Welcome Home. (Nick&Tu)

Hola!
Mi nombre es Martha, soy nueva en esta seccion, soy mas conocida en el de
Hot....
Bueno, esta es para mi una nove romantica, que por cierto es Adaptacion....
Espero y les guste
¡Comenten!

Argumento:

Quizá ambos tuvieran una segunda oportunidad…
A los dieciséis años, _______ Miller había pasado momentos inolvidables bajo el sol y la arena de Cannon Beach, donde había encontrado un hogar en brazos de su novio, Nicholas Jonas. En aquellos momentos, la vida se extendía ante ella llena de promesas. Ahora tenía treinta y dos años y la vida no había sido como ella había imaginado, pero allí estaba de nuevo, en Cannon Beach, con dos hijos pequeños. Y Nick Jonas también estaba allí. _______ creía que todavía podría convertir sus sueños en realidad… si él le dejaba entrar en su corazón.

wooow!! see vee geniaal
´primeraaa lectoraaa!!!
palabraa de jonathiqaa!!:B

Bueno, nena, que te parece si el finde subo los dos primeros caps?

Te juro que te gustara...al menos a mi me encanto!

hoooolaaaaa
2da lectora!
me guuustaaaa!!!
espero al fin de semana!!!!!!!

holo

3lectora sigela

oooh, yo quieero capitulo Smile

siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encanto
*o* geniallll

apppss

por sierto soy nueva lectora y me encanta estaaaaaaaaaa

(tu sipnosis) jajajajajajaja

Siguelaa Nuevaa Lectooraaa

Holiisss.. Me encanto el argumento! y no dudo qe la nove también!
Soy la séptima lectora no? bueno en fin.. Síguela Plizz! Sube Cap PRONTO!!

maas. <33 maas. <33 maas. <33 maas. <33 maas. <33 maas. <33
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¡Sube prontooooooooo!
¡Por favoooor!
Smile

-.- Te esperamos Smile

Gracias por esperarme, nenas......

