buscar mi coche, he llegado hasta acá en subterráneo– dijo sin reparo alguno – ¿estás loco?...no te creo– le dije sorprendida –créeme, es muy rápido andar en subterráneo, nunca hubiera podido llegar hasta acá en coche–
–En eso tienes razón, pero creo que no podría acostumbrarme–
–Tampoco creo que Nick te permita hacerlo, pagaría lo que fuera por ver su rostro en cuanto se entere de que has conducido hasta acá– los dos soltamos una enérgica carcajada al imaginarlo –te llevare a un lugar muy especial– dijo mientras avanzaba entre la selva de coches –estas sonrojada… ¿te encuentras bien?– me preguntó con un rostro llenó de diversión, en ese momento me di cuenta de que las hormonas se habían apoderado de mi cuerpo completamente, acabada de notar que durante un periodo no menor a quince minutos me había dedicado a observar lo atractivo que era, había detallado sus fuertes brazos, sus finos rasgos, su hermosura era diferente a la de Nick pero no dejaba de ser muy atrayente para cualquier mujer, los Jonas tenían ese efecto sobre el sexo opuesto pues al parecer a la bebé le gustaba mucho que yo me dedicara a observarlo, podía sentir sus movimientos sin percibir ningún tipo de malestar –estoy bien– le dije al terminar de pensar –¿segura?–
–Completamente– giré mi rostro al encontrarme con otra de sus deslumbrantes sonrisas, pude sentir como mis mejillas se calentaban, un sentimiento de culpa aparecía desde mi interior, no sentía nada por él pero aun así experimentaba una especie de remordimiento, amaba y deseaba con todas mis fuerzas a Nick eso estaba claro pero Joe alborotaba mis hormonas, tal vez solo era cariño pero no planeaba descubrirlo, estaba a punto de pedirle que me dejara en mi casa pero me percaté de lo tarde que era cuando Joe aparcó el coche frente a una casa colonial que parecía ser un restaurante – ¿Cómo hacen para conocer este estilo de lugares?– le pregunté al observar el local, al igual que Nick, Joe me había llevado a un restaurante a las afueras de la ciudad con un aire de privacidad incomparable –mi cuñada y mi sobrina se merecen lo mejor– continuó mientras rodeaba mis hombros con su brazo, sus palabras me hicieron reaccionar, él también estaba claro en que mi amor le pertenecía a Nick y eso nunca cambiaria, tal vez era yo la que estaba envolviendo todo en una telaraña llena de hormonas –Nick vendrá a buscarte– me dijo al sentarse en la mesa luego de haber ido al tocador –no parecía muy contento– continuó con tono de burla –me lo imagino…cuéntame ¿Cómo esta Alicia? Tengo tanto tiempo que no la veo– su mirada se entrecerró al escucharme –podemos platicar sobre eso luego– respondió con tono evasivo mientras el mesonero colocaba sobre la mesa nuestros pedidos –la comida de aquí es una divinidad– agregó mientras hacía honor a su apellido, Joe comía tanto o más que Nick – ¿ya sabes cómo se llamara mi sobrina?– su pregunta me dejo un tanto fría, aun no pensaba en cómo se llamaría la bebé, ni siquiera había pensado en ello, tal vez dentro de mi subconsciente se mantenía viva la posibilidad de que alguna de las dos no sobreviviría, pero aun así debía tener un nombre –aun no lo pienso pero te prometo trabajar en ello– la mirada de Joe se trapazó sobre sus lentes hacia la profundidad del local, giré mi vista para perseguir la suya, entonces entendí todo lo que había sentido este día, todo había sido un ataque de hormonas, mi respiración se detuvo al ver como el hombre de mi vida atravesaba la entrada con su característico porte, los rayos del sol chocaban contra su piel marmolina resaltando sus pecas y lunares, una sonrisa apareció en su rostro mientras que con un gesto tan sensual como despreocupado acomodó su cabello “¡Respira!” me dije a mi misma para responder su sonrisa de la misma forma, sus grandes manos envolvieron mis mejillas para luego pegar sus labios de los míos –¿Cómo estas amor?– me preguntó tan cerca de mi rostro que podía sentí su aliento golpear mis labios deseosos de los suyos.