Maaii De Lamela♥ Amiga De Los Jobros!
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| Tema: ¨Candente nochebuena¨[Joe & Tu] Hot Septiembre 14th 2012, 20:02 | |
| -TITULO:Candente nochebuena -FECHA DE CREACIÓN: 14/09/2012 -AUTOR(A):Yo -TIPO DE NOVELA:Hot -MENSAJE PARA SUS LECTORES:La Escribii Hacee Muuchoo Tiiempoo , ii Hooi Se Me Ocurrioo Compartiirlaa Coon Ustedes Lectooraas :3 .. Esperoo Qee Les Guustee :3 ¨Candente nochebuena¨ Nochebuena. Por fin iba a lanzarse. La iba a hacer suya de la forma más original y creativa posible porque.... ¿cuántas veces al año puedes poner un árbol de Navidad? ¿Y si ese árbol navideño requiere como base a una mujer?
Acabaría subiéndose por las paredes si no lo hacía. Hoy iba a ser el día, no se echaría para atrás, tendría a ________(tn) a su merced, solo para él, disfrutando de ese cuerpo que lo tentaba cada día. Y hoy, el día de Nochebuena, disfrutaría de ella; lo tenía todo preparado. Eso si lograba deshacerse de todos en la empresa y averiguaba si ella tenía algún plan para ese día.Pulsó el botón del comunicador y habló.
-________(tn), ¿puedes venir? -Si, señor. - Respondió una suave vocecilla que empezó a encenderlo. Se pasó la mano por su espeso pelo negro y suspiró. Miró la hora en su reloj: las diez de la noche. Había estado esperando todo el día, ayudando a sus trabajadores desde su ordenador para acabar cuanto antes el trabajo. Y todo porque había que cuadrar el inventario antes de ese día. A las ocho casi todos se marcharon, a las nueve aún quedaban dos personas ayudando a ________(tn) con unos datos imposibles de cuadrar. ¿Y ahora?
Los golpecitos en la puerta le indicaron la llegada de su secretaria.
-Adelante. ________(tn) abrió lentamente dejándole ver sus delicadas piernas envueltas en unas medias de lana blancas. Sus tacones rojos hacían juego con el vestido del mismo color, éste de tirantes anchos a pesar del frío. Gruñó ante ese cuello y brazos descubiertos. Era una mujer no demasiado alta comparada con las jóvenes de hoy en día. No pasaría el metro sesenta y cinco, con un cuerpo curvilíneo que le llevaba siempre a sentirse hambriento por ella.
Llevaba recogido su pelo castaño en un moño y eso no le gustaba. Quería esa mata de pelo suelto, poder entrelazar sus dedos entre él y tirar del mismo para besar y hacer con su cuerpo...
-¿Me ha llamado, señor? -¿Dónde has dejado la chaqueta, ________(tn)? -En la silla, señor. La calefacción está demasiado fuerte. -Es cierto. - Eso debía ser o él estaba experimentando un caso de combustión espontánea. - ¿Se han ido ya todos? -Si, señor. Aunque es Nochebuena los trabajadores ayudaron hasta el último momento. -Igual que tú. ¿No tienes otros planes, ________(tn)? - Tanteó el camino con suavidad. Ella lo miró entre sorprendida y desconcertada bajando finalmente la cabeza, las mejillas enrojecidas. -No, señor. Una vez me de permiso iré a casa. Mis padres no están así que cenaré sola.
El rostro de Joseph se cubrió de sombras mientras esbozaba una sonrisa incapaz de retener. Suya...
-En ese caso saldremos a cenar los dos solos. -¿Señor? - Levantó al cabeza contrariada por esa orden. -¿Algún problema? - Inquirió arqueando una ceja. Si le ponía una sola excusa... -No, señor, pero... -Eso es uno. - Cortó él antes de dejarla seguir. ________(tn) quedó con la boca abierta. Lo miró a los ojos verdes prendada por el brillo lujurioso que tenía. ¡La deseaba! Y ella no se echaba para atrás tampoco, tantas horas viéndole trabajar sin descanso para conseguir que el resto se marchara pronto, tantos días a su lado... Joseph Gray, su jefe, era un hombre de ensueño para cualquier mujer. Con su ancho torso y hombros, la espalda de él le hacía tener que apretar sus piernas ante el deseo de acariciarle y posar su cabeza en ella, de tocar con sus manos los rizos de su pecho y bajar la mano por... Era su sueño, la fantasía recurrente en sus noches y días.
