Mermaid [Joe Jonas]

andaaaaaa plisss kapi para tus hermosas y lindas lektoras ssiiiiiiiiiiiii

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oye oye oyeeee .
momento momento momentoo!!!! 3 CAPITULOS!!! eso no se piensa se hacee=)
y mas si son tres capitulos!!!=)
vamos SIGEE!!

Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa♥
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Siigeelaaa Siigelaa Siigeelaa Siigeelaa Siigeelaa

ayy Mila vos sos malaaa!!! pone otro capi
x tus hermosas lectoras q somos noostras pero yaa!!!!
nos lo merecemos!

sii belu tiene razon siguela no seas mala kon nosotras

Capitulo 16

—¿Lista? Nos están esperando —la voz de mi amiga llegaba hasta mí mezclada con el ruido de
los golpeteos en la puerta.

—Ya voy, ya voy. —dije dando los últimos retoques a mi maquillaje antes de salir.

Suspiré sonoramente y abrí la puerta para salir del baño, afuera esperaban mi amiga, Kevin y
Joseph que en cuanto sus ojos se clavaron en mí detuvo su avance para quedarse mirándome con la
boca y ojos abiertos. ¿Habré exagerado mucho? Sólo me vestí con una minifalda de jeans —quizás más
corta de lo normal— un strappless rojo bien pegado al cuerpo que resaltaba mis curvas, decidí acompañar mi vestuario con unas sandalias de tacón negras. Mi cabello lo llevaba suelto con algunos bucles
por encima distribuidos totalmente al azar, el flequillo lo recogí con una trabita hacia atrás.

Joe no apartaba la vista de mí y ya me empezaba a cohibir, quizás no debí ponerme esta mini-falda. Instantáneamente comencé a tironear la tela de jeans hacia abajo.

—¡Wooaaa! —Exclamó mi amiga que por un momento había olvidado que estaba ahí— por eso
siempre te espero, sé que vale la pena ¿No, Joe? —río con un poco de malicia mirando al implicado,
éste no quitaba su cara de estupefacción.

—T-totalmente —tartamudeó y ahora yo carcajee suavemente— T-te ves he-hermosa.

—Gracias. —Tuve que acercarme yo para poder saludarlo con un lento y húmedo beso en la mitad de la boca— ¿Vamos? —pregunté tomando mi chaqueta de cuero negra.

Todos asintieron y partimos, en cuanto cruzamos el umbral Joe me abrazó por la cintura para
caminar. Él se veía muy bien, para variar, con jeans ajustados a sus piernas tan trabajadas y perfectas,
una camisa a cuadros abrochada hasta la mitad que dejaba ver le sudadera blanca que llevaba abajo y
para abrigarse un poco más, una campera de algodón marrón oscuro. Más adelante caminaba Moni y
Kevin conversando animadamente, se veía que por su parte tenían una buena conexión, ambos no se
callaban nunca y parecían entenderse muy bien.

—Pobre del que intente acercarse a ti esta noche. —susurró Joe en mi oído produciendo en mí
un pequeño escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, se intensificó cuando sentí su mano acariciar mi
abdomen— Esta noche eres toda mía.

—Y no me quejo. —me giré para besar fugazmente sus labios y seguir el camino.

Al pasar unos cuantos minutos llegamos hasta el boliche, en todo el tiempo a bordo nunca había
visto este lugar y era inmenso, por todas las paredes habían mesas bastante bajas rodeadas por sofás
negros tapizadas posiblemente por cuero. Tenía tres pisos y nosotros estábamos en el del medio, es
decir, el segundo. Por sobre nuestras cabezas parecía haber un balcón gigante rodeando el recinto donde ya había muchas personas, algunas solamente conversando con un vaso en sus manos, otras moviéndose ya al ritmo de la música electrónica. Para ver cómo era la parte de abajo tuvimos que acercarnos hasta un barandal y ver a muchas más parejas bailando animadamente.


—¿Algo para beber? —inquirió Kevin en general.

