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| Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. | |
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+2PinguinitaJonas DrawyoursmileJB 6 participantes | |
Autor | Mensaje |
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DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 5th 2012, 10:04 | |
| -Título: Terciopelo de medianoche -Fecha de creación- 05/08/2012 -Autor(a) -Jaci Burtun -Novela Adaptada.
Jaci Burton - Terciopelo de Medianoche
La analista de inteligencia de la NCA ________ Nevada, nombre clave “Terciopelo”, ha tenido la oportunidad de sus sueños. Está a punto de entrar en el programa de agentes de entrenamiento de campo de la NCA. Pero un encuentro casual con el sexy agente de campo “Medianoche” gira su mundo al revés, poniendo su vida y su corazón en peligro. No quiere tener pensamientos calientes, apasionados por su oficial superior, pero se siente incapaz de controlar los deseos de su cuerpo en lo que a Nick se refiere.
La misión es todo para el agente de la NCA Nick Call, nombre clave “Medianoche”. Nada se interpone en el camino de conseguir que su trabajo sea concluido. Sin embargo, cuando Nevada termina bajo su protección y es el encargado de supervisar su entrenamiento de campo, se da cuenta de que la misión y sus metas están en problemas.
¿Cómo puede concentrarse en el trabajo cuando la sensual Terciopelo lo atormenta a cada momento del día? Atrapados entre sí, corren por sus vidas mientras un traidor intenta matarlos. La pasión y el peligro explotan, obligándolos a una verdad que no están listos para enfrentar. | |
| | | DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Terciopelo de medianoche. 01 Agosto 7th 2012, 04:08 | |
| e]ont=Trebuchet MS]Capítulo 1 Si no conseguía algún tipo de acción pronto, iba a morirse de aburrimiento. ______ James acarició con sus dedos las plantas en su escritorio, tratando desesperadamente de pensar en alguna manera de mantenerse ocupada. Odiaba el turno de la noche. El pequeño cubículo la asfixiaba y ser analista era similar a una pena en prisión. La disección de la información codificada de los operativos de campo de la Agencia Nacional contra el Crimen ya no era el lugar emocionante de antes. Lo que realmente quería hacer era convertirse en una persona operativa. Ahora que había recibido la carta que le informaba que había sido aceptada en el programa de capacitación de campo de los agentes, sus días como recolectora de información estaban casi terminados. Sonrió, anticipando la emoción y el entusiasmo de empezar a trabajar con un agente experimentado. El comandante le había dicho que tendría a su pareja en fila el lunes, lo que significaba que esa sería su última noche como analista. La próxima semana su nueva vida comenzaría. Una llamada sonó y agarró su kit de manos libres, contestando con su nombre en código. —Habla Terciopelo. — ¿Terciopelo? Habla Medianoche. Ah, la voz del agente misterioso conocido sólo como Medianoche. Se animó con el sonido de su voz ronca, apretando sus auriculares para poder escucharlo mejor. Finalmente, el alivio a una noche aburrida en la oficina. Su corazón comenzó su familiar carrera y por un segundo casi se olvidó de que estaba en el trabajo. Por lo general, tomar las llamadas de uno de los agentes de campo de la NCA no le daba ni un momento de pausa. Es decir, hasta que la llamada de Medianoche había entrado. Luego, el ruido de los otros analistas en torno a su cubículo desapareció. Eran sólo él y ella. Solos. Su voz la hipnotizaba como un cielo estrellado a la hora de las brujas, enviando a su libido a correr a toda marcha en un instante. La forma en que decía Terciopelo hacía que deseara que fuera su nombre real, en lugar del nombre código que la Agencia Nacional contra el Crimen le había asignado. Pero él no sabía su nombre, ni ella el de él. No era más que una voz al otro extremo de la línea. Era más seguro de esa manera en caso de que sus transmisiones fueran interceptadas. —Adelante, Medianoche. —Sus dedos se cernieron sobre el teclado, dispuesta a acabar con la información codificada. Metió su nombre y el momento de su llamada. Las diez y media pm. —Hace calor aquí, esta noche, Terciopelo. ¿Qué tal ahí? La voz húmeda de Medianoche evocaba imágenes de una noche de verano, con el aire sofocante por el calor del día. Su mente se llenó con una visión de dos cuerpos entrelazados bajo las estrellas, de labios apretados contra reluciente, empapada y húmeda piel. En San Luis, casi todas las noches de verano eran una experiencia como esa. Pero sin la parte sexy. Ella empezó a sudar. —Sí, muy caliente — ¿Por qué hablar con él siempre hacía que se sintiese como una colegiala torpe en su primera conversación con un hombre? Tenía veintiséis años, no dieciséis. —Entonces, ¿estás lista para mí? ¿Tenía que bajar la voz cuando le preguntaba eso? Sabía que tenía que hacer conversación ociosa en caso de que la llamada fuera interceptada, pero, Dios, ¿Tenía que ser tan bueno en eso? —Oh, sí... Quiero decir, adelante. —Estoy tratando de conseguir una cita con el Sr. Smith, pero