Mi amigo sexual (nick y tu) (solo para mayores) very hot CAPI FINAL

Cambio de narración
En ese momento en el que todos se veían a la cara, en el que sus rostros expresaban mil y unas preocupaciones me vi iluminada, si en algún momento de mi existencia me vi o me vería en la obligación de dar mi vida por alguien, sin duda alguna lo haría por un ser amado, de que valdría seguir viviendo si no tenía a mi lado a uno de esos seres que tanto amo ¿Qué haría cualquier persona en mi lugar? De seguro pensaría en otra solución pero yo no veo otra, no veo o examino ninguna alternativa diferente –voy a tomar aire– les dije antes de salir de la habitación, me acerque a Nick y le di un beso en su frente, seguro se preguntaran ¿Por qué no lo beso en sus labios? Pues si lo hubiese hecho hubiese podido cambiar de opinión y eso no era aceptable en esta situación, ignore a Denisse, Daniell y Gineva que estaban en las sillas de la sala de espera y seguí de largo a la entrada de la clínica aun me seguían unos cinco guardias, me monte como pude en el coche y le pedí al chofer que me llevara a mi casa, mi abogado había logrado conseguir que me llevaran el dinero a casa, cada centímetro de asfalto que transitaba parecía un kilometro mientras mi mente ideaba la manera poder explicar por medio de una carta lo que estaría punto de hacer, le rogaba a dios que Nick pudiera entenderme, Nick ese pedazo de cielo que me regalaron, seguro quedaría destruido pero no podía permitir que se viera en la necesidad de elegir entre nuestra hija y yo, lo peor es que no lo haría y estaba completamente segura de que el haría lo mismo si estuviera en mi posición, pero ahora otros problemas inundaron mi cabeza, si corría el riesgo de morir esta noche debía organizar todo así que llame a mi abogado –Señora Jonas ¿Cómo esta?– me saludo la voz tenue y ronca al otro lado del teléfono –digamos que bien ¿pudo resolver?–
–Si ya el paquete está en si casa–
–Ok muchas gracias–
–Es mi trabajo–
–Necesito que resuelva otra cosa–
–Dígame señora, lo que necesite lo hago–
–Necesito que valides el último testamento que hice, pero debe ser para ayer–
–No entiendo señora ¿Qué pretende hacer?–
–Solo dime si puedes hacerlo–
–Ya eso está listo desde hace un par de días–
–Me dejas más tranquila, te lo agradezco– le dije antes de cortar la llamada, no quería que se preocupara mas, además no tenía ganas de platicar, al llegar a la casa me recibió la ama de llaves con la maleta que contenía el dinero y las prendas, subí las escaleras en dirección a mi cuarto para ducharme y prepararme para lo que estaría a punto de suceder, al terminar de ducharme tome la ropa que llevaría junto a las prendas, sin duda alguna el vestido más fino fue el que elegí si hoy sería mi último día en este mundo quería que me recordaran como lo que fui, una mujer que siempre supo mantener su frente en el alto, una mujer que llevo una vida llena de privilegios, quería que me vieran aun brillando, me tome un minuto para recostarme en la cama justo en el lado que le correspondía a Nick, aun podía sentir su dulce aroma, podía revivir cada momento que pasamos juntos, todas las cosas que sobrellevamos, todos y cada uno de seos momentos felices que vivimos, a pesar de todos los pesares, este tiempo a su lado fue la época más feliz de mi vida, en honor a él era que hacia todo esto, para salvar a nuestra hija, tal vez saldría bien librada de todo pero tal vez no, mi única esperanza giraba en torno a la bondad de Jacob, si él cumplía con su palabra nada sucedería y yo volvería a los brazos de Nick con el paradero de Sofía pero si no era así, tanto él como mi hija deberían aprender a vivir sin mí.