—Sería bueno. —respondió Moni por ambas y mientras Kevin iba a la barra por algo nosotros
buscábamos una mesa dónde sentarnos. Nos tomó algo de tiempo pero la hallamos.

—¿Y bien? —pregunté cuando estuvimos ya acomodados y esperábamos la llegada de Kevin—
¿Cuándo nos van a decir la sorpresa?

—Cuando llegue mi hermano. —respondió con velocidad Joe y a los pocos minutos llegó el
aludido sin darme tiempo para protestar, la ansiedad me estaba superando a estas alturas, soportar
toda una tarde era difícil.

—Como sé que Moni es abstemia le traje un jugo de frambuesa —se lo entregó a mi amiga—, no
sabía que te gustaba a ti, _______________, así que te traje lo mismo, después puedes pedir otra cosa si quieres.

—Tranquilo, está bien con esto, la noche recién empieza. —Sonreí mientras tomaba mi copa para darle el primer sorbo— ¿Ahora sí? Kevin ya llegó.

—Que impaciente, por Dios. Ok, ok, les diremos —sonreí victoriosa—. Como nos gustó tanto
que tuvieran el día libre y así poder compartir mucho más con ustedes decidimos hablar entre nosotros
y con el consentimiento de nuestros padres, obvio, fuimos a hablar con el capitán del crucero y luego
con su jefa.

—¿Y para qué lo hicieron? —preguntó Moni arrugando el entrecejo tratando de entender.

—Pues simple, queremos que todos los días sean como este y por eso logramos que ya no tengan que trabajar aquí.

—¿¡QUÉ!? —Gritó mi amiga, yo me quedé muda— ¿¡PERO QUÉ VAMOS A HACER AHORA!?

—Tranquila, Moni. El regalo que le tenemos es que ahora serán pasajeras de este barco, así como nosotros, tendrán todo el día libre, todos los días.

—No, no, no podemos aceptar algo así, es demasiado. —siseé.

—Tendrán que aceptarlo porque ya está hecho, además, es un regalo, no pueden quejarse.

—Pero, pero… —balbuceé tratando de ordenar todo en mi cabeza, Joe besó mis labios con dulzura, algo que sirvió mucho para calmarme.

—Es un regalo tanto para ustedes, como para nosotros. Sólo queremos estar a su lado el mayor
tiempo posible.

La mirada de Joe era tan tierna, tan dulce que no podía protestar. Miré por el rabillo a mi amiga
que parecía una estatua, no decía nada y no tenía expresión en su rostro, con suerte parpadeaba, Kevin
agitaba la mano repetidas veces frente a los ojos de ella, pero no parecía reaccionar, me dio mucha risa
que me desconcentré y dejé de mirar a Joe para pegarle un codazo a mi amiga y que al fin despertara
de su trance. Todos carcajeamos de su actitud, Kevin la abrazó con ternura.

De repente vi extendida frente a mí una palma, miré a su poseedor. Joseph me miraba fijamente
con una sonrisa torcida que me derretía ¿Cómo puede ser tan hermoso? ¿Cómo fue que terminé conociéndolo? ¿Cómo fue que ahora esté a su lado mientras él espera que acepte su mano? No sé en qué
momento mi corazón se volvió completamente loco por él y se me volvió necesario para respirar bien.


Cogí de su mano gustosa y nos levantamos par ir al centro de la pista dejando a Kevin y Moni solos en
la mesa. Me llevaba cogida por la cintura, de vez en cuando acariciaba mi vientre. Las chaquetas las
habíamos dejado en guardarropa así que ahora podía sentir el calor de su cuerpo cubrir mis hombros
mientras nos abríamos paso entre las demás parejas, muchas chicas se voltearon a verlo, es que realmente Joe era alguien digno de quedarse como boba mirarlo, emanaba esa seguridad y confianza al
caminar que lograba que uno se sintiera completamente su marioneta. Me sentí tan afortunada de estar
a su lado, de ser yo la chica a la que envidiaran esta noche, rápidamente mi mente comenzó a preguntarse cuántas se habrán sentido así antes de mí, pero sacudí mi cabeza con la misma velocidad para
apartar esos pensamientos, no me arruinarían esta noche mis inseguridades. Llegamos a un lugar más
o menos apto para bailar, pronto sus dos manos estaban en mi cintura mientras él me miraba fijo a los
ojos, comenzamos a movernos al ritmo del pegajoso ritmo que sonaba en ese momento, quizás más
cerca de lo que era necesario, pero a nuestra defensa, había muy poco espacio para poder bailar más
separados, de igual forma, ninguno se quejaba por la cercanía. Mis manos descendían de sus hombros
por su pecho mientras mis caderas se movían de la forma más sensual que sabían, Joe no se quedaba
atrás, sabía moverse muy bien y definitivamente era él quien llevaba el control del baile.