hasta ahora no he tenido suerte. Tal vez pueda ponerme al día con él esta noche. Te diré si lo consigo. Tecleando rápidamente, metió el mensaje codificado y lo guardó para su posterior análisis, aunque ya había determinado que el replanteo de Medianoche no había dado ningún resultado todavía. —Lo tengo. Dejaré que el jefe lo sepa. —Gracias. Tú siempre me das lo que necesito, Terciopelo. Maldito sea. La hacía sentir de dieciséis años. ______ esperaba esas conversaciones, ansiosa de escuchar su voz. Era siempre lo mismo. Llamaba y le daba la información codificada, junto con algunas insinuaciones sólo-en-el-borde. Ella suspiraba y la imagen de los dos juntos, imaginándose cómo podría ser. Con esa voz, tenía que ser atractivo. Su imaginación evocaba a un hombre con un poco más de uno ochenta de estatura, con cabello oscuro y ojos igualmente oscuros. Curtido, pero no demasiado musculoso. Como una especie de agente secreto de cine famoso, sólo dudaba que Medianoche caminara por las calles de San Luis en esmoquin. Era tonta, sonrió en el micrófono. Sus dedos se doblaron alrededor de un mechón de su cabello, con nerviosismo envolviéndose y desenvolviéndose el zarcillo. Luchó contra el impulso de reír. — ¿Tienes planes para el fin de semana? — le preguntó. No, a menos que hayas decidido secuestrarme y venir conmigo todos los fines de semana. —En realidad no. —Oh, vamos, Terciopelo. Seguro que tienes algún tipo caliente escondido. En sus sueños, tal vez. —Um, no. Él se echó a reír, un gruñido sensual que le hizo zumbar todo el camino hasta los pies. Puso su mano sobre su pecho para calmar su corazón golpeando con furia. Estaba segura de cualquiera a menos de cincuenta metros de su cubículo podía oírla. —Te llamaré cuando el horario de la reunión se haya determinado. Estarás esperando por mí, ¿verdad? Uno de estos días iba a hacerla estallar directo en su escritorio. —Por supuesto —Siempre estaba un poco triste cuando terminaba sus llamadas—. Ten cuidado, Medianoche. —Hasta más tarde, Terciopelo. —Un clic, y luego el tono de marcación. Suspiró, distraída jugando con una hoja de una de las plantas de su escritorio. —Lo tienes tan mal, chica. ______ giró su silla para mirar a su compañera de trabajo, Ellen Blair. —No lo tengo. —Tiró el auricular y se apartó el pelo detrás de las orejas. —Oh, por favor —Ellen rodó sus ojos—. Te escucho cada vez que tomas una de sus llamadas. No puedo oírlo, pero puedo escucharte babeando todo el teléfono. Es asqueroso. —Riendo le frunció los labios pesadamente pintados en un beso al aire. —Detente —______ apenas pudo contener la risa. —No, tú para. Sé que suena caliente y todo, cielo, pero es sólo una voz en el otro extremo de un teléfono, — se inclinó sobre el muro hasta la cintura del cubículo que separaba sus escritorios, su voz bajó a un susurro. —Necesitas a un hombre de verdad, ______, necesitas irte a la cama con uno ya. —No, no lo necesito. Ellen pensaba que todos necesitaban sexo tan a menudo como ella, que, según su propio relato, era varias veces a la semana. Algo acerca de las rubias curvilíneas, con ojos azules y largos rizos en espiral que deberían atraer a todos los hombres a la distancia de un grito. Ellen nunca se había perdido de compañía masculina. La joyería costosa que usaba era una prueba de su adoración. Las rubias pequeñas estaban de moda. Los hombres rara vez se iban con las morenas normales como ______. —Lo necesitas tanto que ni siquiera te das cuenta. Ah, sí, señorita Ellen la experta en el sexo. —Piensa otra vez. Además —se encogió de hombros—, yo no tengo tu experiencia. Ellen no se molestó siquiera en mirarla, sólo pasó sus uñas pulidas expertamente por encima de su hombro. —Podrías hacerlo, si alguna vez trataras con una relación real en vez de una fantasía. — ¿Una verdadera? Oh, no lo creo. Además, tú consigues a todos los chicos, Ellen. Yo sólo soy una espectadora aplaudiendo —añadió con un guiño. Ellen negó. —Simplemente te niegas a ver lo que todos ven. Yo mataría por tus ojos dorados y tu piel bronceada. —Estás loca —______ le hizo un ademán. —De todos modos, tienes que salir de tu vida de fantasía a una real, organizada, caliente, entre-sábanas-y con-romance. ______ se estremeció ante la idea. Un romance real sería más de lo que podía manejar en ese momento. Tal vez nunca. Su flirteo inofensivo con Medianoche era su salida. Lo real era arriesgado. Como fantasía, Medianoche era el hombre perfecto. En la realidad, ella no tenía el menor interés. Además, pronto tendría un nuevo trabajo y estaría demasiado ocupada para el romance. El teléfono volvió a sonar, proporcionándole una distracción a los pensamientos de felicidad y romance. —Habla Terciopelo. La estátic a sonó en su oído. La llamada se cortó tan mal que apenas pudo oír, pero reconoció su voz de inmediato. Su tono de voz era agudo y recortado, lento y perezoso, no como de costumbre. — ¿Medianoche? —No tengo mucho tiempo. La reunión se está llevando a cabo. Voy allá... ahora... pero... problemas con el coche... — ¿Qué? Apenas puedo escucharte. Te oigo entrecortado, Medianoche. Dilo otra vez, por favor... —La conexión era terrible, pero captó la urgencia de los códigos de auxilio que él gritaba a través de la estática. —No hay tiempo... bendiciones cerca del verde... cementerio... que... La comunicación murió. — ¡Medianoche!