_____ bebió el café expreso triple que había hecho para ella misma. Después de levantarse a las dos de la mañana y trabajar hasta el medio día, intentó tomar una siesta, pero se encontraba tan ansiosa por la anticipación de ver a Kevin otra vez esa noche, que había sido incapaz de dormir. Ahora se hallaba desesperadamente cansada, pero no tenía intención de dormir antes de descubrir exactamente qué tipo de ayuda necesitaba Kevin con el pastel de fresas.
Visiones de lamer la crema batida de su perfectamente esculpido cuerpo nublaron su mente, y estuvo a punto de cruzarse frente a un vehículo a toda velocidad. Pero se retiró justo a tiempo. Cuando la luz cambió, corrió a través de la calle. Ella apuró el último trago de expreso y puso su vaso en el bolso mientras buscaba las llaves de la puerta trasera de la pastelería.
Respiró profundamente mientras giraba la llave y se abría paso al cuarto de almacenamiento. Oyó el bajo ritmo palpitante de la música bailable que venía de la cocina. Kevin tenía que estar ahí entonces. Todo el resto del personal prefería la estación local de música country.
Su corazón latía con fuerza. ¿Estaría contento que ella había llegado o se arrepentiría por su comportamiento impetuoso de esa mañana? Ella esperaba que Kevin quisiera que se quedara. Tener una degustación de él solo la había dejado más hambrienta. Se percató que sus manos temblaban mientras dejaba caer su bolso y tomó un delantal del gancho. Iba a hacer el ridículo. Simplemente lo sabía. Pero tenía que hacer esto.
Ella empujó la puerta batiente de la cocina. Kevin le daba la espalda y su mirada cayó de inmediato a su culo apretado envuelto en vaqueros desteñidos. Se encontraba ocupado haciendo un batido y no la escuchó llegar por el ruido de la cocina y la radio.
Lo observó, amando la manera en que su cuerpo se movía al ritmo de la música. Cuando la batidora paró, se las arregló para forzar un saludo de su boca.
Él se giró y le dio una sonrisa malvada. “Hola, a ti misma. Comenzaba a pensar que no ibas a venir”.
Sintió que el calor subía a sus mejillas. “Oh, créeme, no podría mantenerme alejada”. Oh, mierda. Eso sonó tan tristemente desdeperada. _____ quería golperse a sí misma tan pronto como las palabras salieron de su boca.
Pero la sonrisa de él se amplió. “Necesito que estés aquí”.
Ella intentó luchar con ello pero su mirada cayó hasta su polla. Su verga se hallaba visiblemente erecta. Se tensaba contra la tela de sus jeans, la cual era tan apretada que incluso podía ver la silueta de sus pelotas. Apenas se resistió a lamerse los labios.
Su risa hizo que subiera la mirada a su rostro. Ella vio un destello de calor en sus ojos.
Él realizó un gesto para que se le uniera. “Ven a probar este batido”.
_____ hizo lo que le pidió. Pero en lugar de ofrecerle una cuchara, él mojó sus dedos en la mezcla y los colocó frente a su boca. Ella lo chupó y recorrió con su lengua la longitud de su dedo. El batido era consistente y delicioso pero no se podía comprar al sabor de su cálida piel.
Ella chupó el dedo profundamente en su boca, envolviendo con su mano la suya para que no pudiera alejarse. Él gimió y _____ chupó más fuerte. Le dio a su dedo el mismo tratamiento que le deseaba dar a su polla, lamiéndolo y chupándolo, amasando su mano como si fueran sus testículos. Finalmente, ella se apartó y lo observó. “El pastel es delicioso”.
Él sonrió. Su labio inferior estaba rojo y lleno donde había hundido sus dientes. “Tú también. Tritura estas fresas y estaré listo para armar el pastel”.
“¿Pero no tienes que ponerlo en el horno primero?”
Él lanzó una risa baja. “El pastel para nuestros clientes se tienen que cocinar. Mi pastel tendrá una base muy diferente”.
Un escalofrío de deseo le recorrió mientras se giraba deslizando el tazón de fresas y poniéndolo en el mostrador. Las frutas picadas se encontraban suaves al estar bañadas en azúcar, y fácilmente las pasó a través del tamiz haciendo un consistente jarabe de fresas. En el momento en que terminó, Kevin había sacado el pastel de ángel del horno y ajustó el temporizador.