Su cuerpo se pegó más al mío y su cara se enterró en mi cuello, a pesar de la fuerte música pude
escuchar como aspiraba con fuerza y sentí como mi piel se erizaba al momento en que sus labios rozaban mi epidermis. Una serie de besos se comenzó a esparcir por mi cuello, lenta y tortuosamente, reptaban desde la base hasta mi oído, me estremecía más y más cuando su lengua rozaba suavemente mi
piel que comenzaba a aumentar su temperatura.

—¿Te dije que te veías enteramente comestible esta noche? —Susurró en mi oído de forma
mortífera, río sin apartarse cuando sintió como me estremecí— tomaré eso como un no.

Sentenció para terminar mordiendo el lóbulo de mi oreja, con delicadeza tiró un poco de esta
zona para luego seguir con sus besos. Mis manos no hacían más que enredarse en sus cabellos y jalar de
ellos cada vez que el éxtasis de sus besos me superaba. Siguió por la línea de mi mandíbula hasta llegar
a mis labios que lo esperaban ansiosos. Primero fue algo delicado, capturó de mi labio superior, luego
el inferior y mordió este último de la manera más sensual que pueden imaginarse, ese fue el clímax
para mí, me lancé sobre él —metafóricamente, porque no había distancia por recorrer— para devorarle
los labios con frenesí, toda esa calma que había mantenido hasta el momento se esfumó para devolverme el beso con la misma intensidad, sus manos me comprimían con fuerza, su lengua no dejaba de
buscar la mía y desatar una lucha a muerte dentro de nuestras bocas que encajaban a la completa perfección. Mi respiración cada vez se aceleraba más y ni hablar de mi corazón, me olvidé por completo
que estaba lleno de gente a nuestro alrededor, sólo cuando alguien chocó contra nosotros desperté de
este trance. A mi pesar tuve que alejarme de Joe, ambos carcajeamos, no había sido la única que se había olvidado de donde estábamos.

—Ven conmigo. —dijo en mi oído y tomó de mi mano para avanzar mientras se abría paso entre
el gentío. Como había dicho, uno se convertía en una marioneta de Joe, así que sólo me dejé guiar.

CHAN CHAN que ira a pasar ?????

Las quiero mucho queridas lectoras ...

Mila.-

siguela plis plis
k bno k ztoy d vakaciones (en la nove)
bno siguela zta genal!!

ayyy Mila! perdón x no comentar antes!
pero ayyyy Joe Joe no hay palabras!
y toooodoooo puede pasar TOOODOOO!!!
seguila xfissss!!!!!!!
xfisss!
xfisss!
xfisss!
xfisss!

Capitulo 17

Pronto la cantidad de gente se hacía menos y las luces se volvían más escasas, llegamos hasta un
pasillo. No sé cómo Joe logró llegar hasta aquí, pero la verdad, no me importó en lo más mínimo,
cuando se giró y me empujó hasta la pared fría atrás de mí, una palma la apoyó al lado mío y la otra la
usó para acariciarme lentamente, desde mi sien fue bajando por mis pómulos, delineo mi mandíbula y
jugueteó con mis labios sin perder el contacto visual en ningún momento. Cuando sus dedos se alejaron para descender por mi torso su boca se apresuró al encuentro de la mía, sin esperar mucho ladeo la
cabeza para un perfecto y total acceso a mi boca, su lengua empujaba a la mía para mantenerla dentro
de mi cavidad bucal. El beso me estaba robando todo el aliento, pero eso era lo de menos.