— Repitió su nombre en clave de nuevo, no pudiendo calmar el pánico en su voz. Ellen dio la vuelta a la esquina y permaneció en el cubículo de ______. — ¡Medianoche, repite el mensaje, por favor! Nada. Él se había ido. Publicó el aviso de un agente en problemas y se apresuró a analizar los códigos. Algo no tenía sentido. Su mensaje sólo contenía códigos parciales. Tenía que resolver eso y rápido para poder enviar una alerta al comandante. El comandante Alan Webster pondría a rodar la bola para el rescate de Medianoche. Todo lo que tenía que hacer era descifrar los códigos y tratar de averiguar su paradero. Mierda. No podía descifrar el código. No era correcto. Había piezas integrales que faltaban y sin una comunicación clara de Medianoche, no podía entender lo que había estado tratando de decirle. — ¿Qué pasa? Levantó la vista hacia el comandante Webster. Siempre se veía tan tranquilo, incluso en una crisis. Sus ojos marrones eran como una dosis de valium y ella dejó escapar un suspiro tranquilizador. —Mensaje de emergencia de Medianoche. Pero sus códigos no tienen sentido. No tengo una definición clara de su ubicación, señor. —Le entregó la copia impresa de sus análisis y el comandante les echó un vistazo. Leyó la copia impresa y frunció el ceño. —Tienes razón. Esto no tiene sentido. Consígueme algún agente de campo y veamos si podemos encontrarlo. Un agente de campo. Debería ser pronto. Estaba queriendo saltar de su silla y encontrar a Medianoche. Si pudiera, volaría por la puerta para ir tras él ella misma. Es decir, si tuviera alguna idea de dónde estaba. Pero el trabajo de campo no era su trabajo. Todavía no, de todos modos. Era por eso que quería ser agente. Esta parte de su trabajo de-estar-de-pie-sobre-lamarcha- la volvía loca. ¿Por qué no podía estar por ahí en las calles como su refuerzo? ¿Ayudarlo? ¿Y si estaba en peligro? Había oído que Medianoche trabajaba solo la mayor parte del tiempo, algo inédito en la Agencia. — ¿Qué pasó? — preguntó Ellen en un susurro apresurado mientras ______ recuperaba su asiento. Le explicó la llamada desesperada de Medianoche. —Estás preocupada por él, ¿no?. —Por supuesto que lo estoy —replicó—. Es uno de nuestros agentes y está en problemas. Ellen sonrió. —Uh ajá. Y nunca has tenido una llamada de esas. —He tomado un montón de llamadas como esta. —Exactamente mi punto de vista. Y ni una vez he escuchado tu clamor elevarse con pánico y miedo. Esa llamada te asustó ______ más que cualquier otra que hayas tomado antes. —Eso es ridículo. Siempre estoy preocupada por los agentes. —Lo que tú digas, cariño — Ellen carraspeó y volvió a su asiento. Ellen podría estar en lo correcto, pero sería un día frío en el infierno antes de que lo admitiera. Por supuesto, ______ estaba preocupada por Medianoche. Pero, ¿más que por cualquier otro agente? Tal vez sólo un poco. Su voz sexy lo ponía en el primer plano en sus pensamientos. Aun así, todavía no era más que una voz en el teléfono. * * * * * Joe Call esperaba como el infierno que Terciopelo fuera buena en su trabajo. De lo contrario, estaba jodido. A lo grande. Sólo había pasado la mayor parte de una hora colgado entre los ejes bajo un camión, que se había detenido, finalmente. Gracias a Dios. Ahora estaba sentado en un viejo almacén, con él aun yaciendo debajo de él. Al diablo con los hijos de puta que lo habían atrapado aquí. Casi había terminado de plantar el dispositivo de rastreo cuando el conductor había salido y arrancado el motor. Él había empezado a salir, pero un par de hombres habían salido del edificio, impidiendo efectivamente su evasión. Estaba atrapado, como un pasajero no deseado en un emocionante viaje no deseado. Aferrándose en cualquier cosa que sus manos y pies podían aferrar, había orado para no caer y terminar aplastado bajo las ruedas del camión. Y había tratado de hacer una llamada en su teléfono celular mientras tenía un precario equilibrio debajo de un camión de dieciocho ruedas que iba disparado por la carretera lovque lo calificaba como un especialista. ¿Había fracasado? No era probable. Antes de hoy, de todos modos. Esta misión se encaminaba en esa dirección, sin embargo. El tiempo se agotaba y tenía que escapar. Mala suerte. Eso se suponía que era la parte fácil. La misión era la cosa más importante. La única cosa. Como su padre siempre decía, una llamada no falla. Cuando estaba a cargo de una misión, la lograba. Punto. Y ahora, atrapado mientras un montón de idiotas armados custodiaban el camión, era obvio que tenía una sola esperanza. Terciopelo. Pensar en ella lo relajaba. Y lo hacía excitarse al mismo tiempo. Cada vez que vertía su sofocante voz de verano por encima de él, los pelos de su nuca se erizaban. Entre otras cosas. Grandioso. Era un infierno de momento para empezar a pensar en una mujer. Era por eso que nunca había tenido relaciones. Las mujeres le quitaban la concentración