Él se acercó detrás de ella, apoyando cada mano en contra del mostrador envolviéndola, atrapándola con el calor de su cuerpo. “¿Estás lista?”
Su mente giró por el rico olor a tierra de él y por la baja vibración de su voz junto a su oído. Finalmente, logró asentir.
Él tomó el bol de jarabe y lo puso al lado del bote de crema batida. Luego despejó el gran espacio de la larga isla que utilizaban para amasar pan y enrollar galletas. “Quítate la ropa y acuéstate aquí”. Palmeó el mostrador.
El aliento salió rápidamente de los pulmones de _____. Sintió que el calor ascendía por su cara otra vez. Ella miró la puerta que daba al bar y a la zona de estar. “Pero qué pasa si-“
Él sacudió su cabeza. “No hay nadie más aquí y las puertas están cerradas”.
La entrepierna en sus vaqueros se hallaba mojada con crema, pero el corazón galopaba en su pecho. ¿Realmente tenía las agallas para hacer esto? “Yo n-no creo...”
Él alzó sus cejas y la observó fijamente. “_____, dije que te desnudaras. Ahora”.
Ella se mordió su labio para contener un gemido y luego tomó el dobladillo de su camiseta. La jaló por sobre su cabeza, dejando al descubierto sus pechos para Kevin. Sus pezones se arrugaron apretadamente mientras que Kevin los miraba.
Kevin lamió sus labios. “Mmm, están rogando ser decorados, ¿no es así?”
Ella tragó saliva mientras luchaba con el cierre de sus vaqueros. Cuando finalmente lo bajó, los empujó al suelo y salió de ellos junto con sus sandalias. Ella no llevaba bragas, queriendo sentirse como una puta que iría a trabajar para joder a su jefe después de su turno.
_____ observó a Kevin cuando quedó completamente desnuda, nerviosa de que él pensara en que sus senos eran muy pequeños y sus caderas demasiado grandes. Pero la miraba como un lobo hambriento. “Eres perfecta”.
Ella se volvió hacia el mostrador y se empujó a sí misma hacia arriba, apoyándose en sus manos. Entonces se giró y colocó su trasero en la mesa. Tuvo que doblar sus piernas para adaptarse, pero logró ponerse sobre su espalda.
Kevin tomó el bol y la tocó con la punta de la fresa, permitiendo que se deslizara por sus pechos y su estómago. Ella contuvo la respiración mientras que la fría fruta tocada su piel, pero la sensación del espeso jarabe derramándose por sus lados solo aumentó su excitación. Se sentía como una caricia eléctrica, y no podía esperar a que él lo lamiera.
_____ contuvo el aliento cuando levantó la lata de crema batida. Le roció en círculos la crema por los pezones y luego decoró su ombligo. Ella se retorció como tuviera cosquillas. Le dio a su muslo una ligera palmada. “Quédate quieta. No he terminado”.
Ella gimió. Estaba tan lista para él. Roció la crema batida a lo largo de sus labios. _____ sintió sus ojos agrandarse pero se quedó quieta.
Él se quitó su camiseta por sobre la cabeza. Entonces, finalmente, se inclinó hacia abajo, colocando sus labios sobre los de ella. “Mantén tus manos sobre tu cabeza y no te muevas”. Su tono autoritario la hizo temblar. Apretando sus músculos internos, desesperados por tener un mayor contacto con él, pero por lo demás, obedeció.
Su lengua golpeó de ida y vuelta a través de sus labios. Ella quería abrir su boca y darle la bienvenida en su interior, pero logró controlar la urgencia. Aunque no pudo mantener sus caderas quietas. Éstas se alzaban y caían en el mostrador mientras Kevin lamía el camino desde su cuello hasta las frutas con crema en sus pechos. Cuando su lengua rodó a través de uno de sus duros pezones, _____ gimió. Su respiración se hizo entrecortada y se sintió tan caliente que pensó que explotaría. Ella estaba segura que su propia crema caía de su concha y sobre el mostrador.
Kevin lamió hasta la última gota de crema y fresas de sus senos, y después de su vientre con una lentitud agonizante. Su lengua le hizo cosquillas en su ombligo, y ella no pudo evitar sacar las manos por su cabeza para alejarlo. Él tomó sus muñecas con cada una de sus manos y las afirmó en sus costados mientras terminaba con su banquete. Las caderas de _____ se resistían y luchaban contra su agarre. Se hallaba cada vez más desesperada. “Por favor”.