La mano que mantenía apoyada contra la pared se alejó para posarse en mi espalda y comenzar
a acariciarla mientras la otra se entretenía en mi vientre al tiempo que yo jugueteaba con el cuello de su
camisa. La mano que estaba en mi abdomen comenzó a ascender por mi torso hasta llegar a uno de mis
senos que masajeó con delicadeza. Cuando sentí como su mano se adueñaba de esa parte de mi cuerpo
una explosión de adrenalina se liberó dentro de mí provocando un total arrebato en mis acciones, con
locura aumenté la velocidad del beso que llevábamos —ya acelerado de por sí—, abríamos nuestras
bocas cuanto nos lo permitieran los músculos involucrados, entonces aquella mano que masajeaba mi
busto cambió la delicadeza por un frenesí inexplicable, cada vez más rápido y con más intensidad.
Unos cuantos gemidos se me escapaban ante la fuerza de sus caricias, más cuando se sumó la otra mano, él se tragó la mayoría de esos gemidos.

Mis manos que hasta ese entonces estaban entre sus cabellos, descendieron por su pecho como
pudieron con tan poco espacio disponible, quería lograr que él experimentara o mismo que estaba sintiendo yo, aquel placer irrefrenable por lo que sin pudor mi diestra siguió descendiendo siguiendo una
línea imaginaria que dividía su cuerpo simétricamente hasta llegar hasta el botoncito de su pantalón,
sus caricias se detuvieron cuando mi mano comenzó a rozar esa zona tan delicada y frágil de su cuerpo, sin duda, la más sensible. Me miró fijo y yo no hice más que sonreír sobre sus labios. Volvió a besarme, con la misma lujuria que antes entonces yo proseguí con mi actuar, aquel roce se convirtió en un
masaje delicado, fríamente calculado para no ser vulgar ni nada parecido, pero que lo llenara de placer.
Conseguí mi objetivo, lo supe cuando él soltó unos gemidos que me encantó escuchar. Aquellas manos
que antes dominaban mi busto descendieron hasta llegar a mis glúteos donde rápidamente se declararon dueñas. Presionaban con lujuria acercándome a él y dificultándome el trabajo, la zurda del él se
deslizó por mi muslo para comprimirlo con fuerza y terminar posicionándolo a su alrededor, así no
podía seguir, me rendí pero sólo para seguir con otra tarea, desabotonar cada uno de los pocos botones
de su camisa mientras él seguía acariciando mi muslo, cuando la otra mano se comenzó a alejar de mis
glúteos para seguir por el muslo supe que tenía que ayudar un poco, me aferré de su cuello y di un
pequeño salto para terminar haciendo una fuerte llave alrededor de su cadera, pude sentir con claridad
lo que mis masajes habían provocado en él y me sentí victoriosa. Me impactó contra la pared mientras
sus manos me sostenían de los muslos ayudándome a mantenerme en aquella posición. Me alejé de su
boca, no tan solo para respirar, sino para degustar de otra parte de su cuerpo que también amaba: su


cuello. Mordía con pasión cada uno de sus lunares, entonces me embistió, aquella presión y fuerza entre mis piernas me volvió loca logrando que en un segundo me alejara de su cuerpo para soltar el gemido que tenía atragantado en la garganta, arqueé mis espalda entonces él coló sus manos para tomarme por esa zona mientras besaba el nacimiento de mis pechos. Sentí como el concreto de la pared
desaparecía, entonces me fijé que Joe había comenzado a avanzar conmigo a cuestas, mientras me besaba buscaba algo, no sé como lo hizo, yo no tenía mis sentidos bien porque no podía concentrarme en
nada más que el placer de sus besos en mi piel ardiente, en el roce de su lengua húmeda y cálida. Abrió
una puerta e ingresó, escuché como le ponía seguro. No tenía idea donde estábamos, había mantenido
los ojos cerrados todo el camino, los abrí cuando noté el cambio de iluminación; habíamos entrado a un
baño, no muy grande y por suerte muy limpio. No había nadie y no lo habría ya que Joe se había encargado de cerrar bien la puerta, los que quisieran entrar tendrían que buscar otro baño.