de su trabajo y él no permitiría que eso sucediera. La llamada había sido bastante difícil de hacer y al estar al aire libre así como debajo de un camión gritando no había hecho mucho por mejorar su relación. Apenas había hecho la llamada a través antes de perder el maldito teléfono celular cuando el camión se paró. Qué noche. Estaba cansado, tenía calor, estaba sediento y molesto como el infierno. Y contaba con Terciopelo. Si se le daba bien la inteligencia, que él quería creer que sí, debería reunir suficiente información de su mensaje para avisarle al comandante de su paradero. Si no, estaba frito. * * * * * Una de la mañana. ______ miró el reloj de su coche y suspiró. Estaba muerta de cansancio y, finalmente, volvía a casa. Trató de escuchar la radio, pero le dio vuelta al botón de encendido después de la primera canción, una balada inolvidable sobre estar solo. Sí, así estaba ella. Igual que cualquier otra noche. Y ahora podría añadir preocupación a la parte solitaria. No había podido conseguir sacar a Medianoche de su mente. Los rumores acerca de su destino estaban por las nubes en la oficina. No tenían pistas sobre la base de los códigos que él le había dado. Nadie lo podía encontrar. ¿Y si hubiera cometido un error al analizar el código? ¿Si hubiera perdido una pista vital que podría haber llevado a la NCA a su paradero? Habría decepcionado a Medianoche. En su primera llamada esa noche, él había establecido una operación de vigilancia a un vehículo transportando suministros de laboratorio de metanfetaminas. Ella sabía que las reuniones informativas de San Luis eran sólo una de una serie de ciudades siendo invadidas por una organización productora de metanfetaminas. Lo que habría encontrado Medianoche hasta el momento indicaba que era un esfuerzo centralizado. Algún grupo organizado era el responsable de la financiación, creación y distribución de esa operación de drogas letales. Estaba tan tranquilo en el coche que podía oírse respirar. Sus pensamientos se fueron sobre las pistas que Medianoche le había dado en esa llamada telefónica frenética, hasta que finalmente algo había hecho clic. ¡Eso era! Algo en su lista actualizada de palabras clave tenía sentido, y tenía que ver con una iglesia cerca de un campo de golf y del cementerio. Ella conocía el barrio de St. Joseph, había crecido allí. Y había un campo de golf y un cementerio a ambos lados de la calle. Tenía que ser el lugar indicado por Medianoche. Las luces bajas de la autopista a la salida se alzaban por delante. Sin detenerse, se bajó y se dirigió a su antiguo barrio. Siempre encontraba consuelo en la calzada más allá de su casa de la infancia. La calmaba y le recordaba cuán tenue era la vida. Si parpadeaba, todo podría cambiar. Y lo hacía hecho. No fue hasta que pasó la estructura de ladrillos antiguos que se dio cuenta de lo que había hecho. ¿Qué le había pasado para haber ido allí? ¿La nostalgia provocada por la mención de Medianoche de St. Joseph? ¿O una idea viable de su paradero? Mientras conducía más allá del almacén abandonado donde ella y sus amigos habían jugado juntos en secreto cuando niños, su pie golpeó duro los frenos. La incredulidad peleó con la certeza. No podía ser tan fácil. ¿Podría Medianoche haberse estado refiriendo a su St. Joseph? La antigua iglesia estaba a sólo a media manzana de la bodega. No era que él supiera que era su antigua iglesia. Pero cuanto más pensaba en ello, más sentido tenía. Había dicho “verde” también. El almacén tenía letras verdes sobre la señal en la puerta principal. ¿Coincidencia? Tal vez. Tal vez no. Ella se movió por el parque y dio un rápido vistazo a cada lado del vehículo. Completamente desierto. ¿Quién deambularía alrededor de un lugar como ése a la una de la mañana de todos modos? Tal vez los agentes de campo de la NCA. Y ella era casi un agente de campo. Lo sería oficialmente el lunes. Casi podía oír los engranajes haciendo clic en su cabeza. Qué gran manera de demostrar su valía. Rescatar a uno de los mejores agentes del NCA. No, ______. Esa es una idea tonta. Vuelve a tu coche, ve a una cabina telefónica y deja que los expertos manejen esto. Tal vez si se sentaba por un momento, realmente lo pensaba, ese ridículo rescate se dispersaría. No lo hizo. Y si ella no continuaba ahora que estaba allí, se daría a sí misma de patadas toda la noche. Si encontraba algo, acabaría yendo a un teléfono y llamaría. ______________________ Comenten, si quieren que la siga. [/font] | |
| | | PinguinitaJonas Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 306 Edad : 27 Localización : Con Joe en mi habitacion 1313 ;) Fecha de inscripción : 11/07/2011
| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 7th 2012, 06:32 | |
| Esta nove se ve que va a estar buenísima! Me encanto el cap! Síguela plis! | |
| | | #CrazyMoFosOfNialler Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5350 Edad : 26 Fecha de inscripción : 18/05/2012
| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 11th 2012, 16:26 | |
| Segunda Lectora!!!!! no la dejes continuala si S I G U E L A P O R F A V O R | |
| | | FerJonas12 Novia De..