Vestido siempre con traje, podía ver la elegancia en sus pasos y movimientos, los músculos de sus brazos flexionarse dentro de la camisa como si no llegaran a contenerlo todo. Su cintura estrecha salvaguardando esa parte íntima que no dudaba estaría a la altura del tamaño de su dueño, casi treinta centímetros más alto que ella.
-Sabes que no me gustan las contradicciones. - Le susurró él al oído. Jadeó asustada por encontrarlo tan cerca pero, a pesar de querer retroceder, el brazo de Joseph en su cintura la anclaba a él. Siguió el movimiento de su otra mano hasta el pelo, el roce de sus dedos sobre el recogido que llevaba. - Odio este peinado... - Murmuró dejándole sentir la irritación. - Lo quiero suelto. - Y dicho eso el moño se perdió dejando caer su pelo hasta media espalda, cubriendo partes de su rostro. Joseph se dedicó entonces a apartarle el pelo para mirarla a los ojos. - ¿Hay algo que quieras decir? - Lo amaba... Eso quería decirle. -No, señor. -Bien. Recoge tus cosas, salimos en cinco minutos.
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Tras una cena calificada más como tortura por Joseph, donde verla abrir esa boca y no ser él quien se introdujera en ella le provocó una erección aún mayor de la que llevaba al salir de la empresa, montaron en el coche.
-La cena fue estupenda. Muchas gracias. - Agradeció ________(tn) con una sonrisa tan cautivadora que le fue imposible pasar de ella. Paró en el semáforo y se desabrochó el cinturón de seguridad para inclinarse sobre ella robándole esos labios que ahora eran de su pertenencia. Mordió el labio inferior tirando de él hacia fuera para introducirle la lengua dentro y cuando lo hizo... Gruñó ante la calidez de su boca, el sabor dulce del helado de vainilla y canela tomado minutos antes. La lengua de ________(tn) fue a su encuentro y peleó con gallardía contra él. Sus manos, hasta ahora sosteniendo el cuerpo por encima de ella, temblaron por la necesidad de tocarla acercándose a sus pechos para sopesarlos entre ellas y notar cómo los pezones estaban ya erectos y listos para su uso.
El sonido de unos pitidos los sacaron a ambos de su sueño. Joseph blasfemó y arrancó el coche pese a estar de nuevo el semáforo en rojo mientras recuperaba su cinturón.
-Seguiremos con esto en mi casa. - Masculló él. ________(tn) tenía una de sus manos sobre los labios, rosados e hinchados ahora. Sus ojos, de un tono aguamarina, eran más oscuros que de costumbre. -Si.... Señor.
Quince minutos después llegaban a una casa a las afueras de la ciudad. Tras atravesar unas grandes puertas y conducir unos pocos metros más, el coche ejecutó una glorieta hasta quedar paralelo a la entrada principal, unos escalones más arriba. Grandes ventanales en la parte inferior parecían ofrecer poca privacidad al lugar aunque lo cierto es que eran cristales tintados.
-¿No le espera nadie para la cena de Navidad? - Preguntó ella saliendo del coche. -Solo una persona. - Contestó poniéndose a su lado. - Tú. - Instaló su brazo al final de la espalda y la empujó hacia la casa.
Al abrir las puertas la luz se encendió de forma automática y pudo ver la elegancia y simpleza en los muebles y decoración. Había algunos detalles navideños pero no localizaba el más navideño de todos, el árbol de Navidad.
-¿No hay árbol? - Se quitó la chaqueta por el calor que hacía dentro pasándosela a él quien la colgó en la percha al lado de la puerta. -He estado buscando el árbol perfecto. - Respondió andando con ella hacia el interior del salón. Atenuó las luces para que estuvieran en semisombra. - Y finalmente decidí que el único digno de pertenecerme... - Añadió acariciándole uno de los brazos y levantándole éste hacia arriba. Envolvió la muñeca con un suave tejido cerrando la esposa con un ligero clic. - eres tú.