Joe seguía avanzando conmigo encima, en ningún momento había dejado de distribuir besos
por mi piel al aire libre, entonces sentí una superficie fría y rígida que me sostenía, a tontas y locas tanteé donde estaba: el lavamanos. Era pequeño y no muy alto. Mis piernas seguían alrededor de Joe impidiendo que él se alejara, las manos de él dejaron mi espalda para aventurarse por mi torso nuevamente hasta llegara a mis pechos, nuevamente esos frenéticos masajes que me volvían loca de placer.
Sus dedos se colaron en el borde superior del strappless que llevaba jalando de él hasta dejarlo totalmente arrugado alrededor de mi cintura, incluyendo el brasier que sólo por comodidad, desabroché. Sus
besos ahora se distribuían por mis pechos desnudos mientras continuaba con sus masajes, besaba cada
parte de mi piel, con su lengua barría todo el sudor que mi cuerpo liberaba, sentía que llegaba a un
punto inexplicable de placer cuando su boca capturaba aquel circulo más oscuro de mi piel y muy sensible. Quiso bajar por entre mis senos para besar la piel de mi abdomen, pero la prenda arrugada molestaba, sólo por eso se alejó y sin necesidad de decir nada alcé mis brazos y él se deshizo del impedimento, no tengo idea de dónde quedó la prenda roja, me preocupé de a tirones deshacerme de la camisa que llevaba puesta mientras él no dejaba de besar todo mi torso desnudo, algo que me dificultaba
mucho la concentración, aún así, logré que la camisa terminara en algún lugar del piso y que él se alejara sólo para quitarle la húmeda sudadera blanca que tan bien le sentaba, pero sin duda, su piel al descubierto lo hacía ver mejor.

Con fuerza puso sus manos en mi espalda para pegarme a él y lograr bajarme del mesón en el
que estaba, con ambas manos tomó mi cara y atacó mis labios para adueñarse de mi boca una vez más
pero al poco tiempo sus manos volvieron a descender, al igual que las mías, las que llegaron hasta la
cadera de su pantalón y se entretuvieron con el botoncito de cobre hasta logar sacarlo de su ojal, sin
que sus labios se alejaran de los míos logré bajar el cierre de la prenda sin olvidar de rozar la tela de su
bóxer con los nudillos, entonces, cuando ya había conseguido bajar en su totalidad el cierre él me giró
para pegar su torso desnudo a mi espalda, besaba mis hombros y sus manos jugaban en mi abdomen, a
veces subían hasta mis pechos pero volvían a bajar incluso hasta llegar a mis muslos por los que al reptar arrastraban cada vez más arriba la minifalda de jeans, finalmente se decidió por desabotonar esa
prenda y terminar bajándola por mis piernas. Al alejarme tan solo un poco de su cuerpo mi diestra se
movió rápidamente hasta llegar a esa parte de su cuerpo de la que me había alejado antes. Cuando mi
minifalda tocó el piso yo ya me encontraba masajeando esa zona crítica otra vez. Pude ver en el espejo
la expresión de placer de su rostro, me gustó tanto tener un espejo en frente para poder ver eso. El
apoyó ambas palmas en la superficie del lavamanos, entonces yo tomé una de ellas y la llevé hasta mi