Cantidad de envíos : 645 Localización : Ave. Fastlife LA. California Fecha de inscripción : 03/02/2012
| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 11th 2012, 17:16 | |
| O: nueva lectora!! Me ha encanta to siguela Please | |
| | | #CrazyMoFosOfNialler Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5350 Edad : 26 Fecha de inscripción : 18/05/2012
| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 21st 2012, 16:29 | |
| Hey por que no la sigues tienes que subirla por fa continua subiendola | |
| | | #CrazyMoFosOfNialler Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5350 Edad : 26 Fecha de inscripción : 18/05/2012
| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 21st 2012, 16:29 | |
| Sigueelaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!! | |
| | | DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Terciopelo de medianoche. Agosto 24th 2012, 04:27 | |
| Simple, ¿verdad? Se detuvo al lado del almacén y estacionó cerca de la ventana del nivel inferior. Parecía abandonada, exactamente como lo había estado cuando ella y sus amigos habían establecido su club. Destrozada, las ventanas cubiertas de barrotes extendiéndose ante ella, la usada estructura de cinco pisos era tan imponente como lo fue cuando ella había sido una niña de diez años. Esto es estúpido. Ve a un teléfono, llama a la agencia y deja que alguien más eche un vistazo. Pero ¿y si estaba equivocada? Se vería como una idiota, o peor aún. No daría una buena primera impresión como una agente de campo recién ascendida. No había nada como gritar fuego y que las tropas llegaran, sólo para descubrir un almacén vacío lleno de nada más que ratas. Soltando una respiración para calmar sus nervios, colgó sus llaves en el anillo exterior de su mini-mochila y salió del coche, arrojando la mochila a su espalda. Dejaría el coche abierto, en caso de que viera algo o a alguien. Quería ser capaz de entrar al coche y hacerlo tan rápido como pudiera. Podría estar a punto de convertirse en un agente de campo, pero no era ciertamente una experta. En la oscuridad de las tinieblas, el lugar le puso los pelos de punta. Era una verdadera loca por siquiera pensar en hacer algo como eso. Con un suspiro de resignación, se agachó y escudriñó la ventana del sótano. Nada. Se sentía más idiota a cada minuto, empezó a levantarse cuando un reflejo en la ventana llamó su atención. ¿Sería esa una luz? Escalofríos recorrieron sus brazos y cuello a pesar del calor aún persistente en el ambiente. Se centró en ese mismo lugar y no tuvo que esperar mucho tiempo. Ahí estaba de nuevo. Un destello, una sombra de luz. Fugaz, pero sin embargo estaba allí. Había venido de la toma de aire que conducía a la estructura subterránea. Una sala grande, vacía donde ella y sus amigos habían jugado durante horas. Hizo un rastreo rápido a través de la rejilla de ventilación del sótano. No se atrevía a arriesgarse a ir al otro lado del edificio y entrar en el nivel inferior a través de la entrada. Era posible que hubiera alguien al otro lado. Este lado estaba oscuro y ella podría entrar fácilmente sin ser vista. Se mordió el labio inferior, sabiendo que sólo debería ir a hacer la llamada telefónica, pero algo en la urgencia de la llamada de Medianoche la estimulaba. No estaría de más echar un vistazo rápido. Había estado en ese lugar un millón de veces cuando era niña. Lo más probable era que seguiría estando tan vacío como lo había estado entonces, así que realmente, no arriesgaba nada por echar un vistazo. Tal vez alguien había alquilado el lugar y estaba trabajando allí. Por lo que entraría y lo comprobaría. Si no era nada, se iría a su casa. Si lo era, se largaría de allí y haría la llamada a la NCA. La ventana era más difícil de abrir ahora de lo que había sido hacía dieciséis años, pero ______ tiró de ella con ambas manos hasta que dio un chirrido. Agradecida que se hubiera puesto sus pantalones negros capri para trabajar esa noche, deslizó las piernas primero y se movió hacia abajo por la estrecha abertura. Estaba oscuro y mohoso. Arrugó la nariz por el aire viciado y se sacudió las telarañas se enredaron en su pelo. Siguió su camino a través de la sala, utilizando el viejo escritorio de metal como guía. Había pasado un largo tiempo, pero aún recordaba el camino. A sólo unos pasos estaba la ventilación a lo largo de la pared interior. ¡La encontré! Con un sentido de intriga recordándole la infancia, quitó la tapa detección de la salida del aire y se metió dentro. Sólo se arrastró un poco al otro