Capítulo 1

Para tratarse de una señal del cielo, parecía demasiado mundana.
No sonaba ninguna voz atronadora desde lo alto, ni coros de ángeles, ni nada. Sólo una placa escrita a mano en medio de un jardín que rodeaba la casa de estilo Victoriano que tan arraigada tenía dentro de su memoria.
SE ALQUILA, rezaba el letrero. ________ lo miró ilusionada. Parecía imposible. Casi un milagro. El que aquella casa, de entre todos los sitios del mundo, estuviera disponible para ser alquilada, justo en el momento en que ella estaba buscando un lugar donde instalarse temporalmente, parecía una señal caída del cielo que le impulsaba a seguir adelante con su decisión de aceptar el puesto de profesora que le habían ofrecido en Cannon Beach e instalarse allí con sus dos mellizos.
Hasta aquel mismo instante, no se había dado cuenta de lo insegura que se sentía al haber tomado aquella decisión, abandonando todo lo que había supuesto su vida anterior para lanzarse a lo desconocido.
Pero, al ver el letrero enfrente de la casa Brambleberry, sintió como si sus plegarias hubieran sido atendidas, como si desde lo alto le estuvieran confirmando que aquel era el lugar donde debía estar.
— ¡Vaya casa! —exclamó Noah, admirando el majestuoso edificio de tres pisos, con sus sofisticadas cúpulas—. ¡Parece una casa de caramelo!
________ apretó la mano de su hija. Noah tenía buena cara aquel día. La brisa marina de la costa de Oregón parecía sentarle bien.
— ¡Vaya perro! —exclamó su hermano mellizo, Frankie.
Lo que había suscitado su curiosidad había sido un enorme perro color canela que había saltado la valla que rodeaba la casa y se estaba dirigiendo hacia ellos como si les hubiera estado esperando durante años.
El perro lamió la cara de Frankie y jugueteó con él como si se tratara de un viejo amigo. ________ hizo el ademán de interponerse entre el animal y Noah. Pero no tenía de qué preocuparse. Como si poseyera un sexto sentido, el perro se detuvo dócilmente y esperó con paciencia a que fuera la pequeña la que se acercara a él. Noah sonrió, y _______ suspiró de alegría al ver a su hija contenta.
—Creo que le caigo bien —dijo la pequeña.
—Yo también lo creo, tesoro —sonrió _______ pasándole la mano por el pelo a su hija.
— ¿De verdad conoces a la mujer que vive aquí? —preguntó Noah mientras Frankie se divertía jugando con el perro.
—La conocí hace mucho, mucho tiempo —respondió su madre—. Era mi mejor amiga.
Su corazón se estremeció al recordar a Demetria Lovato. Le vinieron a la cabeza cientos de recuerdos, como el de su gigantesca colección de muñecas, o el de las confesiones que se hacían ambas en privado, o el de sus paseos por la playa.
— ¿Como Jenna y yo cuando estábamos en casa? —preguntó Noah.
—Igual —respondió _______.
Todos los veranos de su infancia, la casa Brambleberry había sido siempre un oasis de serenidad y armonía. Su familia había alquilado una de las casas contiguas todos los meses de julio. Había sido una época de diversión, a pesar de las constantes discusiones de sus padres.
________ había tenido la costumbre de huir a casa de Demi para no tener que soportarlas, para no tener que ver las lágrimas en el rostro de su madre ni el malestar de su padre.
La última vez que había estado allí había sido con quince años. Sus padres habían acabado divorciándose, para alivio suyo y de su hermano Charlie, y nunca habían regresado a Cannon Beach. Pero los años no habían logrado borrar de su memoria la imagen de aquella casa, una imagen que había sido su refugio en todos los momentos difíciles que había tenido que vivir, como la separación de sus padres o su propio divorcio de Kevin, que había sido infinitamente peor.
— ¿Todavía es tu mejor amiga? —preguntó Noah.
—No la he visto en mucho tiempo —respondió ella—. Hasta este momento no he sabido cuánto la he echado de menos.
No debía haber dejado pasar tanto tiempo sin ir a Cannon Beach. Había dejado que su amistad con Demi se desvaneciera. Había estado demasiado ocupada convirtiéndose en una adolescente rebelde y problemática, atrapada en medio del drama representado por sus padres. Después había pasado por la universidad, por el matrimonio, por la familia, y había sido más difícil todavía.
Tal vez, ahora que estaba de vuelta, tendría tiempo para recuperar el pasado. No podía esperar más.
Abrió la pequeña portezuela y avanzó por el sendero que conducía a la entrada con la sensación de estar a punto de dar un paso trascendental en su vida.
Pulsó el timbre y oyó el eco en el interior de la casa. ¿Sería Demetria quien le abriría la puerta? ¿Seguiría teniendo el mismo rostro que guardaba en su memoria?
Durante unos instantes, nadie respondió. _______ pulsó el timbre por segunda vez, con el mismo resultado. Se preguntó si debía dejar una nota con la dirección de su hotel y el número de su teléfono móvil, pero lo consideró demasiado impersonal después de tantos años.
Estaba regresando de nuevo por el sendero hasta la puerta donde la esperaban sus hijos cuando oyó el ruido de una máquina en la parte posterior de la casa. El perro ladró ostensiblemente y echó a correr hacia esa dirección, deteniéndose en la esquina para mirarles, como si estuviera invitándoles a seguirle.
Tras unos momentos de indecisión, ________ decidió hacerlo, acompañada de sus dos hijos.
Cuando llegaron a la parte trasera de la casa, encontraron a un hombre de pelo castaño y hombros anchos delante de una mesa de carpintería manejando una sierra.
________ permaneció en silencio, esperando que el hombre percibiera su presencia.
—Hola —dijo ella en voz alta finalmente, ya que el desconocido no parecía haberse dado cuenta de nada.
Pero tampoco reaccionó, de modo que avanzó hacia él para que pudiera verla.
— ¡Disculpe!
El desconocido apagó la sierra mecánica y se quitó los guantes que llevaba puestos.
— ¿Sí?
_________ le observó atentamente. Le resultaba familiar. Algo en su interior le decía que aquel hombre no era un completo desconocido. Se sumergió tanto en sus recuerdos, intentando rebuscar en ellos, que apenas se dio cuenta de la pregunta.
—Siento molestarle. He llamado al timbre. Supongo que no me ha oído.
—No, supongo que no.
Estaba tenso, como si estuviera deseando volver al trabajo, y _______ se sintió incómoda. Había esperado ver a Demi, no a un trabajador con unos ojos tan penetrantes y tan atractivo.
—Yo… Estoy buscando a Demetria Lovato.
El hombre la miró en silencio, y _______ creyó advertir un extraño destello en sus ojos.
— ¿Es usted amiga suya? —preguntó él en un tono más amable.
—Lo fui hace mucho tiempo. ¿Puede decirme cuándo volverá? Esperaré si hace falta.
El perro volvió a ladrar, pero más mansamente, sin la alegría que había mostrado minutos antes al recibirles en la entrada. El desconocido miró al animal, como si le sorprendiera su extraño comportamiento.
—Demetria murió en abril —dijo él con el rostro en tensión—. Tuvo un ataque al corazón mientras dormía. Siento tener que ser yo quien se lo diga.
_______ no pudo evitar echarse a llorar. Noah se acercó a ella y la tomó de la mano.
—Entiendo… —consiguió murmurar.
Otra pérdida más en la serie de catástrofes que la estaban asaltando. Pero no era una pérdida cualquiera. Su corazón estaba profundamente triste.
Si lo pensaba detenidamente, tampoco había razón para estar tan afectada. Demetria no había estado presente en su vida en los últimos dieciséis años.
Sin embargo, su muerte le había afectado de una forma devastadora.
_________ intentó sobreponerse de la mejor manera posible. Su amiga ya no estaba, pero su casa seguía allí, firme y sólida, erigiéndose en un refugio contra las tormentas y las adversidades.
—Entiendo… —repitió, sintiendo de nuevo la sensación de que conocía a aquel hombre de ojos chocolates.
Le conocía de algo. Estaba segura.
—En ese caso, supongo que tengo que hablar con usted. El cartel de la entrada dice que se alquila. ¿Cuántas habitaciones hay?
El desconocido le echó un último vistazo, se dio la vuelta, se puso los guantes otra vez y tomó un tablón de madera.
—Tres habitaciones, dos de ellas pequeñas. La cocina ha sido reformada en estos últimos meses, y el sistema eléctrico reinstalado. El baño, sin embargo, todavía no está muy presentable.
—Mientras funcione bien, no me importa —dijo ella—. Tres habitaciones serían perfectas para mí y para mis dos hijos. ¿Todavía están disponibles?
—No sabría decirle.
— ¿Por qué no?
—No soy el propietario. Vivo unas cuantas casas más allá, junto a la playa. Sólo estoy echándoles una mano a los propietarios con las reformas.
Algo en sus palabras, o en la forma de expresarlas, hizo que _______ le mirara con atención. De repente, todas las piezas encajaron.
— ¿Nick? ¿Nicholas Jonas?
— ¿La conozco?
—Probablemente no… —dijo ella sonriendo—. Ha pasado tanto tiempo…
________ extendió la mano sintiendo que el pulso se le aceleraba, como siempre le había pasado estando cerca de él.
—_______ Miller. Me conociste como _______ ________ (Tu Apellido). Mis padres alquilaban una casita cerca de aquí todos los veranos hasta que cumplí quince. Solía ir contigo y con mi hermano Charlie a todas partes.
Nicholas Jonas. Había olvidado muchas cosas sobre aquel lugar de su infancia en el tiempo que había transcurrido desde entonces, pero no a él. Se había preguntado muchas veces si volvería a verle, se había preguntado qué habría sido de su vida. Nunca había espero encontrárselo el primer día de su llegada a Cannon Beach.
—Ha pasado tanto tiempo —repitió ________—. No puedo creer que todavía sigas aquí.