________(tn) levantó las cejas sin poder creérselo. ¿Acababa de atarla? Miró hacia arriba fijándose en dos cadenas colgadas del techo. Cada una tenía unas esposas, una de ellas ya ocupada con su muñeca. ¿Qué pensaba hacer con ella? ¿A qué se refería que sería como un árbol? ¿Cómo iba a hacerlo? Y, sin embargo, su cuerpo ardía de excitación ante esa quimera que le ofrecía.
-No voy a hacerte daño, ________(tn). Si te sientes incómoda en cualquier momento solo tienes que decirme que pare. Elige una palabra de seguridad. Si la dices me detendré por completo. Si no... - Los ojos de Joseph llamearon ante el cumplimiento de sus más oscuros deseos para con ella. - Date prisa. - La apuró. ________(tn) pensó con rapidez pero, tener delante a ese hombre, saber lo que harían, con qué lo harían. Sus ojos fueron directamente a su entrepierna hinchada y constreñida en los pantalones. -Niños... - Susurró ella. -¿Niños? - Repitió confundido. La miró pensando en esa palabra y su mente voló hacia unos pequeños niños mezcla de ellos dos. Siseó al sentir explotar su pene en los pantalones ante un futuro con ella. - Elige otra, por favor. - Desaprobó él. -¿Impotente? - Sugirió aguantando la risa. Scott soltó el otro brazo de ella, a media altura, ante la osadía de ella. -Cariño, solo por eso te has ganado el primer castigo de la noche. - Contestó volviendo a coger su brazo para fijarlo en las cadenas. -¿Pero será mi palabra? - Insistió ella. -Si esa es la que quieres... - Le acarició las mejillas descendiendo por su cuello hasta llegar a los hombros. - Primero hay que desnudarte, un árbol no va vestido... - Desanudó los hombros del vestido dejando que éste cayera hacia abajo para revelar la ropa interior roja que llevaba. Las medias solo le llegaban hasta medio muslo sujetas por unos finísimos ligueros a su cintura. -Dios... - Silbó él al verla. Pasó sus manos por las costillas hasta la cintura. - Estás tan caliente... ¿Ya estás húmeda? -Si... - Joseph levantó una ceja apretándole la cintura con una de sus manos. -¿Si qué? - Gruñó. -Si, señor. - El agarre se suavizó.
Dio la vuelta a ________(tn) y contempló su espalda, el hermoso trasero oculto bajo esas braguitas de encaje rojo. Desabrochó el sujetador, afortunadamente sin tirantes, arrojándolo por la habitación. Acarició la piel de la espalda donde estuviera el sujetador acercándose peligrosamente a la parte delantera y, con ello, a sus pechos. En el momento en que Scott cerró sus manos en ellos se arqueó hacia atrás golpeándose la cabeza con el pecho de él. Gimió ante ese contacto y cerró sus piernas para aliviar el dolor entre ellas.
-Abre las piernas, ________(tn), o te ganarás otro castigo. - Ella lo intentó pero los espasmos que sufría de su sexo le impedía cumplir la orden. La rodilla de Scott se interpuso entre sus piernas obligándola a tenerlas abiertas. - Dos castigos, ________(tn). - Le contó. -Lo siento, señor, yo... - Joseph bajó una de sus manos por el vientre hacia el sexo de ella. Jadeó ante la cercanía de esa mano, desesperada por ser tocada y penetrada por ahí. Eso no eran castigos, se sentían tan... bien... -Uhm... Mojada, muy mojada. Si me despisto un solo segundo puedes ser capaz de cerrar esas preciosas piernas y privarme de mi disfrute. - Se apartó de ella yendo hacia una caja de cartón cercana. La abrió y rebuscó entre los objetos hasta que sacó una barra metálica con dos tiras acolchadas, una en cada extremo. - Si, esto servirá, y así anclaré a mi árbol de Navidad. - Se volvió hacia ella contemplándola con libertinaje.- Pero antes hay que quitar esas medias y braguitas de encima. Dejó la barra en el suelo al lado de ________(tn) y se arrodilló frente a ella depositando un beso en el vientre. El contacto con su boca y el calor de su aliento le hizo gemir ante el contacto. Cogió la cinturilla del liguero y lo desató llevándolo a través de sus piernas, las medias con él. Le sacó uno de los zapatos alejándolo de su zona mientras la desnudaba por completo, primero una pierna, luego la otra. Tomó entonces las braguitas y fue descubriendo la parte oculta de su feminidad poco a poco, su cara muy cerca del sexo. - Estás tan excitada que puedo percibir tu olor desde aquí. - Besó sus rizos castaños una vez, y otra, hasta que éstos se perdía en el interior de sus muslos. Pese a las ganas que tenía de enterrar su cara en ese lugar y probar el postre que no había probado en la cena, se obligó a seguir bajando las braguitas para sacárselas.
