Asᴇsιno ᴇn pᴇnuмвʀɑs•nιck&τú †

:c tantas páginas y aún no subo nada :c pero ahora lo hago (: XOXO.

* * * *
________ dejó el pasaporte en la mesa, su mamá estaba enfrente de ella, su mirada peculiar, aunque también sentía asombro de verla tan mal.
Su pelo estaba hecho un desastre, su rostro sin maquillaje y mucho más delgada de lo que recordaba, no se veía para nada bien y eso comenzaba a preocuparle, pero eso no era tan importante para que ella tuviera que casarse en una semana más, porque lo único que importaba en ese momento era que ella se casara con Mike Blake no dejara de ser miembro de su padre porque el negocio iba por la nubes.
— ¿Quieres descansar?—preguntó su mamá.
—Si, eso prefiero antes que nada.
________ camino por los pasillos de su casa, dormir era la única solución, no quería despertar y volver a estar en la misma casa de siempre llena de gente hipócrita quienes ni siquiera le importaba realmente como se sentía y lo que le estaba pasando, la única persona que era siempre gentil con ella era Mike y Nicholas, pero no podía confiar en ninguno de ellos ya que eran realmente buenas personas y con un alma realmente limpia, no como su corazón y sus manos y todo en ella, aunque le costara admitirse que ella era una asesina se lo recordaba siempre cuando se miraba al espejo y sentía como poco a poco se hundía y caía a un precipicio realmente alto, matar al hombre que fue prácticamente a su hermano le había dolido mucho, daba gracias al cielo que nadie había preguntado por ellos mientras estaba en Italia, porque ella misma se había encargado de ir a la comisaria y declaró que él estaba desaparecido, también se había encargado de tirarlo al lago así nadie podía decir que ella fue quien lo mato.
Subió hasta su cuarto, tiro su bolso en ella y recostó su cabeza en la cama, ahora tenía que librarse de todo, de Mike, de su familia, de la muerte de esos dos hombres, de los presuntos detectives que investigaban la desaparición de Stefano y Patrick. ¿Quién podía ayudarle?, la mente aturdida, sus pensamientos ya no la dejaban en paz y su mente le traía las imágenes del la sangre por todos lados ese día.
Nicholas. El podía ayudarle, era ingenuo y creería cualquier cosa que ella le digiera, también tenía dinero y le ayudaría sumándole también que estaba completamente enamorado de ella cuando estuvieron en la universidad en Londres, él era la única persona que le podía ayudar. Mentir era la única forma de salvarse de la cárcel. Bueno, que la mantuviera alejada por un tiempo de ahí.
(…)
Soy una idiota. Mentirosa. Manipuladora.
______ se dejo caer al suelo mientras recogía los dedazos de vidrio en el suelo. Su mente obstruida por pensamientos malos, además de tener millones de mentiras en mente para echárselas a alguien cuando preguntaran por Patrick.
¡Dios, oh, Dios! Si ellos supieran, si ellos supieran quién soy. Una asesina.
Su mente con ironía de burlaba de ella, recordándole a cada momento del día que había cometido el error más grande de su vida y que ahora estaba marcada y manchada, manchada con sangre. Su mente más le reprocha y le grita lo estúpida que fue en ese momento pero, ¿Qué iba hacer? si no fuera por su familia ella quizás tendría una mente tranquila, sin imágenes de dos hombres muertos y pálidos entrando en lo más profundo del lago… cubriendo el agua de un color rojo que poco a poco se desvanecía, si ella pudiera retroceder en el tiempo, si ella pudiera saber qué hacer.
Estaba enamorada de Stefano pero ella no podía permitirse semejante estupidez, si estaba con él estaba claro que luego con el tiempo no sería feliz, que liego lo terminaría odiando con todo su corazón y que bueno, claramente no tendría el apoyo de nadie en ese momento. ¿Su familia? Ellos no podrían perdonarla jamás, sus amigos, ¿amigos? Ella no tenía amigos excepto Patrick pero, ¿estaría él después de todo ese tiempo con ella? Seguramente no, porque era más amigo de Stefano quien fue como su hermano desde toda su vida.
Llorar por las noches no le estaba haciendo bien, con la angustia a flor de piel, su alama estaba hecha trizas, ella lo estaba.

