Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo VI

“Mi hogar”

La lujosa Mercedes Benz negra de Nick nos esperaba en la entrada de la clínica, a medida de que nos acercábamos mi mente trabajaba rápidamente intentando averiguar cómo lograría subirme sin percibir algún tipo de dolor –no pongas esa cara, yo te ayudaré a subir– dijo Nick entre risas, parecía ser capaz de leerme los pensamientos –ya es hora de que te comportes como un caballero–
–Di lo que quieras ahora, cuando estemos en la casa te responderé y no será con palabras precisamente– me dijo al oído mientras me tomaba en sus brazos para acomodarme en el asiento del coche, sus palabras resonaron inmediatamente en mi vientre haciéndome estremecer –te haré estremecer aun mas esta noche– dijo al notar mi reacción, al instante sentí como mis mejillas se calentaban –te ves muy bella cuando te sonrojas– continuó al tomar su puesto como piloto del coche –gracias– le respondí con una sonrisa llena de vergüenza, su mano paseó suavemente por mi mejilla y luego se colocó sobre a palanca de cambios para poner en marcha el coche, apenas el coche salió de los terrenos pertenecientes a la clínica sentí como el estomago se me revolvía, el movimiento me estaba dando nauseas, cerré los ojos para intentar tranquilizarme pero fue en vano, al contario, sentía como el vientre me palpitaba, era como si la bebé estuviera malhumorada –la bebé se está moviendo– le dije con un hilo de voz –¿y eso es malo?–
–No es muy agradable, diría que empieza ser doloroso–
– ¡¿Qué quieres que haga?! ¡¿Cómo te ayudo?!– Gritó desesperado, estaba empezando a enfrentar un ataque de pánico –primero debes tranquilizarte, después llama al doctor para saber cuál es la pastilla para los dolores y preguntas que puedo hacer con las nauseas–
– ¡¿Cuándo pensabas decirme que tienes nauseas?!–
–Tranquilízate, llama al doctor por favor o dame el celular– Nick aspiro varias veces de forma profunda y pausada –yo lo llamo– dijo luego, las palabras que Nick cruzaba con el doctor entraban por mis oídos como garabatos indescifrables, sentía una presión inmensa en mi cabeza, sentía como la vista me fallaba, nubarrones negros aprecian lo que me decía que estaba por desmayarme, sentí los neumáticos del coche rugir contra el pavimento, luego las manos de Nick sostuvieron mi cuerpo –tómate esto– Nick introdujo dos píldoras en mi boca junto con un poco de agua que se había traído de la clínica por casualidad –¿ya estas consiente? ¿Puedes oírme?–
–Si ya puedo irte–
–Tuviste una baja de nutrientes, al parecer la criatura tenía hambre, tómate estas píldoras, avísame si vuelves a sentirte mal– tomé las otra dos pastillas, la mirada de Nick no se cruzó en ningún momento con la mía, pero claramente podía ver lo molesto que estaba, pero ignoraría su actitud, él estaba esperando a que le preguntara para así poder decirme cuanto le molesta la situación pero yo no quería oírlo, hoy me haría la desentendida – ¿A dónde vamos?– le pregunté al notar como los árboles comenzaban a remplazar las edificaciones de concreto, Nick dudó un poco pero al ver mi rostro puso los ojos en blanco –vamos a casa– dijo luego –Amor….no te molestes, pero creo que te equivocaste– Nick giró su rostro hacia mí mientras colocaba sus labios en una posición perfecta para recibir un beso el cual le di sin ningún problema –No me equivoqué, preciosa–
–Insisto, no recuerdo que el apartamento quede por acá– su amplia mano envolvió la mía mientras nuestros dedos se cruzaban, me encantaba sentir como mi mano se perdía en la suya, podía percibir los pequeños cayos característicos de una mano masculina, sin poderlo evitar me la llevé a los labios para darle un pequeño beso –creo que yo debería ser quien hiciera eso– dijo mientras sus labios formaban la sonrisa torcida con la que soñaba, esa que consideraba mía, un ligero tono rojizo apareció en el inicio de sus mejillas –no veo cual es el problema– le respondí mientras me encogía de hombros, Nick haló mi mano en dirección a sus labios, los cuales estaban tibios en comparación a mi helada temperatura –llegamos– dijo luego con una sonrisa llena de felicidad, una puerta de hierro forjado de unos tres metros de altura se abría electrónicamente frente a nosotros, a medida de que el coche avanzaba podía notar el tamaño de las casas, habíamos entrado a una urbanización, una especie de suburbio dedicado a la clase alta de la ciudad, una que no conocía, las casas eran majestuosas, tanto que me atrevería a decir que el calificativo de mansión era poco, se trataba de palacios unos más hermosos que otros, las calles echas de caicos rojizos suplantaban a las típicas de asfalto logrando un efecto italiano, los arboles podados de manera circular adornaban las aceras, los niños en bicicletas paseaban por las calles acompañados de lo que suponía eran sus niñeras, este sin duda era el sueño americano que se vendían en