Seguidamente fijó los tobillos con la barra ajustando la extensión de la misma hasta rozar la incomodidad de ella.
-Este será uno de tus castigos, por no separar las piernas cuando yo lo he dicho. No podrás llegar al clímax hasta que te diga. - Pequeñas respiraciones aceleradas salían de su boca al sentirse tan expuesta y ansiosa en ese lugar. Su cuerpo temblaba sin remedio. - ¿Entendido? -Si, señor. - Respondió con rapidez. -Buena chica. - Halagó acariciándole su sexo. Llevó sus dedos manchados por los jugos de ella hasta la boca para saborearlos. - Me voy a divertir mucho contigo.
Fue de nuevo a la caja y sacó un cordel dorado de un centímetro se grosor. Su textura parecía como peluche al sentirlo por su cuerpo. Se lo pasó enroscándoselo desde la pierna izquierda hacia la cintura, los pechos, rodeándolos por delante y por detrás y el brazo derecho. Solo cuando terminó se apartó de ella para contemplarla.
-Ahora falta algo de decoración. - Sacó de la caja varias bolas y campanillas unidas a ventosas que fue pegando una a una en el cuerpo de ella. ________(tn) podía sentir el tirón de su piel al pegarse las ventosas, la presión que ejercían. Se arqueó ante las sensaciones que experimentaba. - Quieta, cariño. No quiero un árbol que se mueva. -Pero esto es... No puedo... - Sintió una de las ventosas sobre su sexo y gritó sin remedio. La ventosa succionaba sus rizos tirando de ellos sin contemplaciones. - Por favor... -¿Quieres que coloque una campanilla en tu clítoris? - Preguntó con una en la mano mientras que la otra le abría los labios de su sexo para acariciarle alrededor del mismo. -¡No! ¡Si lo haces no aguantaré! -Se te olvidó decir señor. - Replicó él. Bajó la campanilla hasta la vagina de ella y lo apretó contra su clítoris. - No te corras. - Le avisó antes de soltarlo y sentir el relámpago en todo su cuerpo. Se aferró a las cadenas mientras apretaba sus músculos para evitar correrse, miles de descargas de corriente pasando a través de su cuerpo. De no haber estado atada, se hubiera caído al suelo.
Cuando pudo recuperar algo de control, se encontró a Joseph acariciándole las mejillas, secándole las lágrimas derramadas.
-Esa es mi chica. - La besó como ya hiciera en el coche, impidiéndole retroceder de su agarre, succionando y bebiéndose su aliento, excavando hasta encontrar lo que buscaba. Mordió sus labios en pequeños bocados dejándolos más enrojecidos e hinchados.
Desatendió los labios para bajar por su cuello lentamente y seguir el camino de su lengua hasta los pechos, endurecidos y excitados, sus perlas demasiado doloridas para evitar sollozar cada vez que los dedos de él la pellizcaban.
-Están tan duros y rojos... Perfectos para los cascabeles. - Metió la mano en la caja y sacó dos pinzas para pezones con cascabeles colgando. Le cogió uno de sus senos y apretó ligeramente para que sobresaliera. Acercó la pinza hasta el pezón y lo lamió antes de cerrar la pinza sobre él. ________(tn) chilló asustada por el dolor. Oía las dulces palabras de él pero solo cuando éste le acarició en el cuello y el lóbulo de la oreja pudo reprimir algo del dolor. - ¿Estás bien? - Preguntó preocupado. -Si, señor. - Contestó temblorosa. -El dolor pasa después de un momento. Pero si hubieras escuchado el sonido tan hermoso que las bolas, campanillas y cascabeles han hecho... Parecía como si Papá Noel estuviera acercándose. - Le cogió el otro pecho y empezó a lamerlo de forma circular hasta llegar a la punta donde la atormentó con sus dientes. Una vez satisfecho, situó la segunda pinza ante la mirada de ella. - No tengas miedo, ________(tn). Estoy contigo, y recuerdas tu palabra de seguridad, ¿verdad? - Ella asintió y la sonrisa que él le ofreció le bastó para aguantar el dolor al cerrarse la pinza sobre el otro pezón.