* * *

Nick tardó unos segundos en reconocerla. Cuando por fin lo hizo, se preguntó cómo no había sido capaz de darse cuenta antes. Había echado de menos a ________ _________ (Tu Apellido) durante el verano de sus dieciséis años como sólo un adolescente puede hacerlo.
Había soñado con sus ojos verdes, con sus hoyuelos y sus incipientes curvas.
Verdaderamente, había sido su primer amor, y había ocupado siempre sus pensamientos.
Había prometido seguir en contacto, pero no había respondido a ninguna de las cartas que le había enviado. Su joven corazón se había sentido destrozado. Cuando un mes después había empezado de nuevo el colegio, se había mantenido ocupado con los estudios, con su equipo de fútbol y ayudando a su padre en sus trabajos de carpintería. Así había evitado no caer completamente en la tristeza.
_________ estaba igual que entonces, la misma sonrisa, el mismo cabello castaño rojizo, los mismos hoyuelos. Él, en cambio, sentía como si hubieran pasado por encima suyo miles de años. Ya apenas podía recordar los maravillosos e inocentes años en los que había creído ser el rey del mundo, un tiempo en el que había creído que podría conseguirlo todo con tal de esforzarse.
Nick le estrechó la mano. Prefirió no quitarse los guantes para no tocarla.
—No puedo creer que estés aquí —repitió ella sin dejar de sonreír—. Es maravilloso que hayas estado aquí todos estos años. Recuerdo cuánto te gustaba estar aquí.
Pero a él no le resultaba tan maravilloso. Se sentía como un hombre de hielo, petrificado en el mismo lugar durante siglos. Se había planteado en innumerables ocasiones tomar sus pertenencias y marcharse a cualquier otro lugar, lo más lejos posible.
Con su experiencia en carpintería, estaba seguro de poder encontrar trabajo en cualquier parte. Lo pensaba muchas veces, sobre todo cuando llegaba la noche y la oscuridad iluminaba la soledad que le rodeaba.
— ¿Cómo te ha ido? —le preguntó _______—. ¿Qué hay de tu familia? ¿Estás casado? ¿Tienes hijos?
No, no era un hombre de hielo. Los hombres de hielo no eran capaces de sentir tristeza.
Nick, que estaba trabajando en el marco de una de las ventanas, tomó un listón de madera.
—Tendrás que hablar con Selena Gómez o con Vanessa Hudgens —dijo secamente—. Ellas son ahora las propietarias. Creo que regresan esta noche.
No tuvo que tomar la sierra para que _______ entendiera la indirecta. No estaba interesado en rememorar el pasado. Sabía que era muy grosero por su parte.
Tras unos breves instantes, ella le sonrió fría, pero educadamente.
—Así lo haré, muchas gracias. Me alegrado mucho de haberte visto, Nick.
Nick asintió con la cabeza. No tuvo que volverse para imaginársela dando de nuevo la vuelta al edificio con sus hijos, acompañada por el perro de Demi.
Abandonó cualquier pretensión de seguir trabajando cuando les vio caminar por la calle en dirección a la playa. Todavía caminaba de la misma manera, con la barbilla bien alta como si fuera la reina de la ciudad.
Detrás iban sus hijos, el chico, lleno de curiosidad por todo, y la chica, con unos ojos azules luminosos. Nick recordó esos ojos y se llevó la mano al pecho, aunque, después de dos años, sabía que no serviría de nada.
La bebida podría aliviarle durante unas horas, pero nada más. Cuando los efectos del alcohol desaparecían, el mundo volvía a adquirir su aspecto de siempre.
Estaban alejándose todavía por la calle cuando el perro regresó a donde estaba. El perro ladró como si estuviera protestando.
Demetria le habría mirado de la misma manera que el animal por haber tratado a ________ de aquella manera.
—Sí, lo sé, he sido un estúpido —dijo Nick—. Me ha pillado con la guardia baja. No estaba preparado para encontrarme con un fantasma del pasado.
El perro ladró de nuevo, y Nick se preguntó, como solía hacer desde hacía tiempo, que estaría pasando por la cabeza del animal. Elvis, que así se llamaba, miraba a la gente como si supiera perfectamente qué estaban pensando.
Demi había estado enamorada de aquel perro. Esa razón habría sido suficiente para él para tolerar al animal, ya que, durante muchos años, su vecina había sido la única persona del mundo con la que le había gustado estar. Sin embargo, en aquellos dos últimos años, el animal parecía haber desarrollado la extraordinaria habilidad de detectar cuándo estaba en un momento bajo.
En más de una ocasión, había caminado hasta la playa con la intención de adentrarse en la marea hasta desaparecer por completo dentro del agua salada. Invariablemente, ya hubiera sido de día o de noche, el animal había estado allí, a su lado, entrelazándose con sus piernas, hasta que la depresión había desaparecido. Después, siempre le había seguido hasta la casa de Demetria.
— ¿Qué quieres que haga? —le preguntó Nick al perro—. ¿Que vaya detrás de ella?
Elvis ladró y Nick negó con la cabeza.
—Ni lo sueñes.
Pero debía hacerlo, aunque sólo fuera para disculparse. Se había comportado de una forma imperdonable. Y lo peor de todo era que no sabía por qué. No solía reaccionar de aquella manera. Aunque, durante aquellos dos últimos años, se había sentido roto por dentro, había descubierto que ser grosero con los demás no le ayudaba en nada, no disminuía su dolor.
Ciertamente, en algunas ocasiones, se había pasado de la raya, y sus amigos, sobre todo Selena y Vanessa, le habían recriminado sus constantes esfuerzos por evitar la ayuda que le ofrecían.
No tenía excusa. La había visto allí, radiante y llena de energía, con sus dos maravillosos hijos, y algo se había revelado dentro de él.
Habían sido los hijos, ahora se daba cuenta. La chica le había recordado a Nicole, aunque Nicole había sido más rellenita, y la hija de ______ parecía ser capaz de salir volando si se levantaba un viento demasiado fuerte.
Pero no habían sido sólo ellos. Al ver a ______ delante de él, iluminada por los rayos del sol, había vuelto a sentir el deseo de estar enterrado bajo tierra para siempre.
No tenía elección. Debía disculparse, sobre todo si Vanessa y Selena decidían alquilarle la casa. Él vivía a muy poca distancia de allí, y pasaba mucho tiempo en la casa Brambleberry, ayudando a sus amigas con las reformas.
Prefería que ________ y sus hijos no se quedaran allí. Puestos a elegir, prefería que el recuerdo de ________ siguiera enterrado en su memoria para siempre.
Pero no era posible. Había regresado a Cannon Beach con sus hijos y estaba buscando un sitio donde vivir. Era evidente que pretendía instalarse allí. Iba a cruzarse con ella constantemente, de modo que debía disculparse cuanto antes.
Vio las siluetas de _______ y sus hijos desapareciendo en la distancia y se preguntó si sería capaz de convencer a sus amigas para que le alquilaran la casa a otra persona.

Ya les subo el Segundo Cap..........