lado de la rejilla de ventilación. Murmurando oraciones porque no encontrara ninguna araña enojada en el túnel por largo tiempo sin utilizar, poco a poco se abrió paso hasta el final, cuidando de no hacer ruido. Cuando llegó a la malla en el extremo de la chimenea, se sorprendió por la actividad en el almacén, supuestamente vacío. Un semi-camión sin marcas ocupaba la mayor parte del espacio en el centro de la habitación bien iluminada. Contó por lo menos a diez hombres cargando una especie de equipo de laboratorio en el camión. ¿Qué estaba pasando? No había coches estacionados afuera del edificio. Su instinto le decía que nadie debería estar ahí. Por otra parte, podría ser exactamente como ella pensaba. Alguna empresa había alquilado el antiguo almacén y había analizado mal los códigos de Medianoche, el alivio porque no había llamado a la artillería pesada se apoderó de ella. Su punto de vista era limitado debido a que la ventilación estaba en el suelo. Pero el semi-camión estaba perpendicular a su línea de visión, dándole una visión clara de los ejes de las ruedas. Ahogó un grito cuando vio a un hombre aferrado a la parte inferior del camión. No podía ver su rostro en las sombras, pero el contorno de su cuerpo era claro. ¡Ahora era seguro que eso no era normal! ¿Sería Medianoche? Y si no, entonces ¿quién era? Ahora, ¿qué se suponía que debía hacer? Realizar la llamada. Eso era lo que debía hacer. La única opción lógica era que se arrastra fuera, llegara a un teléfono y llamara a la agencia. No era una agente de campo del todo y apenas podía defenderse con un tubo de lápiz labial y una linterna en miniatura. Sintiéndose ridícula, empezó a deslizarse hacia atrás cuando de repente el hombre cerró la parte de atrás del camión, apagó las luces y salió de la habitación. Se hizo negro. No podía ver nada, no era que lo necesitara para salir de la ventilación. ¿Y ahora qué? ¿Se iría? ¿Qué pasaría si el hombre debajo de la camioneta fuera Medianoche? Quienquiera que fuese, se estaba escondiendo de los otros hombres. Pero, ¿sería malo? ¿O era de los otros? Tenía que ser Medianoche. ¿Quién más podría ser? Todo tenía mucho sentido ahora, todos los códigos que le había dado. Asintió en la oscuridad, más segura que nunca de que el hombre era un agente de la NCA. Y allí estaba ella, a sólo a unos pocos metros de él, a punto de proporcionarle una salida segura. ¿Cuán emocionante sería? Sería la que lo rescataría. Ya había llegado tan lejos. No tenía sentido irse ahora. No cuando le podía mostrar la salida. Pero, ¿cómo llamaría su atención? ¡La linterna! Maniobrando, tomó su bolso, buscando a tientas en el interior hasta que sus dedos se cerraron en el frío metal de la pequeña linterna. La centró contra la pantalla del respiradero, rezando para que ninguno de los hombres la hubiera visto antes de que la oscuridad hubiera llegado. Encendió el interruptor de la linterna. No pasó nada. Volvió a hacer clic, encendiéndola y apagándola, encendiéndola y apagándola. La batería estaba muerta. Grandioso. ¿Y ahora qué? Dudó en gritar su nombre en la remota posibilidad de que alguien pudiera oírla. Además, ¿qué pasaría si ni siquiera era él? Deja de pensar de esa forma. Es él. Lo más silenciosamente que pudo, empujó la cubierta de malla. Salió volando con un ruido fuerte. Nevada se encogió ante el sonido, congelando su cuerpo en un punto muerto. ¿Qué haría ahora? El sonido había sido lo suficientemente fuerte como para despertar a los muertos, por no hablar de la vida al otro lado de la puerta. Pensando que ya estaba en la sala, rápidamente corrió por delante. Se mantuvo baja, arrastrándose sobre sus manos y rodillas, con la esperanza de poder recordar la distancia al camión. Estirando su mano frente a ella, sintió el camión. Ya casi, sólo un poco más de pies y... De repente estaba de espaldas sobre el piso de cemento frío. Un cuerpo grande y duro se cerró de golpe en la parte superior de ella. ¡Estaba atrapada! No se podía mover. Era una prisionera. Un grito escapó de sus pequeños labios antes de que una mano apretara sobre su boca. Su susurro entre dientes llegó a su oído. —Cierra la boca o estás muerto. El pánico se levantó como un hervidero. Su cuerpo se estremeció de miedo. La adrenalina bombeó a través de su sistema, lo que desencadenó una respuesta de lucha. Pateó inútilmente contra él, tratando de zafarse del cuerpo pesado que la encerraba. — ¡Deja de pelear! —Él movió levemente su mano de su boca. Ella continuó luchando, mordiendo con fuerza su mano. — ¡Hijo