Joseph se marchó de la sala sin decir nada dejándola completamente sola, encadenada y desnuda. El terror comenzó a apoderarse de ella. ¿La dejaría allí sola? ¿Y si venía alguien? Miró a su alrededor esperando encontrarlo en alguna parte, pero no estaba. Reprimió el deseo de llamarlo a gritos; le había recordado la palabra de seguridad, eso era por un motivo, quizás para probarla y ver si confiaba en él lo suficiente para dejarla sola sin que gritara su nombre o la palabra.
Cinco minutos después Joseph reapareció. Llevaba la camisa desabrochada y... ¿Dónde había dejado los pantalones y sus calzoncillos? La erección de un pene tan grueso y bien formado le quitó la respiración y secó su garganta. Estaba mejor dotado de lo que hubiera esperado y ese miembro se levantaba con vigor esperando entrar en acción en poco tiempo.
-¿Quieres agua? - Pregunto al verla toser ante la sequedad. Asintió sonrojándose por haber reaccionado de ese modo. Ni que no hubiera visto antes un pene. Pero el de él, justo el de él no podía sacarle otra respuesta.
Se acercó a ella con un vaso y le dio de beber hasta saciarla. Lo dejó a un lado y volvió a acariarla con sus manos por todo su cuerpo dándole vueltas para contemplarla. Tenía bolas desde las piernas hasta los brazos, dos pinzas con cascabeles en sus pezones y un cordón dorado alrededor de su cuerpo que aún no entendía para qué servía. Una vibración en todo su cuerpo le llamó la atención y se fijó en el cordón... ¡Vibraba!
-¿Te gusta? -Si, señor. - Contestó encendiéndose más todavía. Apretó los dientes para no volver a gritar. - Por favor, señor, lo necesito. -Aún no. ¿Qué le falta a mi árbol de Navidad? - Inquirió, sus dedos en la mandíbula cavilando mientras la miraba retorcerse por un placer insatisfecho. -La estrella... Señor. -Es cierto, necesito una estrella... - Convino acercándose a la caja. - Esto servirá. - Sacó una estrella unida a... -¡Oh, Dios mío! - Exclamó dilatándosele los ojos. Ante ella había una estrella de Navidad unida a un vibrador pequeño. -Si, cariño. Y esto has de sostenerlo con tu boca. No lo sueltes o te ganarás un nuevo castigo. - Le acercó el vibrador a su boca y ella lo tomó esperando que, en cualquier momento, lo pusiera a vibrar. - Todavía no. Aún me falta una cosa. - Le avisó sacando de la caja otro vibrador, esta vez más grande. Le acarició con él su sexo rozándole la ventosa sobre el clítoris y lo posicionó sobre su canal. - Recuerda, no puedes correrte. - Asintió con rapidez desesperada por tener algo dentro de ella aunque prefería mil veces el pene de él húmedo por las gotas de presemen que salían de su glande.
Jospeh le insertó el vibrador poco a poco para habituarla al grosor del mismo hasta lo más profundo de su canal. Solo entonces se apartó de ella sentándose en una silla para contemplarla.
-Y ahora. Que comiencen el espectáculo. - Comentó accionando varios botones. El vibrador de su boca se accionó y a punto estuvo de perderlo pero logró controlarlo con su lengua. La saliva se intensificaba en ella. - Hacen falta luces, ¿verdad? - Al momento el cordón vibrador empezó a emitir pequeños destellos de luces: rojas, amarillas, azules, verdes, …. Iban cambiando en una secuencia automática. - Y por último... Música, quiero música. - De algún aparato electrónico comenzó a sonar una música navideña, una de las canciones más conocidas de la Navidad, Feliz Navidad.
________(tn) se quejó encogiendo su vientre ante los espasmos que recibía. ¡El vibrador se movía pero no a un ritmo normal!
