Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XV

“Comienzo”

La mente me fallaba, todo mi cuerpo respondía al aguijonazo de deseo que atravesaba mi vientre, sus manos paseaban por mi cuerpo haciendo mucho énfasis en mis pechos –no creo poder resistir otro encuentro– le dije jadeante recordando lo mal que me había sentido hace unos diez minutos, el ataque había sido mas debilitante y destructivo que los otros, aunque le decía a Nick que me sentía de maravilla no era cierto, aun me costaba mantener mi respiración y la visión aun me fallaba ligeramente –tienes razón– me respondió mientras jalaba mi cuerpo hacia el suyo, un fuerte abrazo me inundo para luego dejarme sentir sus labios en mi frente, al terminar de ducharnos nos dirigimos a la cama –no te pongas pijama– me dijo mientras se lanzaba sobre la cama –Nick, no puedo dormir desnuda…no lo sé–
–Si puedes, ya lo hemos hecho– me dijo mientras me veía fijamente, no podía negarle nada cuando me veía de esa forma, me devolví al tocador para colocar la toalla húmeda en su lugar, al salir la mirada de Nick me exploraba desde los pies hasta el cabello –no entiendo, después de tantas veces que te he visto desnuda aun te sonrojas– dijo con diversión mientras una hermosa sonrisa aparecía en su rostro, no respondí y rápidamente me introduje en la sabanas, Nick acomodó su cuerpo dentro de las sabanas al mismo tiempo, para luego con un suave y premeditado movimiento se colocó sobre mí, haciendo que mi cuerpo de paralizara al sentir como todas sus extremidades rozaban con las mías –me gusta verte desnuda– dijo luego –no hay forma de que te veas más hermosa que ahora– continuó mientras mi vientre palpitaba –te amo–
–Yo también te amo– le respondí, pegó sus labios de los míos fijamente, sin hacer más que contacto y luego ladeó su cuerpo para dejarlo caer a un lado, rodeó mi cuerpo con su fuerte brazo mientras yo colocaba mi cabeza en su pecho, dos minutos después que Nick sintonizara el canal deportivo me quede dormida, al despertarme noté que Nick no estaba a mi lado, escuché algunos ruidos en el tocador así que me dirigí en esa dirección –mi amor, acompáñame– dijo Nick desde la ducha –mi amor, debes ir a trabajar–
–Puedo llegar tarde–
–Yo no quiero que te retrases– le dije, la puerta de la ducha se abrió – ¿me estás hablando enserio?– preguntó asomando solo su rostro –totalmente– le respondí, al terminar de asearme salí corriendo del tocador hacia la cocina, la principal idea era prepararle el desayuno, al entrar a la cocina quedé en estado de shock, le di gracias a mis instintos por haberme vestido antes de bajar –buenos días señora– dijeron a coro dos jóvenes uniformadas –buenos días– respondí mientras observaba que habían limpiado todo el desastre de la noche anterior –¿le provoca algo para desayunar?– me preguntó una de las chicas –no, necesito prepararle el desayuno a Nicholas–
–Nosotras podemos hacerlo–
–No, tranquilas…hoy no harán el desayuno, encárguense de quitar el polvo de todos lados, espero traer los muebles entre hoy y mañana– les dije para que me dejaran sola en la cocina, las dos jóvenes obedecieron – ¡dime que ese olor no es lo que creo, porque sí lo es me han alegrado todo el día!– gritó Nick mientras bajaba las escaleras, la respiración se me corto al verlo vestido, su hermoso porte de modelo italiano estaba acompañado de un Armani negro hecho a la medida, suspiré al recordar lo alejada que estaba de las tiendas de alta costura, las extrañaba demasiado –tan mal me veo– dijo con una sonrisa mientras se sentaba en una de las sillas –para nada mi vida, solo recordaba viejos tiempos…espero que las empleadas no te vean porque creerán que yo soy otra de ellas, no me dio chance de cambiarme la pijama–
