Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XX

“Malicia”

–Lo resolveré todo preciosa, aun está pendiente pasar la tarde juntos, dame un par de horas, no quería que este día fuera a arruinado– me dijo con desgana mientras jugaba con una de mis manos, mostrándome lo afectado que estaba con la situación, esto debía ser muy difícil para él, su hermano había sido quien lo traiciono –Se que podrás resolverlo mi amor, espero con ansias estar a tu lado esta tarde– le dije antes de bajar, me despedí con un beso y camine en dirección a la entrada del edificio de mi padre, la ira recorría mi cuerpo mientras ingeniaba la manera de acabar con el insulso de Frankie, hasta que una maravillosa idea apareció en mi mente, subí lo más rápido posible a mi habitación, Fendi y Valentino eran los elegidos para este determinante día, había elegido un hermoso vestido tallado a mi cuerpo color crema de Fendi, atravesado por una hilera de pequeños botones color café que llegaban hasta el final, mis piernas estaban completamente descubiertas al contrario que mi pecho debido a que el vestido lo tapaba hasta el inicio de mi garganta con un corte japonés, el talle del vestido ayudaba a mostrar mi agraciada figura, mis brazos también estaba descubiertos, unas sandalias altas de la casa Valentino color café acompañarían mi vestido junto a un abrigo del mismo tono y marca, el pelo lo llevaría suelto dejando mostrar su hermosura, hoy debía impresionar a mi cita del almuerzo –Llévame al restaurante de la ultima vez por favor– le pedí a Carlos al abordar el coche, al entregar mi abrigo al mesonero encargado de recibirlo noté que había cumplido mi cometido, a medida de que caminaba entre las mesas sentía como las miradas de los presentes se clavaban sobre mí, entrelacé la mano por mi cabello para terminar de comprobar si aun estaba en buenas condiciones, escuche al instante como una bandeja llena de vajilla caía al suelo, al girar mi rostro vi a los dos mesoneros en el piso con su mirada clavada en mi, volteé hacia los lados del salón para dar otro sondeo y note que todos me veían –lo siento– le dije mientras los esquivaba, me sentía contenta por notar que aun estaba activa en el juego de la seducción, mi alegría creció al ver que mi cita ya me esperaba –querida Elena ¿Cómo estás?– la tímida chica se levanto de su silla para saludarme –muy bien gracias– dijo casi con un hilo de voz –me alegra– le respondí con la sonrisa más hermosa que podía mostrar –tráenos dos vasos de perrier por favor– le pedí al mesonero, los ojos de la chica brillaban mientras me veía –seguro te preguntaras el por qué te he pedido que vengas–
–En realidad quiero saberlo, ¡es que no puedo creerlo! O sea, tn_____ tp_____ sentada en la misma mesa que yo–
–Algo sorprendente, tomando en cuenta las circunstancias– dije intentando mostrar desinterés, la chica inmediatamente se mostro insegura –entonces, me gustaría saber ¿por qué me has llamado?–
–he venido a salvarte–
– ¿De qué?– pregunto aun más nerviosa –le falto la señorita– le dije al mesonero al notar que no le había servido el agua a Elena, la mirada del chico no mayor a los veinte años de edad estaba clavada sobre mi –disculpe– me respondió mientras le servía aun sin desviar su mirada de mí, al terminar se retiró –voy a salvarte de la sombra social donde te encuentras– le dije luego de tomar un trago de mi vaso –no entiendo– al escucharla clave mi mirada sobre ella –debe ser triste estar siempre detrás de la sombra de tus hermanas, ser tomada en cuenta solo por la popularidad de ellas, no ser tomada en cuenta para nada, ser la chica a la que nadie voltea ver, esa que todos conocen pero que a la hora de saludar siempre olvidan– mientras pronunciaba estas palabras los ojos de la chica se llenaban de lagrimas, en ese momento sentí un poco de remordimiento pero me obligue a recordar el por qué de mi presencia en este lugar –debo irme– dijo al chica con un hilo de voz –tranquila, no hace falta que te vayas, yo te ayudare a cambiar, lo primero es que no debes demostrar tus sentimientos en público, cuando alguien te humilla tu lo haces peor– me detuve un momento para verla de arriba abajo –segundo, no puedes utilizar ropa de temporadas pasadas y sobre todo, nunca debes comprar zapatos ni carteras en remate, no si quieres ser alguien frente a tus amigas– la chica inmediatamente se sentó –entonces ¿quieres mi ayuda?– le pregunté al notar su receptividad a mis críticas –si quiero tu ayuda– dijo mientras limpiaba sus lagrimas –deberás crearte un grupo de discípulas, podrás comenzar con dos, todas deben ser chicas de la elite pero deben ser chicas débiles e insípidas, chicas como eres tú en este momento, la función de ellas será hacer todas las cosas que necesites, cosas que podrían causarte problemas, otra cosa que deberás hacer será cambiar tu personalidad, debes ser egoísta, nuca debes pedir perdón o pensar en alguien que no seas tú misma–
–Todo es muy difícil–
–No si yo te ayudo– le dije mientras me levantaba de la mesa – ¿no esperaras a almorzar?–
–No almuerzo con perdedoras….por cierto…deberás terminar con tu novio, ese tal Frankie Jonas–
–Pero llevo mucho con él, de verdad lo quiero–
–No te estoy preguntando, te lo estoy ordenando, el no es lo suficientemente bueno para la reina que serás–
– ¿Qué le diré?–
–Eso no me importa, debes hacerlo ahora, en dos horas nos veremos en mi casa, te preparare para la fiesta de esta noche, trae a tus discípulas…recuerda terminar con el chico– no dejé que pronunciara palabra, ya la primera parte de mi plan estaba listo, estaba a punto de comenzar una guerra en la elite New Yorkina y yo ya estaba colocando las piezas claves para poder ganarla –vamos a casa de los Vitti, a tres casas de la casa de mi madre– ahora debía buscar uno de los complementos de mi plan, los Vittis eran una de las familias más prominentes e importantes en la elite y circulo económico de Nueva York, pero mi objetivo no estaba centrado en esos aspectos, todo mi interés estaba colocado en el hijo del menor de la familia, uno de los chicos más deseados por las jóvenes de la ciudad, tanto ricas como pobres, uno de los pocos buenos partidos que quedaban, seguro debía ser un patán, pensé para mis adentros, me sorprendió que fuera él personalmente quien me abriera la puerta, al ver como su mirada se clavó en mi pude darme cuenta que ya estaba bajo mis redes, esta pieza del juego ya también estaba colocada.