las películas, luego de atravesar unas tres calles llegamos a nuestro destino, un muro forrado de pequeños ladrillos hasta la mitad y luego completado hasta el final con un amarillo tostado congeniando perfectamente con el estilo de la urbanización, la inmensa puerta de madera se abrió dejándonos entrar a lo que era el aparcadero, los coches de Nick ya estaban estacionados, desde el porshe azul en donde me conquisto, hasta el lamborghini negro del que estaba orgulloso, había espacio para unos seis coches más, Nick me ayudó a bajar del coche –quiero que veas todo– dijo con emoción mientras tomaba mi mano con fuerza, entramos a lo que suponía era el jardín frontal forrado completamente de un pasto color verde vivo que brillaba con los rayos del sol, un camino de piedras nos guiaba a lo que era la casa, una hermosa fachada de dos plantas con el mismo color tostado del muro exterior y con acabados de madera y blanco, al entrar se encontraba un inmenso recibidor forrado de mármol color ocre el techo era alto y en forma de campana, una lámpara armada a base de cristales adornaba el centro del hermoso salón –es hermosa– me dijo Nick al notar cómo le dirigía toda mi atención a la lámpara –lo es–
–Fue lo único que quise colocar yo, solo acondicione la cocina y el cuarto principal, de resto toda la casa será tuya– rodeé su cuerpo con mis brazos y le di un suave beso en los labios –es hermosa, si esto no es felicidad me atrevo a decir que entonces no existe, me haces muy feliz mi vida–
–Es mi trabajo, preciosa…ahora continuemos que la casa es más grande que esto– Nick me guió por la cocina hecha de madera completamente con un tope de granito negro que parecía lanzar centellas en todas las direcciones de la habitación –no te preocupes, las empleadas empezaran a venir pasado mañana, ellas se encargarán de limpiar– agregó con una sonrisa al ver mi cara –esa no es la razón de mi sorpresa, solo me parece hermosa, además es hora de que empiece a aprender a limpiar– Nick enredó mi cuerpo con su brazo y continuó con el recorrido –estas son las habitaciones– ocho puertas conté desde el inicio hasta casi el final del largo pasillo que dividía la segunda estancia de la casa –este es nuestra recamara– su mano abrió la novena y última puerta del pasillo, el piso de la lujosa habitación estaba forrado por parqué color caoba, un juego de recibo se encontraba al inicio acompañado de un televisor enorme –aquí veremos los juegos de beisbol todas las noches– dijo mientras pasábamos a un lado de las cómodas butacas color marfil, ignoré su insinuación, él más que nadie sabia que no me gustaba ver deportes al menos que fuera él quien jugara, atravesamos una segunda puerta que permitía el acceso a la recamara como tal, una cama categoría King se encontraba en el medio de la habitación perfectamente arreglada con sabanas blancas, las paredes también eran blancas contrastando con el color de los muebles de madera y marfil, parecía sacado de una villa Suiza, Nick me dedicó una sonrisa y me guió hacia lo vitrales que se abrían paso desde el techo hasta el suelo en uno de los laterales de la habitación, al abrir las ventanas entramos a una terraza con vista al jardín trasero –esos son los campos de golf de la urbanización, desde aquí podemos acceder, esa es una de las razones por la que adquirí esta casa– dijo mientras señalaba hacia la hermosa vista llena de arboles y pasto, era un paisaje tan hermoso que provocaba llorar, pero no me refería al jardín, me imaginaba pasando el resto de mi vida junto a mi hija y Nick en esta hermosa casa, nunca me había imaginado fuera del mundo citadino, imaginaba mi vida en un pent-house de Manhattan, no veía mi futuro en un suburbio a los que mi madre siempre le había temido, pero ahora lograba entender que mi madre le temía a estar sola en un lugar como este y ese no era mi caso, yo tendría a Nick y a mi hija, no necesitaba nada mas, este era mi hogar–quiero mostrarte lo que será tu lugar favorito–
–No creo que algo sea más hermoso que esto– le refuté –entra por aquella puerta– me dijo señalando al lado izquierdo de la cama mientras él se dirigía a una puerta ubicada en el lado derecho de la cama, al abrir noté de lo que se trataba, un inmenso armario se abría paso, las paredes estaban forradas completamente de gabinetes y percheros –lo mejor es que nuestros closets se comunican– comentó al encontrase conmigo al final del armario –eso es lo que más me gusta– le dije mientras envolvía su cintura con mis manos –ahora que conociste los lugares de la casa que me encargue de remodelar, podemos inaugurar nuestra cama– su mirada se lleno rápidamente de picardía mientras sus labios esperaban una señal para devorarme –creo que quedaría muy bien inaugurarla– le dije al sentir como mi vientre vibraba ante sus palabras, sus manos me alzaron y sus labios interceptaron los míos, era el momento de calmar nuestros deseos.