pecho, lentamente hice que se moviera por mi torso, que volviera a adueñarse de mis pechos. Cuando
su mano comenzó a moverse por sí sola en mi cuerpo la dejé libre para poder tomarlo por la nuca
mientras mi otra mano que no dejaba de masajear ahora intentaba colarse entre la tela y su piel pero me
detuve cuando aquella mano de Joe que había dejado libre bajó más aún por mi cuerpo hasta llegar a
esa parte crítica de mi cuerpo, la más sensible de todas. Por sobre la tela del culote comenzó a acariciar
y presionar, hasta que sentí que la tela se humedeció, fue ahí que él hizo lo que yo pretendía hacer antes, metió sus dedos entre la tela para ubicarse nuevamente donde estaba antes, con la otra mano masajeaba mis pechos, era doble placer, era doble excitación, mis gemidos eran cada vez más fuertes y seguidos, entonces él sintió que estaba preparada e hizo más presión con sus dedos lo que liberó un grito
ahogado en mí, repitió la acción y yo ya no sabía qué hacer, se alejó de esa zona quizás solo por compasión, para dejarme recuperar un poco de aire, entonces volvió a avanzar conmigo a cuestas y como su
pantalón hasta las rodillas se lo permitió, terminé enfrentada a una pared. Me apoyé con ambas manos
ahí, la cerámica estaba fría, pero necesitaba afirmarme en algo. Sus manos me tomaron por la cintura
con fuerza y entonces ahí, volvió a embestirme, abrí mis ojos lo más que pude y en el grito que solté
traté de liberar un poco de la euforia que desató en mí esa acción, rápidamente me giró para enfrentarlo
otra vez, con desesperación buscó mi boca. Yo parecía una verdadera muñeca de trapo entre sus manos.

Capitulo 18

Necesitaba con tanta urgencia de sus labios, del jugo de sus besos, ese elixir que era único e inigualable. Me empujó contra la pared, el frío de la cerámica en mi espalda me hizo estremecer, pero
rápido me olvidé de esa sensación cuando sus manos tomaron de mis muslos para alzarme y terminar
con una presa en su cadera. Mis manos arañaban su espalda mientras él presionaba la mía con fuerza
para mantenerme pegada a su cuerpo. Otra vez impactó entre mis piernas logrando que soltara un gemido que él tuvo que tragarse. Al parecer el lugar en el que estábamos no era muy cómodo por lo que
volvió a llevarme hasta el mesón del lavamanos, me apoyó sólo en la orilla pero se alejó un poco, con
determinación cogió del elástico de mi culote y empezó a tironear de este hasta bajarlo, la pequeña
prenda no tardó en terminar en algún lugar del piso, pero antes de que volviera a acercarse me encargué de emparejar la situación, con ayuda de mis pies que antes había liberado del calzado, me ayudé
para bajar su bóxer y que ahora acompañara a sus jeans arrugados en sus talones.

Comenzó a acercarse lentamente mientras acariciaba mis muslos para lograr abrir mis piernas y
posicionarlas con mayor facilidad a sus costados, deslizó sus manos por mi espalda y yo hice lo mismo,
nuestras bocas fueron al encuentro y nuestros cuerpos se acercaban más y más, lentamente sentí como
se adentraba en mi cuerpo, una pequeña descarga eléctrica me recorrió por completo y un dolor que
pronto fue remplazado por un verdadero placer en cuanto comenzó a embestirme, primero con movimientos delicados y suaves pero luego más acelerados y ágiles, mis piernas a su alrededor ayudaban
con esa presión. Una y otra vez, cada vez lo sentía más dentro de mí hasta casi ser uno solo, como dos
cintas entrelazadas. Se desarrolló un ritmo de pasión en el que ambos estábamos perfectamente coordinados.

La sensación de placer, de satisfacción era indescriptible, jamás podría describirla por completo,
como me hacen sentir sus caricias, lo que produce en mí cada vez que me embiste, cada vez que me
entrego a él en cuerpo y alma. Era suya, yo ya no tenía ni un poco de control sobre mí.

—¿T-te… te das… c-cuenta d-de… c-como me… me tienes? —me habló entre susurros mientras
tratábamos de calmarnos— Jamas… jamas… —tomó una gran bocanada de aire— jamás alguien había
provocado esto en mí, este descontrol, el deseo irrefrenable de tenerte, de besarte, de acariciarte… es
como si me hubieses hechizado, no dejo de pensar en ti en ningún momento, si no estás a mi lado en lo
único que pienso es cuando volverás a cruzarte en mi camino. Es todo lo que está en mi cabeza desde
que te conocí.

—Yo… a mí… me pasa igual. —articulé con dificultad.