Nueva lectora Lool

Me encanto tu nove
siguela por favor tiste

Espero que te pases por mi nove y la de mi amiga sunny

Capítulo 2

— ¿Podremos entrar esta vez en la casa, mamá?
________ apartó los ojos de la carretera por un instante y miró por el espejo retrovisor a su hija. La excitación de Noah le hizo sonreír.
—Espero que sí, tesoro —respondió volviendo a concentrarse en la carretera mientras pasaban por un lujoso hotel.
Algún día, cuando su economía se lo permitiera, se instalaría en Sea Urchin, una de las zonas más exclusivas de la costa.
—He hablado con una de las propietarias de la casa hace una hora —continuó ________—. Nos ha invitado a entrar para ver si nos interesa.
—Espero que sí —dijo Frankie—. Me gusta mucho ese perro.
—No sé si el perro vive allí —dijo ella—. Puede que sea del hombre que vimos esta mañana. Él no vive allí, sólo estaba haciendo unos trabajos.
—Me alegro de que no viva allí —dijo Noah—. Parecía un poco enfadado.
________ estaba de acuerdo con su hija, pero no dijo nada. Nick había sido grosero, y no lograba averiguar por qué. ¿Le había hecho algo? No le había visto en dieciséis años, era ridículo pensar que siguiera enfadado porque ella no le hubiera escrito, tal y como le había prometido antes de irse.
Habían sido muy amigos. Incluso, un verano, durante unas semanas, habían sido algo más que amigos. Recordaba pasearse de la mano con él junto a las hogueras, viendo películas y besándose a escondidas en la playa.
Había esperado que aquellos recuerdos ayudaran a tener una relación cordial entre ambos, pero se había equivocado. El Nicholas Jonas que recordaba era muy diferente del hombre huraño que había visto aquella mañana. ¿Trataba a todo el mundo de la misma manera, o sólo a ella?
—Sólo estaba ocupado —les dijo a sus hijos—. Le interrumpimos, y creo que quería seguir trabajando. A veces, los adultos somos un poco impacientes.
—Sí, a papá le pasaba lo mismo a veces —dijo Frankie.
El que su hijo mencionara a Kevin la tomó por sorpresa. Sus hijos no solían hablar mucho de su padre. Había muerto dos años atrás, aunque había estado ausente de sus vidas durante algún tiempo antes de eso. Parecía haber pasado mucho más de dos años desde entonces.
Cuando llegaron a la casa Brambleberry, a ________ la invadió una sensación de hospitalidad. Mientras apagaba el motor del coche, rezó para que ella y sus hijos pudieran llevarse bien con los propietarios. Había hablado con Selena Gómez, y la conversación había sido muy cordial.
— ¡Mamá, mira! ¡El perro! —exclamó Frankie—. ¿Será que vive aquí?
Al abrir la puerta, ______ vio al enorme animal esperándoles en la puerta de entrada.
—No lo sé —dijo _______—. Pronto lo averiguaremos.
—Espero que sí —dijo Noah apartándose el pelo de la cara.
Parecía frágil. Estaba un poco pálida. Aunque hubiera preferido dar un paseo desde el hotel donde se habían alojado hasta la playa, había decidido no hacerlo pensando que, tal vez, su hija no podría soportarlo.
Viendo el rostro de la pequeña, ______ pensó que había hecho bien. Más que cualquier otra cosa, deseaba que su hija recuperara la fortaleza y la salud.
—Ojalá podamos vivir aquí —murmuró Noah—. A mí también me gusta mucho el perro.
_______ le dio un beso a la pequeña y le ayudó a salir del coche. Caminaron los tres juntos hasta la puerta.
El perro saludó a Frankie con la misma efusividad de la primera vez. Julia se puso junto a Noah para asegurarse de que el animal no se abalanzaba sobre ella, pero de nuevo fue innecesario, ya que el perro volvió a demostrar una extraordinaria cautela.
Mientras Noah acariciaba delicadamente la cabeza del animal, se abrió la puerta de la casa y apareció una mujer vestida con unos pantalones cortos y una camiseta. Parecía estar cerca de los treinta. Tenía un hermoso cabello castaño ondulado, sujeto en una coleta, y un color de piel oscuro que sugería, quizá, algún tipo de conexión con el mediterráneo.
— ¡Hola! —exclamó la mujer alegremente, y _______ sintió que la tensión de sus hombros desaparecía mientras la mujer le estrechaba la mano—. Me llamo Selena Gómez. Vosotros debéis ser los Miller.
—Así es. Yo soy ______, y ellos son mis hijos, Frankie y Noah.
—Hola, chicos. ¿Cuántos años tenéis? No, un momento, dejarme adivinar… ¿Dieciséis?
— ¡No! —exclamó Frankie riéndose—. Siete.
— ¿Siete? ¿Los dos?
—Somos mellizos —dijo Noah con su habitual tono de voz trémulo.
— ¿Mellizos? ¿Estáis de broma? ¡Qué divertido! Yo siempre he querido tener mellizos. ¿Intentáis vestiros con la ropa del otro para engañar a vuestra mamá?
— ¡No! —exclamó esta vez Noah riéndose.
—No somos iguales —dijo Frankie.
—Claro que no… Qué tonta soy… —dijo la mujer sonriendo—. Uno de vosotros es un chico y el otro una chica, ¿verdad?
Era evidente que Selena sabía cómo tratar a los niños. Aquélla era una buena señal. Su experiencia como profesora de infantil le había demostrado que no todos los adultos sabían cómo hacerlo. Muchos intentaban presionarlos demasiado o hablaban con ellos de una forma demasiado pueril. Sage sabía dónde estaba el equilibrio entre ambos extremos.
—Veo que ya habéis conocido a Elvis —dijo Selena acariciando al animal.
— ¿El perro es suyo? —preguntó Frankie.
—Podríamos decir que sí —respondió Selena—. También podríamos decir que yo soy su ser humano. Depende de cómo lo mires, ¿no te parece?
_______ sonrió.
—Muchas gracias por dejarnos ver la casa —dijo.
—No hay por qué darlas —dijo Selena—. Lo que siento es que no estuviéramos aquí cuando vinisteis esta mañana. Por teléfono me dijiste que conociste a Demetria.
—Sí, hace muchos años —respondió _________ con una punzada en el corazón—. Cuando era pequeña, mis padres alquilaban una casa cerca de aquí todos los veranos. Uno de aquellos veranos, yo debía tener entonces diez años, estaba dando un paseo por la playa con mi hermano cuando me hice un corte en el pie con un cristal. Demi me oyó gritar y se acercó a ayudarme. Me llevó a su casa, me dio unas galletas y llamó a un médico. Nos hicimos amigas rápidamente. Cada año, cuando llegaba el verano y llegábamos aquí, yo no podía ver el momento de ir con ella. Demi siempre parecía tener la misma ilusión que yo.
La mujer sonrió con tristeza, y ________ se preguntó cómo había llegado a ser la propietaria de la casa.
—Sí, Demi era así —dijo Selena—. Hacía amigos constantemente.
—He hecho mal en haber perdido el contacto con ella desde entonces —admitió _________ mientras se dirigían a la casa—. Me ha afectado mucho enterarme de que ha muerto. Supongo que, de alguna manera, pensé que siempre estaría aquí, igual que el mar.
—Todos nos sentimos igual —dijo Selena—. Ya hace cuatro meses de su muerte y todavía me parece mentira.
—Nick me dijo que murió de un ataque al corazón mientras dormía.