-Si, ________(tn). Ese vibrador entre tus piernas se mueve según la música. - Le informó él con una sonrisa traviesa. - Si pudieras verte ahora.... Tengo el mejor árbol de Navidad que podía haber deseado. Necesito hacerle una buena foto. - El flash de la cámara del móvil iluminó por un momento la habitación. Ella lo miró desafiante y asustada, con las mejillas aún más sonrojadas, ante lo que estaba sufriendo. ¿Qué haría con esas fotos? ¿La chantajearía? El pico de su orgasmo amenazaba con enviarla al espacio si no se corría pronto. - Lástima que no pueda usarla como felicitación navideña... - Se movió inquieta tratando por todos los medios de soltarse pero eso solo conseguía que las campanillas y cascabeles sonaran. - Me encanta oír esos sonidos de tu cuerpo.... -Por favor... - Logró articular sin perder el vibrador de su boca. Joseph se levantó de la silla y acercó a su espalda acariciándole su otro agujero para darle más atenciones a su cuerpo. Posó la mano en el vibrador de su sexo y empujó con fuerza hacia dentro. -Córrete. - Le susurró al oído.
________(tn) gritó soltando la estrella. Echó la cabeza hacia atrás mientras él la sostenía con sus brazos para evitar que se hiciera daño con las esposas. El vibrador de su vagina también cayó impulsado por los jugos que ahora goteaban en el suelo y por sus piernas.
Su cuerpo quedó laxo en brazos de Scott quien le quitó las tobilleras y ventosas de su cuerpo. La agarró para quitarle las esposas cogiéndola en brazos después para marchar con ella hasta su habitación. La besó en la frente colmado de felicidad por la tolerancia de esa mujer, su mujer.
Depositó su cuerpo en la cama quitándose él la camisa. La cubrió con su cuerpo friccionandocon el de ella sin dejar que notara todo su peso encima.
-¿Estás bien? - Le preguntó. -Ha sido... increíble... - Respondió con su voz más grave que de costumbre. - Las fotos... - Agregó mortificada por saber de esas pruebas tan comprometedoras. -Cariño, todavía no he acabado contigo. - Aclaró dejándole sentir la punta de su pene en su canal. - Y las fotos no saldrán de mi móvil, jamás querría que alguien te viera como lo he hecho yo. - Incitó levemente abriéndose paso. -No, espera... Espera, si lo haces ahora yo... - Scott empujó con fuerza hacia dentro apropiándose de ese rincón suyo y de nadie más.________(tn) se arqueó ante la intrusión. - Eres... grande... - Se quejó. -Si, más grande que ese vibrador que has tenido dentro. - Acordó con ella. - Pero estás tan mojada aquí que mi polla se desliza fácilmente dentro hasta lo más profundo de tu ser, hasta esa parte mágica de una mujer que es capaz de ofrecer la vida a un alma. - La besó mientras se retiraba para volver a entrar en ella. Por su parte, ella se arqueaba ante los embistes de él siguiendo su estela y movimientos, como si crearan un baile unidos los dos por carne y sentimientos.
Joseph le levantó las piernas instándole a que las cruzara por detrás de la espalda, aportándole así mayor capacidad de maniobra para penetrarla hasta el fondo.
-No vayas a correrte todavía. No tienes permiso. - Ordenó al sentir cómo lo comprimía en su canal. -No puedo remediarlo... - Sollozó ella. - No puedo... - Joseph se salió de inmediato de ella apartándose de su sexo. -Entonces ese será tu castigo por la palabra de seguridad. Te impediré correrte tres veces antes de dejarte hacerlo. -No, por favor... - Lloró ella. - Señor... - Volvió a entrar en ella de nuevo llegando hasta el fondo. ________(tn) echó la cabeza hacia atrás. - ¡Sí! - Gritó extasiada por esa enorme verga, tan dura y gruesa, entrando en ella sin restricción alguna.
Una vez más la cresta de su orgasmo se elevó a límites insospechados llevándola al precipicio, empujándola hasta el borde, balanceándose peligrosamente en él. Y entonces la pérdida cuando Joseph volvió a salirse de ella.
-Los ojos abiertos ________(tn). Quiero ver cómo se oscurecen cuando te deje alcanzar ese orgasmo que me debes. - Scott le cogió el pecho y empezó a succionarlo con su boca mientras la otra mano le daba atenciones al otro. Cada vez que él la tocaba su vientre se comprimía de anticipación ante lo que vendría.