—No sólo tienes mi mente, también mi corazón, es entera y completamente tuyo… ____________… —
tomó de mi rostro y me miró fijamente— me he enamorado de ti.

Me congelé, o más bien dicho, mi cerebro se congeló, no sabía cómo responder a eso, qué decirle
ante su declaración, pero él me ayudó, con suavidad besó en un beso que no era ni frenético ni apasionado, era dulce y calmado, no me robaba el aire ni aceleraba a mi corazón hasta llevarlo casi a una taquicardia, era un beso tan delicioso en el que sentí expresadas cada una de sus palabras.

—Creo que deberíamos volver —articuló sobre mis labios—, otras personas querrán ocupar el
baño. —sonrió divertido y yo lo imité.

Se alejó de mí logrando que terminara parada sobre el piso. Miré el suelo viendo donde había
quedando mis prendas, entonces su mano en el mentón me hizo levantar la mirada para encontrarme
con sus ojos almendrados tan dulces. Me paré en puntillas para tratar de alcanzar sus labios, pero no
fue suficiente, él tuvo que cooperar y se agachó un poco, lo que partió con un beso suave fue aumentando de velocidad, sus manos viajaron hasta mi espalda y me pegaron a su cuerpo una vez más, sus
dedos trazaban formas abstractas en mi cuerpo y los míos subían y bajaban por la línea de su columna
vertebral. Su lengua comenzó a agitarse dentro de mi boca, comenzó ese lisonjeo desesperado que era
como la chispa que encendía el fuego dentro de mí.

—Cr-creo que dijiste… que debíamos volver. —dije a duras penas entre besos.

—Es difícil resistirse si te veo así, tendría que taparme los ojos mientras te vistes. —sonrió y ese
pequeño acto no fue más que un incentivo para mí.

Lo empujé obligándolo a retroceder varios pasos hasta que chocó contra una puerta, la que terminó por abrirse para dejarnos dentro de uno de los cubículos del baño. Carcajeé divertida mientras
cerraba la puerta. Quedamos parados frente a frente, él parecía esperar a ver qué hacía yo, entonces en
mí mente apareció una de mis tantas fantasías. Lo empujé hasta que quedara sentado sobre la blanca
tapa, me quedé parada mirándolo ahí, no decía nada, mantenía esa mirada que decía que estaba bajo
mi control, que podía hacer con él lo que quisiera. Me gustó esa sensación de poder. Miré sus pies, entonces él entendió que tenía que deshacerse de sus zapatillas y las prendas que estorbaban, le tomó un
par de segundos. Comencé a acercarme en ese diminuto espacio, dejé descansar mi peso sobre mis talones mientras flexionaba las rodillas, partí con lentas caricias en sus muslos, por la parte interna y fue
reptando hasta acercarme a su zona pélvica, fui depositando besos por donde mismo mis manos habían pasado antes, el me miraba expectante mientras me acercaba más y más con mis besos al punto
crítico. Mis manos fueron las primeras en llegar, entonces decidí apartar mis labios de donde estaban
solamente para disfrutar de sus expresiones cuando comenzaba a jugar delicadamente en esa zona, con
roces inocentes para terminar con masajes placenteros que lo hacían liberar uno que otro gemido, él
trataba de contenerse. Volví a distribuir besos por la piel de sus muslos, cada vez más cerca de mis manos, estas se retiraron cuando mis labios estuvieron al lado, fue dejando besos alrededor de toda esa
zona critica, eran besos lentos, arrastraba mis labios por su blanca y tersa piel, dejaba que mi lengua
rozara con delicadeza antes de cerrar por completo mi boca, a veces mordía con suavidad la piel de su
cadera. Me decidí, finalmente, y fui por ese parte en específico. Esparcí besos suaves y húmedos, traté
de ser delicada, era consciente de la delicadeza y sensibilidad de esa zona, una que otra vez barrí con
mi lengua su piel mientras él se retorcía de placer. Cuando me di que estaba completamente listo me
levanté, avancé hasta que mis piernas estuvieron alrededor de él, aún de pie. Mis pechos quedaron a la
altura de la cara, entonces el sonrió y se precipitó a tomarme de la cintura para que no escapara, hundió
su cara entre mis senos y luego llenó de besos mi piel, de la misma forma que lo había hecho yo en su
parte inferior. Lentamente fue descendiendo hasta quedar sentada sobre él, con suavidad me acomodé,
él se alejó golpeando las paredes del cubículo y yo arqueé mis espalda cuando encontré la posición perfecta. Llevó sus manos a mi espalda y me abrazó con fuerza, hice lo mismo y fui en busca de su boca
mientras empezaba a moverme sobre él, primero lentamente pero a medida que el beso aumentaba de
intensidad y velocidad, así lo hacía mi ritmo sobre él.