—Sí, así fue. Al menos, es un alivio pensar que no sufrió. Los médicos dijeron que, seguramente, ni siquiera se dio cuenta.
Selena la miró unos instantes.
— ¿Conoces entonces a Nick? —le preguntó.
_________ se dio cuenta de que se había sonrojado. ¿Por qué reaccionaba de una forma tan infantil al escuchar el nombre de una persona que había visto por última vez siendo una adolescente y que aquella mañana había sido tan grosero con ella?
—Le conocí —corrigió ________—. La casa que alquilaban mis padres todos los veranos estaba al lado de la suya. Mi hermano Charlie y yo éramos amigos suyos.
________ recordó las veces que habían ido a montar en bicicleta por el parque nacional de Ecola o a hacer surf a Indian Beach.
Había sido en aquella playa donde Nick la había besado por primera vez, mientras Charlie se peleaba con las olas intentando no caerse de la tabla. Había sido un beso fugaz, pero todavía recordaba el sabor de los labios de él como si hubiera sucedido el día anterior.
—Fue mi primer amor —confesó ________.
¿Había dicho aquello en voz alta? No podía creerlo. Y ya no había manera de borrar aquellas palabras.
— ¿De verdad? —preguntó Selena.
—Hace tanto tiempo de eso… —dijo ________, pensando que debía haber dicho aquella frase mil veces en las últimas horas.
Afortunadamente, Selena no quiso profundizar en el tema y prefirió hablar de la casa.
—Aquí es —dijo cuando subieron al segundo piso—. En los cinco años que he vivido aquí, ha estado prácticamente vacía. Demi solía utilizar esta parte de vez en cuando para alojar a alguien, pero siempre era por poco tiempo. Desde que Vanessa y yo heredamos la casa, hemos tenido trabajando a Nick para poder reformarla y alquilarla.
—Qué suerte que viva tan cerca —dijo __________.
—También es una suerte que sea el mejor carpintero de los alrededores. Con todo lo que hay por hacer aquí, podríamos contratarle indefinidamente.
________ recordó la tristeza que había creído ver en los ojos de Nick, pero prefirió no preguntárselo a Selena. Además, no quería seguir hablando de él.
— ¿Estás preparada para echarle un vistazo? —le preguntó Selena con una mano en la puerta.
—Adelante —respondió _______.
El espacio que habían reformado para ser alquilado cumplía todas sus expectativas. Y las superaba. ________ fue de habitación en habitación con una ilusión que crecía a cada minuto. Las tres habitaciones estaban pintadas con colores alegres y con vistas al mar, la cocina era pequeña pero práctica.
—Es precioso —dijo _______ observando el salón.
—Nick ha hecho un buen trabajo, ¿verdad?
Antes de que pudiera responder, sus hijos entraron en compañía del perro.
— ¡Este sitio es genial! —exclamó Frankie.
—A mí también me gusta —dijo Noah—. Es un sitio muy simpático.
— ¿Cómo puede ser simpático un sitio? —le preguntó su hermano—. No son más que paredes y suelos.
—Pues yo creo que Noah tiene toda la razón —dijo Selena tomando de la mano a la pequeña—. Yo también he pensado siempre que esta casa es muy simpática.
Noah sonrió a la mujer, y _______ pensó que estaba empezando a formarse un lazo de amistad entre Selena y sus hijos.
— ¿Cuándo nos mudamos? —preguntó Frankie entusiasmado.
—Todavía tenemos que hablar de algunas cosas —dijo ______, que antes quería estar segura de que Selena estaba de acuerdo en que fueran ellos los inquilinos—. ¿Por qué no jugáis un rato con Elvis mientras nosotras dos hablamos?
Los dos pequeños obedecieron a su madre y se sentaron en un rincón con el perro. ________ se sentó en el sofá del salón con Selena.
—Lo siento mucho —empezó _________—. Comprendo que querrá comprobar mis referencias y hablarlo con la otra propietaria antes de tomar una decisión. Por mi parte, debo decirle que estoy interesada, al menos durante el próximo año escolar.
Selena iba a responder cuando Elvis empezó a ladrar y levantó las orejas en señal de alerta. Salió corriendo por la puerta al tiempo que se oyó abrirse la puerta de la entrada.
—Supongo que te refieres a Vanessa —dijo Selena sin hacer caso al animal—. Estaba esperando que viniera para que pudierais conoceros. Vane se hizo cargo de Medusa Velero, la librería que tenía Demi.
—Sí, lo recuerdo. Pasé muchas tardes de lluvia refugiada allí.
—Como todos —sonrió Selena y se levantó para llamar a la otra mujer.
Al cabo de unos instantes, una mujer bajita con el cabello oscuro entró por la puerta con Elvis a su lado.
—Hola —saludó a ________ con una sonrisa más reservada que la de Selena, que se transformó en alegría al ver a los dos pequeños—. Hola también a vosotros dos.
—_______ y sus dos hijos mellizos van a instalarse en Cannon Beach. Vienen de Boise. ______ va a ser profesora de quinto curso y está buscando un sitio donde vivir.
—Encantada de conocerte —dijo Vanessa—. Bienvenida a Oregón.
—Gracias —dijo _______—. Solía pasar todos los veranos aquí cuando era pequeña.
—Es una de las ovejas descarriadas que salvó Demi —comentó Selena con una sonrisa—. Por cierto, seguro que te interesa saber que Nick fue su primer amor.
Para alivio de _________, Selena lo dijo en voz baja para que los niños no lo oyeran. A pesar de todo, volvió a sonrojarse. Debía dejar de hacerlo.
—Sólo tenía quince años, hace mucho tiempo. Apenas nos reconocimos esta mañana cuando hemos vuelto a vernos. Está… muy cambiado.
—Tiene sus razones —dijo Selena borrando la sonrisa de su rostro.
Vanessa y Selena se miraron la una a la otra con una complicidad que Julia no supo descifrar.
—Gracias por enseñarme la casa —dijo _______—. Sería perfecto para nosotros. Tres habitaciones, con maravillosas vistas y cerca del colegio. Pero entiendo que necesitéis referencias y hablarlo entre vosotras. Podéis hablar con el director del colegio, que es quien me ha contratado. También podéis hablar con todas las personas que os comenté por teléfono. Y si necesitáis algo más, tenéis mi número de teléfono y el nombre del hotel donde estoy registrada.
—También podríamos hablar con Nick, a ver qué recuerda de cuando erais pequeños —sonrió Selena, y Vane hizo lo mismo.
______ no sabía qué podría decirles Nick, pero intuía que no sería nada bueno, a juzgar por la reacción que había tenido aquella mañana.
—Creo que Nick no es la mejor referencia. Si mal no recuerdo, todavía le debo un helado. Me retó a que capturara un pulpo, pero no fui capaz. Nunca le pagué la apuesta.
—En ese caso, es una suerte que hayas regresado —dijo Vanessa—. Así podrás hacerlo. Además, todavía tenemos helados por aquí.
—Y pulpos —añadió Selena—. A lo mejor ahora eres más rápida que antes.
________ se rió y bajó las escaleras de la casa acompañada por sus hijos, deseando que aquellas dos mujeres decidieran aceptarla allí.
Hacía mucho tiempo que no deseaba algo con tanta ilusión.