Ya en el coche le di la dirección del encuentro al chofer, sin decir más me llevo al lugar, luego recordé que ellos aun no sabían nada así que ninguno me lo impediría, las manos empezaron a sudarme y me vi presa del pánico ¿estaría haciendo lo correcto? ¿Esta sería la solución? Tome el celular para hablarle y confirmarle mi presencia a Jacob –si voy a ir, ya tengo lo pedido–
–Se que debes estarme odiando pero me vi en la necesidad de hacerlo, te tengo una sorpresa–
–no me digas eso, cero sorpresas, si no me devuelvo por donde vine–
–Tranquila, tengo a Sofía conmigo, te espero acá– me dijo antes de colgar
–Apúrese– le dije al chofer, ahora mi corazón si se detenía, ya no se trataba de información sino de mi hija propiamente, tal vez todo podría salir mejor de lo que esperaba

– ¿Está segura de que es por aquí señora?– me pregunto el chofer quien me veía desde el espejo del retrovisor –si cumpliste con la dirección que te di está bien– el carro siguió rodando mientras nos introducíamos en un terreno desierto a las afueras de la ciudad, se podía ver el polvo dejado por el pasar de los neumáticos, poco a poco se fue dibujando una imagen en el camino, a medida que nos acercábamos se aclaraba de que edificación se trataba, era un deposito de materias de construcción, las maquinas obsoletas estaban por doquier, apenas puse un pie fuera del coche comencé a examinar la situación, con cada paso que daba estudiaba todo el entorno, mi mente viajaba a la velocidad de la luz generando planes para poder escapar si se me daba la oportunidad, no sentía ni un poco de arrepentimiento, todo lo contrario, tal vez no me entiendan pero me sentía de cierta forma feliz, la esperanza de poder tener a mi hija entre mis brazos me hacia estarlo, al empujar la puerta un estruendoso sonido me exploto en los oídos, definitivamente era un lugar abandonado, mis ojos tardaron un poco en adaptarse al poca claridad en el lugar, poco a poco las luces se fueron prendiendo y me vi en un deposito enorme llenos de columnas y estantes repletos de mercancía y material inservible, no se oía nada más que el sonido de mis tacones al golpear el suelo con cada paso que daba, tal vez me había equivocado de lugar, o tal vez Jacob se había arrepentido –sigue caminado– dijo una voz masculina que hizo eco por todo el lugar –¿hacia dónde?– pregunte para intentar saber el lugar hacia donde me debía dirigir, el eco no me dejo escuchar la procedencia del llamado –solo sigue hacia el frente– me fui adentrando mas en el local hacia una zona aun más oscura –ahora baja las escaleras– cada paso que daba hacia chillar los escalones obsoletos de las oxidadas escaleras, una vez me había equivocado de vestimenta, dude si seguir caminando ¿Qué pasaría si todo era una trampa? ¿A dónde iría? ¿Cómo saldría de este sótano en donde me estaba metiendo? Pero algo hizo que mi corazón se detuviera, así mismo fue, mi corazón dejo de estar acelerado a no dar ni un latido, un nudo enredo mi garganta y cada musculo de mi cuerpo se paralizo, las manos me sudaban frio y un sentimiento de alegría me lleno nuevamente, los llantos de mi hija se escuchaban hasta donde yo me encontraba, acelere el paso en dirección a donde la voz me indicaba –detente– me dijo al verme, era Jacob vestido completamente de negro, con mi hija en sus brazos, caminaba de un lado a otro como si se estuviera debatiendo consigo mismo, una mano me toco la espalda –tranquila– me susurro, el pánico invadía mi cuerpo, me encontraba sola en una habitación no solo con un hombre sino con dos, entre el estado de nervios en el que me encontraba pude reconocer la voz, es decir, no ubicaba de quien era pero la conocía, gire mi rostro lentamente para quedarme aun mas impactada ¿Cómo podía ser él? ¿Por qué hacía hecho esto? ¿Qué ganaba haciéndolo? – ¡Magnifico!– exclamó al ver que le había visto el rostro y sin ningún reparo me proporciono una bofetada que el impacto hizo que callera inmediatamente en el suelo –eso no era parte del plan, no la golpees– le dijo Jacob
–Me imagino que ahora quiere explicaciones– me dijo mientras le hacia una seña a Jacob para que guardara silencio –solo quiero a mi hija–
– ¿Trajiste el dinero?– pregunto Jacob
–Sí, está en la maleta–
–Espera un momento que ella y yo tenemos que aclarar algunas cosas–
–Dejemos esto así, vámonos que ya tenemos el dinero–
– ¡Cállate! Escúchame mi amorcito, todo hubiera sido diferente si me hubieras visto de otra manera ¿sabes cuanto hubiera dado por tenerte a mi lado?–
–No lo sé ni me importa, solo quiero a mi hija– al escucharme volvió a darme otra bofetada aun más fuerte que la anterior
–Yo solo te quería a mi lado y claro quería esos grandes millones que te acompañan–
– ¿Para qué? Ya tú tienes suficientes–
–Te equivocas, mi padre lo que hizo fue dejarme un parte mínima de lo que tenia y tu más que nadie sabes lo que cuesta llevar nuestro estilo de vida, ya estoy completamente endeudado es por eso que me vi en la obligación de hacer esto–
–Pues ya tienes el dinero, ahora lárgate–
–No es tan sencillo preciosa–