de puta! —Susurró él. Cuando alzó la mano, ella abrió su boca y tragó oxígeno, preparando sus pulmones para otro grito, cuando sintió el acero afilado, frío, apretado contra su garganta. —Haces un sonido, y recibes una bala. No podía ver nada, pero conocía la voz. El alivio la inundó. — ¿Medianoche? —Susurró. Oyó su inhalación rápida. — ¿Quién diablos eres? —Soy... Terciopelo de la Agencia —Su voz tembló, no sonando para nada como lo hacía normalmente. Por favor, por favor, créeme. — ¿Terciopelo? —Sí. — ¡Maldita sea! ¿Qué estás haciendo aquí? El terror comenzó a disminuir al mismo tiempo que le quitaba el arma de su cuello. Tomó una pequeña respiración rápida y se obligó a calmarse. —Pasaba por aquí de camino a casa. Tus códigos de repente tuvieron sentido. Conozco este lugar, y yo... yo pensé que podría echar un vistazo. Él lanzó una maldición. —De todas las ideas estúpidas, ésa es la más idiota. Estaba en lo cierto. Había sido una estupidez. Pero al menos podría estar agradecido de que había ido a rescatarlo. —Mira, entiendo que estés molesto. Pero si sólo… Las luces se encendieron y volvió la cabeza hacia la puerta de entrada al almacén. Vio pies. Pies corriendo. Un grupo de ellos. El pánico volvió familiar, sólo que diez veces peor. ¡Los habían visto! Sin previo aviso, las manos fuertes le dieron un tirón para arriba, empujando contra su espalda. — ¡Corre! Ella, literalmente, corrió por su vida, con Medianoche en sus talones. Apenas se detuvo cuando llegó a la rejilla de ventilación y en el interior abovedado, luchando con sus manos y rodillas lo más rápido que podía hacia la abertura en el sótano. ¡Ya vienen! Sabía que no les tomaría mucho tiempo adivinar a dónde salía la rejilla de ventilación, a menos que siguieran detrás de ellos ahora mismo. Todo lo que podía oír era el sonido de sus rodillas golpeando el metal de la rejilla de ventilación. Ya había subido a la mesa bajo la ventana cuando Medianoche salió de la chimenea. Ella se incorporó, salió y se dirigió a su coche, sacando las llaves. ¡Oh Dios, su mochila! Se dio la vuelta y miró al suelo a su lado. Los pies de Medianoche crujieron en la grava detrás de ella. — ¡Métete en el maldito coche! Ella se detuvo y realizó la búsqueda en el suelo a su alrededor. El pánico y el miedo desesperado la asfixiaron. — ¡Mi bolso! ¡No lo encuentro! ¡Las llaves están allí! — ¿Qué bolsa? —Una mochila diminuta. Tenía las llaves en ella. —Qué maldito desastre —Murmuró obscenidades en voz baja, la empujó en el asiento del copiloto y corrió hacia el lado del conductor. Sacando lo que parecía un pequeño martillo de metal de su bolsillo de sus vaqueros, se deslizó en el asiento y golpeó el motor. A los pocos segundos, el motor rugió a la vida. Gracias a Dios que había sido rápido. Miró por el espejo retrovisor. Sus perseguidores se acercaban rápidamente por el lado del edificio. ¡Date prisa y conduce!, oró porque no los fueran a matar. Con los neumáticos chirriando, se separaron del estacionamiento. No habían salido del área de estacionamiento cuando escucharon una detonación. ¡Oh Dios, por favor, no una llanta! — ¡Abajo! — gritó Medianoche. Con un movimiento agarró la parte posterior de su cuello y le empujó la cabeza en las rodillas. — ¡Pensé que era un neumático! —No fue un neumático —dijo él con tono cortante, cuando se dirigían rápidamente por la calle oscura y desierta. Si no se trataba de neumáticos, entonces... ¡Había sido una bala! — ¡Están disparando contra nosotros! —¡No me digas! ¡Mantén tu cabeza hacia abajo! No quería morir ahí. No así. La bilis subió por su garganta y rápidamente la comprimió. Ahora no. Respira profundo. Mantén la calma. Trató de mantener su inhalación y exhalación lenta y constante. Después de una serie de giros y chirridos de neumáticos, él dijo: —Los he perdido. Puedes sentarte ahora — su voz se había calmado, pero sus nervios no. Con la cabeza enterrada contra sus rodillas y todo lo que había sucedido en el almacén, todavía no había visto cómo era. Había sido una silueta negra, con su sentido de la vista inútil. Y cuando las luces de repente llegaron, ni siquiera tuvo tiempo para concentrarse antes de que corrieran a la ventilación. Todo lo que conocía de él era su voz. Se recogió el pelo de la cara y, finalmente, tuvo una mirada del hombre conocido sólo como Medianoche. Wow. Casi exactamente como lo había imaginado. El alumbrado público exterior brillaba en su pelo del color de su nombre clave. La barba de un par de días cubría una mandíbula fuerte. Él le lanzó una