—Bueno, ¿qué opinas? —le preguntó Selena a Vanessa mirando el coche de ______ por la ventana.
—No lo sé —respondió la otra mujer—. Sólo he hablado con ella cinco minutos, pero me ha caído bien.
—Ella pertenece a este lugar.
— ¿Y has llegado a esa conclusión con sólo verla un cuarto de hora?
—Desde luego que no —sonrió Selena—. Me di cuenta en cuanto llegaron.
—Todavía tenemos que comprobar sus referencias. Siento si te molesta, pero es necesario, y no puedo hacerlo yo sola.
—Lo sé, pero estoy segura de que todo saldrá a las mil maravillas —apuntó Selena—. ¿Viste cómo se sonrojó cuando salió a relucir Nick?
—Déjalo estar, Selena. Las mujeres comprometidas os creéis en la obligación de buscar pareja a todo el mundo.
—A todo el mundo no. Sólo a la gente que queremos. Como Nick.
«Y tú sientes lo mismo», pensó Selena viendo la tristeza y la soledad en los ojos de su amiga.
—Nick ya ha sufrido mucho en su vida. ¿No te gustaría verle sonreír de nuevo?
—Claro que sí. Pero hasta ________ ha dicho que no se han visto en mucho tiempo, que apenas se reconocieron. Además, no la conocemos de nada. Puede que esté casada.
—Es viuda. Me lo dijo por teléfono. Hace dos años que es viuda, igual que Nick.
—Pobres niños… —dijo Vanessa—. Perder a su padre tan pequeños… Pero esa coincidencia no significa que tengan que encajar.
—Lo sé, pero vale la pena intentarlo. Por otra parte, Elvis les ha dado su visto bueno, y eso es muy importante, ¿verdad? —dijo Selena acariciando la cabeza del animal.
El perro ladró contento.
Era todo lo que necesitaba saber Selena.

awwww
qe lindoss son todoss!
Nick y _______ comparten la viudez mal.. pero desde otro punto de vista me imagino qe eso los unirá
Elvis es tan tierno
¡ S I G U E L A !! pliz

Sigelaaaaaaaaa

Nuevaa lector siguel
Pronto

Siguela pliz!

Gracias por comentar chicas Wink

Y siento mi tardanza aqui....
Es que, a veces olvido que tengo nove aqui, pero
queria ponerla en Hot, pero no trae casi nada Hot, asi que
mejor la puse aqui......