Alondra, su madre estaba a sus espaldas mirando el reflejo de su hija en el espejo que esta tenía enfrente. Un vestido de novia blanco vaya color.
— ¡Dios, que guapa te vez!—Exclamó mientras le acariciaba el hombro.
_______ hizo una mueca, no le gustaba el vestido, tampoco el peinado, ni mucho menos le gustaba el novio. Pero esta era la vida que ella había elegido, una vida con Mike Blake, con lujos, con viajes, zapatos y autos. ¿podía quejarse?, bien, sí, sí podía.
Oh-Oh… no, no más lagrimas, no y mil veces no. La palabras se le habían quedado grabadas en la mente, bien, tenía que obedecer a su subconsciente lo que le decía, llorar no solucionaba nada porque, aun que llorara a mares no volvería a la vida a Patrick y a Stefano.
—Dios, serás la novia más hermosa de todos. Saldrás en las portadas de los diarios y revistas. ¡Qué emoción!
—Ah, ¿has llamado a la prensa?
—Oh, yo no lo hice cariño, ese fue Mike… ¡Estoy tan feliz por ustedes! Será la mejor boda de todos los tiempos, todos estarán tan felices y emocionados, ya quiero ver la cara de tu padre cuando te vaya a dejar al altar, será el hombre más feliz del mundo, bueno, quizás no el único porque, bueno, estoy segura que ese será Mike. No sabes lo feliz que me haces, sé que es un gran sacrificio pero todo sea por a familia ¿verdad? Porque la familia esta primero, siempre.
Oh, bien, aquí vamos de nuevo Criticó _______ mientras se miraba en el espejo, aun no podía creer lo ridícula que se veía vestida de novia. Lo más ridículo e irónico era que había aceptado casarse con un hombre que no amaba y que había matado al único que ella amó. Oh, no, todo de vuelta a Stefano. Nada peor que recordar a Stefano a cada segundo.
—Ya lo sé mamá, puedes dejar de hablar sobre la boda…
—Oh, ¿quieres que deje de hablar de la boda? Cariño, falta menos de una semana para que te cases con Mike y me pides que no hable sobre eso.
—Si
—Bien, últimamente andas muy irritable… completamente extraña. ¿Puedes fingir por lo menos que estas feliz de casarte con un hombre como Mike?
—Oh, claro… como él es el hombre de mi vida—gruño rodeando los ojos.
—Además de irritable, odiosa y grosera.
—Como sea, ¿hemos terminado con el vestido?
—No, aún no.

* * * *
Bien, 13:30pm, hora del almuerzo.
Los reclusos salieron de sus celdas, era el momento más estresante de todos, las peleas y conflictos comenzaban a esa hora, siempre. Él, con su gran sonrisa sínica en la cara salió. Grandes y extensos tatuajes en el cuerpo, cabello rapado y un pendiente en la oreja izquierda, su cuerpo era gigante, músculos en los brazos, espalda ancha, un sobre pasaba el metro ochenta y cinco. Sus ojos siempre nublados, pupilas gigantes, brillosos, haciendo que sus ojos azules pasaran a ser de color negro, todo eso gracias a la cocaína que le compraba a los demás reclusos, era el más temido, el que más tenía poder en la cárcel.
Detenido en el año 2000 por narcotráfico, homicidio frustrado e intento de violación a una menor de quince años. Estuvo cinco años encarcelado en el pasado antes dé por robar un auto, en ese entonces sólo tenía dieciocho años, demasiado joven para caer a ese lugar.
Miro fijamente al hombre que estaba enfrente de su celda, pelo castaño, cara alargada, ojos pequeños y achinados. Él no pertenecía a la clase social en donde él se crío. Era elegante en varías formas; cuando comía, su lenguaje, el uso de un vocabulario realmente extenso, intelectual y ¿refinado? Bien, como fuera que sea, él estaba ahí, entre toda esa mierda de personas, se había enterado de su crimen; matar a una mujer, también que la habría secuestrado pero, nunca decía nada, nunca, jamás. Fuera todo lo que se decía no le agradaba su presencia, le estorbaba, le incomodaba, no le gustaba.
El gendarme abrió la puerta de él. Por suerte no estaba el hijo de puta que una vez le rompió la cara y el cuerpo a golpes. Oh, pero que idiota fue él, la culpa era suya, pero no lo iba a decir, así que fue expulsado. Bien merecido se lo tenía el hijo de puta.
—Ahorra los problemas James—Advirtió el gendarme.
—No lo sé, no puedo prometerlo.
—No te metas en problemas, ya tienes suficiente.
Y era verdad, estaría toda su puta vida en esa pocilga, no vería jamás la luz del día afuera, no tenía libertad, pero estar adentro era lo mismo que estar afuera, aunque, estar adentro era mejor que estar afuera y lo decía de verdad, no tenía familia, bueno la tuvo, pero ya no. Tampoco a nadie a quién esperar, su vida fuera de las rejas sería vivir en la miseria. Un conflicto más no sería nada, ¿verdad?