Él levantó su cabeza y le sonrió. “¿Por favor qué?”
“Por favor fóllame”.
Él rió pero se movió para pararse hasta el final del mostrador. Sus manos se dirigieron hacia sus vaqueros. Los abrió lentamente y los empujó hacia abajo hasta que su verga se liberó. “¿Es esto lo que quieres?”
Ella lamió sus labios e intentó recuperar su aliento. Dios del cielo, él era enorme. “S-sí”.
Él envolvió sus manos alrededor de sus caderas y jaló de ella hasta el final del mostrador dejando su coño a centímetros de su polla. Luego sacó un condón del bolsillo trasero de sus jeans. Él mismo se enfundó rápidamente mientras la miraba. Su corazón latía increíblemente veloz. _____ no creyó que alguna vez deseara algo tanto como ella deseaba joderlo justo en ese momento.
Él jaló de ella incluso más cerca, y sintió la punta de su verga en su contra. Envolvió las piernas a su alrededor y trató de empujarlo más adentro, pero él sostuvo hacia a tras sus caderas. “No creo que pueda ir despacio”.
_____ sacudió su cabeza. “No lo quiero despacio”.
“Bien”. Él se enfundó duro y profundamente.
Ella abrió su boca, pero no tuvo tiempo de recobrar el aliento antes de que él se fuera hacia atrás y empujara otra vez. Sus piernas se apretaron aún más alrededor de su cintura, y ______ agarró el borde del mostrador mientras azotaba sus caderas en contra de Kevin, determinada a cumplir con cada golpe. Cerró sus ojos y se entregó a la loca carrera.
Deslizó sus manos por sus muslos empujándolos hacia atrás y luego jalándolos hacia arriba hasta sus hombros. Él fue capaz de embestirla incluso más profundo ahora, pero aún no era suficiente, ella quería que él la consumiera por completo.
_____ abrió los ojos por un momento y la visión de Kevin la hipnotizó. Su cabeza se encontraba hacia atrás. Su torso subía y bajaba mientras jadeaba. Los músculos de su cuello sobresalían con feroz tensión. Lucía primitivo y hermoso. Entonces él la miró y vio calor llameando por sus ojos.
Él dejó ir una de sus piernas y alzó la mano por entre sus muslos para acariciar su clítoris. Con un golpe de calor, ella se hallaba al borde del orgasmo. Sus párpados de cerraron mientras la sensación se apoderó de ella.
“No. Mírame”.
El calor llegó a su rostro, pero ella aún así abrió sus ojos. “Quiero verte llegar”.
_____ no pudo quitarle los ojos de encima. Él apretó su clítoris. Ella contuvo el aliento mientras el orgasmo apretaba sus músculos internos. Entonces su cuerpo se sacudió con olas tras olas de placer que la agitaban.
Oyó gritar a Kevin, pero sonó muy lejano. Luego sintió el pulso de su pene dentro de ella y, la explosión de placer de él, le trajo incluso más espasmos en sus músculos interiores mientras ella le ordeñaba cada gota de semen.
Finalmente, él colapsó en contra de ella, sus piernas dobladas debajo de él. alzó la mano y acarició su cabello y la sedosa piel sudorosa de su espalda. Ninguno de ellos habló por varios minutos. Entonces el temporizador sonó. “Mierda”, murmuró Kevin. Se empujó a sí mismo hacia arriba, jaló sus vaqueros hasta sus caderas, y fue a sacar el pastel.
Para el momento en que él volvió, ella estaba sentada al borde del mostrador, aún intentando calmar los latidos de su corazón.
Kevin pasó un dedo por su pecho y lo llevó a su boca para lamer los residuos pegajosos de las fresas y de la crema batida. “¿Disfrutaste eso?”
_____ no pudo creer qué tan rápido su cuerpo se encontraba listo para él otra vez. Todo lo que tenía que hacer era sonreírle, y ya estaba caliente y lista. Ella sonrió. “Claro que sí, pero espero que estés listo para más”.
Kevin alzó las cejas.
Ella alcanzó la crema batida. “Es mi turno de hacer un pastel”.
Fantasía con Fresas Silvia Violet