Capítulo 3

Selena y Vanessa tenían una nueva inquilina. Nick piso un poco el freno de su furgoneta al pasar por la casa Brambleberry. Selena estaba entrando en la casa cargada con una caja. Vane estaba haciendo lo mismo, mientras los hijos de ______ jugaban con Elvis en el jardín.
Aquel era el precio que iba a tener que pagar por no haber hecho nada. Debería haber intentado convencerlas para que no aceptaran a _______. Estaba seguro de que no habría servido de nada, ya que las dos eran muy cabezotas cuando se empeñaban en algo. Pero, al menos, debía haberlo intentado.
Pero, ¿qué podría haberles dicho sin parecer un loco?
«Sí, es simpática, buena persona, y estuve loco por ella a los dieciséis años. Pero no quiero verla por aquí, no quiero que me recuerde que todavía estoy vivo».
Nick suspiró y detuvo la furgoneta. Lo único que deseaba era esconderse en su casa y no volver a asomar la cabeza hasta que ella se hubiera ido. Pero sabía que no era posible. No podía dejar solas a tres mujeres y dos niños pequeños.
Bajó de la furgoneta y se acercó al camión del que estaban descargando las cajas.
A Vanessa estaba a punto de escurrírsele una de ellas.
—¡Buenos reflejos! —exclamó ella cuando Nick la tomó—. Qué suerte que estés aquí.
—Regla número uno —dijo Nick—. No intentes levantar algo que pese más que tú.
—Buen consejo —sonrió ella—. Me temo que, a veces, soy un poco impaciente. ¿Cómo sabías que necesitábamos ayuda?
—Pasaba por aquí, os vi y pensé que os vendrían bien un par de brazos más.
—Brazos tenemos de sobra —sonrió Vane—. Lo que necesitamos son brazos fuertes. Gracias por haber parado.
—Es un placer ayudar —dijo Nick, aunque era mentira.
Tomó algunas cajas del camión y siguió a Vane hasta la casa. No quería volver a ver a ______. Llevaba soñando con ella dos noches seguidas. Verla sólo conseguiría empeorar las cosas.
Pero otra parte de él no dejaba de sentir curiosidad por cómo la habría tratado la vida.
Subieron las escaleras. Vane estaba empezando a quedarse sin respiración.
—¿Quieres que tome alguna de las cajas que llevas? —le preguntó Nick.
—Pero, ¿es que ni siquiera estás sudando?
—Sí, pero por dentro —dijo Nick.
—Muchas gracias —dijo ______ con su hermosa voz—. Esas van en la habitación de Frankie.
Nick dejó las cajas que llevaba en el suelo y vio a ______ en medio del salón organizándolo todo. Llevaba unos pantalones cortos, una camiseta de manga corta y el pelo sujeto en una coleta. No parecía haber cambiado en dieciséis años.
—¡Nick! —exclamó perpleja—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Nick la miró incómodo. ¿Por qué le extrañaba tanto? Era lo que los buenos vecinos hacían. ¿Es que había sido tan estúpido el día que habían vuelto a verse que ahora le sorprendía hasta el más mínimo gesto honorable?
—¿Dónde van estas cajas? —le preguntó.
—Son mis cosas —respondió ella—. ¿Puedes dejarlas en mi habitación? Es la más grande de las tres.
Nick siguió la dirección que había indicado advirtiendo que no había rastro de ningún señor Miller. Se dio cuenta de que, de alguna manera, también se había fijado en que no llevaba anillo de boda. ¿Era viuda? ¿Estaba divorciada? ¿Nunca se había casado?
Cuando entró en su habitación, vio que estaba llena de cajas. Algunas estaban abiertas, y de ellas asomaban libros por todas partes. En uno de los lados había una cama enorme con una colcha azul claro y almohadones.
Por un instante, se la imaginó tumbada allí, con su hermoso cabello castaño rojizo sobre las sábanas y una sonrisa iluminando su rostro.
¿De dónde demonios había salido aquella fantasía? No era asunto suyo lo que ______ hiciera o dejara de hacer.
Cuando volvió al salón, ella estaba sonrojada, ni siquiera le miró, como si estuviera incómoda por algo.
—Siento mucho la reacción que he tenido —dijo ella—. Es que no esperaba verte por aquí. Y menos con mis cajas.
—No te preocupes.
Se dirigió a la puerta, pero ella no parecía haberse quedado tranquila con su respuesta.
—¿Por qué estás ayudándome?
—Estaba regresando de un trabajo en la zona sur cuando vi tu coche delante de la puerta —respondió él suspirando—. Pensé que te iría bien un poco de ayuda.
—Qué… amable por tu parte.
—Por aquí, nos ayudamos los unos a los otros —lo cual era verdad.
—Sí, lo recuerdo —asintió ella—. Es una de las razones por las que quería volver aquí. Echaba de menos esa sensación de comunidad.
________ le miró fijamente.
—Nick, yo… Lo siento… El otro día me dio la impresión de que no te había hecho mucha gracia verme.
Nick no quería hablar demasiado del asunto. Cualquier explicación conduciría a una conversación que quería evitar a toda costa.
—Me tomaste por sorpresa, nada más.
—¿El fantasma de las Navidades pasadas o algo así?
—Sí, algo así. Dieciséis años es mucho tiempo.
_______ asintió de nuevo, pero no dijo nada.
—En cualquier caso, siento si no te di la bienvenida correctamente.
Al fin y al cabo, iba a ser su vecina. No podían mantener una situación tan tensa como aquélla por más tiempo.
—Me pillaste en un mal momento. Siento si te di la impresión de que no me hacía gracia que estuvieras aquí. De verdad, no fue nada personal.
—Es un alivio —dijo ella.
______ sonrió y, por un momento, Nick quedó cegado por los recuerdos del último verano que habían pasado juntos.
—¿Qué demonios has metido en esta caja? —preguntó Selena de improviso entrando en la habitación con una caja pesada—. ¿Una tonelada de piedras?
—No —respondió _______ echándose a reír—. Libros. Deje muchos en Boise, pero éstos no pude dejarlos atrás.
Nick pensó que nada había cambiado. Siendo una adolescente, _______ siempre estaba con un libro a cuestas. El hermano de ella y él habían estado bromeando al respecto durante mucho tiempo, haciéndole de rabiar.
El último verano que habían pasado juntos, él había concentrado sus esfuerzos en llamar su atención, en apartar los ojos de ella de los libros para que se fijara un poco en él…
Nick cerró la puerta a sus recuerdos. ¿De qué servía rememorar el pasado? El adolescente ingenuo que había sido entonces había desaparecido para siempre, enterrado bajo los años y el dolor.
Dejó a Selena y a ______ hablando y bajó las escaleras de la casa, donde se encontró a Vane subiendo con dos pesadas maletas, una en cada mano. Intentó ofrecerle su ayuda, pero ella la rechazó.
—Ya me ocupo yo de esto —le dijo ella—. Todavía hay cosas abajo que puedes ir trayendo.
—Ahora mismo —dijo él.
Al llegar a la puerta, escuchó música procedente de la habitación de Vanessa. A través de la rendija de la puerta, pudo ver destellos de una televisión donde se emitía un programa de Disney. Eran los hijos de _______. El pequeño estaba tumbado en el suelo abrazando a Elvis. Al sentir la presencia de Nick, se llevó el índice de la mano a la boca para pedirle que guardara silencio y, a continuación, señaló una silla, donde Nick vio a su hermana dormida.