mirada y ella contuvo el aliento. Sus ojos eran tan sexys como su voz. Oscuros y amenazantes. — ¿Tienes teléfono celular? —Le pregunto — ¿Eh? Su frente se arrugó cuando frunció el ceño. —Un teléfono celular. Ya sabes, ¿Tienes un teléfono contigo? —Sé lo que es y no, no lo tengo. — ¿Quién en estos tiempos no tiene teléfono celular? Diablos, incluso los niños de diez años lo tienen. —Yo no — ¿A quién llamaría? ¿A su propio correo de voz? Entonces recordó— ¡Mi bolso! ¡Tengo que tener mi bolso! —Bueno, obviamente no lo tienes o tendríamos las llaves del coche. ¿Lo tenías en la salida de aire? —Sí. — ¿Qué pasó cuando saliste de la rejilla de ventilación en el almacén? Ella asintió y se mordió el labio inferior, y se acordó entonces. —Debo haberlo perdido cuando me tiraste al suelo de la bodega —Oh, Dios. ¡Era tan idiota! —Grandioso. Simplemente genial. —Rápidamente se detuvo en un supermercado, saltó e hizo una llamada desde el teléfono público. Había dejado la puerta del conductor abierta, y lo oyó discutir. —Hey, ¡No es mi culpa que ella está aquí! ¿Por qué demonios ninguno de tus hombres pudo encontrarme? Tenía que estar hablando con el comandante. Ahí iba su trabajo de agente de campo. Porque no tendría más asuntos para jugar que un niño de diez años con un teléfono celular. Avergonzada, se hundió en el asiento. —Esto es una broma, ¿verdad? —Caminó la longitud del cable de teléfono y de regreso, deslizando una mano por su pelo—. ¡No lo haré! —Su ceño se frunció de una manera con la ya estaba familiariza—. ¡Como el infierno, lo haré! —Más caminata, estirando el cable como si pudiera irse con él—. Tienes que estar bromeando. ¿Por qué no puede hacerlo alguien? ¡Yo estoy aquí en medio de un maldito caso! Tras una larga pausa y un suspiro de asco, sacudió la cabeza. —Tú eres el jefe. Pero esta es una idea realmente estúpida. —Terminó la llamada abruptamente. Sin decir palabra, volvió al coche, cerró la puerta y se marcharon. Ella no pudo soportar el silencio por mucho tiempo, pero tenía demasiado miedo de preguntarle acerca de su conversación telefónica. —Ni siquiera sabemos nuestros nombres reales. — ¿Y? —Él apretó los labios y ella pudo jurar que le oyó rechinar los dientes. —Mi nombre es ______. ______ James. No hubo respuesta. — ¿Y el tuyo? Todavía sin respuesta. —Creo que voy a seguir llamándote Medianoche, entonces. Nick Call. Nombre sexy. Había conseguido una buena mirada a su cuerpo bajo las luces de la cabina telefónica, igualaba sus fantasías. Vaqueros oscuros abrazaban sus bien proporcionados muslos y sus hombros anchos encajaban cómodamente en su camiseta. — ¿Me llevas a casa? —Estaba cansada, necesitaba un baño y, probablemente, varios vasos de vino. Qué noche había sido. —Me gustaría —dijo él con una sonrisa cáustica. ¿Se reía de ella? — ¿Qué es tan gracioso? Él le dirigió una mirada furiosa. — ¿Gracioso? No hay una maldita cosa divertida sobre esta situación, ______nombre- clave-Terciopelo-James. Dejaste tu bolso allí, lo que significa que dejaste las llaves, así como tu identificación. Para este momento, los hombres saben dónde vives y dónde trabajas. Probablemente estén en tu casa esperando por ti. Fuiste testigo de un crimen. Si te encuentran, lo más probable es que te maten. El pensamiento de los hombres esperándola en su apartamento evocó imágenes de violencia que hizo que su cuerpo temblara otra vez. Se cruzó de brazos, apretándolos con fuerza. Los agentes de campo no tienen miedo, _______. ¡Consigue controlarte! —Está bien. Ahora ¿qué pasará? Nick exhaló con un suspiro de frustración. —A pesar de mi opinión de que esto fue un desastre, el comandante piensa que mostró iniciativa de tu parte. No esperaba eso y ni siquiera trató de esconder la sonrisa que se formó en sus labios. — ¿En serio? Él le disparó una sonrisa de incredulidad. —Aparentemente. — ¿Qué significa eso? Sus manos se tensaron sobre el volante con un agarre mortal mientras miraba directo hacia adelante. —Significa que he llegado a ser oficial de entrenamiento. Y por ahora, eres mi pupila. | |
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| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 24th 2012, 09:51 | |
| Increible capi siguela estuvo genial pero como a la rayis se le olvidada su bolso??? y por fin nick y ______ se conocieron!!!!!! siguela no la dejes cuidate bye | |
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| Tema: Re: Terciopelo de medianoche. Nick&Tú. Agosto 24th 2012, 09:51 | |
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