–Eso nunca pasaría, no le haría a ninguna de ellas lo que te hago a ti– dijo antes de halarme hacia sus brazos y darme un intenso beso, al terminar de desayunar Nick se fue a la oficina, le deseaba toda la suerte del mundo pues hoy sería su primer encuentro con Kevin desde que se supo toda la verdad, al subir observé un sobre en la cama, al abrirlo encontré cuatro tarjetas de crédito con una nota “espero no te molestes al ver esto, pero no puedo dejarte sin nada, utilízalas como quieras, te ama. Nick” al principio me enojé pero luego no le di importancia igual no las utilizaría, entré al closet ya arreglado, las chicas eran muy eficientes, casi lloraba a medida que veía mis zapatos mis carteras y mis vestidos, estaba muy orgullosa de todos ellos, elegí un Ferragamo blanco de talle en los senos, holgado al cuerpo, dejándose caer sobre el resto de mi cuerpo hasta llegar a mis rodillas, ya que era una de las pocas cosas que me servía, los zapatos bajos de la misma casa y una cartera Luis Vuitton mono gramada con unos trece colores diferentes, el pelo amarrado y unos lentes de sol de Calvin Klein, tomé las primeras llaves que conseguí ya que no sabía a cual coche le correspondían, al llegar al garaje y activar la alarma me encontré con la camioneta, pensé en devolverme a cambiarla pero debía acostumbrarme, cuando la bebé naciera necesitaría una camioneta, me arme de valor mientras retrocedía deseando no llevarme cualquier obstáculo, no podía inventar mucho ya que aun no recuperaba mi permiso de conducir, al salir del estacionamiento había pasado por lo peor, ahora solo debía llegar a la ciudad, mientras atravesaba las casas, me causó gracia notar que me había convertido en toda una mujer de los suburbios, una camioneta de doscientos mil dólares, ropa de diseñador y embarazada, aunque en otra época me hubiera horrorizado con solo imaginarlo ahora me sentía muy feliz de serlo, pero antes de asimilar mi nueva vida debía arreglar algunos asuntos en la cuidad, sobre todo eliminar algunos fantasmas de mi pasado, aceleré en dirección a mi cita, la cual no había pautado solo improvisado, el pesado trafico me daba la bienvenida, el humo de los coches me ahogó obligándome a encender el aire acondicionado del coche, cosa que no soportaba desde que sufría de cambios bruscos de temperatura, el enorme rascacielos anunciaba la llegada a mi destino, el parquero tomó las llaves del coche mientras el portero me escoltaba hasta la entrada del edificio –¿a quién anuncio, señorita?– me preguntó la hermosa recepcionista –dígale que es la mujer que le roba el sueño todas las noches– a la chica de una edad aproximada a la mía tal vez mayor no se le borró del rostro la sonrisa mientras asentaba con la cabeza –señorita ya puede pasar…por cierto el señor no para de hablar de usted y su futuro hijo, yo me la imagine menos bonita– sus palabras desencajaron completamente en mi cabeza, solo le devolví la sonrisa y caminé, esto no encajaba con el perfil de la persona a la que visitaría, esto tal vez podría servirme de mucho si buscaba la manera de utilizarlo a mi favor, el ascensor se abrió en el piso correspondiente a las lujosas oficinas pertenecientes a él, este ataque debía hacerlo de una manera muy táctil, estaba segura de que él era el pilar de todo y si lo derrumbaba con un golpe certero todos los demás caerían a mis pies en segundos, mi experiencia me lo decía, ya había luchado por mantener mi reinado antes, la única diferencia era que mis motivaciones y fines eran totalmente diferentes, ahora solo quería paz, tomé mis píldoras antes de entrar a la oficina para evitar cualquier imprevisto, la secretaria me anunció, su cara valió el recorrido y mucho mas, su asombro era tal que no cabía tanta alegría en mi cuerpo, aun me tenía miedo o por lo menos respeto –entonces, es el momento de que comiences a hablar antes de que pierda la poca amabilidad que me queda– le dije mientras tomaba asiento en la lujosa butaca de cuero.