Era pequeña y parecía frágil, con una piel muy pálida. Estaba seguro de que algo le pasaba, pero también sabía que no debía mezclarse en ese asunto.
Saludó al chico y, dándose la vuelta, salió de la casa hacia el camión de la mudanza, donde apenas quedaban media docena de cajas, una mecedora y algo en el fondo tapado con una manta oscura.
Decidió encargarse de la mecedora, que resultó más pesada de lo esperado. Estaba introduciéndola por la puerta de la casa cuando Selena apareció.
—Venga, déjame que te ayude con eso.
—Puedo yo.
—¿Qué pasa? ¿Ahora tienes poderes, superman?
—Me he tomado mi lata de espinacas hace sólo media hora —respondió Nick sonriendo. Selena siempre conseguía recordarle que todavía era capaz de hacerlo—, así que puedo encargarme de esto solo. Tú puedes ir a por las cajas que quedan.
—Eres un cabezota, como todos los hombres —dijo ella sacando la lengua a modo de burla—. Hasta superman necesita ayuda de vez en cuando —añadió sosteniendo un extremo de la mecedora—. Además, no me gustaría que te lesionaras. ¿Quién se encargaría entonces de hacer las reformas?
Nick sonrió con un sentimiento de gratitud hacia aquellas mujeres que tan generosas habían sido con él a lo largo de aquellos últimos años.
—Según me han dicho, conoces a nuestra nueva inquilina —dijo Selena.
—Conocí —dijo Nick, viendo en el horizonte la conversación que quería evitar—. La conocí hace mucho tiempo.
Aquellas palabras se habían convertido en un refugio para él desde que _______ había regresado, pero no eran del todo ciertas. Los recuerdos seguían más vivos que nunca.
—Es adorable, ¿verdad? —continuó Selena—. Y los niños también. No veo el momento de que Justin y Chloe vuelvan de su viaje por Europa. A Chloe le va a encantar sus dos nuevos amiguitos.
—¿Cómo van los preparativos de la boda? —preguntó él refiriéndose a su prometido Justin, más por cambiar de tema que por charlar. (Adoro a Jelena, asi que, por Sel, soporto a Justin, pero me parece tan tiernos esa pareja.....)
—Ya sabes que a mí no se me dan bien esas cosas —respondió Selena—. Si fuera por mí, me conformaría con algo sencillo en la playa, Justin mi hija Chloe, el sacerdote, y nadie más.
—Supongo que, cuando uno se casa con un millonario, hay que hacer algunos sacrificios.
—De todas formas, será una ceremonia íntima, unos cuantos amigos y nada más. Lo celebraremos en el Sea Urchin. He dejado todos los detalles a Jade y a Stanley Wu.
—Muy inteligente por tu parte.
Selena empezó a contarle la marcha de los preparativos, pero Nick apenas escuchaba. Nunca habría podido imaginar que una hippie como Selena llegaría a enamorarse de un hombre de negocios como Justin Bieber, pero así había sucedido.
Selena parecía haber encontrado la paz al lado de él.
Era una de sus mejores amigas. Lo había sido desde que había llegado cinco años antes y la había conocido a través de Demetria. La quería como a una hermana pequeña, y se alegraba de su felicidad, porque se la merecía.
Sin embargo, en ocasiones, al contemplar la alegría y la armonía en que vivía su amiga desde que había conocido a Justin, sentía una punzada en su interior que era como abrir la puerta de sus más oscuros fantasmas.
—¡Mi mecedora! —exclamó _______ cuando entraron con la mecedora—. La compramos cuando estaba embarazada. No pude dejarla. ¡Gracias por haberla subido hasta aquí! Ponedla junto a la ventana, así podré sentarme por la noche y mirar la luz de la luna reflejándose en el mar.
Al hacerlo, Nick recordó la mecedora que él le había hecho a Miley estando embarazada de Nicole. Todavía seguía en la habitación de los niños, acumulando polvo.
Debía hacer algo con los muebles antiguos. Tal vez Selena conociera a alguien que…
Pero aquel no era el momento de ponerse a pensar en eso. Todavía no estaba preparado.
Bajó de nuevo las escaleras y fue hasta el camino dispuesto a subir el extraño bulto que había en el fondo. Se quedó mirándolo unos instantes, intentando adivinar qué podía ser, cuando, de repente, sintió un dulce aroma a cereza.
—Es una casa de muñecas —dijo _____ detrás de él, y Nick se dio la vuelta—. Me la hizo mi padre hace algunos años. Mi… Bueno, mi difunto marido intentó arreglarla un poco para Noah, pero me temo que todavía hay que hacer algunos retoques.
De modo que era viuda. También tenían eso en común.
—¿Quieres que quitemos la manta? —preguntó él.
_______ asintió. Al hacerlo. Nick sintió un ruido en el interior que no indicaba nada bueno. Nick apartó la manta del todo y miró a _______. La casita de muñecas no estaba en buen estado. El techo, por ejemplo, se había desmoronado.
—Lo siento mucho —dijo él.
—No es culpa tuya. Tenía miedo de que no sobreviviera al viaje. Cielo santo… Noah se va a poner tan triste… Le encanta esta casita.
—A ti también te gustaba.
—Sí, es verdad… —dijo ella, observando atentamente la casita en silencio—. Tú eres un carpintero profesional. ¿Hay alguna manera de arreglar esto?
Nick observó los rayos del sol iluminando los cabellos de ______ y los delicados rasgos de su cara entristecidos por la pérdida de un valioso tesoro.
¿Cómo podía negarse?
—Si quieres, me la llevaré y le echaré un vistazo, a ver qué puedo hacer.
—Oh, sería demasiado abusar.
—Claro que no —replicó él—. Ahora mismo tengo muchas cosas que hacer, de modo que no podré ponerme con ello inmediatamente. Y no puedo darte garantías. La casita está bastante mal, a lo mejor vale más la pena que la hagas desde cero.
_______ sonrió, pero Nick pudo ver la tristeza en sus ojos. Su padre la había hecho para ella. Él no recordaba mucho al padre de ______, sólo que siempre le había parecido impaciente y brusco.
—No puedo prometerte nada, pero veré qué puedo hacer —dijo de nuevo él.
—Oh… Sería maravilloso. Muchas gracias. Nick, de verdad.
Entre los dos cargaron con las piezas de la casita y las cargaron en la furgoneta de Nick.
—Por supuesto, te pagaré —dijo _______.
—Vamos a ver primero si tiene solución, ¿te parece? —dijo él, que no tenía ninguna intención de aceptarlo.

awwwww.. qe liindooos
La hija de _________ Esta enferma no?
bueno ese es mi parecer.. y tambien qe a Nick se flecho con ______.
bueno S I G U E L A!! prontoo pliz!!

Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Martha tu quieres matarme?
Haz el favor de seguirla mujer
Ok... se me salio la clase.. ahaha x) es qe
me estoy volviendo adicta!!
SIGUELA please! ^.^
llevas TRES días sin subir Cap Sad

chica por amor a dios y a todos los santos siguela soy adicta ( bounce

une esas dos caritas y asi me siento cuando pones capitulos)

nueva lectora!!!!
me encanta la novela!!!!!
siguelaaaaaa
siguelaaaaaaa
siguelaaaaaaaaaaaa

» Los Jonas Brothers en “Home Not Alone”
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