Aún cuando estaba ocupado con sus pechos, su miembro encontró el camino para introducirse de nuevo en ella moviéndose con rapidez, apenas dejando el canal cuando ya estaba otra vez dentro para retirarse. Gimió y jadeó ante esa forma tan salvaje de hacerle el amor y hundiéndose en las sensaciones al tenerlo en dos puntos calientes al mismo tiempo.
-¡No! - Gritó al salirse por completo de ella. -A este paso ni tu ni yo sobreviviremos, cariño. Has aguantado bien. - La elogió cogiéndola del cuello para besarla. - A partir de ahora puedes correrte tantas veces como quieras. Esa será tu recompensa esta noche. - Murmuró antes de enterrarse en su boca a la par de su canal.
Lento o rápido, las arremetidas de Joseph la catapultaban a un límite y, cuando llegaba y explotaba en su orgasmo, el siguiente siempre la llevaba más allá, hacia una nueva frontera del placer esperando por ella.
-Si, así quiero tenerte, bajo mi cuerpo, sintiendo lo que tú sientes en tu cuerpo, siendo partícipe y creador de ese deseo satisfecho. - Susurró encendiéndola más. Se aferró con sus brazos a los hombros de él arañándole con las uñas cuando cambió el ritmo de sus entradas. - Soportando el dolor por darte placer. - ________(tn) lo miró a los ojos y éste sonrió. - Y perdiéndome en esa bruma de lujuria que tienen tus ojos. - Siseó ante sus ansias por correrse, el sudor corriéndole por las sienes. - Córrete, cariño, envuelveme con tus jugos y aprieta fuerte.
________(tn) gritó incrustados sus ojos en los de él como si ambos bebieran del otro. El calor de su orgasmo se filtró por todo el canal calentando ambos miembros. Scott sacó su pene de ella a pesar de la estrechez del mismo para clavarse una última vez antes de liberarse y duplicar el calor existente. Ambos gritaron de nuevo cayendo finalmente en un estado de letargo, demasiado cansados para hacer más, dormidos el uno en el abrazo del otro.
-Te amo. - Susurró al oído de ________(tn) antes de dejarse llevar por el sueño.
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El oído de Joseph captó el sonido de la puerta de entrada al cerrarse y los pasos agitados subiendo la escalera y corriendo por el pasillo.
-¡Mierda! - Exclamó levantándose para agarrar la sábana y cubrir por completo el cuerpo de ________(tn) y su entrepierna justo en el momento en que la puerta se abría. -¡Mamá, papá! ¡Ha venido Papá Noel! - Gritaron al unísono dos pequeños gemelos de seis años saltando a la cama. ________(tn) se quejó ante el peso de sus hijos intentando escudarse en su marido. -Mace, Vijay, estan aplastando a vuestra madre. -Perdona mama. - Dijeron a la vez. - ¡Pero ha venido Papá Noel! - Exclamó Mace. -Ya los oí la primera vez. - Replicó ella.- ¿Dónde están sus abuelos? -Abajo. Hemos traído el desayuno. - Contestó Mace. -¿Por qué no bajáis mientras nosotros nos vestimos? - Propuso Scott. -¡Vale! - Exclamaron los dos saliendo como torbellinos por donde habían venido. -¿Te encargaste de decorar y sacar los regalos? - Le preguntó ella sentándose en la cama cubriendo su desnudez con la sábana. -Si, mientras dormías. - ________(tn) miró sus brazos con señales de las ventosas y después bajo la sábana. -Te lo juro, uno de estos días vas a matarme con tus jueguecitos. - Joseph sonrió divertido. -Como si no te gustaran... - Precisó pasando su dedo por el cuello de ella. Sopló estremeciéndola. - Feliz Navidad, esposa mía. -Feliz Navidad... Impotente mío. - Joseph la miró alzando sus cejas. -Mi primer regalo de Navidad va a ser darte un castigo por decirme algo así... Otra vez. - Le susurró al oído antes de apropiarse de los dulces labios que lo esperaban entreabiertos. -Te amo, Joseph. - Murmuró volviendo a tumbarse en la cama.
FIN | |
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