Seguimos así por un buen rato, me empezaba a poner de pie pero él se apresuró y tomó de mis
muslos, antes que lograra terminar de pararme él se levantó conmigo a cuestas y me impactó contra la
pared del pequeño cubículo, mordió mis labios con furia mientras acomodaba mejor mis piernas alrededor de su cadera. Volvió a embestirme y como la primera vez aquella explosión de placer dentro de
mí no conseguía más que hacerme gemir, me preguntaba si podría volverme loca de tanto éxtasis. Una
y otra vez se repetía aquella presión entre mis piernas acompañadas por caricias frenéticas en el resto
de mi cuerpo. Poco a poco fue calmando la intensidad y frecuencia hasta al fin dejarme de pie en el
piso, pero aún así, mantenía su cuerpo pegado al mío.

—No… no… —traté de decir pero una de sus manos en la parte más sensible de mi anatomía
me sorprendieron logrando que soltara un nuevo gemido, tuve que esforzarme mucho para hablar
mientras él no dejaba de presionar en esa zona ¿Acaso no se cansa?— No… no me vas a dejar libre
¿verdad? —seguía con su actuar y me sonreía con malicia.

—Es muy difícil hacerlo cuando es tan placentero estar así contigo. —¿Cómo podía estar tan
calmado?— ¿Acaso no te gusta más esto que estar rodeados de gente desconocida? —no tuve que pensar mucho.

—Claro que me gusta —sonrió victorioso— pero no podemos quedarnos para siempre. —Como
pude abrí la puerta y salí volviendo a cerrar antes de que él pudiera seguirme— Te quedas ahí dentro
mientras me visto.

Escuché su melodiosa risa y corrí para ir por mis prendas, me vestí a velocidad supersónica, estaba abrochándome la minifalda cuando unos brazos me tomaron por la cintura y sentí su trabajado
torso pegado a mi espalda.

—¿Has visto mi sudadera? —susurró en mi oído. Apunté sobre uno de los lavamanos— Gracias.

Volvió a susurrar y se alejó, tenía ya puestos los pantalones y el calzado, yo ya estaba lista así
que lo vi como se colocaba la sudadera y luego la camisa, se miró al espejo para acomodar su pelo, por
esas cosas de la vida hice lo mismo yo, Todos mis bucles habían desaparecido, mi pelo estaba lacio por
completo y bastante húmedo. Traté de ordenarlo un poco.

—¿Vamos? —besó fugazmente mis labios y me tomó de la mano, sólo asentí y salimos del baño.



Listo 2 capitulos y bastante fuertes kjakjkjak 1313

Dios vieron las fotos de la playa ???? casi muero infartada ||

Bueno las dejo comenten si???
Las quiero un monton lectoras

Mila.-

ayy Mila volviste! wow! q capis tan fuertes!!
y las fotos d la playa yo no tengo palabras morí morí morí!!
q le dan de comer a estos hombres x dios! jajajaja
SEGUILAAA!! ESTA MUY BUENAA!

LA AMEEE... ame tu novee!!!
en serio es diferente a las demas y unica... me encanto por cierto nueva lectora xD siguela pronto

mmmmm estoy triste bastante no se si continuar la novela ya que hay muy pocos comentarios y no se si realmente les gusta tanto :/
Estoy pensando en que pasara
Que opinan ustedes???

Mila.-

En que debes segurila plis adoro demasiado esta nove....
yestoy esperando cap..